Faith Me despedí de todos y salí subiendo a la camioneta para llegar al lugar que le indiqué a Matt, media hora después llegó él luciendo confundido al ver lo que nos rodeaba sólo eran árboles. —¿Por qué me has traído aquí? —Ven —le tomé la mano jalándolo al camino de tierra —Te mostraré un lugar que para mí es muy especial. No se opuso y se dejó guiar, seguimos caminando escuchando el sonido que se producía en los bosques hasta que llegamos a un viejo mirador. Solté su mano y me senté en una enorme piedra con la mirada perdida en la ciudad. —Solía venir aquí para ahogar mis penas, lloraba y lanzaba preguntas al universo del por qué todo mi dolor, él porque me tocaba aguantar tanto sin sentirme merecedora de todos lo problemas que muchos solían llamarlo mi karma —sonreí a medias —pasaba horas mirando hacia abajo y pensando en todo lo que me hubiese evitado sino hubiera ido a esa fiesta. Conservaría mi trabajo soñado, estaría rodeada de mi familia y ninguno de sus miembros me odiar
2 años después FaithSonreí a la cámara mientras sostenía a mi hija en mis brazos y era abrazada por Mattew, luego de una entrevista de una importante revista del país que solicitaron al ser la pareja más controversial de los últimos años.—Muchas gracias, señor McConnell —agradeció el fotógrafo de la revista. Él solo asintió, no estuvo muy conforme con ello pero creí que después de tanto tiempo era justo dar nuestra versión de los hechos, que la gente fuera capaz de ver el otro lado de la moneda y se dejara de perjuicios. Le pasé a la pequeña Lilith a su padre para acompañar a los reporteros a la salida. —La próxima semana será publicada, nuevamente, le damos las gracias. Salieron de la mansión y volví al lado de las dos personas que se habían vuelto mi mundo entero, él le prestaba atención a todo lo que la pequeña le decía aunque no le entendiera nada. —¿Ya se fueron? —alzó la mirada hacia mi—Si, tengo la pequeña esperanza que las críticas pararan con esto —hice una mueca sent
Faith El bullicio de la ciudad poco a poco fue mermando y las primeras casas de la residencial donde vivía fueron apareciendo. Había sido un día muy cansado y lo único que deseaba era llegar a casa, darme un relajante baño en la tina, mientras escuchaba The Weeknd con una copa de vino en mi mano. Bajé del auto y me adentré a la casa, lo primero que hice fue quitarme los tacones y caminar escaleras arriba con ellos en mano, al abrir la puerta de la habitación me llegó la frustración al no tener a mi novio cerca, no lo veía desde hacía tres meses y las llamadas no me parecían suficientes. Necesita tenerlo a mi lado, no a Dios sabe cuántos kilómetros de mi.Me deshice del vestido azul que traía puesto, así como también de la ropa interior, preparé la bañara y todo lo que había imaginado en mi mente para este momento. Un leve jadeo salió de mi boca en cuanto entré en contacto con el agua, cerré mis ojos y dejé descansar mi cabeza hacia atrás. Quería olvidar el día de mierda que había t
Faith Subí las escaleras desvistiéndome en mi habitación para entrar a la ducha justo cuando mi móvil vibró con una llamada de él, ensanché mi sonrisa contestándole con entusiasmo. —Cariño, al fin contestas, llevo horas marcándote —Lo siento, no lo escuché —mordí mi labio inferior sintiéndome nerviosa y con mi corazón agitado. —En fin, no importa. Sólo quería avisarte que no podré llegar, surgió un evento de último momento en el que debo estar. Lo lamento, bebé, tenía tantas ganas de verte como tú a mi. Unas ganas de llorar que me dieron, miré todo a mi alrededor sintiéndome estúpida al quedarme con todo esto preparado. Un gasto innecesario que resultó ser para nada, no supe ni qué decir, mi labio inferior tembló y sólo atiné a decir un "Está bien, no pasa nada, mi amor" cuando en realidad no lo estaba, sentía que él no se esforzaba ni un poquito por verme, siempre anteponía todo antes que a mi. Le escribí un mensaje a Rebecca diciéndole que ya no era necesario que encendiera la
