¿Es posible sentir deseos tan intensos por una persona que has visto una sola vez en tu vida? No sé qué sucede conmigo, pero últimamente, cada vez que pienso en el mecánico, todo mi ser se estremece. Su pecho, sus brazos, sus ojos, sus labios, su forma de sonreír, de sostener sus herramientas de trabajo en sus manos, de sudar en demasía, de sus labios húmedos por el agua que bebe, son detalles que quedaron en mi mente y no puedo sacar por más que intente no dejarme llevar por su imagen.
Hay momentos en mi día, donde estoy tan desocupada y sin nada que hacer, que inconscientemente pienso en él. No sé qué me pasa, ni mucho menos por qué cuando pienso en él mi piel vibra con ganas.
He intentado ver a Amir con ojos de deseos, pero él ya no inspira en mí siquiera un mal pensamiento. Además, él tampoco me busca para al menos quitarse las ganas de encima, algo que me hace pensar que tiene a alguien más. En su mirada puedo ver el aburrimiento y lo infeliz que es a mi lado, por lo que no entiendo a son de qué continúa a mi lado. Si es por no perder todos los seguidores que se ha hecho, él tiene las de ganar con todos los que siguen el partido de su familia de años atrás.
La actitud de Amir ha cambiado mucho y cada día lo desconozco más y más. Ya no es el mismo hombre que quise algún día, ahora parece más un desconocido que aquel buen chico que se ganó mi corazón y me hizo pensar en una vida a su lado.
Me encontraba realizando el inventario en la boutique, cuando varios golpes en la puerta me sacaron de mis deberes. Le di permiso para entrar a la persona que había interrumpido y una de las empleadas entró, luciendo pensativa y preocupada.
—Sra. Brianna, disculpe que la interrumpa, pero si no fuese importante, no la molestaría.
—¿Qué ocurre, Anita?
—Es que mi madre iba de camino a una cita médica y el auto se averió. Mi hermana está con ella y es la que la lleva y la trae, pero no puede llevarla a su cita y dejar el auto en medio de la calle. Y tampoco puede llevar el auto a un taller porque no contamos con el dinero para pagar por el arreglo en este momento, además de que mi madre perdería esa cita que tanto nos costó sacarle y es de suma importancia —habló tan rápido, que tuvo que tomar una gran bocanada de aire—. Sé que hoy es el día libre de Lulú y no quiero que piense que estoy diciendo todo esto para que tenga consideración conmigo...
—Toma un respiro, Anita —le sugerí y así lo hizo—. Si tienes que asistir a tu madre y a tu hermana, adelante. No tengo ningún problema con ello. En cuanto al mecánico, yo asumo los gastos de la reparación del auto.
—¿En serio? No quiero abusar de su confianza. Permíteme pagarle la reparación con horas extras o descuentos de mi salario.
—Comprendo que hay situaciones que salen de nuestras manos. Hoy puedo cerrar la tienda o, en cuanto termine de realizar el inventario, puedo atender yo misma. No tengo problema en hacerlo. Ve con tu madre y llévala a su cita, yo me encargo del resto, ¿de acuerdo?
—¡Mil gracias, Sra. Brianna! Es usted un sol.
—No agradezcas. Ve antes de que se te haga más tarde —sonreí—. Envíame la ubicación del auto e inmediatamente llamaré a alguien para que lo recoja.
—De verdad muchas gracias —me pasó la dirección en donde se había quedado el auto averiado y se marchó a toda prisa.
Saqué de la gaveta la tarjeta que el mecánico me había dado hace unos días y le di vueltas en mi mano, encontrando un poco de valor en mí para llamarlo. He tenido la tentación aunque sea de enviarle un mensaje, todavía no entiendo por qué ni para qué, pero mi auto está en óptimas condiciones y no tengo ninguna otra excusa que pueda usar para llamarle.
Tomé una gran bocanada de aire y marqué los números, ansiosa y con una taquicardia que no podía explicar. ¿Cómo algo tan simple como una llamada puede ponerme tan nerviosa? Solo voy a hablarle para que pueda arreglar el auto, no para pedirle alguna otra cosa.
Justo cuando iba a colgar porque los nervios me gobernaron demasiado, respondió la llamada:
—Sí, buenos días.
—Buenos días, soy Brianna —vacilé por un instante, sin saber qué más decir.
—Disculpa mi falta de memoria, pero ¿qué Brianna eres?
—La del deportivo rojo —no sé por qué me molestó que no se acordara ni de mi nombre.
—Ya, ya recuerdo —soltó una suave risita—. ¿En qué te puedo servir?
—Necesito otro servicio, pero esta vez no podré llevar el auto hasta el taller.
—Por supuesto, dime la dirección a donde debo ir y ahí estaré.
—Te la enviaré por mensaje.
—De acuerdo.
