La flamante reunión fue bastante aburrida. La política nunca me ha gustado, pese a que nací en una familia que ha hecho parte de ella generación tras generación. Pero lo más irritante de todo fue tener que fingir frente a tantas personas que tengo un matrimonio perfecto, envidiable y de ensueño, cuando la realidad es muy diferente.
Sonreír falsamente e ir del brazo de Amir como si fuéramos la pareja del año fue suficiente para terminar de entender que ya no sentía nada por él. Cuando lo conocí era un jovencito agradable y sencillo, que soñaba con ser el mejor médico del país y ayudar a todo aquel que lo necesitara, pero en vista de que su padre lo obligó a ser parte de la política, no tuvo más opción que ir por el lado contrario de su camino y cambió mucho su forma de ser. Ahora es un hombre prepotente, egocéntrico y autoritario, que solo busca beneficiarse sin importar lo que suceda o haga.
El choque que tuve anoche no pasó a mayores, solo fue un leve golpe que arruinó una de las luces de mi auto, pero ni siquiera tuvo el detalle de preguntarme si me encontraba bien. Aunque teniéndome de frente sabía que no me había sucedido nada, me dolió y me puso a pensar que no mostrara ninguna preocupación por mí. Esperaba que me preguntara lo del choque, pero a él solo le interesaba la dichosa campaña y quedar bien ante todos los presentes.
Esos son los detalles que me hacen seguir pensando que entre nosotros ya no existe nada más que la costumbre. Me abrazó y me besó porque teníamos la prensa y las miradas de sus seguidores encima, más no porque le naciera del corazón hacerlo. Sus besos son tan fríos, secos y desagradables, ya no saben lo mismo. Su tacto no es grato y no desestabiliza mi sistema como en el pasado. En sus brazos ya no encuentro ningún tipo de refugio, todo lo contrario, me sentí incómoda cuando me abrazó de esa manera tan forzosa.
Cada día me convenzo más de que lo nuestro ya no tiene sentido ni forma. He pensado en pedirle el divorcio, porque sinceramente no veo que vayamos al mismo son y por la misma senda, pero sé que se negará a dármelo en este momento donde su carrera política está empezando a tomar fuerza. Además de que nuestras familias no permitirán que nos separemos de buenas a primeras, pues sería catastrófico para sus partidos políticos.
Detesto ser acechada por la prensa y por las personas como si uno fuese un ser de otro mundo hecho a la perfección. Un político, por más bueno que sea, siempre le van a buscar el quiebre en cualquier lugar, empezando por la familia. Cualquier error, por más mínimo que sea, lo condenan a muerte como si hubiese matado a sangre fría a Dios. Ese es uno de los motivos por lo que no me gusta la política, porque no hay vida privada ni libertad al día a día.
No me gusta moverme en los autos de Amir, mucho menos llevar guardaespaldas velando cada uno de los pasos que dé, pero en vista de que llevaron mi auto a un taller, no tuve más opción que aceptar ir con el jefe de seguridad.
—¿A dónde se dirige, Sra. Daurella? —inquirió el hombre e hice mala cara al usar el apellido de Amir en mí—. ¿A la boutique?
—No, llévame al taller donde dejaron mi auto ayer, por favor.
—Sí, señora.
Aníbal se puso en marcha y me perdí en mis pensamientos, tratando de encontrar la manera de hablar con Amir sobre esto que ya no tiene sentido. No me gustaría pasar lo que me resta de vida atada a un matrimonio donde no hay amor ni cariño y ya no soy feliz, donde debo conformarme con la costumbre de estar a su lado y recibir únicamente los tratos cariñosos frente a las miradas curiosas.
Yo merezco más, un amor bonito y que me brinde todo lo que su corazón le dicte. Que me bese y me abrace porque le nace, no porque esté obligado a hacerlo. Merezco amar con fuerza y pasión y ser amada con el mismo sentimiento.
Entre pensamientos y divagaciones, llegamos pronto al taller. Espero que mi auto ya esté reparado, porque no me gustaría estar haciendo mis diligencias con Aníbal y el otro guardaespaldas.
Me apresuré a bajar, pues debía darme prisa porque tenía que recibir mercancía. Había un chico bastante jovencito en mi auto, haciendo la reparación de la luz, lo que me tranquilizó un poco.
—Buenos días, señorita. ¿En qué le podemos ayudar? —dijo una gruesa y varonil voz, saliendo del interior de una camioneta.
—Buenos días. Vengo por mi auto —lo miré de reojo, pues estaba escribiéndole a una de las chicas que me ayuda en la tienda que se hiciera cargo de la mercancía—. Una pregunta, ¿será que tarda mucho en hacer el arreglo? Necesito el auto con suma urgencia.
