¡Hola, mis amores! Espero se encuentren muy bien.
No he estado muy bien de inspiración, ni imaginación, ni de ánimos y una parte de mí se siente mal al no poder escribir, pues para mí la escritura es algo terapéutico. Pero pues de algún modo u otro quiero salir de ese bloqueo y despejar la mente con algo candente y gracioso, así que espero que esta historia les guste tanto como las otras.
No tengo día en específico para actualizar, así que gracias por la paciencia que me tienen y por esperar ansiosos cada capítulo.
¡Los quiero muchísimo!
Les deseo una lectura apoteósica! ✨🖤
✿✿✿
Mi madre me dijo una vez que la monotonía arruinaba las relaciones, que intentara no dejarme ganar por ella para que mi matrimonio no fracasara en un futuro. Los primeros años de casada fueron maravillosos, no lo voy a negar y tampoco voy a mentir. Hubo momentos muy bonitos, así como instantes en los que quería tirar la toalla y no continuar, pero ese amor que sentía por Amir era más fuerte que cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestras vidas.
Así como fui feliz por muchos años, de un tiempo para acá, la infelicidad tocó mi puerta. Amir y yo estamos en un punto inflexible, donde él se preocupa nada más por sus cosas y yo estoy por las mismas, viviendo cada uno en su mundo.
No sé qué pudo pasar, por qué el amor murió tan de repente y las ganas de luchar se agotaron. Tampoco entiendo por qué seguimos juntos, si sabemos de sobra que ya no tenemos ningún tipo de sueño en conjunto. Mi corazón ya no late emocionado ni nervioso cuando lo siente cerca y en mi mente ya no tiene cabida. Incluso no me hace falta su presencia cuando está fuera de casa por tantos días.
El amor murió, no sabemos cómo ni cuándo, pero lo único que nos mantiene unidos es la costumbre y los negocios que tenemos en sociedad.
Nuestras familias se mueven en el ámbito político, por lo que Amir decidió seguir los pasos de la suya y dejar en alto el buen nombre de ambas familias. Después de tantos años haciéndose camino en la política, al fin pudo lanzarse para ser gobernante. Ha sido un caos todo el trabajo que conlleva ser un candidato político, pero él espera ganar, pues tiene el respaldo de mi padre y del suyo.
A mí, por el contrario, nunca me llamó la atención la política. Desde pequeña he sido testigo de cómo funciona esa vida y no es de mi agrado tener que estar sometida a una vida tan pesada como esa. Quizás las ideas de Amir son las que me han hecho cambiar mi forma de verlo y de quererlo, porque cuando nos conocimos, planeamos irnos del país y hacer nuestras vidas muy lejos de nuestras familias. O simplemente nuestro amor era del tipo fugaz, de ese que es intenso por un tiempo y queda en la nada cuando no hay quienes lo revivan.
Vivimos juntos, compartimos cama, cruzamos pocas palabras en la mañana antes de cada uno irse a hacer sus deberes y poco nos vemos por las noches. Ninguno de los dos pone de su parte para que este matrimonio salga a flote, porque no hay motivación ni ganas de hacerlo. Amir está metido en la política, mientras que yo me encuentro sumergida en hacer crecer mi pequeña boutique.
Es tanto el desinterés de parte y parte, que ni siquiera nos buscamos para tener algo de sexo. Desde que perdimos la conexión, la intimidad se acabó. Hace mucho dejé de sentirme satisfecha y supongo que a él le sucede lo mismo. Ya no recuerdo lo que se siente vibrar en las manos de un buen amante hasta explotar en cientos de pedazos, ni el calor de otro cuerpo ni mucho menos la pasión que se puede desatar ante la fricción de dos almas. Mi piel no arde, no siente y tampoco tiene ganas de encenderse.
No voy a echarle culpas a él o voy a culparme de todo a mí, cuando ambos hemos perdido el interés y los deseos de estar con el otro. Somos culpables los dos, por no luchar por nuestro matrimonio y mostrar algo de interés. Pero cuando no hay amor ni ganas, es imposible luchar para que nada termine.
Cerré la tienda y salí en mi auto en dirección a la casa. Amir me llamó para decirme que debía llegar temprano para estar presente en una de las tantas reuniones de la campaña. No hay nada más irritante y tedioso que estar en medio de políticos y de tantas personas.
-¿Ya vienes de camino? Dime qué sí, Bri. Me dijiste que no tardarías y la reunión está por iniciar. Eres mi esposa y debes estar presente, lo sabes muy bien.
-Ya voy de camino, no seas tan intenso, Amir -gruñí, sosteniendo el teléfono con el hombro-. Sabes que no me gustan esas reuniones, aun así, estoy haciendo el intento por ti.
-¿Debo darte las gracias?
-No, pero deberías entender que no siempre tengo que dejar tirado mi trabajo para ir contigo a tus famosas reuniones.
