El calor de su mano se regó por todo mi cuerpo, cortándome hasta el habla. Tiene una mirada y una sonrisa que pone los nervios de punta.
—Bueno, tengo mucho trabajo que hacer —me soltó con lentitud, rozando sus dedos de una manera muy tentadora que aceleró un poco más los latidos de mi corazón—. Will, ¿cómo vas?
—Vamos bien, patrón.
El hombre soltó una risita divertida, pasándose por la frente una toalla que colgaba de su hombro.
Observé al chico trabajando en mi auto, se veía sumamente concentrado y que sabía lo que hacía pese a verse tan jovencito. No creo que sea mayor de edad. En un segundo, que ni siquiera me di cuenta, ya me encontraba viendo a Amaro, haciendo su trabajo en uno de los tantos carros que tenía en el taller.
Nunca fui capaz de quedarme viendo a las personas con tanta fijeza, pero en ese instante todo lo que hacia el hombre llamaba mi atención. Debe tener unos treinta y tantos años o menos, porque más viejo no se ve.
—¡Qué calor tan bárbaro! —expresó en voz alta, bajando el cierre de su overol.
Sabía que debía apartar la mirada del hombre, pero fue imposible hacerlo al ver que amarró la parte de arriba del overol en su cadera, dejando a la vista unos brazos bien grandes y llenos de tatuajes. El hombre es alto y fornido, y su piel tiene un leve bronceado que lo hace lucir bastante atractivo.
Recorrí su espalda con lentitud, viendo cada detalle de su piel y de la forma en que sus músculos se tensan con cada movimiento que hace. No sé qué diablos estaba haciendo en el auto, pero hacía tanta fuerza con sus manos que se brotaban las venas en sus brazos y sus hombros se veían más grandes.
Pasé saliva, apretando las piernas a más no poder debido al calor que me gobernaba por dentro y llevé una mano a mi pecho, tratando de controlar la agitación de mi corazón.
Para seguir aumentando el calor en mi piel y el latir veloz en mi interior, tomó un gran sorbo de agua, dejando caer varias gotas por su barbilla. Había un leve rastro de barba, pero nada que lo hiciera ver mal. Todo lo contrario, lo hacía ver muy masculino y sensual. Las gotas de agua se deslizaron por su pecho y mordí el interior de mi mejilla, deseando ser esas gotas de agua para recorrer tremendo pecho hasta llegar mucho más abajo que ellas y calmar la sed que me dio en ese justo instante.
Si su pecho es firme y grande, sus pectorales poco marcados, igual se ven definidosy sus manos cubrirían por completo las mías. Nada más con imaginar lo que cubre su ropa mis nervios palpitan todavía más deprisa. Sentía un calor y una rasquiña intensa en el medio de mis piernas, y no era para menos, si mi mente volaba cada vez más alto con ese cuerpo del demonio frente a mí y cada detalle de su piel.
Hacía mucho tiempo que no dejaba volar mi imaginación, visualizándome entre esas manos tan grandes y fuertes, completamente engargolada entre su cuerpo y la pared. No entendía qué me sucedía tan de repente y por qué mi mente se estaba dañando a una velocidad inaudita. Entre más lo veía trabajar, secarse el sudor y beber agua como si estuviese en el desierto, más pensamientos cochinos y ricos se apoderaban de mí y todos mis sentidos.
Sentía mi ropa interior húmeda y el calor que desprendía mi feminidad jamás la había sentido antes. Era tanta la necesidad de tocarme, que tuve que frotar mis muslos con algo de disimulo para mermar esa sensación tan intensa que me tenía presa y sin poder moverme de mi sitio.
Pero no era suficiente con solo frotar mis muslos. Necesitaba tocarme, liberarme hasta dejar de sentir todo ese fuego que me corría por dentro.
Ya olvidé cuándo fue la última vez que tuve sexo con Amir, aunque tampoco es como si me hubiera hecho falta, pero ahora parece que hay en mi interior una bola repleta de fuego, que está muy cargada y a la espera de reventar de goce y satisfacción. Entre más apretaba las piernas, el calor se hacía cada vez más intenso. Sentía mi respiración agitada, la piel sudada y el corazón a punto de salir expulsado de mi pecho.
—Sra. Daurella, el joven ya terminó de reparar el auto —Aníbal me trajo de vuelta a la realidad.
Tres pares de ojos estaban sobre mí, lo que me avergonzó de sobremanera. No sé cuánto tiempo estuve perdida en mis pensamientos, deseando a un hombre que apenas acabo de conocer.
Carraspeé, enderezando mi espalda antes de ponerme de pie. Me sentía tan incómoda y caliente, que me era difícil hablar con serenidad y razonamiento.
