Es el último día de clases; ya se puede respirar el fin de semana. No veía la hora en que esta semana termine, más aún después de lo ocurrido ayer. Desde la nota en mi casillero, hasta el hecho de haber contado una parte de mi vida… Una de las peores tal vez. A Derek. Pero por más extraño que parezca, no me sentí mal al hacerlo. Fue como si una parte de mí, supiera que él me entendería, que sabría las palabras justas que debe decir.La tarde de ayer luego de haberle contado lo ocurrido con mi hermano, Derek me dejó llorar en su pecho, me sostuvo cuando creí que el mundo bajo mis pies desaparecería. Se quedó conmigo hasta entrada la noche, hablando de nada pero diciendo mucho al mismo tiempo. Esa es una de las tantas razones por lo que me encanta sacarle fotografías; su presencia parece estar en armonía con el mundo entero. A pesar de esa coraza de hostilidad con la que se disfraza.Bajo del auto con cansancio y más sueño del que debería y empiezo mi caminata por el campus, pasando jun
Mientras Luke se va acercando a nuestra mesa, la ansiedad ya ha empezado a hacer estragos en mí. Después de lo que decía la nota el día anterior solo puedo imaginarme lo peor. Empiezo a sentir mi ritmo cardíaco acelerado y mis manos empiezan a moverse sin descanso debajo de la mesa. Algo cálido envuelve una de mis muñecas y mis ojos viajan de inmediato hacia ella. La mano de Derek está rodeando la mía, trazando círculos sobre mi piel y ocasionando que un cosquilleo se apodere de aquella zona donde su mano hace contacto con la mía. Mis ojos se encuentran un segundo con los del castaño en el preciso momento en que Luke deja caer los periódicos en el asiento junto a Nate.―He tratado de reunirlos todos. ―La voz de pesar de Luke solo logra ponerme peor.Me inclino hacia adelante con el cuerpo temblando en anticipación y trato de llegar hasta uno de los periódicos pero la mano de Luke se interpone en mi camino.―No creo que debas leer nada de lo que dice ahí, Gabriel. ―Luke se ve preocupado
El rostro de Derek se ilumina con mis palabras, su cabeza se gira hacia donde Nate está y puedo notar que el rubio está sonriendo y déjenme decirles que esa sonrisa no presagia nada bueno.―Vamos a hacer un plan y vamos a desenmascarar a ese hijo perra. ―El castaño se ve mucho más relajado que hace unos minutos―. En la casa de Nate después de clase.Todos nos colocamos de pie y nos disponemos a caminar fuera de la cafetería, a nuestro paso todas y cada una de las personas que están a nuestro alrededor me quedan observando con descarada curiosidad decorando sus gestos. Una melena rubia bastante conocida llega hasta dónde estamos y todo en mi cuerpo se coloca alerta. Por el rabillo del ojo puedo ver a Mei apretando las manos en puños.―Derek cariño, realmente no sabía que te estabas dedicando a la caridad este año. ―La voz de Amber sale tan afilada como una cuchilla y tan empalagosa que me da ganas de vomitar.Detrás de la rubia están las dos tontas que se pasan la vida siguiéndole los p
Las palabras parecen haberse esfumado de mi garganta y mi boca se ha quedado entreabierta. Estoy haciendo un esfuerzo sobrenatural por no darle la satisfacción de verme sonrojada nuevamente. Pero cuando él se acerca más hacia mí y levanta mi rostro desde la barbilla… En ese mismo momento sé que estoy perdida en esos ojos de océano.Estamos demasiado cerca para mantener sana mi cordura. Está invadiendo nuevamente mi espacio personal, mi respiración comienza a acelerarse al ver que no retrocede, un choque de emociones se produce en mi interior, confundiendome entre el recuerdo del pasado y las nuevas sensaciones que su cercanía me hace sentir; para mi consuelo, noto que su respiración también está acelerada. Lo que me demuestra que tengo más control sobre él del que he creído.El sonido de una puerta al abrirse me hace dar un respingo y la silueta de mi padre aparece en la entrada de la casa. Oh. Dios. Mío. Derek se aleja de mí como si tuviese ácido en la piel y una mueca de horror surca
