Raquel Martínez.Las palabras salen por si solas de mi boca, claramente sorprendido Erick abre sus ojos como dos grandes faroles, lo veo abrir su boca dos veces, pero las dos veces la cierra de golpe sin poder articular palabra.No puedo evitar sentirme arrepentida al instante en que lo digo, pero ya es demasiado tarde como para poder retractarme o lamentarme. — ¿No vas a decir nada? —cuestiono ante su silencio.Él permanece en silencio y niega con la cabeza varias veces a la vez que termina de bajar los escalones restantes. Se da la vuelta y lo veo ir a la licorera a servirse un trago el cual se lo toma todo de un solo golpe.— No tengo nada que decirte —habla, finalmente.Deja el vaso de cristal sobre la barra y se vuelve hacia mí dándome una mirada que me hace sentir tan diminuta como una pequeña hormiga.— ¿No?— No —afirma—. ¿Acaso crees que me comeré el cuento de qué lo estás a estas alturas?— Pero si es la...— No, ¡cállate! —demanda, enojado—. Esa ridiculez no es más que una
Raquel Martínez.Por culpa de la luz que entra por la ventana de la habitación me despierto, sin intenciones de levantarme meto mi cabeza debajo de la almohada colocándome boca abajo.Es en ese momento que siento contra la piel de mi espalda desnuda unos labios que van dejando besos por toda mi espina dorsal, sonrío por inercia al saber quién es.Dejo a la vista mi cabeza y me giro encontrándome con un par de ojos que me miran con un brillo especial.— Buen día —sonrío con timidez.Aún no puedo creer lo que sucedió anoche, sus palabras siguen rondando por mi cabeza. «Creo que te quiero» Anoche me quedé en shock al escuchar aquello salir de su boca, no pude articular ni media palabra para preguntar si mentía, tampoco es que me diera tiempo puesto a que él me levanto de la peinadora, me llevo a la cama y... no hay que ser adivinos para saber que hicimos ahí.— Buen día —responde dejando besos húmedos en mi cuello.Me muevo un poco incómoda por la duda que se hace presente en mi cabeza y
Raquel Martínez.El timbre de la casa suena, y la chica del servicio no tarda en abrir dándole paso a un chico de piel morena, de estatura alta, cabello café y cuerpo en forma, vestido con vaqueros, camisa azul mangas largas y unas botas negras.Erick se acerca a su amigo, dándole una palmada en la espalda en forma de saludo.— Que gusto volverte a ver, hermano —dice su amigo, sonriendo.Recorre la casa con la mirada hasta fijarse en mi, le sonrió con amabilidad. — ¿Tú chica? —le pregunto a Erick.— Si.— Oh, un placer —se acerca y extiende su mano hacia mi—. Ricardo Medina.— Raquel Martínez —estrecho su mano, sonriendo—. El placer es mío.Ricardo arruga su entrecejo, posando la mirada en su amigo que se ha posicionado a mí lado, tomándome de la cintura.— ¿Es la hija de Jorge?Al escuchar su nombre, un punzada de dolor cruza mi pecho. — Así es —responde el ojiverde.Ricardo abre su boca en sorpresa y asiente con la cabeza, posando sus ojos en mi.— Siento mucho su muerte.— Descui
Raquel Martínez.— Has estado muy callada —dice Erick, después que su amigo se marchó al baño—. ¿Segura que estás bien?— Si —afirmo, asintiendo con la cabeza—. Solo estoy un poco cansada.Miento, pero a la vez no y me encojo de hombros.— ¿No me ocultas nada? —insiste.— No —sonrío, para tranquilizarlo.— Bien.Asiente y toma un sorbo de su vino tinto.Poco después aparece Ricardo, pidiendo nos disculpa por la demora y explicándonos que tardo porque, al parecer, chocó con Sandra y está se cortó, así que no dudó en ayudarla.Los dos hombres de la mesa continúan con su plática, rara vez intervengo dándoles ideas para el nuevo proyecto que se trata de un resort en una isla cercana.Acabamos con la cena, una vez las chicas del servicio recogen los platos nosostros pasamos al jardín, donde ellos dejan de lado el tema del trabajo y podemos conversar de temas que triviales. Pero no duramos mucho ya que Ricardo nos informa que debe irse una hora después así que con Erick lo acompañó a la pue