Faith Miré mi reflejo una vez más, vestía un traje de sastre completamente de negro y un corsé que le daba un toque más fresco y sensual. Mi cabello negro lo até en un perfecto moño, mis labios los pinté de rojo para darle algo de contraste.Era consciente de mi atractivo que hacía flaquear a muchas mujeres inseguras, se volvían locas tratando de alejar a sus maridos, quienes no disimulaban al verme. Solía sonreírles a quienes me gustaban pero jamás me involucraba con ellos, era odioso tener que lidiar con una mujer engañada. Llegué a la oficina justo media hora antes como la señorita Smith me había dicho, esta ya me estaba esperando dándome las indicaciones de tener el café y la agenda lista, estaba a unos minutos de llegar. Era inevitable no sentir las manos sudorosas, necesitaba conseguir este empleo. —Ya llegó —avisó la antigua secretaria, me puse en pie y simulé una sonrisa cuando el hombre entró, mis piernas casi flaquearon al ver a semejante espécimen a unos pasos de mi. El
Faith Mi corazón parecía salir de mi pecho, mi respiración era demasiado pesada y mis pies no daban para más. De camino al trabajo mi coche se averió, tuve que salir y buscar un taxi porque estaba llegando tarde pero no encontré nada. Por eso ahora mismo me encontraba casi corriendo con tacones de ocho centímetros y un vestido ajustado, miraba la hora a cada nada, faltaban algunas cuadras y estaba sobre los quince minutos tarde. —¡Oh, Dios, no llegaré nunca! Estaba sudada, había perdido todo el glamour con el que salí de casa y con el miedo latente de que quizá ahora si conocería al tan temido y mencionado mal carácter del señor McConnell.Las puertas de la enorme residencia me recibieron, hasta donde tenía entendido antes este lugar era su residencia donde también atendía todo lo relacionado con su labor, pero al parecer a su esposa eso no le gustaba y pidió que se mudaran a otro lugar para mantener su intimidad lejos del trabajo. —¡A mi oficina, señorita Petterson! —exclamó el s
FaithPasé el resto del día tratando de limpiar mis pensamientos, lo mejor era que contestara de una vez por todas a Aiden y dejara de estar pensando en otros hombres. Regresé a casa en taxi, el auto estaba en un taller después que lo fueron a recoger, esperaba que pronto lo arreglaran o sufriría esperando por taxis. Preparé mi cena y me acomodé frente a la tv, mañana era sábado por lo que no tenía que preocuparme por levantarme temprano. Mi móvil comenzó a sonar, como de costumbre, mi novio era el remitente. Sin ganas aparté la comida y acepté la llamada. No dije nada y sólo esperé a que él lo hiciera.—¡Al fin contestas, mi amor! —«Mi amor» ese sobrenombre sólo lo usaba cuando la cagaba. —Hola —fue lo que atiné a responder—Estaba preocupado, ¿cómo estás? —Bien —¿Qué pasó, cielo? Deseaba tenerlo cerca para darle una patada en los huevos y luego irme. —¿En serio lo preguntas, Aiden? —pregunté siendo irónica—¿En serio no comprendes cómo es mi trabajo, Faith? —se puso a la defe
FaithBajé del taxi al mismo tiempo que llegaban dos camionetas a la pista, afuera del avión yacían el piloto y dos aeromozas. Arrastré mi maleta y una de las chicas se acercó para ayudarme con ella, voltee a ver al hombre que bajaba del auto con un traje azul marino sin corbata y lentes de sol, con su andar prepotente y esa seguridad que emanaba. El aroma de su perfume invadió mis fosas nasales al tenerlo a tan sólo unos pasos de mi, se acercó a saludar al piloto para después fijarse en mi. —Buenas tardes, señor —saludé, un asentimiento de cabeza fue lo que recibí en respuesta, pasó por mi lado subiendo al jet y sin poder evitarlo me fijé en su espalda y en su muy grande trasero. Traté de disimular la sonrisa en mis labios, sacudí mi cabeza y lo seguí, me acodé a tres sillones de él tratando de mantener la distancia y no incordiarlo con mi presencia. Una de las aeromozas le sirvió whisky antes de despegar, me fijé en la manera en que aquel líquido pasaba por su garganta, y no me ba