—Dado el caso de que el foco tenga alguna falla, no dudes en volver. Aunque confío en Will, él hace un excelente trabajo —su varonil voz me hizo estremecer completamente.
—Vendré si sucede eso.
—Mira —se acercó a mí y extendió una pequeña tarjeta amarilla, mientras todo mi sistema reaccionaba a su impotente presencia y su torso desnudo—. Ahí está mi número telefónico por si se te ofrece otro servicio, también hago el domicilio. Siempre que pueda, estoy disponible a la hora que sea. Bueno, excepto después de las doce, pues a esa hora ya estoy durmiendo.
—De acuerdo —recibí la tarjeta, viendo con suspicacia y cierto desconcierto sus ojos.
¿Es cosa mía, suya o la calentura que tengo me hizo entender sus palabras en doble sentido y con un mensaje oculto a fondo?
No sé qué sucede conmigo hoy, desperté con ganas de un buen revolcón, pero lo que más me sorprende es que lo quiera con un completo desconocido y no con el hombre que me casé.
¿Es posible sentir deseos tan intensos por una persona que has visto una sola vez en tu vida? No sé qué sucede conmigo, pero últimamente, cada vez que pienso en el mecánico, todo mi ser se estremece. Su pecho, sus brazos, sus ojos, sus labios, su forma de sonreír, de sostener sus herramientas de trabajo en sus manos, de sudar en demasía, de sus labios húmedos por el agua que bebe, son detalles que quedaron en mi mente y no puedo sacar por más que intente no dejarme llevar por su imagen.Hay momentos en mi día, donde estoy tan desocupada y sin nada que hacer, que inconscientemente pienso en él. No sé qué me pasa, ni mucho menos por qué cuando pienso en él mi piel vibra con ganas.He intentado ver a Amir con ojos de deseos, pero él ya no inspira en mí siquiera un mal pensamiento. Además, él tampoco me busca para al menos quitarse las ganas de encima, algo que me hace pensar que tiene a alguien más. En su mirada puedo ver el aburrimiento y lo infeliz que es a mi lado, por lo que no entie
Saqué de mi mente al mecánico, después de todo, ese hombre está prohibido y vetado para mí. Me gustó de momento, llamó por completo mi atención y despertó en mí ese fuego que se encontraba hecho cenizas, pero todo lo que pueda imaginar con él quedará únicamente en mi mente, pues soy una mujer casada, así como él, que parece tener una vida hecha con otra mujer.Me he dedicado de lleno a mi emprendimiento, siendo persistente para no dejar caer lo que tanto me ha costado construir. Aunque mi familia es adinerada y tienen múltiples empresas, decidí hacer mi tienda con el sudor de mi frente. Trabajé varios años siendo la secretaria de mi abuelo y la encargada de las finanzas en el partido político de mi padre, siempre me ha gustado trabajar y ser muy independiente pese a la posición de mis padres. Cada peso que invertí en mi tienda de joyerías y accesorios para damas y caballeros, lo ahorré con lo que ganaba en ambos trabajos.Mi boutique es pequeña, todavía hace falta mucho para ser de re
Mi día ha sido una completa mierda. Aparte de que no dormí ni un poco, mi esposo rechazó hasta mi intento de extinguir ese fuego que otro hombre revivió en mí, todo me ha salido mal en la tienda. Para más inri, no podré hablar con él sobre este matrimonio que ya no tiene ni pies ni cabeza, porque con una vaga excusa, volvió a evadirme. Mi día no puede ir peor, ¿o sí?Quiero creer que Amir es inteligente y él, al igual que yo, debe sentirse frustrado y contrariado con lo que estamos viviendo desde hace un tiempo, ¿o acaso soy la única que se dio cuenta que el amor murió entre nosotros?Anoche terminé de convencerme de que entre los dos no hay nada siquiera por lo que debamos luchar. Su rechazo me dolió, no voy a mentir, pero tampoco es como si me hubiese importado, después de todo, los deseos que siento en mi interior son a causa de otro y no porque él los provocara.Espero poder hablar con él, ya no quiero seguir en esta situación de vivir cada uno en nuestros mundos, pero sin dividir
Bajé del auto tan pronto llegamos a la casa de Anita y toqué el timbre, sintiéndome muy nerviosa al tener a Amaro demasiado cerca.—Sra. Brianna, qué sorpresa —dijo tan pronto abrió y se dio cuenta de que era yo—. ¿Hay algún problema en la tienda?—No, para nada —reí—. Tu auto ya quedó listo, así que lo trajimos.—No debió molestarse, ya suficiente hizo en llevarlo al taller. Me hubiera avisado y yo hubiese ido a recogerlo.—No me molesta en absoluto, no te preocupes —señalé al hombre a mi lado—. Él es Amaro, el mecánico que arregló tu auto.Ellos se presentaron y Amaro empezó a explicarle todo lo que había hecho, siendo efusivo y apasionado con su trabajo. Él cae bien al instante, es amable, respetuoso, divertido y bastante risueño. Los autos parecen apasionarle muchísimo, pues habla de ellos y los trata como si fuese un niño. Le dijo que hiciera el cambio de las llantas traseras y también le recomendó una mano de pintura, pues ya estaba empezando a pelarse la que tenía.Anita se veí
