Salgo al jardín para buscarla y hablar con ella acerca del acuerdo de división de bienes que ha mencionado esta mañana en el desayuno, y para mi sorpresa me la encuentro recostada en una de las tumbonas en bikini tomando sol. Me quedo inmóvil por un instante a la distancia y la observo. Definitivamente esto se pone más difícil a cada día que pasa. Ya me estoy empezando a preguntar si alguien la ha enviado para ser probado en mi caballerosidad.
Trago saliva un poco más exageradamente de lo necesario y camino hacia ella. 《Gianluca, creo que lo tuyo es el masoquismo. En vez de alejarte y esperar a hablar con ella cuando este vestida, no... aquí vienes tú y te acercas para observar cada una de sus curvas más cerca y seguir recordando como lucia su figura aquella mañana. ¡Basta! ¡Conc
La observo mientras entra a lo que ella llama casa y creo que deberíamos buscar un diccionario para que ella aprenda las definiciones de algunas de las palabras que utiliza. Decido seguir sus pasos y entro con dos de las maletas que hemos traído. Entro a la sala y solo puedo mirar a mí alrededor; esta "casa" es enorme, la mía lo es, pero está para dos personas esto definitivamente es demasiado.—Quiero suponer que, junto a las llaves de la casa, te han dado un mapa y un intercomunicador para que nos encontremos, ¿no? — Bromeo. Al parecer mis palabras la han hecho reír bastante. —Sí que eres exagerado, ¿eh? — Dice y luego sigue riéndose de mí.《Bueno, al menos la divierto un poco.》
《¿Qué es esto que estoy sintiendo?》 Sus labios me saben a caramelo, son exquisitos. Muero por intensificar este beso, por explorar cada rincón de su boca. Con muchas dudas mi lengua deja en claro mis intensiones, y creo que, con las mismas dudas, ella me deja hacerlo. Puedo sentir como su cuerpo comienza a tensarse bajo las sensaciones de nuestro beso; no quiero que tenga miedo... no podría resistir su rechazo. Con mi mayor fuerza de voluntad, dejo de besarla y suelto su rostro. La observo intentando comprender que está sucediendo por su mente, pero solo veo confusión.—Perdóname por favor. — Le repito y es que tengo temor de haberla hecho sentir mal.—¿Por qué lo has hecho? — Me pregunta tocando sus labios con la yema de s
—¿Raymond? ¿Cómo sabes de Raymond? — Me pregunta bastante confundida.—No te asustes, no te estoy investigando. Es que mientras tú fuiste al supermercado, yo estuve recorriendo la casa y vi el estudio. Me llamo la atención las rosas que había allí y bueno no pude contenerme en leer la tarjeta en ellas. — Le confieso avergonzado.—¿Ha dejado rosas en la oficina? —《Veo que no tenía ni idea de eso.》—Sí. ——Siempre tan atento— Es lo único que comenta.—¿Quién es? — Insisto y tal parece que mi insistencia le ha causado gracia, porque esta sonriente.—No te preocupes, no es mi amante si eso es lo que te preocupa. Él es gerente regional de las propiedades aquí en Italia, y solo me ha hecho el favor de traerme un ordenador con el sis
—¿Y rubia? ¿Qué tal me ha quedado? — Le pregunto mientras prueba la carne que he hecho.Me lanza una mirada un poco extraña y con su mano me deja saber que necesita un minuto para contestar, ya que está masticando. —¿Quieres que sea honesta, o te miento? — Pregunta finalmente cuando termina.《Oh, oh... creo que sigo siendo un pésimo cocinero...》—Se honesta. Siempre. — Le pido.—Bueno, no te diré que es lo mejor que he probado, pero no está mal. Igual, no te sientas mal, pero es que he comido asados en países como Argentina, Uruguay, etcétera; donde su especialidad es la carne... No eres tú, es mi paladar que es muy exigent
Después de una noche bastante complicada, logro despertarme. Me cuesta acostumbrarme a que no estoy en mi casa si no en esta casa que para mi gusto es demasiado para dos personas, pero bueno debo comprender que de alguna extraña manera termine casado con una mujer un tanto exagerada en cuanto a sus gustos. Me levanto de la cama y aun un poco dormido salgo de la habitación; tengo sed, hambre, y sueño… vaya combinación...Al entrar a la cocina creo que voy entendiendo de qué va su venganza. Sin hacer ruido me quedo parado bajo la apertura que divide la sala de la cocina y observo como ese camisón de seda color rosa pálido se ajusta a su figura. 《¿No podría haberse puesto un albornoz o algo?》 Me pregunto.Sin que
—¡Gian! ¿Me ayudas con la maleta? — Me pregunta desde la entrada de su habitación mientras yo salgo de la mía.—Sí, claro. Pero, no te acostumbres que no soy tu botones ¿eh? — Advierto a modo de broma con una media sonrisa.—Vamos, se un caballero... — Me pide.—Eso intento. — Le respondo con doble sentido y tomo la maleta para bajar la escalera.—Lo eres. — Comenta deteniéndome, sujetando mi mano.—Rubia, vayamos mejor. — Le propongo y es que la verdad aun no me repongo de lo de esta mañana.—Ahora eres tú el que me tiene miedo. — Murmura.
He quedado totalmente impresionado con las instalaciones del hotel, el gimnasio esta increíble, y si bien los hoteles de mi familia no tienen nada que envidiarles, tampoco puedo dejar de reconocer cuando algo es bueno. Después de haber hecho mi rutina, regreso a la habitación para cambiarme de ropa e ir a cenar con ella. Una vez que me he duchado, me coloco unos jeans, una camisa blanca, zapatos color negro al igual que el cinturón, tomo mi cartera y salgo de la habitación.—Señor Marín, su esposa lo espera en la parte exterior del restaurante. — Anuncia uno de los camareros al entrar al lugar.《Vaya, es tan extraño que otras personas la llamen así, pero, eso es lo que somos para el mundo.》—Muchas gracias. &m
—Me voy a cambiar al baño. — Me dice mientras recoge algunas cosas de su maleta y camina hacia allí.—Esta bien, yo me cambio aquí. — Explico.La situación no podría ser mas incomoda. Cada momento que pasa me convenzo más de que esto es una prueba de la vida, y es que a mí solo me pasa casarme con una desconocida que es guapísima y que me tenga miedo 《vamos que es el combo completo》 Me quito la camisa, los zapatos, las medias, el pantalón, y me coloco un pantalón corto. Creo que es la primera vez que dormiré de esta manera, ya que normalmente solo duermo con mi bóxer.Ella regresa a la habitación y al verla me quedo sin habla. Pant