Raquel Martínez.— Has estado muy callada —dice Erick, después que su amigo se marchó al baño—. ¿Segura que estás bien?— Si —afirmo, asintiendo con la cabeza—. Solo estoy un poco cansada.Miento, pero a la vez no y me encojo de hombros.— ¿No me ocultas nada? —insiste.— No —sonrío, para tranquilizarlo.— Bien.Asiente y toma un sorbo de su vino tinto.Poco después aparece Ricardo, pidiendo nos disculpa por la demora y explicándonos que tardo porque, al parecer, chocó con Sandra y está se cortó, así que no dudó en ayudarla.Los dos hombres de la mesa continúan con su plática, rara vez intervengo dándoles ideas para el nuevo proyecto que se trata de un resort en una isla cercana.Acabamos con la cena, una vez las chicas del servicio recogen los platos nosostros pasamos al jardín, donde ellos dejan de lado el tema del trabajo y podemos conversar de temas que triviales. Pero no duramos mucho ya que Ricardo nos informa que debe irse una hora después así que con Erick lo acompañó a la pue
Raquel Martínez.Al tropezar con aquella persona hice que por poco mi celular cayera al suelo, eso lo puede evitar, lo que si no pude fue que el café de derramará sobre la blusa de la mujer con la que choque sin querer.— Perdón...Intento disculparme, pero la mujer me interrumpe alzando la voz y haciendo que varios de los presentes nos mirarán.— ¡Eres un estúpida! —dice, furiosa—. ¡Mira como has dejado mi blusa, la estropeaste! ¿Acaso no ves por dónde caminas?La chica es linda, sí, es algo que no puede negarse. Su cabello es color rubio, largo y brillante, es un poco más alta que yo y tiene unas curvas envidiables, pero su actitud es un asco, cosa que opaca su belleza.— ¡Ah no, mi cielo, a mí no me hables así! —me hago oír—. Te acabo de pedir disculpas, así que baja le dos rayas a tu drama, ¡es una simple mancha!— ¿Acaso es que crees que con tus disculpas está simple mancha se va a quitar? —alzó una de sus depiladas cejas—. ¡Pues no, no lo hará!— No tengo tiempo para andar gasta
Raquel Martínez.Alondra abre los ojos tan grandes como dos grandes faroles al ver a Erick, y balbucea incoherencias presa de los nervios mientras yo esbozo una gran sonrisa.— Cállate —espeta Erick—. Qué lo he escuchado todo.—Puedo explicarlo —dice, nerviosa—. Todo fue un malentendido...Erick se acerca a nosotras con grandes zancadas y se posiciona a mí lado.— ¡Qué te calles, joder! —eleva la voz, haciendo que varias personas volteen a vernos—. Que sea la primera y última vez que trates a Raquel de esa forma, porque la próxima te largas de mi empresa. ¿Lo has entendido?— S-si.— Ahora lárgate de mi vista.La tal Alondra le hace caso a Erick y se marcha a su puesto de trabajo, él voltea a verme.— ¿Vamos a almorzar?Muevo la cabeza en un gesto afirmativo y con nuestras manos entrelazadas salimos de su empresa.Al subirnos al coche de Erick este empieza a manejar, adentrándose en el tráfico de la ciudad, poco después detiene el auto frente a un lindo restaurante con mesas al aire l
Raquel Martínez.Cuando abro los ojos veo que es de día.Pero no estoy sola en la cama, Erick está a mi lado rodeando no cintura con su brazo acostado boca abajo.Sonrío viéndolo dormir, se ve tan hermoso.Lo veo gruñir por lo bajo y moverse en la cama, pero no aparta su brazo.— ¿Disfrutando la vista?Murmura con voz ronca y sus ojos todavía cerrados.Abro la boca, pero la cierro pronto al no saber que decir. ¿Cómo supo que lo veía?Erick abre sus ojos y me regala una media sonrisa.— Puedo sentir tu mirada sobre mi, preciosa.— Si, pero yo no...No termino de decir ya que el espécimen que tengo al lado me hala hasta que quedó frente a frente con él.— Me encanta despertar así, contigo a mí lado.Sonrío por inercia tras escuchar aquellas palabras, porque a mí me encanta lo mismo.— ¿Llevas mucho despierta?Niego suavemente.— Me acabo de despertar.Ambos nos quedamos en silencio un par de minutos mientras nos miramos a los ojos, y es entonces cuando las palabras de Zack vuelven a mí
