Empecé a abrir lentamente mis ojos y llevé mis manos por instinto a mi cabeza, me estaba doliendo y casi no recordaba lo que había sucedid…
¡Esperen!
Me levanté abruptamente, sorprendiéndome con lo que mis ojos veían.
¿En dónde estaba?, ¿qué había sucedido?
Mis recuerdos estaban llegando y lo último que pasó es que… había estado apunto de ser golpeada, pero él… él me había salvado.
¿Quién era ese hombre?, ¿él me había traído aquí? —preguntaba mentalmente, empezando a sentir terror por mi vida.
La puerta del hermoso cuarto en el que me encontraba se abrió y salté de la cama para intentar agarrar lo primero que encontrara, tenía que defenderme, pero no fue necesario, el hombre que me había salvado anteriormente estaba ahí.
Un alivió me recorrió al ver que era él y no aquel hombre que quería venderme.
—Tú —susurré—. Gracias por ayudarme.
No respondió, solo terminó de entrar y cerró la puerta, todo esto con su mirada fija en mí, me resultaba demasiado intimidante, muy diferente a la última vez.
—Soy Valentino Marchetti —se acercó hasta mí y extendió su mano.
Mi ceño se frunció de inmediato y achiqué mis ojos.
Ese apellido ya lo había escuchado antes, ¿en donde había sido?
Marchetti …
Marchetti…
Marchetti…
¡¿Crees que puedes jugar con el Signori (señor) Marchetti?—recordé las palabras de uno de los hombres que amenazaron a mi padre.
—Tú, mi padre le debía dinero, usted es el Signori Marchetti —afirmé, dejando su mano extendida y retrocedí, porque sabía lo que eso significaba, todo lo que había vivido en tan pocas horas era por él—. Por su culpa fui vendida, es su culpa y la incapacidad que tiene para dar más plazo.
Bajo su mano lentamente e introdujo sus manos en sus bolsillos delanteros.
—Corrección, Flavio aún me debe dinero —comentó con algo de desprecio, como si el nombrar su nombre le causaba repulsión —. El dinero que recibió de su compra, se fue con el, pero pronto aparecerá… todos lo hacen.
Abrí mis ojos sorprendida y sentí unas terribles ganas de llorar, de nuevo. Algo me decía que el estar aquí con él no había sido por bondad.
Ya ni siquiera me importaba el destino que iba a tener mi progenitor, solo importaba yo y el que saliera de esta pesadilla lo antes posible.
—¿En dónde estoy? —pregunté.
—Se encuentra en una de mis propiedades, seré directo, Alessia —exclamó, algo irritado—. La salvé de que fuera comprada por algún hombre sin escrúpulos y de que tuviera una vida miserable.
Mi corazón se detuvo repentinamente al escuchar sus palabras.
¿Él había hecho algo como eso, aun cuando no me conocía?
Después de todo no era un mal hombre, tal vez había juzgado muy pronto.
—¿Enserio lo hizo? —murmuré sorprendida—. No sé qué decir, ¿gracias?… prometo que le pagaré todo y…
—Claro que lo hará, soy un hombre de negocios y usted Alessia Ferrara se casará conmigo, es la única razón por la que la salvé, para que se case conmigo —fruncí mi ceño de inmediato y me senté en el primer mueble que encontré, temía que me desmayaria de nuevo.
—¿Ca—casarme… con usted? —cuestioné, totalmente atónita—. ¿Acaso está loco?
Caminó hasta donde me encontraba, se inclinó y sus manos las apoyo a cada lado de mis piernas, contuve el aliento casi al instante, el tenerlo tan cerca me causaba demasiados nervios y un remolino en mi interior.
—Será un matrimonio por contrato, durará un año y durante ese tiempo tendrá que ser una esposa trofeo, ¿sabe usted lo que significa, verdad? —ironizó—. Estará conmigo en todos los eventos al que tenga que asistir, será educada y la mejor esposa que podría existir, todos tendrán que creerse el falso amor que profesaremos delante de ellos.
Se alejó rápidamente y un vacío se instaló en mi, era como si quisiera tenerlo cerca nuevamente, aun cuando no podía respirar con él tan cerca.
Cuando supe que podría hablar sin titubear, lo hice con un rotundo.
—No, no seré su esposa, no me casaré con usted.
