—No puedo creer que solo nos falte un año para terminar con la carrera, es emocionante.
Escuchaba hablar a Gabriella mientras veía las casas pasar. Hoy habíamos terminado con el último parcial que teníamos y estábamos muy seguras de que habíamos pasado y con ello, habíamos entrado a nuestro último año de medicina, que sería el famoso internado.
—Lo sé, es emocionante —susurré.
Sentí un golpe en mi brazo e inmediatamente volteé a mirarla.
—¿Qué pasa, Alessia? —preguntó preocupada—. Sé que estás emocionada, pero hay algo que te preocupa evidentemente.
Inhalé hondo y suspiré.
—Es mi padre, creo que está en problemas o lo estará…hace unos días lo escuché pidiendo tiempo para un pago —fruncí mi ceño y negué exasperada—. He querido saber, pero sabes que es muy cerrado.
—Si necesitas algún préstamo o lo que sea, mis padres pueden ayudar, ¿está bien?
Asentí de inmediato, la familia de Gabriella era millonaria, todo lo contrario a la mía, habíamos tenido en algún tiempo los mismos lujos, pero mi padre Flavio Ferrara no era un buen administrador.
—Sí, tranquila, papá lo arreglar… —Dejé de hablar al ver tres camionetas negras blindadas, afuera de casa—. Detente aquí —pedí, agarrando mi bolso y despidiéndome, al ver su mirada confusa, mentí—. Son amigos de la familia, no tienes que preocuparte.
—Ok, cuídate te quiero. Te escribo cuando llegue.
Salí de su automóvil y a paso rápido fui hasta a casa sintiendo como mi corazón empezaba a latir desmesuradamente, cuando vi que la puerta estaba abierta, empecé a correr para ir a buscar a papá. Tenía un mal presentimiento al respecto.
Unos gritos que venían de su estudio me alertaron y por inercia corrí más rápido.
—¡¿Crees que puedes jugar con el Signori (señor) Marchetti?! —escuché una fuerte voz y lo que vi me dejó impactada, mi padre yacía en el piso con mucha sangre en su rostro—. ¡Un día! ¡Un día!
Los hombres que estaban dentro del estudio me miraron y salieron rápidamente, unos guardando sus armas y otros tronando sus dedos. Estaba congelada, tenía tanto miedo que tardé en reaccionar e ir a socorrer a mi padre.
—A—Alessia —cuando escuché mi nombre, salté en mi lugar y corrí hacia él.
—Oh papá, ¿estás bien?, ¿llamo a una ambulancia?, ¿quiénes son esos hombres? —empecé atacarlo con muchas preguntas mientras lo ayudaba a levantarse—. ¡Llamaré a la policía!
—¡No! —gritó de inmediato—. No puedes llamarla, sería el fin para nosotros.
Tragué duro al escucharlo, ¿eran tan peligrosas estas personas?
—Pero te golpearon —insistí.
Lo ayudé a sentarse mientras rápidamente abrí mi bolsa con el kit de auxilios que siempre llevaba conmigo, empecé a palparlo para asegurarme de que no tuviera nada roto y después procedí a limpiar sus heridas.
—Les debo dinero y debo pagarlo —inmediatamente recordé las palabras de aquel hombre.
—Solo tienes un día —afirmé—. ¿Qué sucede si no puedes pagarlo mañana?
Él me miró fijamente y temí por esa respuesta que me daría, eran tipos malos, así que el no pagarles sería la muerte.
—Seré hombre muerto —un escalofrío recorrió mi cuerpo y negué.
—No, buscaremos una solución, podemos pedirle ayuda a los padres de Gabriella —sugerí, recordando lo que minutos atrás me había propuesto.
—No, no me rebajaré ante nadie… de hecho ya tengo una solución, hija —la intensa mirada que me dio no me había gustado para nada, pero deje que se explicara—. Tengo un viejo amigo que necesita ayuda…requieren de un médico para examinar algunas mujeres que trabajan para él y si lo haces por seis meses, reuniremos la cantidad de dinero que necesito, él dará el pago por adelantado. Es nuestra única solución.
—¿Por qué siento que esto es algo ilegal?, ¿por qué no simplemente ir al hospital?, sabes que aun no estoy titulada y no sería ético.
—No es nada ilegal, son mujeres que no tienen la posibilidad de recibir atención, mi vida está en juego Alessia, ¿acaso también quieres perder a tu padre?