Me quedé con el teléfono en mano unos instantes, pero colgué rápidamente, ya que no tenía más palabras para decirle. No existía una persona en este mundo que me hiciera sentir tan nerviosa, y ahora viene un completo desconocido a azorarme sin hacerme ni decirme nada.
Me apresuré a enviarle la ubicación del auto y me di cuenta de la hermosa niña que tenía como foto de perfil. No pensé que un hombre tan atractivo tuviese pareja y un hogar, pues estaba muy ocupada dejándome llevar por la perversión.
Sacudí la cabeza con fuerza y me dediqué a realizar mi trabajo, diciéndome a mí misma que es una locura y estupidez pensar en tener una aventura con el primero que se cruce en mi camino y me haga despertar las mariposas en mi piel. Todas estas reacciones que no había experimentado antes me hicieron entender que lo que yo necesito es quien pueda calmar esos deseos que están ardiendo en lo más recóndito de mi ser, pero en vista de que mi esposo no es capaz de brindarme una vaga caricia, tendré que buscar una solución por mi cuenta, pues tampoco puedo ir a meterme bajo las sábanas con cualquiera.
Saqué de mi mente al mecánico, después de todo, ese hombre está prohibido y vetado para mí. Me gustó de momento, llamó por completo mi atención y despertó en mí ese fuego que se encontraba hecho cenizas, pero todo lo que pueda imaginar con él quedará únicamente en mi mente, pues soy una mujer casada, así como él, que parece tener una vida hecha con otra mujer.Me he dedicado de lleno a mi emprendimiento, siendo persistente para no dejar caer lo que tanto me ha costado construir. Aunque mi familia es adinerada y tienen múltiples empresas, decidí hacer mi tienda con el sudor de mi frente. Trabajé varios años siendo la secretaria de mi abuelo y la encargada de las finanzas en el partido político de mi padre, siempre me ha gustado trabajar y ser muy independiente pese a la posición de mis padres. Cada peso que invertí en mi tienda de joyerías y accesorios para damas y caballeros, lo ahorré con lo que ganaba en ambos trabajos.Mi boutique es pequeña, todavía hace falta mucho para ser de re
Mi día ha sido una completa mierda. Aparte de que no dormí ni un poco, mi esposo rechazó hasta mi intento de extinguir ese fuego que otro hombre revivió en mí, todo me ha salido mal en la tienda. Para más inri, no podré hablar con él sobre este matrimonio que ya no tiene ni pies ni cabeza, porque con una vaga excusa, volvió a evadirme. Mi día no puede ir peor, ¿o sí?Quiero creer que Amir es inteligente y él, al igual que yo, debe sentirse frustrado y contrariado con lo que estamos viviendo desde hace un tiempo, ¿o acaso soy la única que se dio cuenta que el amor murió entre nosotros?Anoche terminé de convencerme de que entre los dos no hay nada siquiera por lo que debamos luchar. Su rechazo me dolió, no voy a mentir, pero tampoco es como si me hubiese importado, después de todo, los deseos que siento en mi interior son a causa de otro y no porque él los provocara.Espero poder hablar con él, ya no quiero seguir en esta situación de vivir cada uno en nuestros mundos, pero sin dividir
Bajé del auto tan pronto llegamos a la casa de Anita y toqué el timbre, sintiéndome muy nerviosa al tener a Amaro demasiado cerca.—Sra. Brianna, qué sorpresa —dijo tan pronto abrió y se dio cuenta de que era yo—. ¿Hay algún problema en la tienda?—No, para nada —reí—. Tu auto ya quedó listo, así que lo trajimos.—No debió molestarse, ya suficiente hizo en llevarlo al taller. Me hubiera avisado y yo hubiese ido a recogerlo.—No me molesta en absoluto, no te preocupes —señalé al hombre a mi lado—. Él es Amaro, el mecánico que arregló tu auto.Ellos se presentaron y Amaro empezó a explicarle todo lo que había hecho, siendo efusivo y apasionado con su trabajo. Él cae bien al instante, es amable, respetuoso, divertido y bastante risueño. Los autos parecen apasionarle muchísimo, pues habla de ellos y los trata como si fuese un niño. Le dijo que hiciera el cambio de las llantas traseras y también le recomendó una mano de pintura, pues ya estaba empezando a pelarse la que tenía.Anita se veí
