No pude dejar de mirarla durante todo el almuerzo, he estado intentado encontrar a esa mujer de la cual sus amigas me han hablado, pero la verdad es que no la he encontrado por ninguna parte; yo sigo viendo a esa mujer que me ha vuelto loco todo el día. Dejo a Javier, José y Facundo hablando con Danielle, Samantha, y Carolina mientras caminamos por Las Vegas boulevard y me adelanto a su lado, ya que está caminando sola y está demasiado pensativa.
—Hola. — Le digo al llegar a su lado.
—Hola... — Responde distante.
— ¿Qué te sucede? — Le pregunto al ver que su rostro refleja preocupación.
Ella me mira por instante —Nada, intento saber cómo seguiremos con todo esto. ¿Cuándo te vas a Italia?
—Nos vamos querrás decir, hemos acordamos en que irías conmigo. — Le recuerdo.
—Sí, iremos juntos... — Afirma y por alguna razón sonrió levemente.
—El martes— Le informo.
— ¡¿Pasado mañana?! — Cuestiona deteniéndose en seco en medio de la acera.
Me detengo yo también, la miro un tanto confundido y asiento —Si... —
—Vaya... eso es rápido. — Murmura.
— ¿Te estás arrepintiendo de nuestro trato? — Averiguo algo preocupado. 《No puede hacer eso...》
—No, es decir, estar casada contigo no es lo mejor que me ha pasado en la vida, pero tampoco voy a echarme para atrás. Ya te dije a mí también me conviene permanecer casada contigo un tiempo, además, no nos quedan muchas opciones, nuestras familias prácticamente nos están obligando— Explica.
—Lo sé... esto realzara tu imagen. — Le digo entre risas.
—Si claro, es casi lo mismo que haberme casado con Leonardo Di Caprio. — Rebate sarcásticamente.
— ¡Eres tan frustrante! ¿Por qué eres así? — Intento comprender. Quiero que sea ella quien me diga que odia a los hombres como yo... que me cuente quien la lastimo... que fue lo que le hizo...
—Esta es mi manera de ser y siento si no te gusta, pero es lo que hay. Sabes, ya he tenido mucho de ti por un día. Creo que será mejor que respiremos del otro hasta el martes. — Dice y luego camina más rápido alejándose de mí.
— ¡Creí que dormiríamos juntos! — Le expreso en broma mientras la alcanzo.
—Quiero que te quede clara una cosa... — Dice muy seria deteniendo su paso.
— ¿Qué cosa a ver? — Le reto.
—No sé qué paso anoche... no tengo ni idea si terminamos teniendo sexo o no... al parecer si porque amanecí desnuda en tu cama, pero quiero que sepas que mientras que yo este consiente de mis actos, nunca en mi vida me volveré a acostar contigo. No me interesas. Solo dime el número de vuelo y el horario que sale tu avión rumbo a Roma y yo estaré en el aeropuerto. Esto es un matrimonio consecuencia de un acto de inconsciencia total a causa del alcohol, cosa que no volveré a tomar mientras que este cerca de ti. Es un trato, solo eso... ¿entendido? — Me advierte con rabia.
Otra vez saco su peor parte, la que más me molesta y la que me dan ganas de callarla de miles de maneras diferentes. —Mira Miss Universo... yo tampoco tengo intenciones de volverte a tocar si es que lo hice anoche... ya te lo dije, seguramente la he pasado fatal y por eso ni me recuerdo de lo que sucedió. Pero, en algo estamos de acuerdo, esto es un trato y nos conviene a los dos, además estamos obligados. Así que te espero en el aeropuerto el martes a las ocho de la mañana, el vuelo sale a las nueve y media. Numero de vuelo no lo sé, pero te espero en el counter de Alitalia. Le respondo con muchísima rabia y me doy media vuelta, ahora soy yo quien no quiere saber más nada de ella hasta el martes. No sé cómo es que haremos para convivir así por tres meses.
