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Día de fútbol

Supongo que era obvio que no podría. Por qué cenaría con una de las muchas chicas que ha salvado (Posiblemente). De todas formas no puedo evitar sentirme ridícula. Llegué a mi casa a darme una ducha y cambiarme de ropa. Me puse unos shorts, una blusa y mis zapatillas blancas de siempre. Hacía bastante calor así que salí con el cabello húmedo. 

No sé cómo paso, pero estaba retrasada. Eran las 11:16 cuando me quedaba una cuadra para llegar al instituto. Casi que corrí mirando la hora en mi celular cada dos segundos. Ya habrá comenzado… Pasé por la puerta principal y pude oír desde allí los gritos del partido. Al parecer no soy la única que vino a verlos. Al llegar a la cancha vi un grupo de mujeres apoyadas en la reja gritando. No creo que todas esas chicas sean del otro instituto.

Caminé por el pasto de alrededor buscando entre los jugadores a Marc, pero como es alto lo encontré enseguida. Nuestro equipo son los rojos. Me senté en una de las gradas de enfrente con el único espacio con sombra. Y no sé cómo, pero Marc me vio enseguida. Volteó hacia donde me encontraba, sonrió y saludó con la mano. Rápidamente me dediqué a hacer lo mismo. Ordené mi cabello y noté como a lo lejos el montón de chicas de la reja me observaban. No conocía a ninguna, lo más probable es que sean menores. Así que vienen a ver a Marc, ¿Eh? qué popular…

Iban a empatados a cero todavía. Pero a los pocos minutos Marc anotó el primer gol. Celebró y guiñó un ojo en mi dirección. Yo me reí. Luego otro compañero mío, cuyo nombre no recuerdo, hizo el segundo. Pronto fue el entretiempo. Vi a Marc bañarse la cabeza en agua y correr en mi dirección. Se detuvo al otro lado de la reja y apoyó las manos en ella. Me bajé de la gradería y me puse enfrente. 

–Hola. –soltó jadeante–. Pensé que no vendrías. 

–Dije que estaría aquí. Aunque se me hizo algo tarde, lo siento. 

– ¿Paso algo? –preguntó juntando las cejas. ¿Qué si paso algo? Nada en particular… me encontré con Jack Callen en la mañana. Me gustaría decirle, pero ¿Cómo le explico que lo conozco? tendría que decirle lo otro… ¿Cómo reaccionaría si le cuento? ¿Se sentiría mal?  

Negué con la cabeza.

–Nada especial. –respondí. Tras eso el árbitro tocó el silbato. Marc volteó hacia la cancha y luego hacia mí otra vez. 

–Ah, tengo que volver. ¿Lo viste? Hice el gol que te prometí. 

–Claro que lo vi. ¿Harás otro?

–Si tú quieres sí. –dijo estirando los labios formando sus margaritas. Luego corrió hacia la cancha. 

Es realmente bueno en futbol. De seguro lo hace desde pequeño. Esquiva a todos los jugadores que se le da la gana, como si el balón fuera una extremidad de su cuerpo. Es increíble. Quedaban pocos minutos antes de que se acabara el partido. Había saque de esquina para nuestro equipo. Me puse junto a la reja para ver mejor. Patearon el balón hacia el centro, y de todas las cabezas que saltaron, la de Marc sobresalió para meter el tercer gol del partido. Levanté las manos y grité emocionada desde mi esquina solitaria. Claro que nadie me oyó ya que las niñas que animaban desde el otro lado gritaban el triple de fuerte. Terminaron los minutos con nuestra victoria 3 a 0. No puedo creer que realmente anotó el segundo gol que prometió. Celebraron y luego se despidieron amigablemente de los del otro instituto. 

Caminé por el pasto rodeando la chancha hacia la entrada. 

– ¡Emma! –me detuve al escuchar la voz de Marc, que venía corriendo con su bolso en la mano.

–Jugaste genial. 

–Gracias. Me traes suerte supongo. –sonrió nervioso. Miró alrededor y luego a mí–. Oye, si estás libre, ¿No quieres ir a tomar un helado? Conozco un buen lugar aquí cerca. 

–Claro, suena genial. 

– ¿Si? Vale, genial. Deja cambiarme y vamos. 

–Ah, sí obvio, yo te espero en la entr… –no alcance a terminar la frase cuando vi cómo se sacaba la camiseta frente a mí. Vaya oblicuos… Sacó de su bolso otra camiseta y se la puso. Se cruzó el bolso en el hombro y me miró.

–Vale vamos. 

Impresionantemente sencillos los hombres. Qué envidia. 

Caminamos por la ciudad hasta un lindo puesto de helados artesanales. Marc se compró uno de pistacho y me compró uno de frambuesa a mí. Insistió en pagar ya que él me invitó. Nos sentamos en una banca de un parque a comerlo. Hablamos tanto que se nos derretía en la mano. Ahora sé que sus padres están separados y tiene un pequeño hermanastro. Desde los cuatro que juega futbol. Y su sueño es dedicarse a eso. Es muy divertido estar con él, nos reímos mucho y nunca hay un silencio al cual llenar ya que a los dos nos gusta mucho hablar. 

–Me siento mal siendo el único que habla así contigo. –soltó de repente. 

– ¿Eh?

–Que soy el único que sabe lo agradable y linda que eres. –Me miró sonriente y confiado. Sentí mis mejillas arder y comencé a jugar con el colgante de mi celular por los nervios–. Aunque sé que no será así siempre. Y me gustaría saber que hablas conmigo porque quieres, y no porque…

– ¿No tengo amigos?

–Yo no dije eso. 

–Ibas a hacerlo.

– ¡No! yo...

–Está bien, es la verdad. Pero apenas ha pasado una semana. Y de todas formas creo que deje bastante claro que prefiero estar contigo, por la otra vez. 

– ¿Te refieres al “Ya terminé de almorzar chicas, así que bye bye”? fue genial, me encantó.

– ¡Yo no dije eso! –me reí por su imitación. Lo miré de nuevo y sonreí. 

–Me agradas Emma. –soltó. Quise decir algo similar pero me cohibí. Maldición, por qué no puedo ser directa como él. Se levantó de la banca y me miró desde arriba– ¿Nos vamos? Vienen mis abuelos a almorzar, así que no puedo llegar tarde. 

Me levanté también y caminé detrás de él. 

–Marc… gracias por todo. Enserio. –solté con dificultad. ¡Qué vergüenza! Tras decir eso, Marc se detuvo en seco y guardó silencio–. ¿Emm? ¿Paso algo? –de repente volteó y me miró emocionado.

– ¡Es la primera vez que dices mi nombre! –dijo feliz. 

– ¿Ah sí? 

Qué extraño. ¿Tan importante era que lo llamara por su nombre? Mejor dicho, ¿Por qué nunca lo dije? Ahora que lo pienso es verdad… que raro. Creo que es algo lindo que se ponga así de feliz por cosas tan sencillas. Nos despedimos a mitad de camino. El río brillaba más ahora. Qué cálido. 

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