Capítulo 5

Saqué de mi mente al mecánico, después de todo, ese hombre está prohibido y vetado para mí. Me gustó de momento, llamó por completo mi atención y despertó en mí ese fuego que se encontraba hecho cenizas, pero todo lo que pueda imaginar con él quedará únicamente en mi mente, pues soy una mujer casada, así como él, que parece tener una vida hecha con otra mujer.

Me he dedicado de lleno a mi emprendimiento, siendo persistente para no dejar caer lo que tanto me ha costado construir. Aunque mi familia es adinerada y tienen múltiples empresas, decidí hacer mi tienda con el sudor de mi frente. Trabajé varios años siendo la secretaria de mi abuelo y la encargada de las finanzas en el partido político de mi padre, siempre me ha gustado trabajar y ser muy independiente pese a la posición de mis padres. Cada peso que invertí en mi tienda de joyerías y accesorios para damas y caballeros, lo ahorré con lo que ganaba en ambos trabajos.

Mi boutique es pequeña, todavía hace falta mucho para ser de renombre y tan grande como lo he soñado, pero con el esfuerzo y la dedicación que le he puesto día tras día, sé que lo podré lograr.

Di vuelta por enésima vez en la cama, sudorosa e irritada por no poder pegar el ojo. He pasado las últimas noches con desesperación, con una ansiedad que no me permite siquiera dormir en calma.

Ladeé la cabeza hacia Amir y suspiré profundamente. ¿Cómo puede dormir tan tranquilo mientras siento como si la cama estuviera repleta de pulgas? Entiendo que debe estar agotado después de tanto trajín en la campaña, pero no había tocado ni la cama cuando ya estaba dormido.

—¿Cuándo cambiaron las cosas? —le pregunté al silencio, recibiendo una respuesta clara y contundente.

Lo nuestro es como un bloque de hielo, tan frío que parece que no hay sol que lo caliente. En el medio de los dos hay una enorme brecha, aunque estemos tan cerca. No nos sirve de nada compartir vidas y cama, si todo el amor que había entre nosotros ya acabó.

Lo abracé por la espalda, apoyando mi mejilla en su piel y llevando mi mano por su estómago, acariciando sutilmente todo a mi paso. Quisiera poder sentir el calor de su cuerpo una vez más fundirse con el mío, pero incluso una leve caricia resulta simple y fría.

¿Dónde quedaron esas ganas que sentíamos antes? Recuerdo cuando la premura de tocarnos y besarnos nos hacía olvidar del mundo entero para perdernos en brazos del otro, cuando nos dejábamos llevar por la pasión y cometíamos pequeñas travesuras que mantenían viva la llama de nuestro amor. Ahora no hay nada de eso, su calor no es capaz de calentarme como en el pasado.

Sin embargo, seguí acariciando su piel, recordando cada momento que hemos vivido juntos. Lo amaba, así como él me amó a mí, pero el sentimiento simplemente se ha ido acabando con el paso del tiempo. No sé cuándo dejamos de sentirnos plenos y amados en brazos del otro, pues desde que la rutina nos consumió, todo lo bueno y bonito que vivimos antes quedó en un baúl.

¿Habrá solución para nosotros? ¿Todavía tendremos posibilidad de arreglar nuestro matrimonio y seguir amándonos así como lo prometimos una vez frente al altar de Dios? ¿Será que, muy en lo profundo de nuestro ser, todavía queda algo de amor y no lo hemos sabido cultivar? No creo que el sentimiento se haya extinguido por completo, supongo que no hemos encontrado el momento para nosotros.

Descendí mi mano por su estómago hasta sentir bajo mi tacto su semierecto pene. Ante mi toque, todo su cuerpo se estremeció, lo que hizo avivar ese fuego que otro hombre había despertado en mí.

Dejé un reguero de besos por su espalda y cuello, mientras movía mi mano al interior de su bóxer y sostenía en mi mano su hombría. Bastó un roce para que se despertara y apartara mi mano de mala gana, lo que me dejó desconcertada.

—¿Qué sucede contigo? —le pregunté, queriendo hablar sobre nosotros.

—Perdóname, estaba muy dormido y me asusté —se dio vuelta y me miró con fijeza, más no se acercó ni me acarició—. Estoy agotado, la campaña me tiene con pocas energías. Después te compenso, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —sonreí, restándole importancia—. Descansa.

Pellizcó mi nariz y, antes de que parpadeara, ya se había vuelto a dormir.

¿Acaso ya no le inspiro absolutamente nada, siquiera un mal.pensamiento? ¿Él estará pasando por lo mismo que yo, que ya no le encuentro ni ganas ni motivos a lo nuestro o se debe a las elecciones como dice?

Me quedé mirando el techo, pensando en todo y nada, queriendo acabar con este matrimonio definitivamente, pues ya no hay futuro alguno por el que debamos seguir luchando, pero un poco contrariada, porque llevamos varios años juntos y no es justo acabar de un momento para otro todas las promesas que nos hicimos delante de Dios.

♡♡♡

La noche fue desastrosa, no pude descansar ni un poco. No dejé de darle vueltas a mi matrimonio, de tratar de encontrar una solución que no fuese el divorcio. Es que ni siquiera Amir y yo hemos intentado luchar por lo nuestro, como para querer acabar todo lo que hemos construido por años.

—¡Oye! —lo llamé en cuanto lo vi pasar por la cocina, apurado y con el teléfono en mano.

—¿Sí? —se detuvo, guardando el teléfono en el bolsillo de su pantalón—. Llevo un poco de prisa, Bri. Dime lo que me tengas que decir ahora o envíame un mensaje si ya lo olvidaste.

—Eres irritante cuando estás bajo tanta presión —viré los ojos—. Te invito esta noche a cenar, en el mismo restaurante de siempre y en el mismo reservado donde hemos tenido tantos momentos divertidos —insinué y sonrió de costado, negando con la cabeza—. No vayas a dejarme plantada, porque tenemos cosas importantes que hablar.

—No puedo esta noche, lo siento, mi amor. Debo viajar esta tarde, mañana tengo una entrevista a la cual no puedo faltar.

—Has hecho miles de entrevistas, por una que no hagas, no se acabará el mundo.

—Si mi sueño es ser un gobernante que da un buen ejemplo, no puedo faltar a una entrevista así sea de poca importancia y lo sabes. Tú conoces la política, Brianna.

Resoplé decepcionada, pero esa vocecita en mi cabeza me decía que no debía sorprenderme su respuesta. Una parte de mí sabía que se iba a negar, usando cualquier pretexto para no hablar conmigo.

—Cuando regrese hablamos de todo eso que dices que es importante, te lo prometo —salió como alma que lleva el diablo, sin decirme adiós ni dame un falso beso como despedida.

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