Hace mucho que no me divertía tanto como hoy. Pese a que comenzó siendo todo un caos, al final del día la luz brilló para mí.Amaro es un hombre descomplicado y bastante gracioso, que me ha hecho reír como nunca nadie lo ha hecho. Hablamos de varias cosas que teníamos en común y me sorprendieron en demasía, también de que Will es su sobrino y le ayuda desde hace un año en el taller, pues le apasionan los autos tanto como a él. Me dijo que, aunque no tenía hijos, adoraba a sus sobrinos con toda el alma.Nos tomamos tres tazas de café sin darnos cuenta, simplemente hablando de sus sobrinos y de lo mucho que los amaba, pues la hermosa pequeña que tenía de foto de perfil en su WhatsApp es la hermanita menor de Will. Me habló de Sara y de lo linda y arrasadora que es. La duda que tenía en la cabeza quedó resulta, pero todavía me hacía falta descubrir quién era la mujer del carro blanco con la que estaba discutiendo hoy.Las indirectas muy directas no hicieron falta, pues él parecía acercar
Entre el trabajo y mis responsabilidades, olvidé por completo que Amir existía. Ni él me llamaba y yo tampoco lo hacía y era hasta mejor, pues si no nos buscamos es porque no tenemos nada para decirnos.Mis días han sido tranquilos y divertidos. Amaro y yo hemos seguido hablando, pero lo hacemos muy poco. A veces nos escribimos para saber cómo estamos o qué tal va nuestro día, pero no son conversaciones largas o que toquen otros temas más profundos. Nos enviamos videos graciosos o imágenes para nada sugestivas. Pareciera que fuéramos amigos, pero en mi mente no puedo dejar de imaginarlo como algo más.Quizás estoy mal de la cabeza, pero es que mi corazón se agita de una manera incontrolable cada vez que me escribe para preguntarme cómo estoy.Mi teléfono sonó y me apresuré a responder la llamada, pensando que se trataba de Amaro, pero mi emoción se apagó cuando escuché la voz de Amir al otro lado.—Necesito que estés aquí mañana a primera hora. Hay una reunión y las parejas de los can
Cerré los ojos, tratando de sentir alguna buena sensación que me dijera que todavía existía algo entre nosotros, pero lo único que experimentaba era la incomodidad. Sus besos y sus caricias ya no tienen ningún poder en mí, no despiertan ni el más mínimo deseo en mi piel.—Detente, Amir —le pedí, sintiéndome muy incómoda.—¿Qué pasa?—No puedes venir como si nada y querer sexo. Además, todavía tenemos una conversación pendiente.—¿Vas a seguir con lo mismo? Vine desde tan lejos en son de paz, queriendo pasar un momento agradable con mi esposa. No quiero seguir discutiendo contigo —dejó una ligera mordida en mi cuello y suspiré cansada—. ¿No me extrañabas?—Tenemos que hablar.Me miró por unos segundos y resopló, haciéndose a un lado. Encendió la lamparita que había junto a la cama y empezó a quitarse la camisa en completo silencio. Se veía de mal humor.—¿Y qué es eso de lo que tenemos que hablar que no puede esperar un poco más? Quería estar contigo porque te extrañaba, pero no entien
Mi cabeza está hecha un lío. Por un lado, está mi sentir y la forma en que yo veo mi relación con Amir, pero con todo lo que me dijo, me puso a pensar en que podíamos intentarlo una vez más. ¿Por qué no darnos una segunda oportunidad, si somos marido y mujer? Sería muy egoísta de mi parte no darle la oportunidad de enmendar sus fallos, si yo tengo los míos y no estoy aceptándolos como él sí lo hizo.Aunque él buscó de todas las maneras habidas y por haber tener sexo conmigo, me sentía tan contrariada y frustrada, que no pude corresponder ni una sola de sus atenciones. Mi piel no se encendió, algo que me aclaró que soy yo la que dejó morir la llama del amor, porque sus deseos por mí siguen tan intactos como desde que lo conocí. Pero es que sus besos ya no causan nada en mí y no sé cómo decirle que ya no siento ningún tipo de deseo por él.Quiero intentarlo, aunque sea una vez para no ser la mala del cuento, pero es que Amir ya no me inspira a nada. Es que ni siquiera me siento protegid
Estaba estática, sorprendida, confundida, shockeada. No podía salir de mi asombro ni tampoco moverme de mi lugar. Vi a detalle y no por morbo, sino por el asombro, como Amir estaba siendo empalado con una fuerza brutal. Sus expresiones, su forma de pedir más, de morderse los labios, de gemir. Jamás lo había visto tan suelto a la hora del sexo.Sí llegué a pensar que él tenía una amante y que era muy feliz con ella, pero nunca se cruzó por mi mente que su asistente fuese quien lo llenara tanto. Ante mis ojos, Amir es un hombre completamente desconocido.La última estocada que Stiven dejó en Amir, vino acompañada de un tirón de cabello y un beso que le drenó toda la fuerza. Sus respiraciones se encontraban agitadas y entre ese beso tan intenso que se dieron, alcancé a oír varios murmullos que no comprendí.Debí irme, hacer ruido, interrumpirlos e incluso hacerle el reclamo a mi esposo, pero estaba tan sorprendida que no podía moverme ni gesticular palabra alguna. Pero lo más curioso de