—Tal vez una hora más, pero con gusto puede esperar aquí —levanté la cabeza al escuchar el chirrido de una silla—. Está limpia, se lo aseguro. Todos los días madrugo a hacerle aseo a todo esto, Will da fe de ello, ¿no es así?.
No sé qué me dejó sin palabras, si el color de ojos del hombre frente a mí o esa sonrisa tan perfecta y bonita que se dibujó en su rostro. El mecánico tenía las manos sucias, el overol cubierto de grasa y tierra, y de su frente caían las gotas de sudor, pero para nada se veía desagradable. Todo lo contrario, el hombre es muy atractivo. Esa mirada avellana es sumamente envolvente.
—Doy fe de ello, patrón.
—No me digas así, ya estoy cansado de repetirlo —negó, esbozando una sonrisa más amplía y mortal—. Este chico no entiende cuando le hablo.
—¿Eres el dueño del taller? —pregunté, sin poder apartar la mirada de sus ojos.
—Así es —me extendió su mano y por inercia la recibí, recibiendo no solo un firme apretón, sino también sintiendo escalofríos por la piel—. Amaro Jensen a su servicio.
El calor de su mano se regó por todo mi cuerpo, cortándome hasta el habla. Tiene una mirada y una sonrisa que pone los nervios de punta.—Bueno, tengo mucho trabajo que hacer —me soltó con lentitud, rozando sus dedos de una manera muy tentadora que aceleró un poco más los latidos de mi corazón—. Will, ¿cómo vas?—Vamos bien, patrón.El hombre soltó una risita divertida, pasándose por la frente una toalla que colgaba de su hombro.Observé al chico trabajando en mi auto, se veía sumamente concentrado y que sabía lo que hacía pese a verse tan jovencito. No creo que sea mayor de edad. En un segundo, que ni siquiera me di cuenta, ya me encontraba viendo a Amaro, haciendo su trabajo en uno de los tantos carros que tenía en el taller.Nunca fui capaz de quedarme viendo a las personas con tanta fijeza, pero en ese instante todo lo que hacia el hombre llamaba mi atención. Debe tener unos treinta y tantos años o menos, porque más viejo no se ve.—¡Qué calor tan bárbaro! —expresó en voz alta, b
¿Es posible sentir deseos tan intensos por una persona que has visto una sola vez en tu vida? No sé qué sucede conmigo, pero últimamente, cada vez que pienso en el mecánico, todo mi ser se estremece. Su pecho, sus brazos, sus ojos, sus labios, su forma de sonreír, de sostener sus herramientas de trabajo en sus manos, de sudar en demasía, de sus labios húmedos por el agua que bebe, son detalles que quedaron en mi mente y no puedo sacar por más que intente no dejarme llevar por su imagen.Hay momentos en mi día, donde estoy tan desocupada y sin nada que hacer, que inconscientemente pienso en él. No sé qué me pasa, ni mucho menos por qué cuando pienso en él mi piel vibra con ganas.He intentado ver a Amir con ojos de deseos, pero él ya no inspira en mí siquiera un mal pensamiento. Además, él tampoco me busca para al menos quitarse las ganas de encima, algo que me hace pensar que tiene a alguien más. En su mirada puedo ver el aburrimiento y lo infeliz que es a mi lado, por lo que no entie
Saqué de mi mente al mecánico, después de todo, ese hombre está prohibido y vetado para mí. Me gustó de momento, llamó por completo mi atención y despertó en mí ese fuego que se encontraba hecho cenizas, pero todo lo que pueda imaginar con él quedará únicamente en mi mente, pues soy una mujer casada, así como él, que parece tener una vida hecha con otra mujer.Me he dedicado de lleno a mi emprendimiento, siendo persistente para no dejar caer lo que tanto me ha costado construir. Aunque mi familia es adinerada y tienen múltiples empresas, decidí hacer mi tienda con el sudor de mi frente. Trabajé varios años siendo la secretaria de mi abuelo y la encargada de las finanzas en el partido político de mi padre, siempre me ha gustado trabajar y ser muy independiente pese a la posición de mis padres. Cada peso que invertí en mi tienda de joyerías y accesorios para damas y caballeros, lo ahorré con lo que ganaba en ambos trabajos.Mi boutique es pequeña, todavía hace falta mucho para ser de re
