Isabell.Casarme.Yo no quería casarme en ese momento y mucho menos con alguien como Eros. Aunque sí, yo quería hacerlo e incluso muchas veces me imaginé en ese momento porque si había algo que yo deseaba era tener una familia armoniosa como la que creía con firmeza tenía. Sin embargo, no ahora, no con él y mucho menos con alguien que no sentía nada más que cierto aprecio por salvar mi vida aquella noche. Estaba segura de que mi padre no iba a estar de acuerdo con aquello por el hecho de que él en especial me había inculcado que el matrimonio era algo sagrado y que pese a que algunas veces el amor no siempre perdura hasta el final, tenía que elegir bien para hacer que durará lo más lejos posible. —¡No voy a casarme! —me niego dando pasos hacia atrás, pero como ya lo presentía no se rinde tan fácil. Comportándose como la pésima criatura que es me toma a la fuerza de la cintura y me sube a su hombro como un saco de papas —. Suéltame Eros, esto no es gracioso.—Para mí sí. —admite dán
Amelia. Yo creía fielmente que lo que me hacía sentir Kai era abrumador con tan solo una mirada, pero al parecer no tanto como lo que me hace sentir con un simple beso que me robaba todo el aire y parte de mi corazón. Sus manos se sienten cálidas y el momento casi mágico, sin dudas, era algo que se quedaría conmigo por el resto de mis días.Con todo el miedo del mundo me separo un poco para tomar aire y recuperar mi cordura. —Maldición. —Es todo lo que escuchó antes de quedarme sola en la cocina. —Kai… —musito en vano. ¿Qué tan mal debo estar para que me pase esto? ¿De verdad dejaré que la segunda persona que me ha hecho sentir viva me desprecie o se aleje? Desde luego que no. No pienso ser una cobarde cuando tengo un pie frente a la muerte. Desde que tengo uso de razón he pedido esto a quien sea que me escuche allá arriba; una persona que me haga sentir como lo hace Kai y ahora que lo tengo no consideró siquiera soltarlo. Me rehúso a morir miserable. Yo sabía lo que sentía, p
Omnisciente. La casa de los Clark era todo un caos y un baño de sangres. El cuerpo sin vida de Etha aún era sostenido por su amigo, mientras el resto lloraba desconsolado —Tenemos que hacer algo rápido. —Le habló Abalam a Elizabeth al entrar y ver lo que estaba pasando.—¡El bebé! —grito asustada la ex princesa corriendo a tomarlo en sus brazos —. Oh, cielos, está lastimado. La herida no era profunda, sin embargo, la sangre que salía era escandalosa. —¿Qué hago? —se preguntó viendo a su padre en el suelo, su amigo sin vida y su hijo sollozar por la herida. —Primero ve a tu padre. —le aconsejo Abalam tomando al pequeño para curarlo. Acercándose a su cuerpo tocó su pulso y suspiró en alivio al sentir su pulso un poco fuerte. Juntando sus manos dejó salir energía en forma de una esfera morada para luego llevarla al pecho de su padre, regresándole la conciencia al instante que su cuerpo consumió dicha energía. —¿Te encuentras bien? —le pregunto a penas, abrió los ojos. —Si… eso cre
Para los hermanos Desmond la vida había sido bastante buena, al menos hasta que los problemas de los reinos y la guerra los golpeó. Para todos la situación los afectaba y para ellos no era la excepción. Su primo se había ido hacía unos meses y aún les sorprendía el hecho de que ninguno de sus tíos o padre hubieran notado la ausencia del menor de los Desmond. Entendían que la batalla los mantenía distraídos, pero el hecho de que también su madre hubiera desaparecido les parecía aún más extraño. Ella jamás se había apartado de ellos y mucho menos de su padre era algo vital para él mantenerla cerca. Y aún todo aquello les preocupaba, la cosa que peor les desagrada era que tenía que posponer su boda, lo que les preocupaba tanto a ellos como a las jóvenes, ya que nada parecía bien en el palacio. Estaban convencidos de que en cualquier momento los lazos se romperían por la presión que ejercía Mika hacia Otis. Los jóvenes no soportaban a su suegra por proteger tanto a quienes ya no tení
