Mi día ha sido una completa m****a. Aparte de que no dormí ni un poco, mi esposo rechazó hasta mi intento de extinguir ese fuego que otro hombre revivió en mí, todo me ha salido mal en la tienda. Para más inri, no podré hablar con él sobre este matrimonio que ya no tiene ni pies ni cabeza, porque con una vaga excusa, volvió a evadirme. Mi día no puede ir peor, ¿o sí?
Quiero creer que Amir es inteligente y él, al igual que yo, debe sentirse frustrado y contrariado con lo que estamos viviendo desde hace un tiempo, ¿o acaso soy la única que se dio cuenta que el amor murió entre nosotros?
Anoche terminé de convencerme de que entre los dos no hay nada siquiera por lo que debamos luchar. Su rechazo me dolió, no voy a mentir, pero tampoco es como si me hubiese importado, después de todo, los deseos que siento en mi interior son a causa de otro y no porque él los provocara.
Espero poder hablar con él, ya no quiero seguir en esta situación de vivir cada uno en nuestros mundos, pero sin dividir cobijas. Nos amamos mucho, sin embargo, todo acabó hace tiempo.
Después de hacer la devolución de la mercancía y discutir por largo rato con la encargada de la empresa que me surte en joyas por el error que ella cometió y no quería aceptar, me senté de mala gana en mi silla, apoyando los codos sobre el escritorio y cubriendo mi rostro con mis manos. El día se pintó de gris para mí, nada me ha salido bien hoy. Pareciera que fui cagada por un mono.
Llenándome de paciencia y bajando las revoluciones que la encargada de la tienda me dejó, oí a lo lejos que mi teléfono sonaba. Suspiré exasperada y lo tomé, pero quedé más que sorprendida cuando vi que se trataba de Amaro, el mecánico.
No respondí al instante, por eso cuando acabó la llamada, solté una gran bocana de aire. ¿Y ahora ese hombre por qué me está llamando? Mi teléfono volvió a sonar en mis manos y respiré hondo, despejando mi garganta.
—¿Sí?
—Buenas tardes. ¿Cómo estás?
—Muy bien —respondí, sintiéndome una adolescente que no sabe qué más decir—. ¿A qué debo tu llamada? El faro ha estado funcionando a la perfección. Will hizo un buen trabajo.
—No llamo para saber cómo va tu auto, aunque me alegra mucho que me digas que está funcionando correctamente. Llamo para recordarte del auto que traje a mi taller hace unos días. Ya está listo, puedes pasar cuando desees.
—Oh, llamabas por eso —reí tontamente—. Había olvidado por completo que el auto de Anita estaba en tu taller. Gracias por decirme que está listo. Envíame la cuenta de cobro por vía texto y tus datos bancarios para transferir el dinero. El auto no es mío, pero la dueña estará pasando por el a más tardar mañana.
—Pensé que el auto era tuyo. No tengo cuentas de banco, todo pago lo recibo en efectivo.
—Cierto, ya me lo habías dicho —cubrí mi rostro, sintiéndome sumamente avergonzada—. ¿Ahora mismo estás en el taller?
—Sí, aquí estoy, no me he movido.
Mordí mis labios, indecisa en si ir o no a darle de comer otro poquito al ojo.
—Creo que alcance a ir por el auto. En una hora estoy allá.
—Te espero —fue lo que respondió, incrementando los latidos de mi corazón.
Solo iré por el auto de Anita, pagaré por el buen trabajo que hizo reparándolo y me iré a mi casa a ahogar mi mal día en una botella de vino tinto y muchos masmelos recubiertos con chocolate, no es como que vaya a suceder algo entre nosotros o que vuelva a pasar la misma vergüenza de hace unos días.
Me levanté a prisa de mi silla y me arreglé un poco el cabello, también retoqué mi maquillaje e incluso me apliqué otro poco más de perfume. Hoy me vestí tan casual, aunque tampoco es como que me gusté ir en trajes y tacones todo el tiempo. El jean y la blusa blanca me hacen ver más juvenil, como también amoldan cada curva de mi cuerpo, resaltando mis caderas y mi busto.