Raquel Martínez.Al tropezar con aquella persona hice que por poco mi celular cayera al suelo, eso lo puede evitar, lo que si no pude fue que el café de derramará sobre la blusa de la mujer con la que choque sin querer.— Perdón...Intento disculparme, pero la mujer me interrumpe alzando la voz y haciendo que varios de los presentes nos mirarán.— ¡Eres un estúpida! —dice, furiosa—. ¡Mira como has dejado mi blusa, la estropeaste! ¿Acaso no ves por dónde caminas?La chica es linda, sí, es algo que no puede negarse. Su cabello es color rubio, largo y brillante, es un poco más alta que yo y tiene unas curvas envidiables, pero su actitud es un asco, cosa que opaca su belleza.— ¡Ah no, mi cielo, a mí no me hables así! —me hago oír—. Te acabo de pedir disculpas, así que baja le dos rayas a tu drama, ¡es una simple mancha!— ¿Acaso es que crees que con tus disculpas está simple mancha se va a quitar? —alzó una de sus depiladas cejas—. ¡Pues no, no lo hará!— No tengo tiempo para andar gasta
Raquel Martínez.Alondra abre los ojos tan grandes como dos grandes faroles al ver a Erick, y balbucea incoherencias presa de los nervios mientras yo esbozo una gran sonrisa.— Cállate —espeta Erick—. Qué lo he escuchado todo.—Puedo explicarlo —dice, nerviosa—. Todo fue un malentendido...Erick se acerca a nosotras con grandes zancadas y se posiciona a mí lado.— ¡Qué te calles, joder! —eleva la voz, haciendo que varias personas volteen a vernos—. Que sea la primera y última vez que trates a Raquel de esa forma, porque la próxima te largas de mi empresa. ¿Lo has entendido?— S-si.— Ahora lárgate de mi vista.La tal Alondra le hace caso a Erick y se marcha a su puesto de trabajo, él voltea a verme.— ¿Vamos a almorzar?Muevo la cabeza en un gesto afirmativo y con nuestras manos entrelazadas salimos de su empresa.Al subirnos al coche de Erick este empieza a manejar, adentrándose en el tráfico de la ciudad, poco después detiene el auto frente a un lindo restaurante con mesas al aire l
Raquel Martínez.Cuando abro los ojos veo que es de día.Pero no estoy sola en la cama, Erick está a mi lado rodeando no cintura con su brazo acostado boca abajo.Sonrío viéndolo dormir, se ve tan hermoso.Lo veo gruñir por lo bajo y moverse en la cama, pero no aparta su brazo.— ¿Disfrutando la vista?Murmura con voz ronca y sus ojos todavía cerrados.Abro la boca, pero la cierro pronto al no saber que decir. ¿Cómo supo que lo veía?Erick abre sus ojos y me regala una media sonrisa.— Puedo sentir tu mirada sobre mi, preciosa.— Si, pero yo no...No termino de decir ya que el espécimen que tengo al lado me hala hasta que quedó frente a frente con él.— Me encanta despertar así, contigo a mí lado.Sonrío por inercia tras escuchar aquellas palabras, porque a mí me encanta lo mismo.— ¿Llevas mucho despierta?Niego suavemente.— Me acabo de despertar.Ambos nos quedamos en silencio un par de minutos mientras nos miramos a los ojos, y es entonces cuando las palabras de Zack vuelven a mí
Raquel Martínez.Giro sobre mi propio eje y me encuentro con el ojiverde que trae un enorme ramo de flores en sus manos y una sonrisa en su rostro.— Erick... —murmuro.Él extiende las flores hacia mí así que lo tomo.— ¿Por qué has hecho esto?— Porque tú te lo mereces —dice—. Mereces que hagan esto por ti, incluso más.— N-no... no era necesario...— Si lo era, lo es porque el momento lo amerita —toma una bocanada de aire y da un paso hacia mí—. Estás hermosa.Mete un mechón de mi cabello detrás de mí oreja y sus ojos se clavan en mis labios.— Gracias, tú también.Una sonrisa divertida aparece en su rostro.— ¿También estoy hermosa?Suelto una pequeña risa.— Hermoso —corrijo.Su sonrisa se agrandó y me tomo la mano libre.— Vamos a la mesa.Asiento con la cabeza y dejó que me guíe con nuestras manos entrelazadas hasta la mesa, él separa un poco mi silla y después se tomo asiento él hace lo mismo.Una mujer delgada con cabello rubio se acerca a nosotros, no toma la orden y se retir