—No digas eso —lo interrumpí rápidamente—. Por supuesto que no, solo que…
No entendía del todo esto, sabía que no era legal, que había algo malo en todo lo que estaba sucediendo y en su propuesta, pero era la vida de mi padre, no podía dejar que muriera y perderlo a él también.
—Ya déjalo, le avisaré que busque a otro médico y yo me prepararé para morir.
—No, papá… —agarré sus manos y asentí—. Aceptaré, iré y trabajaré esos seis meses.
Una sonrisa se formó en su rostro y asintió.
—Tienes que empezar desde hoy —fruncí mi ceño, estaba por negarme cuando continuó—. Solo así podrá darme el dinero hoy mismo. Ya saliste a vacaciones, puedes hacerlo.
Lo miré varios segundos hasta que terminé por asentir. tenía un mal presentimiento, sentía que había aceptado algo que cambiaría mi vida, pero aun no entendía en qué aspecto.
[...]
—¿No irás conmigo? —pregunté en cuanto llegamos al lugar—. No pienso entrar a ese edificio sola.
—Solo necesitas dar tu nombre y te llevaran con mi amigo, él te mostrará todo lo que harás. ¡ah mirá! —señaló al robusto hombre que acababa de salir de las grandes puertas y caminaba directamente hasta nosotros, específicamente al lado del piloto. Mi padre bajó el vidrio muy tranquilamente y recibió un paquete.
—¿Es el dinero? —pregunté.
—Sí, ahora debo ir y pagar mi deuda, así que… él te llevara —me tensé en mi lugar y agarró mis manos para tranquilizarme—. Todo estará bien cariño, solo haz lo que digan, yo estaré al finalizar el día aquí, esperándote.
Asentí y sonreí.
Me despedí y bajé para ser guiada por aquel hombre, el edificio se veía bien, no había nada raro a los alrededores y tal vez no habría ningún misterio, solo era yo siendo paranoica, no creía capaz a mi propio padre en dejar que estuviera en un lugar donde mi vida peligraba.
—¿Quién es el jefe? —pregunté, como siempre, ganándome la curiosidad.
¿Por qué no puedes quedarte callada? —pensé.
Me miró de soslayó y bufó, clara señal para que me quedara callada y no preguntara, pues no me contestaría.
Entramos a uno de los tres ascensores que había y marcó el último piso.
Fue el minuto más incómodo por el que había pasado, pensaba que en cualquier momento iba a morir por tener que compartir el mismo aire que el sujeto, agradecí internamente cuando las puertas se abrieron.
Caminamos hasta el final del pasillo, donde había una gran puerta… ¿de oro?
Tocó levemente y después un “entra” con voz gélida fue la luz verde para que así lo hiciéramos.
Tragué duro al ver al señor detrás del escritorio. Su rostro era muy sombrío, me resultaba inquietante mirarlo, su mirada era vacía.
—Soy Ale…
—Ya sé quien eres, así que ahórratelo —ok, quería salir corriendo del lugar—. Las fotos no te hacen justicia, eres muchísimo más hermosa en persona y tu cuerpo...
Fruncí mi ceño al escucharlo.
¿Qué clase de conversación era esta?
—Vine por el trabajo —aclaré seriamente—. Espero sepa que aun no tengo mi titulo como médico, recién…
Alzó su mano y me callé abruptamente, me pusé ansiosa cuando se levantó y empezó a caminar hasta mi.
—Vuelves hablar y tendré que callar esa hermosa boquita —hizo el intento de tocarme, pero me alejé—. con un golpe —un escalofrío me recorrió.Tragué fuerte—. ¿Le diste el dinero?
—Sí, señor.
—Perfecto —sonrió—. Oficialmente eres mia.
En cuanto esas palabras salieron de su boca retrocedí, entrando en un estado de shock, donde se repetía una y otra vez esa última palabra
Mia
—¿M—Mia? No… No entiendo, ¿c—cómo puede decir que yo soy suya?, ¿acaso está loco?, solo daré algunas consultas aquí, nada más —traté de aclararle para que entendiera, tal vez estaba confundido.
—Mira cariño, no estás aquí para dar consultas, sino otra clase de consultas —dijo sarcásticamente, mientras me recorría con su mirada.
—¿De qué habla?, me quiero ir ya mismo de este lugar.
—Tu padre te vendió, ahora me perteneces y por lo que veo fue una buena inversión, la subasta empezará en una hora, así que llevala a que la alisten —ordenaba mientras sus ojos no dejaban de mirarme.
Aunque hubiera querido salir corriendo, gritar, golpearlos, solo me dejé llevar, estaba en shock y no lograba entender que mi padre, la persona que debía de cuidarme en el mundo me había vendido como a un ganado.