-Es tu deber como esposa, Brianna. Si no fuera necesaria tu presencia, no te molestaría.
Sus palabras me sacaron de quicio, por lo que cerré los ojos en un intento de tranquilizarme para no responderle irrespetuosamente, olvidando por completo que iba al volante.
Abrí los ojos cuando golpeé el auto que iba delante de mí.
-¿Qué pasó, Brianna?
-¡Maldición! -exclamé, bajando con rapidez del auto para ver qué tan grave había sido el golpe.
-¡Acaso no viste que el semáforo estaba en rojo, vieja bruta! -un señor de edad bajó de su auto.
-Lo siento mucho, señor...
-¡Es tu culpa, así que me pagas el daño!
-Sí, yo lo pago, no te preocupes. Es mi culpa.
El señor se mantuvo en silencio y maldijo en voz baja, murmurando entre dientes que las mujeres éramos muy brutas para estar tras el volante.
-No voy a poder llegar a la reunión, acabo de chocar por venir discutiendo contigo -le dije a Amir, aprovechando el choque para librarme de la reunión.
-Enviaré a dos de los chicos para que vayan por ti y te ayuden a llevar el auto a un taller, pero tú vienes a la reunión porque es necesaria tu presencia aquí. Eres mi esposa y tienes que cumplir al menos tu papel ante la sociedad, ¿de acuerdo? -colgó, dejándome con la palabra en la boca.
La flamante reunión fue bastante aburrida. La política nunca me ha gustado, pese a que nací en una familia que ha hecho parte de ella generación tras generación. Pero lo más irritante de todo fue tener que fingir frente a tantas personas que tengo un matrimonio perfecto, envidiable y de ensueño, cuando la realidad es muy diferente.Sonreír falsamente e ir del brazo de Amir como si fuéramos la pareja del año fue suficiente para terminar de entender que ya no sentía nada por él. Cuando lo conocí era un jovencito agradable y sencillo, que soñaba con ser el mejor médico del país y ayudar a todo aquel que lo necesitara, pero en vista de que su padre lo obligó a ser parte de la política, no tuvo más opción que ir por el lado contrario de su camino y cambió mucho su forma de ser. Ahora es un hombre prepotente, egocéntrico y autoritario, que solo busca beneficiarse sin importar lo que suceda o haga.El choque que tuve anoche no pasó a mayores, solo fue un leve golpe que arruinó una de las luc
El calor de su mano se regó por todo mi cuerpo, cortándome hasta el habla. Tiene una mirada y una sonrisa que pone los nervios de punta.—Bueno, tengo mucho trabajo que hacer —me soltó con lentitud, rozando sus dedos de una manera muy tentadora que aceleró un poco más los latidos de mi corazón—. Will, ¿cómo vas?—Vamos bien, patrón.El hombre soltó una risita divertida, pasándose por la frente una toalla que colgaba de su hombro.Observé al chico trabajando en mi auto, se veía sumamente concentrado y que sabía lo que hacía pese a verse tan jovencito. No creo que sea mayor de edad. En un segundo, que ni siquiera me di cuenta, ya me encontraba viendo a Amaro, haciendo su trabajo en uno de los tantos carros que tenía en el taller.Nunca fui capaz de quedarme viendo a las personas con tanta fijeza, pero en ese instante todo lo que hacia el hombre llamaba mi atención. Debe tener unos treinta y tantos años o menos, porque más viejo no se ve.—¡Qué calor tan bárbaro! —expresó en voz alta, b
¿Es posible sentir deseos tan intensos por una persona que has visto una sola vez en tu vida? No sé qué sucede conmigo, pero últimamente, cada vez que pienso en el mecánico, todo mi ser se estremece. Su pecho, sus brazos, sus ojos, sus labios, su forma de sonreír, de sostener sus herramientas de trabajo en sus manos, de sudar en demasía, de sus labios húmedos por el agua que bebe, son detalles que quedaron en mi mente y no puedo sacar por más que intente no dejarme llevar por su imagen.Hay momentos en mi día, donde estoy tan desocupada y sin nada que hacer, que inconscientemente pienso en él. No sé qué me pasa, ni mucho menos por qué cuando pienso en él mi piel vibra con ganas.He intentado ver a Amir con ojos de deseos, pero él ya no inspira en mí siquiera un mal pensamiento. Además, él tampoco me busca para al menos quitarse las ganas de encima, algo que me hace pensar que tiene a alguien más. En su mirada puedo ver el aburrimiento y lo infeliz que es a mi lado, por lo que no entie