[Dos días después...]
Estoy en el lugar que acordamos esperándola, pero por lo poco que la conozco y sabiendo que no me puede ni ver, sé que llegara tarde. Es la tercera vez que consulto el reloj y de verdad agradezco que Javier, José y Facundo hayan tomado su vuelo a Roma anoche y no tengan que aguantar a esta mujer en un vuelo tan largo. Miro nuevamente a la puerta y allí finalmente llega la diva; lentes de sol, falda por arriba de las rodillas color negra, blusa color blanca y americana de cuero, 《¿piensa viajar así?》
—Hasta que al fin llegas. — Le digo ya cansado mientras se acerca a mí.
—No es fácil dejar todo en orden antes de marcharme. — Me deja saber como si yo entendiera de que rayos habla.
—Como sea... ¿hacemos el check in? — Le pregunto.
—Sí, pero espera que Edu viene con las maletas. — Me pide.
Unos pocos minutos después aparece él con tres maletas. —No viajas mucho, ¿no? — Le pregunto señalando las maletas de marca Gucci que trae.
— ¿Por qué lo dices? — Cuestiona confundida.
—Si viajaras sabrías que las maletas se dañan enseguida, y no usarías marcas tan caras... — Le explico cómo a una niña de cinco años.
—No sé qué tanto te importa si mis maletas son caras o baratas, pero para tu información conozco más de la mitad del mundo. — Responde de una manera que de verdad me provoca callarla.
— ¿Te han dicho alguna vez lo insoportable que eres? Digo... porque si quieres tenemos un vuelo de más de 14 horas donde yo te lo puedo comentar— Le dejo saber.
—Nadie dice que me tengas que soportar. Vamos a hacer el check in. — Propone haciéndome reír.
Después de obtener nuestros boletos y de que ella pagara una fortuna para que tengamos asientos en primera clase juntos, pasamos por seguridad y luego cuando es la hora indicada, abordamos el avión.
—Sabes, estuve pensando que creo que deberíamos de hacer algo para llevarnos mejor; después de todo tendremos que convivir juntos un tiempo en casa de mi familia. — Le explico.
— ¿Junto a tu familia? — Pregunta confundida —¿Vives con tus padres? — Cuestiona casi como si fuera un pecado.
—En estos momentos si, tuve algunos problemas con mi piso y tuve que mudarme allí, pero no te preocupes, es una mansión— Le explico.
—Qué locura... pero bueno, volviendo al tema... yo pensaba quedarme en uno de los hoteles que tenemos alla, así que no te preocupes, no tendremos que convivir juntos. — Dice mientras se abrocha el cinturón de seguridad.
Si por mi fuera dejaría que lo hiciera, pero en mi conversación con mi madre ayer acordamos que fingiríamos un matrimonio legitimo... —Veras Arya, yo sé que tú no sabes que tan pendiente esta la prensa de mi, pero en Italia yo soy alguien el centro de atención de los paparazis y si la prensa ven que no convivimos juntos se empezaran a cuestionar lo de nuestro casamiento. — Expongo.
— ¡¿Estas queriendo decir que debo vivir contigo y toda tu familia en tu casa?! —Pregunta como si fuera una locura... y si lo es...
—Así es... —
— ¿Cuántos son los que viven contigo? — Pregunta asustada.
—Mis padres, mi hermana, su esposo, sus dos hijas; mi hermano, su esposa, y su hijo viven en otro sitio. — Le contesto sin anestesia.
— ¡Debe de ser broma! ¡Dime que la mansión es gigante para que no se vean las caras! — Me dice inclinando su cabeza hacia atrás y mirando al techo.
—No es broma, y si es una mansion bastante grande, pero no tanto. — Le informo.
— ¡Olvídate! Yo no viviré con toda esa gente que ni conozco, lo siento, sé que es tu familia, pero no... — Advierte.
— ¿Y qué propones? — Inquiero un tanto molesto.
