— ¿Dónde vas? — Le pregunto ya cansado de caminar detrás de ella.
—A mi hotel a cambiarme, ¿O pretendes que este todo el día así vestida? — Me dice dándose media vuelta para mirarme y señala ese infernal vestido color negro que lleva puesto.
—Bueno, sería un hipócrita si dijese que te queda mal, pero esta bien... te acompaño. — Digo y ahora caminamos a la par. — ¿Cuál es tu hotel? — Le pregunto con mucha curiosidad.
—El Mandarín Oriental. — Responde con ese acento...
—¿Es de tu familia? Tengo entendido que tienen hoteles aquí también— Comento.
—Asi es, y es uno de mis favoritos aquí. — Responde de manera altiva.
Ya lo recuerdo... es la mujer más engreída que he conocido en mi vida. De verdad que es insoportable, pero me tocara soportarla unos meses. Estamos entrando al hotel cuando recibo un mensaje de Javier.
//Gian, ¿Dónde te has metido?//
//Si te contara...// Es lo único que puedo responderle. Si le escribo lo que me sucedió seguramente pensara que es una broma del día de los inocentes.
¿En dónde estás?//
//Yendo al hotel Mandarín Oriental con una mujer...// Le explico.
//¡¿Con la rubia de anoche?!//
《¿Él lo sabía? ¡Lo voy a matar!》
//Si... ¿tú me viste con ella anoche?// Estoy escribiendo mensajes mientras camino por el lobby de este lujoso hotel y por momentos mi vista se va mirando a mi alrededor.
—Ms. Christou, how are you this morning? —
Le pregunta uno de los empleados.—Good, thank you Paul. See you later! —
Le responde y me doy cuenta de que es algo amable...— ¿Vienes seguido? — Le pregunto sorprendido.
—Todos me conocen aquí, me encargo de gran parte de los negocios de mi padre. — Explica mientras esperamos el elevador.
— ¿Realmente te encargas de los negocios o disfrutas de ellos? — Pregunto.
Leo el mensaje de Javier y creo que ahora si lo matare... //Si, si te hubieras visto... dime por favor que la pasaste de maravilla anoche.//
//No te responderé a eso. Si lo hago no me creerás... ¿Nos vemos para almorzar?//
—Si, tal vez creas que soy una niña de papi, pero no es así. — Se defiende y pulsa el botón numero 47.
— Pent-house, interesante— Comento y se sonríe —La verdad creí que eras la típica millonaria que disfrutaría del dinero de su padre y nada más— Confieso.
—No, yo no soy así, tal vez ese eres tú— Remata.
—Puedo meterme en escandalos, pero no porque sea un bueno para nada— Me defiendo —Aunque tengo que admitir que si fuera por mi me dedicaría a otro tipo de cosas— Confieso.
— ¿Cómo a que cosas? Pasar tus días en yates rodeado de mujeres— Cuestiona sarcástica.
La observo detenidamente y la verdad es que es demasiado elegante pero tremendamente insoportable…—Eres una pesadilla— Me quejo.
—Ya quisieras que fuera una pesadilla— Dice burlándose de mí.
—Creo que va siendo hora de que nos empecemos a llevar mejor. — Le propongo mientras bajamos del elevador y supongo que hago esto por mi propio bien.
—Eso será prácticamente imposible, has arruinado mi vida. —Dice buscando la llave de la habitación en su bolso.
—Lo sé, y tú la mía, pero no me estoy quejando todo el día ni maltratándote. — Me defiendo.
—Lo siento, ¿sí? Pero de verdad que yo tenía una vida perfecta. — Repite abriendo la puerta y al ver la suite, me quedo impresionado.
— Nada mal, aunque los hoteles de mi familia están mejor— Comento sarcásticamente mientras voy observando el casi piso que es esta suite donde cada detalle es lujo en su máxima expresión.
— No lo dudo— Dice triunfal mientras va caminando hacia el walking closet de esta…¿Cómo le llamo suite, piso, departamento?
