Tardamos más de lo que pensé en arreglar todo. Luego de la última función tuvimos que ordenar y dejar la sala de clases como antes. Fueron todos a cambiarse de ropa, yo como ya estaba con mi buzo puesto, tomé mi bolso y fui hacia la entrada principal. Esperé cerca de cinco minutos cuando Marc llegó junto con un grupo de amigos. Se despidió de ellos y se disculpó conmigo por hacerme esperar. Caminamos juntos por la ciudad, era la primera vez que vi tan detenidamente todo. Marc me enseñó varios lugares camino a la tienda de electrónica. Un señor que atendía allí me mostró varios modelos distintos, pero finalmente compré un Smartphone que era el mismo que Marc tenía. Nunca tuve uno tan grande como ese. Elegí el de color rosado. Apenas lo encendí él guardó mi número. Te enviaré un mensaje en la noche. –dijo.
Caminamos cuando estaba ya oscureciendo. Me sorprendía con cada detalle que conocía de Riverlight. Era una ciudad grande, repleta árboles y con un bello río de aguas celeste que recorría toda la calle principal. Nos sentamos en la cuenca de pasto junto al río. Yo me quede investigando mi celular, cuando Marc me contó que tendrían un partido de fútbol amistoso mañana con otra escuela. Con una expresión algo ilusionada, me preguntó si quería ir. Claro que iría. La verdad es que no tengo nada mejor que hacer un sábado por la mañana, así que quedamos a las 11 en el instituto.
Conversamos solo unos minutos más antes de irnos. No entiendo cómo ese grupo de compañeras se obsesionó tanto con que no habláramos. La verdad es que lo poco que conozco de él es genial. Es la primera persona de aquí que me da una buena impresión. Tras pensar esto, las imágenes del boxeador arrasando con los hombres de anoche golpearon mi cabeza. Ha pasado solo un día. Y empieza a oscurecer. Esta vez seré más honesta. Pensé en pedirle a Marc que me acompañara, pero no fue necesario, caminó a mi lado sin decir nada, como si fuese natural. Al llegar a la puerta de mi casa, las palabras salieron de mi boca como si no pudiese mantenerlas por más tiempo.
– ¿Conoces a Jackson Callen? –pregunté. Marc me miró confundido y luego abrió los ojos emocionado.
– ¿Jack Callen? ¡Claro! ¡Es el mejor boxeador de aquí! ¡El orgullo de la ciudad! ¡Dentro de poco será el campeón lo sé! ¿Por qué? ¿Acaso te gusta el boxeo Emma?
Vaya, es más popular de lo que pensé.
–Bueno… algo así. –respondí. La verdad era que nunca me interesó. Jamás he visto una pelea. Ni siquiera en la tele.
– ¡Genial! Yo voy siempre a ver sus peleas. Habrá una dentro de unas semanas, ¿Quieres ir?
Sentí una punzada en el corazón. Me sentía ansiosa de solo pensar en verlo pelear. Como realmente es, sobre un ring. Se sentía más lejano aún. La verdad es que no me gustan las peleas. Pero si tengo la oportunidad de verlo otra vez, iré. Definitivamente.
– ¡Si! –respondí. Marc parecía aún más entusiasmado.
– ¡Vale, compraré las entradas entonces! –exclamó–. Nos vemos mañana. –sonrió una última vez y se fue calle abajo.
Entré a mi casa, me di una ducha y cargué mi nuevo celular. Una hora después me llegó el primer mensaje: Hola Emma. Soy Marc. Guarda mi número ¿sí? Nos vemos mañana. Buenas noches :)
En la mañana me desperté antes de lo usual, desayuné y salí a trotar junto con Maya, mi perrita labradora. Fue una buena oportunidad para familiarizarnos con nuestro nuevo barrio. Y también para retomar el deporte nuevamente, que harta falta me hacía. Llegamos hasta el río. Maya tomó algo de agua, y luego nos sentamos en el pasto a mirar el paisaje. Sentí que no era tan malo después de todo. La vista era hermosa. Miré mi celular, eran las 8:57. Vaya… sí que me levanté temprano. Miré nuevamente los mensajes. No tenía nada nuevo desde el mensaje de Marc.
– ¿Nuevo celular? –escuché una voz detrás mío. Una voz conocida, calmada y especial. Volteé esperanzada. Y allí estaba. Era él. El boxeador. Me miró curioso con esos grandes ojos café. Tenía puesto un buzo azul y sostenía con su mano una toalla blanca que rodeaba su cuello. Su pecho se inflaba con una respiración agitada, de seguro estuvo corriendo desde muy temprano.
Me levanté por impulso rápidamente asustando a Maya.
– ¡Eres tú! –exclamé.
–Baja la voz, la gente duerme. –dijo con tranquilidad. Se secó la cara con la toalla y se sentó en el pasto–. ¿Cómo se llama? –preguntó acariciando a mi perra.