Saqué de mi mente al mecánico, después de todo, ese hombre está prohibido y vetado para mí. Me gustó de momento, llamó por completo mi atención y despertó en mí ese fuego que se encontraba hecho cenizas, pero todo lo que pueda imaginar con él quedará únicamente en mi mente, pues soy una mujer casada, así como él, que parece tener una vida hecha con otra mujer.Me he dedicado de lleno a mi emprendimiento, siendo persistente para no dejar caer lo que tanto me ha costado construir. Aunque mi familia es adinerada y tienen múltiples empresas, decidí hacer mi tienda con el sudor de mi frente. Trabajé varios años siendo la secretaria de mi abuelo y la encargada de las finanzas en el partido político de mi padre, siempre me ha gustado trabajar y ser muy independiente pese a la posición de mis padres. Cada peso que invertí en mi tienda de joyerías y accesorios para damas y caballeros, lo ahorré con lo que ganaba en ambos trabajos.Mi boutique es pequeña, todavía hace falta mucho para ser de re
Mi día ha sido una completa mierda. Aparte de que no dormí ni un poco, mi esposo rechazó hasta mi intento de extinguir ese fuego que otro hombre revivió en mí, todo me ha salido mal en la tienda. Para más inri, no podré hablar con él sobre este matrimonio que ya no tiene ni pies ni cabeza, porque con una vaga excusa, volvió a evadirme. Mi día no puede ir peor, ¿o sí?Quiero creer que Amir es inteligente y él, al igual que yo, debe sentirse frustrado y contrariado con lo que estamos viviendo desde hace un tiempo, ¿o acaso soy la única que se dio cuenta que el amor murió entre nosotros?Anoche terminé de convencerme de que entre los dos no hay nada siquiera por lo que debamos luchar. Su rechazo me dolió, no voy a mentir, pero tampoco es como si me hubiese importado, después de todo, los deseos que siento en mi interior son a causa de otro y no porque él los provocara.Espero poder hablar con él, ya no quiero seguir en esta situación de vivir cada uno en nuestros mundos, pero sin dividir
Bajé del auto tan pronto llegamos a la casa de Anita y toqué el timbre, sintiéndome muy nerviosa al tener a Amaro demasiado cerca.—Sra. Brianna, qué sorpresa —dijo tan pronto abrió y se dio cuenta de que era yo—. ¿Hay algún problema en la tienda?—No, para nada —reí—. Tu auto ya quedó listo, así que lo trajimos.—No debió molestarse, ya suficiente hizo en llevarlo al taller. Me hubiera avisado y yo hubiese ido a recogerlo.—No me molesta en absoluto, no te preocupes —señalé al hombre a mi lado—. Él es Amaro, el mecánico que arregló tu auto.Ellos se presentaron y Amaro empezó a explicarle todo lo que había hecho, siendo efusivo y apasionado con su trabajo. Él cae bien al instante, es amable, respetuoso, divertido y bastante risueño. Los autos parecen apasionarle muchísimo, pues habla de ellos y los trata como si fuese un niño. Le dijo que hiciera el cambio de las llantas traseras y también le recomendó una mano de pintura, pues ya estaba empezando a pelarse la que tenía.Anita se veí
Hace mucho que no me divertía tanto como hoy. Pese a que comenzó siendo todo un caos, al final del día la luz brilló para mí.Amaro es un hombre descomplicado y bastante gracioso, que me ha hecho reír como nunca nadie lo ha hecho. Hablamos de varias cosas que teníamos en común y me sorprendieron en demasía, también de que Will es su sobrino y le ayuda desde hace un año en el taller, pues le apasionan los autos tanto como a él. Me dijo que, aunque no tenía hijos, adoraba a sus sobrinos con toda el alma.Nos tomamos tres tazas de café sin darnos cuenta, simplemente hablando de sus sobrinos y de lo mucho que los amaba, pues la hermosa pequeña que tenía de foto de perfil en su WhatsApp es la hermanita menor de Will. Me habló de Sara y de lo linda y arrasadora que es. La duda que tenía en la cabeza quedó resulta, pero todavía me hacía falta descubrir quién era la mujer del carro blanco con la que estaba discutiendo hoy.Las indirectas muy directas no hicieron falta, pues él parecía acercar
Entre el trabajo y mis responsabilidades, olvidé por completo que Amir existía. Ni él me llamaba y yo tampoco lo hacía y era hasta mejor, pues si no nos buscamos es porque no tenemos nada para decirnos.Mis días han sido tranquilos y divertidos. Amaro y yo hemos seguido hablando, pero lo hacemos muy poco. A veces nos escribimos para saber cómo estamos o qué tal va nuestro día, pero no son conversaciones largas o que toquen otros temas más profundos. Nos enviamos videos graciosos o imágenes para nada sugestivas. Pareciera que fuéramos amigos, pero en mi mente no puedo dejar de imaginarlo como algo más.Quizás estoy mal de la cabeza, pero es que mi corazón se agita de una manera incontrolable cada vez que me escribe para preguntarme cómo estoy.Mi teléfono sonó y me apresuré a responder la llamada, pensando que se trataba de Amaro, pero mi emoción se apagó cuando escuché la voz de Amir al otro lado.—Necesito que estés aquí mañana a primera hora. Hay una reunión y las parejas de los can