—¿Te das cuenta de que te has casado con el enemigo? — Bromeo.
—En todo caso rival comercial, la palabra enemigo es muy fuerte—. Me dice a lo lejos.
— ¿No te preocupa? — Le pregunto caminando hacia el enorme ventanal que hay en la habitación el cual tiene una vista increíble a Las Vegas Boulevard.
—No pienso mezclar los negocios con esto que ha ocurrido— Dice como si nada.
— ¿No? — Pregunto con interés.
El silencio se hace presente por un instante hasta que ella sale del walking closet vestida en pantalones cortos color negro, una blusa por encima de su cintura color blanca, y de verdad que le queda muy bien. Es insoportable, pero vaya que tiene con qué equiparar sus defectos.
—No, esto es un error que finalizara en tres meses y luego continuaremos como si nada, ¿de acuerdo? — Sentencia.
— De acuerdo— Afirmo.
—Soy la hija de Anker Christou, uno de los empresarios hoteleros más importantes del mundo, y tú el hijo de Alonzo Marín; si, nos hemos casado, pero eso no quiere decir que nuestros padres harán algún tipo de negocio juntos o que interferiremos en los negocios del otro, ¿de acuerdo? —
—Lo entendí— Afirmo.
— ¿Por qué estas aceptando irte a Italia conmigo y fingir tres meses? No entiendo nada, ¿no es más fácil que nos quedemos aquí? — Le pregunto.
—Primero que ha sido tu idea... Dijiste que eso te ayudaría. — Dice haciéndose la inteligente.
—Esta bien, si... tu padre podría aceptar que nos quedemos aqui—
—Ese sería un peor problema... — Me interrumpe.
— ¿Por qué? — Inquiero.
—Así como tu, yo soy su heredera, accionista de la empresa, y los accionistas no quieren saber que su hija irresponsable se ha casado en una noche de copas con un desconocido que resulto ser el hijo de Marín. Es preferible decir que el matrimonio no ha funcionado, ¿Entiendes? Además, eso también arruinaría su incursión en la política. — Explica mientras que ajusta sus sandalias.
La miro y no puedo entender cómo es que me está hablando de todo esto, así como si nada...—Era más simple casarme con Beyonce... — Bromeo.
— ¡No seas exagerado! — Me pide entre risas.
— ¿Exagerado? Esto es todo un gran enredo— Le dejo saber.
—Bueno, la cuestión es que nos necesitamos mutuamente, es mejor que llevemos la fiesta en paz—Me dice como si nada.
— ¿Y tu novio... ex... prometido... lo que sea? — Averiguo.
—Nada hemos acordado en dejar las cosas en pausa. — Dice poniéndose de pie.
— ¿En pausa? —
—A él también le conviene. —
— ¿Y él que es? ¿Dueño de la otra mitad de los hoteles de aquí? — Pregunto ya casi resignado... no se con qué me pueda salir esta mujer.
—Digamos que es dueño de una empresa de construcción que trabaja con la de mi padre.
—Vaya... el yerno... mejor dicho el suegro perfecto para tu noviecito. — Comento de manera sarcástica.
—Tu ni lo conoces... no hables de él. Ahora vamos, debo buscar a mis amigas. — Me pide.
—Y yo he quedado de almorzar con mis amigos. — Informo.
—Busquemos a mis amigas primero. — Insiste.
—Veras niña... para bien o para mal estamos casados y deberemos pasar los próximos tres meses juntos así nos guste o no... así que es mejor que nos empecemos a llevar bien o mínimo intentarlo. — Advierto.
—Que estemos casados no quiere decir que me puedas hablar así... Y propongo que vayamos a buscar a mis amigas y luego nos encontremos con tus amigos para almorzar todos. Podemos ir a almorzar a Le Cirque el chef es el mejor y es un muy buen amigo mío. — Propone y deberé tener mucha paciencia con esta mujer...
—Va bene... Hagamos lo que tú dices. — Accedo dándome por vencido.
— ¡Perfecto! Vamos. — Dice sonriente mientras toma su bolso.