—Propongo que alquilare una casa allá y si quieres te quedas ahí. — Responde muy segura.
— ¡No, no hare eso! — Me quejo.
El avión despega haciendo que tengamos que permanecer en silencio un instante. —Lo harás... es eso o nada, lo siento— Me dice una vez que el avión se estabiliza.
— ¿Por qué tiene que ser a tu manera? — Le pregunto muy frustrado.
—Tú lo has dicho, soy insoportable... tu familia no tiene por qué soportarme. — Se defiende.
Necesito que me diga porque es así conmigo... ya no soporto esta situación. En un acto de desesperación tomo su rostro y hago que me mire casi como una súplica —Por favor... no podemos seguir así, me volveré loco. Entiendo que lo nuestro ha sido accidentado, pero ¿Por qué eres así conmigo? — Inquiero sin soltarla.
Sus ojos grises se clavan en los míos diciéndome mil cosas que no comprendo. —Me había sobrepuesto de la mierda de vida que tuve hace años atrás... estaba con un hombre que me amaba, me iba a casar, era feliz... tenía toda mi vida armada y llegaste tú... no sé qué rayos sucedió esa noche, pero termine unida a ti... ¿es poco? — Susurra.
—Si, lo sé, yo debiera de estar igual. — Respondo.
— ¿Es porque soy quien soy? Ya sabes… un hombre algo famoso y que vive de escandalo en escandalo ¿Te molesta que salga en las revistas?— Me atrevo a preguntarle finalmente.
— ¿Qué te hace pensar eso? —
—No importa, dime si es eso... — Presiono.
—Si. No soporto a nadie que sea como tú—
— ¿Por qué? Dime porque... necesito entenderte, necesito saber porque eres así conmigo. — Insisto.
—Porque mientras mi primer novio era un tipo de sociedad como tú, ya sabes el hijo de un rico… y convirtió mi vida en un infierno me violaba... me golpeaba... y cuando todo aquello termino, la prensa saco una nota gracias a que él era así como tú que se la pasaba de escandalo en escandalo y siendo la comidilla de los paparazis. — Me dice dejándome en absoluto estado de shock.
Sus ojos llenos de lágrimas me dejan en blanco sin saber qué hacer y ni siquiera que decirle... — ¿Cuánto tiempo duro eso? — Consigo preguntar en un susurro.
—Cinco malditos años... Cinco años donde nadie me creía, donde me decían que como nunca había tenido sexo antes confundía las cosas... cinco malditos años donde todo fue una pesadilla mientras él seguía siendo el rey en su mundo... — Confiesa.
—Lo siento de verdad... no sé qué decirte... lo único que puedo dejarte saber es que no todos somos iguales. Yo no te estoy pidiendo que me aceptes como tu marido porque sabemos que eso es imposible, no hay amor entre nosotros, pero solo te pido que confíes en mí. No te hare daño, solo quiero que no nos maltratemos más. — Le pido mientras seco las lágrimas que caen de sus ojos. — ¿Qué dices? —
—Lo intentare, pero es muy difícil para mí... siento un rechazo muy profundo por personas como tú. — Explica.
—Lo entiendo, y está bien haremos las cosas a tu manera. Alquilaremos esa casa por los tres meses que dure esta farsa— Accedo queriendo que encuentre algo de paz.
