Capítulo 54

Me apuraba en guardar mi ropa, las compras que había hecho para regalar a mis amigos e hice un bonito paquetito para los chocolates que le daría a Marcial, cuando alguien tocó la puerta. Pensé que era una mucama y abrí y me estrellé con unos ojos celestes muy lindos, la carita dulce, los pelos largos y la sonrisa ensanchada, como un chasquido del mar. Me miraba divertida, con sus manitos atrás, los pies juntitos y su busto alzado como una cordillera.

-¿Puedo pasar?-, me preguntó Gina Ferreti en perfecto castellano. Yo estaba turbada pero me hice de lado. Ella pasó mirando con curiosidad mi cuarto, los espejos, las cómodas, el televisor encendido y vio mis babuchas, chancletas, zapatillas, regadas por el piso.

-Recién estoy guardando mis cosas, mi vuelo sale a las seis de la mañana-, me apuré a decirle, pero ella no parecía hacerme caso. Seguía mirando las maletas, mis calzones que estaba ordenando, también las pantimedias que no había usado todos esos días y se deleitó con un peluch
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