(Horas después)
Golpeo a su puerta para que nos vayamos a cenar y la espero con la mayor paciencia posible, recordando los consejos de mi hermana. —¡Ya voy! — Me grita del otro lado de la puerta.
—De acuerdo— Murmuro y me pregunto si las mujeres normales demoran en arreglarse, ¿las mujeres como ellas cuanto tardaran? Coloco mi espalda sobre la pared del pasillo y sigo esperándola...
Aparto su silla de la mesa que está ubicada en un rincón de esta terraza que tiene una vista espectacular a la ciudad, y ella se sienta cuidadosamente para que su vestido no se suba más de la cuenta. La verdad debo agradecérselo, al fin y al cabo, no soy de piedra.—Gracias. — Me dice con una media sonrisa.—Un gusto rubia, ya sabes debo ser amable con mi angelical esposa. — Respondo con una sonrisa.—Tu angelical esposa puede convertirse en una fiera si sigues con ese sarcasmo. — Me advierte haciendo que me ría.—Va bene... sabes, creo que tú y yo deberíamos tener una regla cada vez que salgamos juntos. — Comento.—¿Y esa regla seria? &mdash
《¿Quién diría que esta mujer y yo estaríamos entrando a una discoteca juntos?》 Realmente no creía que esto fuera posible después de nuestra guerra de poderes; esa que hemos estado combatiendo desde el momento en que amanecimos juntos en aquella cama. Observo a mí alrededor y puedo notar como muchas personas nos quedan viendo. Seguramente me han reconocido, aunque creo que los hombres que tienen su mirada fija en nosotros lo hacen por ella.—Si yo no estuviera contigo, seguramente ya se te hubieran acercado a hablarte. — Le comento al oído.Su mirada se clava en la mía y luego una media sonrisa se dibuja en su rostro. —Creo que, si yo no estuviera contigo, no dormirías solo esta noche. — Rebate y no sé si es br
—Rubia, despierta... hemos llegado. — Le repito intentado despertarla ya que se quedó dormida en el auto.—Mmmm... — Es lo único que murmura y lentamente intenta abrir sus ojos.Quien la viera diría que es un angelito, pero no tiene nada de angelical. Viendo que vuelve a cerrar sus ojos decido bajar del auto e ir hasta su lado. Abro la puerta del pasajero y me agacho.—Arya, vamos anda. Sé que estas cansada, pero es solo cuestión de entrar a la casa. — Le digo como un tonto que intenta convencer a una niña, pero mire por donde la mire no encuentro a la niña.—Ya va... — Murmura aun dormida y la verdad es que me da mucha risa.—De acuerdo, déj
Salgo al jardín para buscarla y hablar con ella acerca del acuerdo de división de bienes que ha mencionado esta mañana en el desayuno, y para mi sorpresa me la encuentro recostada en una de las tumbonas en bikini tomando sol. Me quedo inmóvil por un instante a la distancia y la observo. Definitivamente esto se pone más difícil a cada día que pasa. Ya me estoy empezando a preguntar si alguien la ha enviado para ser probado en mi caballerosidad.Trago saliva un poco más exageradamente de lo necesario y camino hacia ella. 《Gianluca, creo que lo tuyo es el masoquismo. En vez de alejarte y esperar a hablar con ella cuando este vestida, no... aquí vienes tú y te acercas para observar cada una de sus curvas más cerca y seguir recordando como lucia su figura aquella mañana. ¡Basta! ¡Conc
La observo mientras entra a lo que ella llama casa y creo que deberíamos buscar un diccionario para que ella aprenda las definiciones de algunas de las palabras que utiliza. Decido seguir sus pasos y entro con dos de las maletas que hemos traído. Entro a la sala y solo puedo mirar a mí alrededor; esta "casa" es enorme, la mía lo es, pero está para dos personas esto definitivamente es demasiado.—Quiero suponer que, junto a las llaves de la casa, te han dado un mapa y un intercomunicador para que nos encontremos, ¿no? — Bromeo. Al parecer mis palabras la han hecho reír bastante. —Sí que eres exagerado, ¿eh? — Dice y luego sigue riéndose de mí.《Bueno, al menos la divierto un poco.》
《¿Qué es esto que estoy sintiendo?》 Sus labios me saben a caramelo, son exquisitos. Muero por intensificar este beso, por explorar cada rincón de su boca. Con muchas dudas mi lengua deja en claro mis intensiones, y creo que, con las mismas dudas, ella me deja hacerlo. Puedo sentir como su cuerpo comienza a tensarse bajo las sensaciones de nuestro beso; no quiero que tenga miedo... no podría resistir su rechazo. Con mi mayor fuerza de voluntad, dejo de besarla y suelto su rostro. La observo intentando comprender que está sucediendo por su mente, pero solo veo confusión.—Perdóname por favor. — Le repito y es que tengo temor de haberla hecho sentir mal.—¿Por qué lo has hecho? — Me pregunta tocando sus labios con la yema de s
—¿Raymond? ¿Cómo sabes de Raymond? — Me pregunta bastante confundida.—No te asustes, no te estoy investigando. Es que mientras tú fuiste al supermercado, yo estuve recorriendo la casa y vi el estudio. Me llamo la atención las rosas que había allí y bueno no pude contenerme en leer la tarjeta en ellas. — Le confieso avergonzado.—¿Ha dejado rosas en la oficina? —《Veo que no tenía ni idea de eso.》—Sí. ——Siempre tan atento— Es lo único que comenta.—¿Quién es? — Insisto y tal parece que mi insistencia le ha causado gracia, porque esta sonriente.—No te preocupes, no es mi amante si eso es lo que te preocupa. Él es gerente regional de las propiedades aquí en Italia, y solo me ha hecho el favor de traerme un ordenador con el sis
—¿Y rubia? ¿Qué tal me ha quedado? — Le pregunto mientras prueba la carne que he hecho.Me lanza una mirada un poco extraña y con su mano me deja saber que necesita un minuto para contestar, ya que está masticando. —¿Quieres que sea honesta, o te miento? — Pregunta finalmente cuando termina.《Oh, oh... creo que sigo siendo un pésimo cocinero...》—Se honesta. Siempre. — Le pido.—Bueno, no te diré que es lo mejor que he probado, pero no está mal. Igual, no te sientas mal, pero es que he comido asados en países como Argentina, Uruguay, etcétera; donde su especialidad es la carne... No eres tú, es mi paladar que es muy exigent