¡Era su hija!
Al salir tropecé con un pecho absolutamente duro, iba a pedir disculpas y alzar mi mirada para saber quién era, pero un agarre en mi brazo me jaló abruptamente y con su gruñido supe que había cometido un error.
–Mira por donde caminas, estúpida o tendré que enseñarte hacerlo y no te gustará —gruño el hombre tenebroso que parecía odiarme u odiar el hecho de que tenía que llevarme a no sé donde.
No dije nada en todo el camino y menos cuando me encerró en una habitación, diciendo que pronto vendrían unas mujeres a cambiarme, no dije nada, pero en cuanto cerró la puerta, caí arrodillada y empecé a llorar amargamente.
Mi corazón estaba roto, tenía una herida tan grande, que posiblemente nunca se sanaría y es que… ¿cómo podría sanarme de algo como esto?, ¿cómo podía sanarme del hecho que mi padre me haya vendido?
—¡¿Por qué?! ¡¿por qué?! —gritaba una y otra vez—. ¡¿Por qué lo hiciste, papá?! ¡soy tu hija! ¡tu hija!
Le gritaba a la nada.
Duré más de media hora ahí…tirada en el frío suelo hasta que decidí que no lo permitiría, no podía acabar así, tendría que hablar con el jefe, tendría que lograrlo.
Cuando la puerta fue abierta vi la oportunidad, pero entraron cinco chicas muy ostentosas y me ayudaron a levantarme sin decir una palabra.
—¿Quienes son ustedes?, No, no me quitaran mi blusa —dije rápidamente, cuando una de ellas procedió hacerlo.
—Mira, está prohibido que hablemos contigo, así que déjate que te arreglemos y terminemos esto rápido, así ninguna sufrirá las consecuencias.
Las detallé minuciosamente y no se veían malas personas, solo hacían su trabajo y no quería que sufrieran por mi culpa, así que asentí y me deje vestir, maquillar, por lo general era de muy poco maquillaje y agradecí que fueran muy sutil. Cuando terminaron, una hora después simplemente tocaron la puerta y se marcharon.
Me miraba al espejo y no podía creer que estuviera utilizando un vestido tan diminuto y ajustado, pareciera una segunda piel, los tacones eran muy altos y no estaba para nada acostumbrada a ellos.
—Es hora —volteé a ver aquel hombre con lágrimas en mis ojos y suspiró violentamente—. Tus estúpidas lágrimas no evitarán tu destino.
—Necesito hablar con el jefe, es algo urgente, tiene que ser ahora —le pedí, casi supliqué, tendría que negociar, no podría dejar que me vendiera, tal vez aceptaría que trabajara de cocinera, mesera o ser su secretaria, lo que sea, pero no venderme a quien sabe que hombre.
—¿Crees que estás en posición de pedir algo?
Cuando vi que no me llevaría, mentí.
—Bueno, cuando la persona que me compre termine contagiada con mi enfermedad, a tu jefe no le agradara que quise advertirle y tu no dejaste, seguro acabará contigo —comenté tranquilamente y caminé hasta él.
—Sígueme —respondió entre dientes, aguantando su furia.
Solo asentí y eso hice, era claro que no tenía ninguna enfermedad, así que esperaba que entendiera que tuve que mentir para poder hablar con él, para poder negociar mi libertad.
No nos tardamos mucho y cuando menos lo esperé, ya me encontraba frente a ese tenebroso hombre.
—¿Qué hace ella aquí?, debería de estar abajo con las otras —tragué fuerte.
—Señor, dijo que tenía una enfermedad y era necesario decírsela —su ceño se frunció de repente y empezó a reír.
Era obvio que sabía que mentí, ¿pero cómo podría saber algo así?, ¿acaso mi padre tenía esto en mente desde hace mucho?
—Tuve que decirlo, fue la única manera para hablar con usted y pedir una negociación.
—Ahora si que lo he visto todo, ¿negociar? —se levantó de su silla y caminó muy lentamente hasta mi, mirándome como si no significaba absolutamente nada para él—. Yo soy el que negocia, no tú.
—Le puedo ser útil, puedo ser su secretaria, su doctora personal, puedo…
—¡Callate! —gritó y cerré mis ojos por instinto—. Nada de lo que digas te va a salvar, no me interesa nada más que lo que ganaré vendiendote, así que sé buena y ve a esperar que la subasta empiece.