Chasqueó su lengua y negó levemente.
—El no, no es una opción, Alessia —hizo un amago de sonrisa y se marchó, pero justo antes de que abriera la puerta volteó a mirarme por encima del hombro—. Si se niega, la llevaré nuevamente a ese lugar de mala muerte y nadie la salvará del trágico destino que le espera… y recuerde, nadie podrá saber de nuestro acuerdo.
Con eso último salió, dejándome asustada ante esa idea, no quería volver a ese lugar y tampoco podría casarme con él, no me casaría así y mucho menos sin amor.
Creía en el matrimonio y siempre había soñado casarme con el amor de mi vida, no por un contrato, no porque debía pagar una deuda que no me concierne a mi.
En ese momento supe algo, tenía que salir de aquí, tenía que huir del país si era necesario, pero no dejaría que mi vida la manejaran a su antojo.
Gabriella —pensé en mi mejor amiga, ella me ayudaria.
Rápidamente empecé a buscar algún telefono, pero no había nada, tenía que comunicarme con ella o salir de aquí, pero ni siquiera sabía donde estaba, fui hasta la puerta y agarré el pomo, sintiendo una gran felicidad al ver que no había seguro, así que abrí y salí corriendo, intentando buscar la salida, era un enorme corredor, cuando divise las escaleras no lo pensé dos veces y baje cautelosamente, no podía dejar que me vieran, así que cuando unas voces empezaron a escucharse, casi que caía rodando, para intentar llegar a tiempo y esconderme.
Mi respiración era frenética, sentía que mi corazón se salía de mi pecho.
Las voces se alejaron y fue mi oportunidad para ir hasta la puerta y abrirla, no sin antes agarrar un pequeño jarrón, no sabría si lo llegaría a necesitar para defenderme.
Estaba tan nerviosa, exaltada, que cuando me encontré cara a cara con Valentino, mi única reacción fue darle un golpe en la cabeza.
—Mierda —murmuré, al darme cuenta el grave error que había cometido. Solté de inmediato el pequeño jarrón de mis manos, haciéndose añicos al tocar el piso.
Retrocedí por inercia al ver su mandíbula totalmente tensa y sus manos empuñadas.
Su mirada era fría, escalofriante y había tanta ira en ella, que sentía era capaz de cualquier cosa, pero muy adentro de mi sabía que él no me haría daño, todos lo podían hacer, pero no Valentino Marchetti.
Era un sentimiento contradictorio, ni siquiera yo lograba entenderme.
—¿A dónde ibas, Alessia?, ¿acaso huías? —cuestionó minutos después.
No sabía si ser sincera ayudaría con la tensión del ambiente, pero él tenía que saber que no estaba agusto con esto y que mucho menos me casaría con él.
—Sí, soy una persona libre que puede tomar decisiones sobre su vida, así que le pido por favor, que se aparte y me deje ir.
—Pensé que ya lo habías entendido —dijo, en un tono enojado… muy enojado—. Me perteneces, Alessia, la compré y si no quieres aceptar el hecho de que nos casaremos, puedo devolverla, ¿quiere usted, eso? —esquivé su dura mirada y mordí mis labios, tenía mucha impotencia—. ¡Responde!
—No.
—¡Florencia! —gritó nuevamente y una señora apareció rápidamente—. Encierrala en la habitación, nadie entra, nadie sale.
Ni siquiera se dignó en mirarme otra vez, simplemente se fue.
Se había ido.
—¡¿Qué?! ¡No soy una cría a la que puedas encerrar!, ¡¿Qué es lo que le pasa?! —gritaba para que escuchara, estaba enojada, no quería estar encerrada, no quería que me privaran de mi libertad.
Florencia me suplicó el ir, aunque quise no pude negarme ante ella, sabía que si no lo hacía sufriría por mi culpa y no dejaría que fuera así, también me había sugerido hacerle caso a Valentino y de no enfadarlo o me arrepentiría.
¿Que había querido decir con ello?
La verdad no me importaba, buscaría la manera para escapar e irme lejos de Italia, claro que lo haría y esto solo sería una pesadilla temporal, un amargo recuerdo, quedaría en el pasado.
—Te aconsejo que no le cuestiones mucho al señor Marchetti, no es un hombre muy paciente y últimamente tiene muy poca paciencia, ha estado pasando por muchas cosas.