Hace mucho que no me divertía tanto como hoy. Pese a que comenzó siendo todo un caos, al final del día la luz brilló para mí.Amaro es un hombre descomplicado y bastante gracioso, que me ha hecho reír como nunca nadie lo ha hecho. Hablamos de varias cosas que teníamos en común y me sorprendieron en demasía, también de que Will es su sobrino y le ayuda desde hace un año en el taller, pues le apasionan los autos tanto como a él. Me dijo que, aunque no tenía hijos, adoraba a sus sobrinos con toda el alma.Nos tomamos tres tazas de café sin darnos cuenta, simplemente hablando de sus sobrinos y de lo mucho que los amaba, pues la hermosa pequeña que tenía de foto de perfil en su WhatsApp es la hermanita menor de Will. Me habló de Sara y de lo linda y arrasadora que es. La duda que tenía en la cabeza quedó resulta, pero todavía me hacía falta descubrir quién era la mujer del carro blanco con la que estaba discutiendo hoy.Las indirectas muy directas no hicieron falta, pues él parecía acercar
Entre el trabajo y mis responsabilidades, olvidé por completo que Amir existía. Ni él me llamaba y yo tampoco lo hacía y era hasta mejor, pues si no nos buscamos es porque no tenemos nada para decirnos.Mis días han sido tranquilos y divertidos. Amaro y yo hemos seguido hablando, pero lo hacemos muy poco. A veces nos escribimos para saber cómo estamos o qué tal va nuestro día, pero no son conversaciones largas o que toquen otros temas más profundos. Nos enviamos videos graciosos o imágenes para nada sugestivas. Pareciera que fuéramos amigos, pero en mi mente no puedo dejar de imaginarlo como algo más.Quizás estoy mal de la cabeza, pero es que mi corazón se agita de una manera incontrolable cada vez que me escribe para preguntarme cómo estoy.Mi teléfono sonó y me apresuré a responder la llamada, pensando que se trataba de Amaro, pero mi emoción se apagó cuando escuché la voz de Amir al otro lado.—Necesito que estés aquí mañana a primera hora. Hay una reunión y las parejas de los can
Cerré los ojos, tratando de sentir alguna buena sensación que me dijera que todavía existía algo entre nosotros, pero lo único que experimentaba era la incomodidad. Sus besos y sus caricias ya no tienen ningún poder en mí, no despiertan ni el más mínimo deseo en mi piel.—Detente, Amir —le pedí, sintiéndome muy incómoda.—¿Qué pasa?—No puedes venir como si nada y querer sexo. Además, todavía tenemos una conversación pendiente.—¿Vas a seguir con lo mismo? Vine desde tan lejos en son de paz, queriendo pasar un momento agradable con mi esposa. No quiero seguir discutiendo contigo —dejó una ligera mordida en mi cuello y suspiré cansada—. ¿No me extrañabas?—Tenemos que hablar.Me miró por unos segundos y resopló, haciéndose a un lado. Encendió la lamparita que había junto a la cama y empezó a quitarse la camisa en completo silencio. Se veía de mal humor.—¿Y qué es eso de lo que tenemos que hablar que no puede esperar un poco más? Quería estar contigo porque te extrañaba, pero no entien
Mi cabeza está hecha un lío. Por un lado, está mi sentir y la forma en que yo veo mi relación con Amir, pero con todo lo que me dijo, me puso a pensar en que podíamos intentarlo una vez más. ¿Por qué no darnos una segunda oportunidad, si somos marido y mujer? Sería muy egoísta de mi parte no darle la oportunidad de enmendar sus fallos, si yo tengo los míos y no estoy aceptándolos como él sí lo hizo.Aunque él buscó de todas las maneras habidas y por haber tener sexo conmigo, me sentía tan contrariada y frustrada, que no pude corresponder ni una sola de sus atenciones. Mi piel no se encendió, algo que me aclaró que soy yo la que dejó morir la llama del amor, porque sus deseos por mí siguen tan intactos como desde que lo conocí. Pero es que sus besos ya no causan nada en mí y no sé cómo decirle que ya no siento ningún tipo de deseo por él.Quiero intentarlo, aunque sea una vez para no ser la mala del cuento, pero es que Amir ya no me inspira a nada. Es que ni siquiera me siento protegid