《Tres meses así... todo por una borrachera...》
— ¿Dónde están tus amigas? — Le pregunto mientras tomamos el mismo elevador que nos trajo hasta el piso 47. He intentado recordarlas, pero la verdad es que es imposible. Los recuerdos de anoche son tan borrosos que ya empiezo a sospechar que alguien ha puesto algo en mi bebida.—Samantha me ha enviado un mensaje que están en el hotel Bellagio, el restaurante al que iremos está allí. ¿Por qué no le dices a tus amigos que nos encuentren allá? — Me propone y es la primera vez que no me da una orden... bien, vamos avanzando.
Vamos siguiendo a Arya y sus amigas hasta el restaurante y durante el camino les cuento a mis supuestos amigos, esos que deberían no dejarte hacer estas estupideces, todo lo que sucedió con un poco más de detalles. Supongo que ella hace lo mismo con sus amigas porque conversan muy entretenidamente, y me llama mucho la atención que las amigas de ellas no parecen ser igual de insoportables, pero bueno supongo que no todas son como Arya《¿o sí?》 No pude dejar de mirarla durante todo el almuerzo, he estado intentado encontrar a esa mujer de la cual sus amigas me han hablado, pero la verdad es que no la he encontrado por ninguna parte; yo sigo viendo a esa mujer que me ha vuelto loco todo el día. Dejo a Javier, José y Facundo hablando con Danielle, Samantha, y Carolina mientras caminamos por Las Vegas boulevard y me adelanto a su lado, ya que está caminando sola y está demasiado pensativa.—Hola. — Le digo al llegar a su lado.8. El Pasado de Arya
Miro a la mujer que está sentada a mi lado con sus ojos cerrados descansando después de haber llorado al confesarme el infierno por el cual ha pasado, y si bien sigo creyendo que es insoportable y muy arrogante; ahora la comprendo un poco más. Lo que sí es innegable es que su rostro parece el de un ángel, aunque de eso no tiene absolutamente nada《¿o quizás sí?》Sus ojos se abren sorprendiéndome infraganti y por un
Llego la hora, este es el momento donde todo empieza, donde nuestro teatro abre el telón para comenzar esta función llamada "matrimonio". Bajamos del avión y caminamos a través del aeropuerto intentando pasar de ser percibidos, pero no lo conseguimos y es que hay un pequeño detalle que ella no sabe, en Italia soy el soltero más codiciado y por eso tengo hasta “fans.”— ¡Gianluca! — Gritan un grupo de chicas y se acercan a mí.&mda
Al parecer a mi familia le ha caído de maravilla mi falsa esposa, y esos fantasmas que los rondaban por ser la hija de Ankor. A Danna, Paola, mi padre, el esposo de Danna, e incluso a mis sobrinos los ha tratado bien y no sé si es una fachada o realmente puede llegar a ser así de amable. Al que aún no ha conocido es a Kino y no sé si le gusten los perros o no, pero tendrá que aceptarlo. La ayudo a subir sus maletas hasta el cuarto de visitas y al abrir la puerta, ella entra y se queda mirando a su alrededor con dudas.—¿Muy pequeño comparado con tu castillo? — Le pregunto casi desde la entrada de la habitaci
—¿Y tu esposa? — Me pregunta Danna al entrar a mi cuarto ya que la puerta estaba abierta.—En su torre. — Le explico sin ganas de nada.—¿Su torre? — Cuestiona confundida.—Ah, es que tu no sabes... es una princesa. — Le digo de manera sarcástica.
(Horas después)Golpeo a su puerta para que nos vayamos a cenar y la espero con la mayor paciencia posible, recordando los consejos de mi hermana. —¡Ya voy! — Me grita del otro lado de la puerta.—De acuerdo— Murmuro y me pregunto si las mujeres normales demoran en arreglarse, ¿las mujeres como ellas cuanto tardaran? Coloco mi espalda sobre la pared del pasillo y sigo esperándola...
Último capítulo