Montones y montones de ropa están cubriendo la fría madera del suelo en mi habitación. Mei ha venido a alistarse en mi casa y a pasar lo que ella llamó un momento de chicas el cual ha consistido única y exclusivamente en hacerme preguntas sobre Derek. Todo tipo de preguntas debo decir. Esta chica tiene más imaginación que Dora la exploradora. Y cuando le he contado que me pareció que habíamos tenido un momento o… algo por el estilo, se puso como loca, su grito hizo que mi padre apareciera corriendo por la puerta de mi habitación, pero gracias a Dios Mei le aseguro que había sido un grito de emoción, un grito de los buenos. Mi padre a quien parece agradarle en demasía la asiática, se giró con una sonrisa en los labios y volvió a su estudio.Mei pasó el resto de la tarde asegurando que mi situación con Derek ―si es que existe tal cosa― era algo que ella ya veía venir. Realmente no tengo idea de a qué se refiere, hasta el momento no ha pasado nada entre el castaño y yo. Y no estoy segura
El motor del vehículo se enciende debajo de nosotros y nos encaminamos hacia la trampa. En un momento de debilidad me giro para ver a Derek y me topo con sus ojos fijos en mí. Una determinación de hierro brillando en sus pupilas y una sonrisa que podría partir el mundo en dos decora sus labios. Y yo, me olvido del mundo y le regreso la sonrisa.Mis manos no han dejado de moverse en todo el trayecto hasta llegar al río. Más que nerviosa, me encuentro ansiosa, deseo con todas mis fuerzas terminar con esto, saber quién está detrás de todo y regresar a mi vida. A esa qué tal vez no era perfecta, pero seguía siendo mía.El sonido de un portazo me sobresalta, mis ojos parpadean desubicados, una, dos, tres veces antes de enfocarse.Nate ya está fuera del vehículo al igual que Mei y Luke; a mi lado, Derek acaba de abrir la puerta y me está viendo con detenimiento esperando a que baje. Cómo puedo obligo a mis piernas a moverse y me deslizo fuera del asiento, el sonido fuerte de la música y las
Una castaña de piel morena se está acercando a dónde nos encontramos, parece un depredador a punto de cazar a su presa. Sus piernas son largas y bronceadas y sus pestañas se abanican con tanta fuerza que me marea solo verla.―¿Tendrían espacio para dos más? ―pregunta la chica señalando a una rubia a sus espaldas.No consigo disimular el desagrado que se plasma en mi rostro. Estás son las mismas chicas que dentro de la Academia rehuyen de nosotros como si tuvieramos lepra, pero ahora con unos cuantos tragos encima parecen dispuestas a regalarse.―No. No tenemos. ―La voz de Mei bien puede cortar el aire por lo afilada que está.La castaña da un paso hacia atrás y nos lanza tanto a la asiática como a mí una mirada iracunda antes de retirarse en silencio hacia donde está su amiga. Y en este momento me doy cuenta que Mei tiene poder en la escuela. Sea que les agrade o no, la gente parece respetar en cierta medida su posición. ―¿Podrías dejar de espantar a todas las mujeres que se nos acer
Por fin logramos sentarnos en una de las piedras que están bordeando el río, estamos algo alejados del sonido de la fiesta pero desde aquí tenemos una vista perfecta de los chicos. Enciendo la cámara y me pongo a grabar todo, tratando de desconectarme de lo que hay a mi alrededor, o más específicamente de él a mi lado siendo un idiota.Pasados dos minutos me doy cuenta que es imposible, su silencio solo hace que mi irritación aumente.―¿Te pasa algo? ―pregunto en un intento de hacerlo hablar―. Pareciera que estuvieras enojado conmigo ―agrego, al ver que no habla.Giro mi cabeza para verlo y lo encuentro concentrado viéndose las manos, como si estuviese cerciorándose que sus dedos continúan en su lugar. Parece notar mi mirada porque inclina la cabeza y sus ojos azules chocan con los míos. Un océano tormentoso en esos glóbulos oculares que tienen el poder de paralizarme.―No, Gabe. No pasa nada. ―No le creo. Y estoy a punto de hacérselo saber, cuando escucho la voz de Mei.La asiática s