No tengo por qué arreglarme tanto, solo voy al taller a sacar el auto, no a un evento de modas. El mecánico puede estar muy bueno, pero no pasa de ahí.
***
Antes de bajarme del auto, me eché un corto vistazo por el espejo, pero el auto blanco que se encontraba frente al taller llamó mi atención. Amaro estaba en el interior del auto con ella, en una conversación bastante acalorada, porque la mujer no dejaba de mover las manos, como si estuviese haciéndole algún reclamo.
No sabía si bajar o no, pero él ya me había visto y, por ende, bajó con rapidez del auto blanco, para acercarse al mío mientras parecía tomar una bocanada de aire. La mujer bajó por igual, por lo que pude verla a detalle. Era muy bonita, delgada y de cabello negro muy largo, pero se veía muy furiosa.
—¡Te estoy hablando, Amaro! ¡No me dejes hablando sola, carajo! —pegó el grito, más no se detuvo.
—Estoy ocupado —me sonrió, olvidándose de la mujer que lo esperaba iracunda detrás suyo—. Buenas tardes, Brianna. El auto estaba en sus últimas, ya le hacía falta que le metieran mano. Arreglé los frenos porque estaban largos. Pero el problema principal estaba en el motor de arranque, el cual se quemó y no había más solución que cambiarlo. ¿Te gustaría ensayarlo para saber cómo quedó?
—No, yo confío en tu trabajo, Amaro. Realmente el auto no es mío, solo hice el favor de traerlo y ya —sonreí, deseando irme antes de que la pelinegra me arrancara los pelos con la mirada—. ¿Cuánto te debo por el servicio?
—Aquí tienes la factura —la sacó del interior del bolsillo de su overol y la recibí—. Las llantas de atrás están muy lisas, así que te sugiero que lo lleves al montallantas o se pueden quedar en los rines.
—De acuerdo.
Pagué el arreglo del auto y Amaro me entregó la llave, pero como venía sola, no podía llevarme ambos autos y tampoco sabía cómo iba a hacer. No puedo llevarme el de Anita y dejar el mío aquí o viceversa. ¿Por qué no pensé un poquito antes de venir y llamé a Anita o a uno de los guardaespaldas de Amir? Definitivamente hoy no fue mi mejor día.
—¿Algún problema? —inquirió Amaro.
—Que no sé cómo voy a llevarme ambos autos, está claro que no me puedo dividir en dos.
Soltó una risita divertida.
—Pero yo te puedo ayudar. Tú me guías el camino y yo llevo el escarabajo a donde tú me digas.
—No quiero...
—No me vayas a dejar aquí sola, Amaro —la mujer me interrumpió, dándome una mirada de pies a cabeza—. Estamos hablando de cosas muy importantes, como para que te vayas a la primera.
—Estoy trabajando, por si no te das cuenta. ¿Tú no deberías estar haciendo lo mismo, Katie?
—Pero ¿y a dónde dejas lo nuestro?
—Entre nosotros no existe nada. Ahora, por favor, déjame realizar mi trabajo —fue a cerrar el taller, bajo la insistencia de la mujer para que hablaran.
¿Será ella la madre de la pequeña que tiene en la foto de perfil? No debería importarme la vida del hombre, pero no sé por qué me alegra tanto saber que no tiene pareja ni parece ser que está comprometido, pero pienso en mí y todos los deseos quedan en mi mente.