–Maya. –respondí. Varios decibeles más bajo. Me senté de nuevo y lo observé. Mi corazón latía muy rápido. ¿Qué acaso no sabe que es cómo hablar con un famoso?
–Y, ¿Cómo estás? –me preguntó. Fingiendo no notar mi descortés mirada.
– ¡Bien! bien, gracias.
–Al final tu celular no prendió más ¿eh?
–No, tuve que comprar otro al día siguiente.
–Ya veo.
– ¿Siempre sales a correr por aquí? –pregunté. Nerviosa y ansiosa. Con miedo de decir algo que no debería y hacerlo enfadar.
–Sí, normalmente vengo al río. Mi gimnasio queda por aquí así que…
–Mm… y ¿Hace cuánto que boxeas?
–Más o menos desde siempre. Mi padre era boxeador. Y cuando él se retiró yo empecé a boxear cuando era apenas un niño.
–Oh…
Se levantó y bajó la colina hasta el camino de tierra junto al río. Comenzó a golpear el aire a una velocidad impresionante. Podía escucharlo, pero no alcanzaba a ver sus puños moverse. Me puse de pie para verlo de cerca.
–Increíble…
Se detuvo y volteó a verme.
¿Quieres intentarlo? –dijo. Abrí los ojos como platos. Jamás he golpeado algo. Pero supongo que puedo tirar un golpe al aire. Soy una privilegiada si el siguiente campeón me enseñara un poco de box. Asentí con la cabeza y me acerque a él.
– ¿Eres zurda?
–No.
–Vale, entonces mira; primero la posición de piernas. –puso su pierna izquierda adelante y la derecha un paso más atrás. Me puse a su lado y lo imité–. Bien, ahora los brazos. El izquierdo protege tu barbilla y la derecha va algo más abajo. Ahora, para lanzar un golpe giras tu cintura, tu cadera, tu hombro y estiras tu puño. Así. –Lo hizo lento y luego me miró–. Ahora inténtalo.
Giro mi cintura y mi hombro…
– ¿Así? –pregunté insegura.
–Nada mal. Eso es el Jab. Sirve para probar la distancia de rival, sus reflejos o para distraer. Es el golpe básico del boxeo. Ahora trata de hacerlo rápido.
Dios santo porque soy tan ñurda. Traté de hacer un par de “Jabs” y luego me reí avergonzada.
–Y para usar tu derecha, es el mismo movimiento y levantas el talón derecho del piso. Así. La fuerza del golpe no está solo en el puño, sino en la cadera. Impulsas todo tu peso hacia adelante.
–Es más difícil de lo que parece, ¿eh?
– ¿Eso crees? bueno. –Se puso la capucha de su sudadera y tocó mi cabeza con su mano–. Tengo que volver al gimnasio. Nos vemos luego. –Apenas se alejó un paso, lo llamé:
– ¡Espera! –Él se dio vuelta y me miró levantando las cejas–. Em… sé que esto es estúpido, y estás muy ocupado, pero mi mamá quiere darte las gracias, por lo que hiciste por mí. Me dijo que te invitara a cenar. Así que si tienes una noche libre…
Jack sonrió levemente y luego dijo:
–No es necesario. –luego se giró y comenzó a correr a una velocidad impresionante por el río hasta que lo perdí de vista.
Supongo que era obvio que no podría. Por qué cenaría con una de las muchas chicas que ha salvado (Posiblemente). De todas formas no puedo evitar sentirme ridícula. Llegué a mi casa a darme una ducha y cambiarme de ropa. Me puse unos shorts, una blusa y mis zapatillas blancas de siempre. Hacía bastante calor así que salí con el cabello húmedo.No sé cómo paso, pero estaba retrasada. Eran las 11:16 cuando me quedaba una cuadra para llegar al instituto. Casi que corrí mirando la hora en mi celular cada dos segundos. Ya habrá comenzado… Pasé por la puerta principal y pude oír desde allí los gritos del partido. Al parecer no soy la única que vino a verlos. Al llegar a la cancha vi un grupo de mujeres apoyadas en la reja gritando. No creo que todas esas chicas sean del otro institut
No sé por qué tenía la esperanza de encontrarme con el boxeador en el río, en la calle de regreso a mi casa, o en cualquier esquina posible. Miraba con detención cada persona que usaba buzo. De hecho, ahora salgo a pasear tanto con Maya, que mi mamá está desconcertada con mi constancia. No sé tampoco qué es lo que espero luego de encontrarme con él. Aunque siempre le estaré agradecida por lo que hizo, supongo que no hay más formas de demostrarlo. Tal vez solo me da algo de miedo no volverlo a ver nunca más. Solo permanecerán esos recuerdos, únicamente míos. Aun no tengo ninguna prueba de que sea real. Nada. Tal vez, tenga miedo a que no lo sean.Descubrí nuevas personas los siguientes días. Es inevitable que haya choques con algunos, pero al final, en una clase tan grande, siempre h