Raquel Martínez.Giro sobre mi propio eje y me encuentro con el ojiverde que trae un enorme ramo de flores en sus manos y una sonrisa en su rostro.— Erick... —murmuro.Él extiende las flores hacia mí así que lo tomo.— ¿Por qué has hecho esto?— Porque tú te lo mereces —dice—. Mereces que hagan esto por ti, incluso más.— N-no... no era necesario...— Si lo era, lo es porque el momento lo amerita —toma una bocanada de aire y da un paso hacia mí—. Estás hermosa.Mete un mechón de mi cabello detrás de mí oreja y sus ojos se clavan en mis labios.— Gracias, tú también.Una sonrisa divertida aparece en su rostro.— ¿También estoy hermosa?Suelto una pequeña risa.— Hermoso —corrijo.Su sonrisa se agrandó y me tomo la mano libre.— Vamos a la mesa.Asiento con la cabeza y dejó que me guíe con nuestras manos entrelazadas hasta la mesa, él separa un poco mi silla y después se tomo asiento él hace lo mismo.Una mujer delgada con cabello rubio se acerca a nosotros, no toma la orden y se retir
Raquel Martínez.Veo como el ojiverde sale por la puerta de la habitación y muero de sueño todavía así que me acuesto a dormir otro rato más.Cuando despierto son más de las diez de la mañana, así que enrollo la sábana de a mí cuerpo desnudo a la hora de levantarme y camino hacia el baño, a la mitad del camino el sonido de mi celular indicándome que me están llamando me detiene, voy a la mesita de noche y lo tomo para después contestar.— ¿Bueno?— Hola pequeña.— Valla, por fin te acuerdas de mí existencia mejor amigo.Escucho como al otro lado de la línea suelta una suave risa.— Pido perdón —dice—. He estado ocupado con el trabajo.— Te creo, te creo...— Otra opción no tienes —dice—. Oye, ¿te parece si almorzamos juntos?— Claro, avísame dónde y eso.— Vale, ahora te dejo, nos vemos ahora.Cuelga y dejo mi celular en el sitio donde estaba antes.Voy al baño y cepillo mis dientes, hago mis necesidades y me doy una ducha larga con agua tibia, cuando termino me seco con una toalla l
Raquel Martínez.No quería mentirle a Erick con respecto a con quién almorzare en realidad, pero tampoco quise que se molestará o peor todavía... qué pensará cosas que no eran. Después de dos horas recibo el mensaje de mi amigo con la dirección del restaurante donde comeremos juntos, así que me despido del ojiverde con un beso y me voy en un taxi a aquel sitio.Cuando llego le pago al taxista y entró al restaurante, una vez adentro busco con la mirada a mí mejor amigo, pero no lo encuentro hasta que...— ¿Buscas a alguien? —dice una voz masculina a mis espaldas, y volteo en cuanto reconozco esa voz.Sonrío al ver al pelinegro quien a diferencia de la última vez que nos vimos esta un tanto diferente, pues a decidido dejarse la barba y siendo sincera no le queda nada mal.— ¡Joel! —me lanzo a sus brazos—. Te extrañé.— Yo más —deja un beso en mi cabeza y se aparta de mí—. Es idea mía o estás más preciosa.— Ideas tuyas —rio—. El que si está guapo eres tú, eh.Reímos.— Ven, tomemos asi
Raquel Martínez.— ¿Qué?— Ella... va a morir —sollozó.— Hey, cálmate —le pido, sentádome a su lado en el suelo—. No digas eso...— Es la verdad —dice—. El diagnóstico que le dieron los médicos no fue muy alentador, el tumor está en una zona que no puede operarse y... —su voz se quiebra—. Le dieron máximo cinco meses de vida.— Cuánto lo siento —la abrazo, a lo que ella esconde su cara en mi pecho sin dejar de llorar—. Pero no seamos pesimistas, tu tía puede visitar otros médicos...Ella se aparta de mi y niega suavemente.— No tenemos el dinero suficiente para eso, apenas con mi sueldo y el de su hija mayor nos alcanza para los exámenes, los medicamentos...— Puedo prestarles y así visitan otros médicos para ver si hay solución.— ¿De verdad lo harías? —un brillo de ilusión aparece en su mirada, así que asiento—. No sabes cuánto te lo agradezco.— Para eso estamos las amigas, Sandra.Le sonrío, a lo que ella me devuelve el gesto, pero dicha sonrisa no le llega a los ojos.— Te lo pa