Mi corazón empezó a latir rápidamente y todo empezó a verse un poco borroso mientras mi respiración era irregular, estaba teniendo un ataque de ansiedad y con mucha razón, estaba apunto de ser vendida.No era así como había planeado este día.
En un acto desesperado me arrodillé y supliqué para que no lo hiciera, solo pude ver su mano alzándose, iba a golpear.
Cerré mis ojos esperando el golpe, un golpe que jamás llegó.
Cuando abrí mis ojos pude ver a mi ángel, me había salvado de ser golpeada, era un hombre alto… demasiado y con un aire muy sostificado, sus facciones eran tan perfectas, que suspiré, cuandos sus ojos conectaron con los míos todo se calmó en mi interior y junto con esa calma, mi vista se tornó más borrosa y me desmayé.
Empecé a abrir lentamente mis ojos y llevé mis manos por instinto a mi cabeza, me estaba doliendo y casi no recordaba lo que había sucedid…¡Esperen! Me levanté abruptamente, sorprendiéndome con lo que mis ojos veían. ¿En dónde estaba?, ¿qué había sucedido? Mis recuerdos estaban llegando y lo último que pasó es que… había estado apunto de ser golpeada, pero él… él me había salvado. ¿Quién era ese hombre?, ¿él me había traído aquí? —preguntaba mentalmente, empezando a sentir terror por mi vida. La puerta del hermoso cuarto en el que me encontraba se abrió y salté de la cama para intentar agarrar lo primero que encontrara, tenía que defenderme, pero no fue necesario, el hombre que me había salvado anteriormente estaba ahí. Un alivió me recorrió al ver que era él y no aquel hombre que quería venderme.—Tú —susurré—. Gracias por ayudarme. No respondió, solo terminó de entrar y cerró la puerta, todo esto con su mirada fija en mí, me resultaba demasiado intimidante, muy diferente a l
POV VALENTINO MARCHETTI—Creo que yo debería asistir a las próximas reuniones, ser tu reemplazo —comentó de repente Enzo, mi mejor amigo. ¿De qué carajo estaba hablando?Detuve mi lectura de los documentos de la nueva propiedad que estaba por adquirir y pregunté. —¿Por qué? —fruncí mi ceño—. No lo entiendo. —Bueno, te casaras en dos días, ¿la luna de miel? —canturreó con su estúpida sonrisa, si seguía haciéndolo se la quitaria de un golpe. . —¿Qué luna de miel?, ¿de qué hablas, Enzo? —si para él esto era algo divertido, a mi no me hacía ni una puta gracia—. Sabes perfectamente en los términos en los que me casaré. Aún más importante, Alessia no me provoca absolutamente nada y seguro soy la persona que más odia en su vida, la única acción que habrá en esos días, es ella queriendo matarme cuando duerma. Empezó a reír sin parar y solo bufe. —Te lo aseguró —dije burlonamente. No tenía mucha paciencia y Alessia hacía que la poca que tenía, se esfumara por completo, tenía que control
Miré el anillo en mi dedo por lo que parecieron horas y es que, no lograba aceptar la cruda realidad, acababa de casarme e iba en un automóvil junto con quien ahora era mi esposo, camino a un lugar totalmente desconocido para mi, pues este no era el camino a su casa, ni ese simple hecho de no saber a dónde me dirigía llenó mis pensamientos, solo podía pensar en una sola cosa y era … Me había casado —pensé, mientras lo veía de reojo. No sabía nada de él, solo su nombre y me daba temor, le había dado el sí a una persona que no conocía para nada, solo podía esperar que tuviera consideración conmigo. La ceremonia no había durado tanto, al menos para nosotros, pues se excusó en que tenía un regalo que darme y era algo privado, pero claro que no tenía nada que dar, solamente no le apetecía seguir fingiendo una falsa felicidad y lo entendía, pues yo empezaba a llegar a mi límite de tolerancia. Aunque había aclarado que era algo privado, no habíamos podido deshacernos de los reporteros, p
POV VALENTINO MARCHETTI—Pensé que era una broma cuando me llamaste —comentó Enzo en cuanto me vio. Le había llamado en el camino para encontrarnos en mi discoteca, no estaría nadie más que nosotros y los barmans, necesitaba hablar con alguien y Enzo era la mejor opción, me conocía y siempre me diría la verdad, por muy cruda que fuera. El casarme con Alessia, era un tema que me tenía agotado, enojado, yo tampoco había querido que las cosas fueran de esta manera, el tener que casarme por el poder, era algo que jamás había pensado que tendría que hacer, pero aquí estaba, recién casado. —Necesito despejarme y varios tragos junto con mi mejor amigo me ayudarán —respondí sinceramente, encogiéndome de hombros. —Siempre, hermano —asentí y me senté a su lado.Pedí una botella de whisky y procedí a llenar los vasos. Cuando bebí el primer trago, el líquido quemó mi garganta lentamente, segundos después empezaba a relajarme y era justo lo que necesitaba en estos momentos. —¿Cómo está la non