Bajé del auto tan pronto llegamos a la casa de Anita y toqué el timbre, sintiéndome muy nerviosa al tener a Amaro demasiado cerca.—Sra. Brianna, qué sorpresa —dijo tan pronto abrió y se dio cuenta de que era yo—. ¿Hay algún problema en la tienda?—No, para nada —reí—. Tu auto ya quedó listo, así que lo trajimos.—No debió molestarse, ya suficiente hizo en llevarlo al taller. Me hubiera avisado y yo hubiese ido a recogerlo.—No me molesta en absoluto, no te preocupes —señalé al hombre a mi lado—. Él es Amaro, el mecánico que arregló tu auto.Ellos se presentaron y Amaro empezó a explicarle todo lo que había hecho, siendo efusivo y apasionado con su trabajo. Él cae bien al instante, es amable, respetuoso, divertido y bastante risueño. Los autos parecen apasionarle muchísimo, pues habla de ellos y los trata como si fuese un niño. Le dijo que hiciera el cambio de las llantas traseras y también le recomendó una mano de pintura, pues ya estaba empezando a pelarse la que tenía.Anita se veí
Hace mucho que no me divertía tanto como hoy. Pese a que comenzó siendo todo un caos, al final del día la luz brilló para mí.Amaro es un hombre descomplicado y bastante gracioso, que me ha hecho reír como nunca nadie lo ha hecho. Hablamos de varias cosas que teníamos en común y me sorprendieron en demasía, también de que Will es su sobrino y le ayuda desde hace un año en el taller, pues le apasionan los autos tanto como a él. Me dijo que, aunque no tenía hijos, adoraba a sus sobrinos con toda el alma.Nos tomamos tres tazas de café sin darnos cuenta, simplemente hablando de sus sobrinos y de lo mucho que los amaba, pues la hermosa pequeña que tenía de foto de perfil en su WhatsApp es la hermanita menor de Will. Me habló de Sara y de lo linda y arrasadora que es. La duda que tenía en la cabeza quedó resulta, pero todavía me hacía falta descubrir quién era la mujer del carro blanco con la que estaba discutiendo hoy.Las indirectas muy directas no hicieron falta, pues él parecía acercar
Entre el trabajo y mis responsabilidades, olvidé por completo que Amir existía. Ni él me llamaba y yo tampoco lo hacía y era hasta mejor, pues si no nos buscamos es porque no tenemos nada para decirnos.Mis días han sido tranquilos y divertidos. Amaro y yo hemos seguido hablando, pero lo hacemos muy poco. A veces nos escribimos para saber cómo estamos o qué tal va nuestro día, pero no son conversaciones largas o que toquen otros temas más profundos. Nos enviamos videos graciosos o imágenes para nada sugestivas. Pareciera que fuéramos amigos, pero en mi mente no puedo dejar de imaginarlo como algo más.Quizás estoy mal de la cabeza, pero es que mi corazón se agita de una manera incontrolable cada vez que me escribe para preguntarme cómo estoy.Mi teléfono sonó y me apresuré a responder la llamada, pensando que se trataba de Amaro, pero mi emoción se apagó cuando escuché la voz de Amir al otro lado.—Necesito que estés aquí mañana a primera hora. Hay una reunión y las parejas de los can
Cerré los ojos, tratando de sentir alguna buena sensación que me dijera que todavía existía algo entre nosotros, pero lo único que experimentaba era la incomodidad. Sus besos y sus caricias ya no tienen ningún poder en mí, no despiertan ni el más mínimo deseo en mi piel.—Detente, Amir —le pedí, sintiéndome muy incómoda.—¿Qué pasa?—No puedes venir como si nada y querer sexo. Además, todavía tenemos una conversación pendiente.—¿Vas a seguir con lo mismo? Vine desde tan lejos en son de paz, queriendo pasar un momento agradable con mi esposa. No quiero seguir discutiendo contigo —dejó una ligera mordida en mi cuello y suspiré cansada—. ¿No me extrañabas?—Tenemos que hablar.Me miró por unos segundos y resopló, haciéndose a un lado. Encendió la lamparita que había junto a la cama y empezó a quitarse la camisa en completo silencio. Se veía de mal humor.—¿Y qué es eso de lo que tenemos que hablar que no puede esperar un poco más? Quería estar contigo porque te extrañaba, pero no entien
