—¡Gian! ¿Me ayudas con la maleta? — Me pregunta desde la entrada de su habitación mientras yo salgo de la mía.
—Sí, claro. Pero, no te acostumbres que no soy tu botones ¿eh? — Advierto a modo de broma con una media sonrisa.
—Vamos, se un caballero... — Me pide.
—Eso intento. — Le respondo con doble sentido y tomo la maleta para bajar la escalera.
—Lo eres. — Comenta deteniéndome, sujetando mi mano.
—Rubia, vayamos mejor. — Le propongo y es que la verdad aun no me repongo de lo de esta mañana.
—Ahora eres tú el que me tiene miedo. — Murmura.
He quedado totalmente impresionado con las instalaciones del hotel, el gimnasio esta increíble, y si bien los hoteles de mi familia no tienen nada que envidiarles, tampoco puedo dejar de reconocer cuando algo es bueno. Después de haber hecho mi rutina, regreso a la habitación para cambiarme de ropa e ir a cenar con ella. Una vez que me he duchado, me coloco unos jeans, una camisa blanca, zapatos color negro al igual que el cinturón, tomo mi cartera y salgo de la habitación.—Señor Marín, su esposa lo espera en la parte exterior del restaurante. — Anuncia uno de los camareros al entrar al lugar.《Vaya, es tan extraño que otras personas la llamen así, pero, eso es lo que somos para el mundo.》—Muchas gracias. &m
—Me voy a cambiar al baño. — Me dice mientras recoge algunas cosas de su maleta y camina hacia allí.—Esta bien, yo me cambio aquí. — Explico.La situación no podría ser mas incomoda. Cada momento que pasa me convenzo más de que esto es una prueba de la vida, y es que a mí solo me pasa casarme con una desconocida que es guapísima y que me tenga miedo 《vamos que es el combo completo》 Me quito la camisa, los zapatos, las medias, el pantalón, y me coloco un pantalón corto. Creo que es la primera vez que dormiré de esta manera, ya que normalmente solo duermo con mi bóxer.Ella regresa a la habitación y al verla me quedo sin habla. Pant
El calor de sus labios besándose con los míos me hace delirar y no me deja más opción que inmiscuirme en ese mundo que hay dentro de su boca. Sin dejar de explorar su boca con mi lengua levanto un poco la sabana que apenas nos cubre y la invito a posicionarse mejor tomándola por su cintura. Poco a poco voy sintiendo como el peso de su cuerpo está completamente sobre el mío y aquí estoy yo muriéndome de deseo por ella.La yema de sus dedos rozando mi torso, su lengua jugando con la mía, y cada sensación de sus curvas sobre mí son una mezcla mortal, una que me está haciendo perder ese control que prometí tener con ella. Mis manos se mueven por su espalda hasta llegar al final de la camiseta de tirantes de seda y en un acto instintivo van colándose por debajo de esta fina tela. Su piel... es que me encanta... es tan su
Aun me cuesta creer que esté permitiendo darnos esta oportunidad, pero la dudas no dejan de rondar por mi cabeza en cuanto a él. Observo el techo de esta lujosa habitación mientras que espero que se termine de duchar y no comprendo a que se debe este cambio o si es que hace tiempo se siente así y recién ahora lo ha admitido 《¿Lo habrá olvidado?》Varios minutos después, la veo salir del baño y luce increíble con ese vestido que se ha puesto para comenzar su día de trabajo antes de la fiesta de inauguración de esta noche. —¿Te vas a quedar ahí mirándome todo el día? — Me pregunta con una amplia sonrisa.—Si me dejaras hacerlo si, pero dudo que me lo permitas. — Respondo firme.<
Después de un día donde ella no ha parado de trabajar ultimando detalles y yo, bueno me he relajado, por fin es hora de la fiesta de inauguración del hotel. Termino de acomodar el moño de mi esmoquin y luego me coloco la americana del traje; me miro una última vez al espejo, y si estoy listo.—Si te hubiese visto así desde el principio no hubiese tardado nada en querer intentarlo contigo. — Me dice sorprendiéndome.Me doy vuelta para mirarla y tengo la sensación de que mi mandíbula ha caído al piso, 《que alguien la recoja por favor porque yo no puedo reaccionar.》 Vestido rojo entallado a su cuerpo, un escote que será la perdición de muchos incluyéndome a mi, espalda completamente al de
Cuando acordamos de venir a Barcelona a la inauguración de este hotel, jamás imagine que sería igual o peor que los eventos a los que he ido con los negocios de mi familia. Los flashes, las cámaras de video y el acoso de la prensa es notable incluso antes de llegar a la entrada donde se lleva a cabo la gran fiesta.—Me imagino que esto no es nada nuevo para ti, ¿No guapo? — Me pregunta mientras nos vamos acercando y su manera de llamarme me hace sonreír.—Si te soy honesto, me siento un poco intimidado, pero creo que es porque entraremos juntos. ——¿Miedo de entrar con una mujer a un evento? ¡No me digas que es mucho para ti! — Dice burlándose de mí.—Rubia... no tientes a tu suerte,
La mirada de todos sobre nosotros dos no son las mismas de las que siento cuando voy a cualquier evento; esto es completamente diferente. La gente nos observa con expectativa y puedo adivinar que por sus mentes hay muchísimas preguntas que rondan alrededor de la mayor duda de todas ¿Cómo es que ella y yo hemos llegado a esto sin que hubiese ningún indicio al respecto? 《Sin tan solo supieran la respuesta...》 una que ni siquiera nosotros le encontramos explicación por la falta de memoria de lo sucedido aquella noche.—¿Preparada rubia? — Le pregunto mientras posicionamos nuestros cuerpos para iniciar el primer baile de la noche; ese que permite que el resto se nos una para que comencemos a divertirnos.Ella me observa detenidamente mie
Abro la puerta de nuestra habitación y puedo notar como toda ella es una clara representación de una persona que está nerviosa y hasta con miedo. Dejo que entre primero a la habitación y luego entro yo. La observo detenidamente mientras se para enfrente del gran ventanal con vista a la playa y después de pensarlo por unos segundos camino lentamente hacia ella. Me paro detrás de ella y le planto un suave beso en el cuello.—No me tengas miedo. — Le susurro y la abrazo desde atrás colocando mis manos sobre su abdomen.—No te tengo miedo... estoy nerviosa. — Me confiesa inclinando su rostro para darme mayo acceso a su cuello.—Rubia, no tenemos que intentarlo si no quieres. — Explico. Realmente no quiero que ella se obligue a nada. No quiero hacerle da&n