Le prometí a Marc que iría de nuevo a verlo jugar. Ganaron 2–1 contra otro instituto. Luego salimos a pasear y me mostró las entradas de la pelea de Jack que ya había comprado. Me emocionó verlas, seguro sería genial. Pero tenía miedo de ver una verdadera pelea en vivo, como nunca me interesó nada de eso, tengo miedo que no me guste. No ver genial a Jack como lo veo ahora mismo. Que algo cambie. De ser así, debo descubrirlo. Para eso, falta justo una semana. La pelea sería el sábado en la noche, y según lo que me dijo Marc, es contra el número 2 del país. Su contrincante se llama Roy Smith, y al parecer tiene varios años más de experiencia y es muy fuerte. Pero de seguro Jack ganará. Lo hará.Hasta entonces la semana se me pasó volando. Las cosas fueron diferentes
A las siete y cinco llegó Marc a mi casa. Saludó a mi mamá cortésmente y luego nos fuimos. Caminamos hasta el metro, desde ahí eran unas 12 estaciones hasta el centro en donde sería la pelea. Marc estaba emocionado contándome sobre peleas pasadas de Jack. Luego me dijo: “Perdón, tengo que estar aburriéndote hablando tanto sobre Callen” Aunque la verdad era que me interesaba muchísimo saber más. A medida que nos acercábamos, el metro se llenaba más y más. Parecía que todos iban a ver la pelea. Iban hablando fuerte sobre Jack y su contrincante Roy Smith. La mayoría parecía apoyar a Jack. Al nativo de la ciudad en donde sería la pelea. Pero de todas formas dentro del metro se formó un grupo de hombres, todos por sus cuarenta tantos, que empezaron a formar un alboroto dentro. Traían tambores y vuvuzelas. H
Round 1Apreté mis manos contra el fierro delante de nosotros. Al primer golpe, (un jab de Jack) mi corazón saltó inquieto. El bullicio era impresionante. Todo era intenso. Mientras pasaban los primeros minutos, Marc me explicaba los golpes, como el jab, el uppercut, el gancho y otros que no recuerdo. Al comienzo, Jack mantuvo distancia, esquivó todos los golpes de su contrincante con su increíble velocidad de pies. Era en serio increíble. No pensé que nadie humano podía moverse con tal rapidez. Se movía de lado a lado dejando a Roy quieto a la mitad del ring. Marc me explicó que Jack es del tipo “estilista” así como lo era Muhammad Ali, boxeadores veloces que son los mejores en el combate a distancia. ¡Y no conectan! ¡Hasta ahora ningún solo golpe del gran meteoro Roy ha conectado a su oponente! ¡Per
Al salir, fue aún más caótico que al entrar. La enorme cantidad de gente agrupada me ahogó. Marc me tomó de la mano para no separarnos. Lo que claramente me puso nerviosa. Cuando por fin hubo más espacio, solté su mano y le dije que debía ir al baño y lo esperaba afuera. Cuando entré había un enorme grupo de chicas hablando de Jack mientras se miraban al espejo. De seguro son las gritonas del club de fans… Entré al baño escuchando todo tipo de cosas vergonzosas. Luego se fueron, y me sentí más tranquila. Ya no se oía el mismo ruido desde el pasillo. Me encontraba sola en el baño ordenando mi cabello. Miré mi celular eran las 8:53. Fue realmente corta la pelea. La celebración fue lo que tomó más tiempo. Al salir de allí, solo quedaban algunos grupos de hombres conversando. Según todo lo
Camino a casa, Marc continuó hablándome de Jack. De él, de Roy y del campeón Mike Foley. De cómo fue esta pelea, y cómo sería la próxima. Y no era el único. Quedaban varios grupos de espectadores en el metro junto con nosotros. Podría jurar que eran las mismas caras que había en la ida. Mentiría si dijese que la conversación me mantuvo igual de entretenida que siempre. No me molestaba saber más del boxeo, y por supuesto no me molesta que sea Marc el que me informe. Pero saber que tantas personas admiran y quieren de esa forma a Jack, es de alguna manera… molesto para mí. Y no logro entender por qué. Supongo que me gustaba la idea de sentirme especial con respecto a este boxeador. A mi salvador. Pero saber lo popular que es, lo posiciona varios mundos más lejos de mí. De mi aburrida realidad como una adolescente normal de
– ¿Tu mamá no estaba? –fue lo primero que preguntó mientras caminábamos por la calle.–No, fue de compras.–Mm… ¿Por eso estabas tan apresurada por salir?– ¿Eh? No, no realmente, solo…–No quieres que te vea conmigo. –dijo antes de que pudiese terminar. Maldición Jack. Siempre me descubre. Eso no es justo.– ¿Qué? ¡No! No es eso, es solo que mi mamá es algo… no sé.No sé qué quería decir realmente. Y no sé qué esperaba él que dijese. Mi cabeza daba vueltas. Si