—Agradezco tu consejo, pero no me interesa, además no me casaré con él, me iré de aquí.
—¿Cómo?, ¿no te vas a casar?, pero si la boda es en tres días, los preparativos ya empezaron.
POV VALENTINO MARCHETTI—Creo que yo debería asistir a las próximas reuniones, ser tu reemplazo —comentó de repente Enzo, mi mejor amigo. ¿De qué carajo estaba hablando?Detuve mi lectura de los documentos de la nueva propiedad que estaba por adquirir y pregunté. —¿Por qué? —fruncí mi ceño—. No lo entiendo. —Bueno, te casaras en dos días, ¿la luna de miel? —canturreó con su estúpida sonrisa, si seguía haciéndolo se la quitaria de un golpe. . —¿Qué luna de miel?, ¿de qué hablas, Enzo? —si para él esto era algo divertido, a mi no me hacía ni una puta gracia—. Sabes perfectamente en los términos en los que me casaré. Aún más importante, Alessia no me provoca absolutamente nada y seguro soy la persona que más odia en su vida, la única acción que habrá en esos días, es ella queriendo matarme cuando duerma. Empezó a reír sin parar y solo bufe. —Te lo aseguró —dije burlonamente. No tenía mucha paciencia y Alessia hacía que la poca que tenía, se esfumara por completo, tenía que control
Miré el anillo en mi dedo por lo que parecieron horas y es que, no lograba aceptar la cruda realidad, acababa de casarme e iba en un automóvil junto con quien ahora era mi esposo, camino a un lugar totalmente desconocido para mi, pues este no era el camino a su casa, ni ese simple hecho de no saber a dónde me dirigía llenó mis pensamientos, solo podía pensar en una sola cosa y era … Me había casado —pensé, mientras lo veía de reojo. No sabía nada de él, solo su nombre y me daba temor, le había dado el sí a una persona que no conocía para nada, solo podía esperar que tuviera consideración conmigo. La ceremonia no había durado tanto, al menos para nosotros, pues se excusó en que tenía un regalo que darme y era algo privado, pero claro que no tenía nada que dar, solamente no le apetecía seguir fingiendo una falsa felicidad y lo entendía, pues yo empezaba a llegar a mi límite de tolerancia. Aunque había aclarado que era algo privado, no habíamos podido deshacernos de los reporteros, p
POV VALENTINO MARCHETTI—Pensé que era una broma cuando me llamaste —comentó Enzo en cuanto me vio. Le había llamado en el camino para encontrarnos en mi discoteca, no estaría nadie más que nosotros y los barmans, necesitaba hablar con alguien y Enzo era la mejor opción, me conocía y siempre me diría la verdad, por muy cruda que fuera. El casarme con Alessia, era un tema que me tenía agotado, enojado, yo tampoco había querido que las cosas fueran de esta manera, el tener que casarme por el poder, era algo que jamás había pensado que tendría que hacer, pero aquí estaba, recién casado. —Necesito despejarme y varios tragos junto con mi mejor amigo me ayudarán —respondí sinceramente, encogiéndome de hombros. —Siempre, hermano —asentí y me senté a su lado.Pedí una botella de whisky y procedí a llenar los vasos. Cuando bebí el primer trago, el líquido quemó mi garganta lentamente, segundos después empezaba a relajarme y era justo lo que necesitaba en estos momentos. —¿Cómo está la non
POV VALENTINO MARCHETTI—Creo que ya es hora de irme —anuncié después de beber el último trago del día. Ya llevábamos más de tres horas aquí, aunque el hablar de mi ex y el maldito de Stefano, había dañado mi mal humor, había disfrutado de la velada al lado de Enzo, hace mucho que no tenía un rato libre donde simplemente bebía un par de copas con mi amigo y hablar de la vida, estos pequeños momentos son especiales debido a que no ocurren mucho, pero ya era momento de volver, no quería que Alessia estuviera tanto tiempo sola, tal vez necesitaba algo o…¿Qué mierda acababa de pensar? Me importaba un carajo si llegara a necesitar algo, tenía que estar agradecida con lo que le había dado y es que era mucho, había gastado demasiado para que su estadía por un año en mi casa sea placentera y la sintiera como un hogar… claro, un hogar temporal. —Está bien, vete, yo me quedaré un rato más —asentí y me despedí. En el camino a casa fue inevitable no pensar todo lo que había acontecido última
