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Capítulo 3 «Justiciero»

«Hope Thompson»

He asistido a una fiesta de gala dónde está presente un empresario de gran interés por mi parte, no voy a parar hasta descubrir quién es la cabecilla de la banda que mantiene el tráfico de drogas en el país, sé que esto puede ser muy peligro, pero así es mi trabajo y yo quiero ayudar a sacar del medio a estas personas que cada día llenan las calles de drogas y aumentan el número de jóvenes que las adquieren.

Las personas no comprenderían por qué me motiva tanto dejar al descubierto en frente la sociedad a estas clases de basuras, y no me importa si cada día son más, haré lo que pueda para poco a poco ir arruinando su negocio.

Bebo una copa de champán mientras observo al grupo de empresarios conversar y presumir sobre sus grandes millones, nunca he podido ser parte de este mundo, por más que mi padre ha intentado obligarme ciento de veces, prefiero estar haciendo algo más útil para ayudar a los jóvenes que caen en los vicios de las drogas y evitar que terminen en unos años con sus vidas acabas por un vicio como ese.

Mi objetivo de esta noche, se mantiene frente a mí conversando con otro de su club, cuando voy en su dirección, un hombre corpulento se cruza en mi camino rodeando mi cintura para evitar mi acercamiento al sujeto con quién pretendía conversar.

—¿Qué crees que vas a hacer? ¿No escuchaste nada de lo que dije?. Eres tan intensa, Hope. —miro con molestia a Benjamín.

—Quítate del medio, estoy haciendo mi trabajo y no puedes impedírmelo, Castiglione. —me toma del brazo y me saca de la multitud para conversar en secreto.

—Y yo, el mío, no puedo permitir que vuelvas a arruinar mi trabajo, Hope. De qué forma debo hacerte entender que esto no es un puto juego. Estás metiéndote con personas malas, tu misma lo viste esa noche cuando por poco te matan, de no ser por mí estuvieras muerta.

—Disculpa, pero no hiciste tu trabajo del todo bien, te recuerdo que salí herida.

—Hope… no me hagas perder la paciencia, mujer. En serio necesito que vuelvas a tu casa y me dejes hacer mi trabajo. —le doy un empujón.

—¡Eres un idiota, Benjamín, no te has tomado tan siquiera la molestia de preguntar cómo me encuentro o como he estado en todos estos años de tu ausencia, lo único que haces es exigirme que me haga a un lado de mi trabajo como si fueras mi jefe o mi papá! —estallo, es todo un tonto.

—Intento mantenerte a salvo, y no necesito preguntar cómo te ha ido cuando eso lo sé. Siempre te he mantenido vigilada, Hope. —sonríe burlón.

—Idiota, no tienes ningún derecho a mantenerme vigilada.

—Ni tú tenías ningún derecho de haberme alejado de tu lado.

—Ya supéralo, Castiglione, lo único que intenté en ese momento fue protegerte de que estuvieras en prisión. Lo que hice lo hice por amor, obvio cuando sentía amor ti. —él sostiene mi mentón y acerca su rostro al mío como si fuera a besarme, cierro mis ojos esperando que ocurra y lo único que escucho es su risa burlona.

—No voy a besarte, Hope, si eso es lo que crees o quieres. —malnacido Benjamín, definitivamente no ha cambiado nada.

—Vete al infierno. Hazte a un lado, tengo que seguir con mi trabajo.

—Si continúas insistiendo, voy a cargarte sobre mi hombro y encerrarte en mi vehículo hasta que termine mi trabajo de esta noche. —lo señalo.

—¿Y cuál es tu trabajo de esta noche?

—Acostarme con la esposa del empresario y así sacarle información mientras le doy placer. Soy bueno dando placer y sacando información. —mi rostro arde de ira.

—Oh, vaya, me alegro tu forma de obtener información, quizás yo debería de implementar la misma estrategia y ver si consigo lo que quiero. —Benjamín enarca su ceja.

—Adelante, es todo tuyo, me harías el favor de mantenerlo distraído mientras duermo con su esposa. —¿Cómo pude enamorarme de este hombre?

—No sé que pude ver en ti cuando éramos jóvenes. Ahora que lo pienso mejor fue una buena idea el que nos alejáramos.

—No seas mentirosa, sigues sufriendo por no tenerme a tu lado.

—Oh, mira como sufro, estoy hasta llorando porque no estás conmigo. —se me queda observando muy serio, supongo que lo he hecho molestar.

—Eres orgullosa. —Ben no aparta ni un segundo su mirada de la mía, y eso es muy inquietante para mí y también desafiante.

—¿Cómo se verá desnudo ahora que es todo un hombre? —cubro mi boca ante aquel pensamiento en voz alta.