Mi día ha sido una completa mierda. Aparte de que no dormí ni un poco, mi esposo rechazó hasta mi intento de extinguir ese fuego que otro hombre revivió en mí, todo me ha salido mal en la tienda. Para más inri, no podré hablar con él sobre este matrimonio que ya no tiene ni pies ni cabeza, porque con una vaga excusa, volvió a evadirme. Mi día no puede ir peor, ¿o sí?Quiero creer que Amir es inteligente y él, al igual que yo, debe sentirse frustrado y contrariado con lo que estamos viviendo desde hace un tiempo, ¿o acaso soy la única que se dio cuenta que el amor murió entre nosotros?Anoche terminé de convencerme de que entre los dos no hay nada siquiera por lo que debamos luchar. Su rechazo me dolió, no voy a mentir, pero tampoco es como si me hubiese importado, después de todo, los deseos que siento en mi interior son a causa de otro y no porque él los provocara.Espero poder hablar con él, ya no quiero seguir en esta situación de vivir cada uno en nuestros mundos, pero sin dividir
Bajé del auto tan pronto llegamos a la casa de Anita y toqué el timbre, sintiéndome muy nerviosa al tener a Amaro demasiado cerca.—Sra. Brianna, qué sorpresa —dijo tan pronto abrió y se dio cuenta de que era yo—. ¿Hay algún problema en la tienda?—No, para nada —reí—. Tu auto ya quedó listo, así que lo trajimos.—No debió molestarse, ya suficiente hizo en llevarlo al taller. Me hubiera avisado y yo hubiese ido a recogerlo.—No me molesta en absoluto, no te preocupes —señalé al hombre a mi lado—. Él es Amaro, el mecánico que arregló tu auto.Ellos se presentaron y Amaro empezó a explicarle todo lo que había hecho, siendo efusivo y apasionado con su trabajo. Él cae bien al instante, es amable, respetuoso, divertido y bastante risueño. Los autos parecen apasionarle muchísimo, pues habla de ellos y los trata como si fuese un niño. Le dijo que hiciera el cambio de las llantas traseras y también le recomendó una mano de pintura, pues ya estaba empezando a pelarse la que tenía.Anita se veí
Hace mucho que no me divertía tanto como hoy. Pese a que comenzó siendo todo un caos, al final del día la luz brilló para mí.Amaro es un hombre descomplicado y bastante gracioso, que me ha hecho reír como nunca nadie lo ha hecho. Hablamos de varias cosas que teníamos en común y me sorprendieron en demasía, también de que Will es su sobrino y le ayuda desde hace un año en el taller, pues le apasionan los autos tanto como a él. Me dijo que, aunque no tenía hijos, adoraba a sus sobrinos con toda el alma.Nos tomamos tres tazas de café sin darnos cuenta, simplemente hablando de sus sobrinos y de lo mucho que los amaba, pues la hermosa pequeña que tenía de foto de perfil en su WhatsApp es la hermanita menor de Will. Me habló de Sara y de lo linda y arrasadora que es. La duda que tenía en la cabeza quedó resulta, pero todavía me hacía falta descubrir quién era la mujer del carro blanco con la que estaba discutiendo hoy.Las indirectas muy directas no hicieron falta, pues él parecía acercar
Entre el trabajo y mis responsabilidades, olvidé por completo que Amir existía. Ni él me llamaba y yo tampoco lo hacía y era hasta mejor, pues si no nos buscamos es porque no tenemos nada para decirnos.Mis días han sido tranquilos y divertidos. Amaro y yo hemos seguido hablando, pero lo hacemos muy poco. A veces nos escribimos para saber cómo estamos o qué tal va nuestro día, pero no son conversaciones largas o que toquen otros temas más profundos. Nos enviamos videos graciosos o imágenes para nada sugestivas. Pareciera que fuéramos amigos, pero en mi mente no puedo dejar de imaginarlo como algo más.Quizás estoy mal de la cabeza, pero es que mi corazón se agita de una manera incontrolable cada vez que me escribe para preguntarme cómo estoy.Mi teléfono sonó y me apresuré a responder la llamada, pensando que se trataba de Amaro, pero mi emoción se apagó cuando escuché la voz de Amir al otro lado.—Necesito que estés aquí mañana a primera hora. Hay una reunión y las parejas de los can
Cerré los ojos, tratando de sentir alguna buena sensación que me dijera que todavía existía algo entre nosotros, pero lo único que experimentaba era la incomodidad. Sus besos y sus caricias ya no tienen ningún poder en mí, no despiertan ni el más mínimo deseo en mi piel.—Detente, Amir —le pedí, sintiéndome muy incómoda.—¿Qué pasa?—No puedes venir como si nada y querer sexo. Además, todavía tenemos una conversación pendiente.—¿Vas a seguir con lo mismo? Vine desde tan lejos en son de paz, queriendo pasar un momento agradable con mi esposa. No quiero seguir discutiendo contigo —dejó una ligera mordida en mi cuello y suspiré cansada—. ¿No me extrañabas?—Tenemos que hablar.Me miró por unos segundos y resopló, haciéndose a un lado. Encendió la lamparita que había junto a la cama y empezó a quitarse la camisa en completo silencio. Se veía de mal humor.—¿Y qué es eso de lo que tenemos que hablar que no puede esperar un poco más? Quería estar contigo porque te extrañaba, pero no entien