POV VALENTINO MARCHETTIEn cuanto el despertador sonó, mis ojos se abrieron y me levanté por inercia como todas las mañanas, tenía mucho trabajo últimamente, manejar mis empresas y el bajo mundo no era algo fácil, había aprendido desde años atrás a distribuir mi tiempo lo mejor posible y ser muy disciplinado, por esa razón cada mañana a las cuatro de la madrugada, estaba levantándome para entrenar en mi gimnasio personal que siempre tenía en mis casa. .Entrené por una hora y a las cinco ya estaba de nuevo en mi habitación, bañándome y alistándome para ir a las empresas, cuando estuve listo, bajé para preparar rápidamente un café e irme, pero en cuanto llegué a la cocina un rico aroma a tocino frito, me golpeó y mi estómago rugió del hambre.Nunca desayunaba en casa, la verdad es que no me gustaba hacerlo solo y es lo que tocaba.No entendía quién podría ser, pues las señoras de la cocina llegaban a las seis, cuando vi Alessia saliendo de la alacena apurada, me sorprendí realmente, er
POV ALESSIA FERRARADías después. Estaba tarareando una canción, cuando sentí como unos brazos me rodearon por completa mi pequeña cintura, en otro momento había gritado del susto, pero antes de que él me rodeara con sus brazos, su rico perfume había inundado todo el lugar, era imposible no darme cuenta de que estaba aquí, que rico perfume se cargaba Valentino, cada vez me gustaba aun mas, era un olor exquisito, había estado deseando que me abrazara y fundirme con su aroma y al parecer hoy Dios me había cumplido el deseo. Jamás habíamos tenido este tiempo de acercamiento y si me lo preguntaran una semana atrás, diría que era imposible, pero hoy… después de conocerlo aun mas, no se me hacía tan loco, pero no dejaba de sorprenderme increíblemente.—Buenos días —susurró en mi oído demasiado lento, su voz era tan pecaminosa que había erizado aquella zona en un tiempo récord.No entendía la razón que tenía por este acercamiento, pero tampoco era algo que me disgustaba, me había dado cuen
POV ALESSIA FERRARAHoras despuésHabíamos dejado en casa a Gabriella y durante todo el camino, Valentino no se había dirigido a mí en ningún momento, sabía que estaba esperando a que llegaramos a casa y por primera vez, desee que este tiempo en automóvil con él se volviera eterno, no quería discutir y volver a retroceder, pero era evidentemente lo que estaba por acontecer, lo haríamos y nuevamente habría esa distancia entre los dos.Cuando llegamos a casa, rápidamente me dirigí hacia las escaleras para ir a mi habitación, tratando de evadir la situación, pero me detuvo.—¿A dónde crees que vas, Alessia? —cuestionó, el tono de su voz aunque no era tan frío, se notaba el enojo y el distanciamiento que interpuesto nuevamente entre los dos, él ya había retrocedido varios pasos—. ¿No crees que me debes una explicación?Era claro que no saldría fácilmente de esta situación.—Me imagino que Franco te ha dado todos los detalles del porqué estaba en ese club nocturno, no sé que debería de exp
Ya había terminado con mi maquillaje y le hice caso a Valentino, me maquillé muy natural, la verdad es que me veía muy linda de esta manera y me gustaba, así que no todo fue por él.Sí claro —dijo sarcásticamente mi subconsciente. Estaba terminando con mi cabello, cuando volvió a entrar al cuarto, aún tenía duda de lo que preguntaría, pero antes debía de asegurarle que algo como lo que pasó con mi amiga, no volvería a ocurrir.—Tengo algo que decirte —anuncié, viéndolo a través del espejo.Ya estaba vestido con un traje negro que le quedaba espectacular y muy sexy.¿Existía algo que no le quedará bien? —Dime —fruncí mi ceño cuando lo vi batallando con la corbata y me levanté para ayudarlo—. No es necesario —dijo avergonzado.—Claro que lo es, así que déjame —sugerí sonriendo. Este asintió y empecé a acomodarla, mientras supe que tenía que hablar ya o nunca—. Lamento causarte problemas, enserio lo siento mucho y te prometo que algo como eso no volverá a suceder, seré más cuidadosa co