—Si quieres vamos a una habitación y te muestro. —mi rostro arde de tanta vergüenza, no puedo aceptar que dijera ese pensamiento en voz alta. ¿Qué pensará Benjamín de mí ahora?. Aquello fue algo pervertido de mi parte.

Esto sucede cuando aún continuo, tragada por él, es casi imposible que pueda seguir sintiendo lo mismo por un hombre que no veía desde hace muchos años, supongo que el siempre vivir arrepentida de lo que hice me ha mantenido aferrada a él.

Ahora en su regreso todo es peor, porque está tan guapo y divino, provoca pegarle un mordisco, es una lástima que no pueda mirarlo porque está tan pendiente de mi mirada que podría darse cuenta, me gustaría saber si continúa conservando aquel enorme trasero, apuesto a que así debe ser.

Por su traje, puedo deducir que ese cuerpo debe ser todo un rico melocotón, señor, que no daría ahora por verlo en realidad desnudo, pagaría lo fuera para tocarlo y al menos, probarlo. Seamos honestos, hablamos de Benjamín Castiglione, mi ex novio, no habría porque sentir vergüenza de lo que deseo con él, menos cuando aún sigo derretida por este idiota rebelde.

—Si continúas mirándome de esa forma tan pervertida voy a tener que salir corriendo, o de lo contrario vas a terminar desnudándome y no sé qué puedas hacerme luego, señorita Thompson. —parpadeo mientras proceso su comentario, hasta que caigo en cuenta de que definitivamente lo estoy viendo como a un bombón.

—¿Sabes qué?, mejor me voy a mi casa, no has hecho más que causarme molestias. —lo hago a un lado y caminó apresurada para irme de la fiesta, con Benjamín presente, no podré trabajar porque él me lo impedirá.

Una vez que estoy por salir, siento como me dan un jalón de brazo y sacan del camino, no sé a donde rayos, me dirigen ahora, pero sea a donde sea, no es para nada bueno.

Este es el momento dónde ansío la presencia de Benjamín, el hombre que me lleva casi que arrastrada no tiene rostro de ser amigable, y podría decir que si me van a secuestrar de nuevo, este sujeto si me va a torturar sin tanto hablar como el anterior. Parece un perro rabioso al que le han quitado su hueso y quiere ahora venganza por ello.

Salimos del edificio por la parte de atrás, me meten en una camioneta y cubren mi rostro, atan mis manos y mis pies para que no huya en tal caso de que así decida hacerlo, admito que estoy muy aterrada porque no sé a donde me lleven, aquí nadie ha dicho ni una palabra de porque me han secuestrado, ahora que estoy pasando por esto debería reconsiderar la idea de tener más cuidado y mantenerme por un tiempo al margen de esta gente si quiero conservar mi vida. Sería una pena morir ahora que Ben está de regreso.

«¿Y por qué razón menciono a Benjamín?»

Después de varios minutos de camino, la camioneta es estacionada en alguna parte, me bajan de ella como si fuera un animal al tal punto de hacerme caer al suelo, cuando intento ponerme de pies, escucho disparos por todos lados y gritos entre ellos mismos diciendo que está aquí. ¿Quién está aquí?, no tengo idea, lo cierto es que quién esté aquí, los mantiene muy aterrados a ellos, incluso a mí.

De un momento a otro, no hay más ruidos excepto el de unos pasos, mi corazón late de prisa porque de seguro estoy muerta, grito al momento de que me levantan del brazo y me quitan la bolsa que cubría mi cabeza, al ver la misma máscara que me salvó aquella noche me doy cuenta de quién es el que está detrás de ella.

—Benjamín. —se la quita para dejarme verlo, miro a mi alrededor y solo me encuentro con todos muertos.

—Gracias tu ayuda. —junto a mi entrecejo por no comprender, hasta que segundos después caigo.

—¡Desgraciado, me usaste como carnada! —doy golpes en su pecho como loca y llorando del pánico porque mi vida estuvo en riesgo. Benjamín sostiene mis manos y me pega de la camioneta para inmovilizarme y evitar que siga golpeando—. ¿Qué eres, Ben? ¿Quién rayos eres? —pega su frente a la mía y suspira.

—Soy solo un hombre, Hope, un empresario de día, y un justiciero por las noches que procura eliminar el mal que en algún momento me arrebató todo. Una vez dijiste que no tenía control sobre mí, y he encontrado la forma de hacer que esa ira interna, solo tenga poder de mí por las noches cuándo debo limpiar la basura, esta gente es la basura. —mi corazón late de forma acelera, por un momento esperaba que me dijera que era un agente encubierto, ¿Pero un justiciero? ¿De dónde mierdas sacó eso?

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