Las personas te pueden dañar, pero ese dolor no se compara con el que sentirás del daño que te pueda hacer un ser querido, una persona que se supone y tiene que amarte porque eres su sangre.Kairon quería mucho a su madre al igual que a su hermano mayor, pero a su padre lo detestaba no tenía ni un solo recuerdo de que sintiera más que odio hacia aquel hombre frívolo que decía ser su padre.—¡Kairos! —la voz de Aaron se escuchó antes de el fuerte dolor que atravesó al pequeño rubio quien estaba de rodilla en el suelo siendo golpeado y tratado peor que un animal. —¡Presta atención cuando te hable!Sus ojos azules lo atravesaban demostrándole el odio que le tenía al pequeño. En todos las golpizas que le había dado su padre más los tratos él había llegado a la conclusión de que su padre lo odiaba porque era la viva imagen de su madre a la cual odiaba con todo su ser. —Te estoy escuchando. —replicó el chico con la mandíbula apretada. Su osadía no le gustó al hombre quien le dio otra vez c
Amelia. Sé que los habitantes del reino piensan qué, al ser los hijos de las criaturas más poderosas del reino, tenemos la libertad de hacer lo que nos plazca, que tenemos una vida de lo mejor.Qué equivocados están, somos los hijos de los seres más despiadados que existen en este mundo, es obvio que no. Ser la hija de una miembro del consejo, solo me trajo desgracias, pero con el tiempo me di cuenta de que no era la única, al estar en las sombras me permitió estudiar mi alrededor, analizar a los demás hijos de los otros miembros del consejo. Un ejemplo de ello era Abalam había crecido peor que yo, al menos a mí solo me dejaron como adorno, pero a él, lo convirtieron en un asesino y una marioneta para seguir órdenes. Aunque respecto a su hermano no tengo mucha información, a él lo alejaron del reino, ni siquiera los demonios lo han visto alguna vez. También estaba la princesa Elizabeth, pero a diferencia de nosotros ella su padre el rey Froilán tengo entendido que daría la vida por
A través de los años siempre tuve esperanza, jamás la dejé de lado. Cada día despertaba con la esperanza de que algún ser místico nos salvará de las aberraciones del consejo, que llegaría y propagaría paz al reino. Desde el momento que la princesa logró liberarme tuve la fuerte esperanza de que ella fuera quien nos ayudaría, de que ella sería nuestra salvadora. Hasta ahora lo sigo creyendo y es por ellos que no dudo ni un segundo en salir del calabozo personalizado que me hizo mi madre, solamente para correr tras la princesa. —¡Espera! —la voz de Kai me detiene en seco. —No hagas ruido idiota —murmuró esperando que nadie nos esté observando. —¿No tienes respetos a tus superiores? —musita muy cerca de mi oído haciéndome estremecer. —No es necesario que estés tan cerca, y por si no te has dado cuenta estamos en plan de fuga a punto de cometer un crimen imperdonable ante los ojos del consejo. Así que te agradecería que hicieras silencio, si me van a mandar a la horca espero al menos
Tres días pasan en las que el tío de Elizabeth pelea a cada dos por tres con el rey por querer ver donde está su sobrina, a lo que el rey se ha negado a decirle algo al respecto, cosa que ha ocasionado múltiples discusiones. —Te quieres calmar, creo en la palabra del rey. Si él dice que estaba bien, es porque lo está, ¿por qué mentiría al respecto? —lo intentó calmar, pero parece imposible. —Si está tan bien como dice, ¿por qué no me deja verla? —Cuestiona furioso.—Tal vez es ella la que no quiere verte —sugiero. —¿Y por qué no querría? —Me encara, y tragó en seco al tenerlo tan cerca. —No lo sé —susurro perdiendo el hilo de la discusión. Pone los ojos en blanco y le da la espalda. —Si no tienes un argumento válido, no digas estupideces —advierte y me ofendo enseguida. Sin pensarlo me coloco frente a él. —No estoy diciendo estupideces imbécil, solo intento que entiendas que él no miente.—¿Y como estás tan segura, Elizabeth te digo que confiara en él ciegamente? —Cuestiona acerc