Mi cabeza está hecha un lío. Por un lado, está mi sentir y la forma en que yo veo mi relación con Amir, pero con todo lo que me dijo, me puso a pensar en que podíamos intentarlo una vez más. ¿Por qué no darnos una segunda oportunidad, si somos marido y mujer? Sería muy egoísta de mi parte no darle la oportunidad de enmendar sus fallos, si yo tengo los míos y no estoy aceptándolos como él sí lo hizo.Aunque él buscó de todas las maneras habidas y por haber tener sexo conmigo, me sentía tan contrariada y frustrada, que no pude corresponder ni una sola de sus atenciones. Mi piel no se encendió, algo que me aclaró que soy yo la que dejó morir la llama del amor, porque sus deseos por mí siguen tan intactos como desde que lo conocí. Pero es que sus besos ya no causan nada en mí y no sé cómo decirle que ya no siento ningún tipo de deseo por él.Quiero intentarlo, aunque sea una vez para no ser la mala del cuento, pero es que Amir ya no me inspira a nada. Es que ni siquiera me siento protegid
Estaba estática, sorprendida, confundida, shockeada. No podía salir de mi asombro ni tampoco moverme de mi lugar. Vi a detalle y no por morbo, sino por el asombro, como Amir estaba siendo empalado con una fuerza brutal. Sus expresiones, su forma de pedir más, de morderse los labios, de gemir. Jamás lo había visto tan suelto a la hora del sexo.Sí llegué a pensar que él tenía una amante y que era muy feliz con ella, pero nunca se cruzó por mi mente que su asistente fuese quien lo llenara tanto. Ante mis ojos, Amir es un hombre completamente desconocido.La última estocada que Stiven dejó en Amir, vino acompañada de un tirón de cabello y un beso que le drenó toda la fuerza. Sus respiraciones se encontraban agitadas y entre ese beso tan intenso que se dieron, alcancé a oír varios murmullos que no comprendí.Debí irme, hacer ruido, interrumpirlos e incluso hacerle el reclamo a mi esposo, pero estaba tan sorprendida que no podía moverme ni gesticular palabra alguna. Pero lo más curioso de
Regresé a la casa que compartí con un hombre que hoy en día es un completo desconocido para mí, y no voy a mentir, a mi mente llegaron todos esos bonitos momentos que vivimos juntos y todos los sueños que hablamos en medio de besos y caricias, y la nostalgia me gobernó.Desde que conocí a Amir me enamoré perdidamente de él. Vivimos un amor loco e intenso por largos meses, antes de que me propusiera matrimonio. Quizás nos precipitamos en muchas cosas, pero fui feliz a su lado y vivimos al máximo hasta que el hastío hizo que todo acabara.Pienso en las veces que tuvimos relaciones íntimas y nunca vi ese gusto del que tanto me habló y me parece tan extraño. Él era intenso, apasionado y le gustaba la rudeza en la cama. Siempre fue buen amante, sabía dónde tocar y qué decir para que mi piel se encendiera en milésimas de segundos. Aunque no soy quién para juzgar sus gustos, me pareció tan extraño verlo tan entregado y completamente satisfecho a la merced de su asistente.Llamé al abogado de
Le pedí a Anita que se hiciera cargo de la tienda antes de irme. No sabía a dónde ir, pero necesitaba tranquilidad o mi cabeza explotaría en cualquier instante.Vagué por las calles de la ciudad sin rumbo alguno, teniendo muchas cosas en desorden en mi mente. No sé qué está tramando Amir, poco a poco he empezado a desconfiar de él y de todo lo que hace y dice. No sé con qué fin vino a decirme todo eso Steven y tampoco sé lo que hay en esa cajita que traía en sus manos y dejó en mi poder. No sé si lo correcto es ayudarlo, después de todo, eso sería involucrarme de más en la política y es lo que menos quiero hacer.Miré la cajita de soslayo y suspiré. Tengo la curiosidad de saber lo que hay ahí dentro, pero una parte de mí me dice que es mejor no saciar esa curiosidad.Sin darme cuenta de nada, terminé frente al taller de Amaro. Los portones estaban abiertos de par en par y habían varios autos fuera del taller con el capó abierto. Él no se veía por ningún lado, pero sí alcanzaba a ver a