Miro a la mujer que está sentada a mi lado con sus ojos cerrados descansando después de haber llorado al confesarme el infierno por el cual ha pasado, y si bien sigo creyendo que es insoportable y muy arrogante; ahora la comprendo un poco más. Lo que sí es innegable es que su rostro parece el de un ángel, aunque de eso no tiene absolutamente nada《¿o quizás sí?》Sus ojos se abren sorprendiéndome infraganti y por un
Llego la hora, este es el momento donde todo empieza, donde nuestro teatro abre el telón para comenzar esta función llamada "matrimonio". Bajamos del avión y caminamos a través del aeropuerto intentando pasar de ser percibidos, pero no lo conseguimos y es que hay un pequeño detalle que ella no sabe, en Italia soy el soltero más codiciado y por eso tengo hasta “fans.”— ¡Gianluca! — Gritan un grupo de chicas y se acercan a mí.&mda
Al parecer a mi familia le ha caído de maravilla mi falsa esposa, y esos fantasmas que los rondaban por ser la hija de Ankor. A Danna, Paola, mi padre, el esposo de Danna, e incluso a mis sobrinos los ha tratado bien y no sé si es una fachada o realmente puede llegar a ser así de amable. Al que aún no ha conocido es a Kino y no sé si le gusten los perros o no, pero tendrá que aceptarlo. La ayudo a subir sus maletas hasta el cuarto de visitas y al abrir la puerta, ella entra y se queda mirando a su alrededor con dudas.—¿Muy pequeño comparado con tu castillo? — Le pregunto casi desde la entrada de la habitaci
—¿Y tu esposa? — Me pregunta Danna al entrar a mi cuarto ya que la puerta estaba abierta.—En su torre. — Le explico sin ganas de nada.—¿Su torre? — Cuestiona confundida.—Ah, es que tu no sabes... es una princesa. — Le digo de manera sarcástica.
(Horas después)Golpeo a su puerta para que nos vayamos a cenar y la espero con la mayor paciencia posible, recordando los consejos de mi hermana. —¡Ya voy! — Me grita del otro lado de la puerta.—De acuerdo— Murmuro y me pregunto si las mujeres normales demoran en arreglarse, ¿las mujeres como ellas cuanto tardaran? Coloco mi espalda sobre la pared del pasillo y sigo esperándola...
Aparto su silla de la mesa que está ubicada en un rincón de esta terraza que tiene una vista espectacular a la ciudad, y ella se sienta cuidadosamente para que su vestido no se suba más de la cuenta. La verdad debo agradecérselo, al fin y al cabo, no soy de piedra.—Gracias. — Me dice con una media sonrisa.—Un gusto rubia, ya sabes debo ser amable con mi angelical esposa. — Respondo con una sonrisa.—Tu angelical esposa puede convertirse en una fiera si sigues con ese sarcasmo. — Me advierte haciendo que me ría.—Va bene... sabes, creo que tú y yo deberíamos tener una regla cada vez que salgamos juntos. — Comento.—¿Y esa regla seria? &mdash
《¿Quién diría que esta mujer y yo estaríamos entrando a una discoteca juntos?》 Realmente no creía que esto fuera posible después de nuestra guerra de poderes; esa que hemos estado combatiendo desde el momento en que amanecimos juntos en aquella cama. Observo a mí alrededor y puedo notar como muchas personas nos quedan viendo. Seguramente me han reconocido, aunque creo que los hombres que tienen su mirada fija en nosotros lo hacen por ella.—Si yo no estuviera contigo, seguramente ya se te hubieran acercado a hablarte. — Le comento al oído.Su mirada se clava en la mía y luego una media sonrisa se dibuja en su rostro. —Creo que, si yo no estuviera contigo, no dormirías solo esta noche. — Rebate y no sé si es br
—Rubia, despierta... hemos llegado. — Le repito intentado despertarla ya que se quedó dormida en el auto.—Mmmm... — Es lo único que murmura y lentamente intenta abrir sus ojos.Quien la viera diría que es un angelito, pero no tiene nada de angelical. Viendo que vuelve a cerrar sus ojos decido bajar del auto e ir hasta su lado. Abro la puerta del pasajero y me agacho.—Arya, vamos anda. Sé que estas cansada, pero es solo cuestión de entrar a la casa. — Le digo como un tonto que intenta convencer a una niña, pero mire por donde la mire no encuentro a la niña.—Ya va... — Murmura aun dormida y la verdad es que me da mucha risa.—De acuerdo, déj