POV VALENTINO MARCHETTI—Creo que ya es hora de irme —anuncié después de beber el último trago del día. Ya llevábamos más de tres horas aquí, aunque el hablar de mi ex y el maldito de Stefano, había dañado mi mal humor, había disfrutado de la velada al lado de Enzo, hace mucho que no tenía un rato libre donde simplemente bebía un par de copas con mi amigo y hablar de la vida, estos pequeños momentos son especiales debido a que no ocurren mucho, pero ya era momento de volver, no quería que Alessia estuviera tanto tiempo sola, tal vez necesitaba algo o…¿Qué mierda acababa de pensar? Me importaba un carajo si llegara a necesitar algo, tenía que estar agradecida con lo que le había dado y es que era mucho, había gastado demasiado para que su estadía por un año en mi casa sea placentera y la sintiera como un hogar… claro, un hogar temporal. —Está bien, vete, yo me quedaré un rato más —asentí y me despedí. En el camino a casa fue inevitable no pensar todo lo que había acontecido última
POV VALENTINO MARCHETTIEn cuanto el despertador sonó, mis ojos se abrieron y me levanté por inercia como todas las mañanas, tenía mucho trabajo últimamente, manejar mis empresas y el bajo mundo no era algo fácil, había aprendido desde años atrás a distribuir mi tiempo lo mejor posible y ser muy disciplinado, por esa razón cada mañana a las cuatro de la madrugada, estaba levantándome para entrenar en mi gimnasio personal que siempre tenía en mis casa. .Entrené por una hora y a las cinco ya estaba de nuevo en mi habitación, bañándome y alistándome para ir a las empresas, cuando estuve listo, bajé para preparar rápidamente un café e irme, pero en cuanto llegué a la cocina un rico aroma a tocino frito, me golpeó y mi estómago rugió del hambre.Nunca desayunaba en casa, la verdad es que no me gustaba hacerlo solo y es lo que tocaba.No entendía quién podría ser, pues las señoras de la cocina llegaban a las seis, cuando vi Alessia saliendo de la alacena apurada, me sorprendí realmente, er
POV ALESSIA FERRARADías después. Estaba tarareando una canción, cuando sentí como unos brazos me rodearon por completa mi pequeña cintura, en otro momento había gritado del susto, pero antes de que él me rodeara con sus brazos, su rico perfume había inundado todo el lugar, era imposible no darme cuenta de que estaba aquí, que rico perfume se cargaba Valentino, cada vez me gustaba aun mas, era un olor exquisito, había estado deseando que me abrazara y fundirme con su aroma y al parecer hoy Dios me había cumplido el deseo. Jamás habíamos tenido este tiempo de acercamiento y si me lo preguntaran una semana atrás, diría que era imposible, pero hoy… después de conocerlo aun mas, no se me hacía tan loco, pero no dejaba de sorprenderme increíblemente.—Buenos días —susurró en mi oído demasiado lento, su voz era tan pecaminosa que había erizado aquella zona en un tiempo récord.No entendía la razón que tenía por este acercamiento, pero tampoco era algo que me disgustaba, me había dado cuen
POV ALESSIA FERRARAHoras despuésHabíamos dejado en casa a Gabriella y durante todo el camino, Valentino no se había dirigido a mí en ningún momento, sabía que estaba esperando a que llegaramos a casa y por primera vez, desee que este tiempo en automóvil con él se volviera eterno, no quería discutir y volver a retroceder, pero era evidentemente lo que estaba por acontecer, lo haríamos y nuevamente habría esa distancia entre los dos.Cuando llegamos a casa, rápidamente me dirigí hacia las escaleras para ir a mi habitación, tratando de evadir la situación, pero me detuvo.—¿A dónde crees que vas, Alessia? —cuestionó, el tono de su voz aunque no era tan frío, se notaba el enojo y el distanciamiento que interpuesto nuevamente entre los dos, él ya había retrocedido varios pasos—. ¿No crees que me debes una explicación?Era claro que no saldría fácilmente de esta situación.—Me imagino que Franco te ha dado todos los detalles del porqué estaba en ese club nocturno, no sé que debería de exp