¡¡Segundo capítulo del Maratón!! Besos
Las palabras parecen haberse esfumado de mi garganta y mi boca se ha quedado entreabierta. Estoy haciendo un esfuerzo sobrenatural por no darle la satisfacción de verme sonrojada nuevamente. Pero cuando él se acerca más hacia mí y levanta mi rostro desde la barbilla… En ese mismo momento sé que estoy perdida en esos ojos de océano.Estamos demasiado cerca para mantener sana mi cordura. Está invadiendo nuevamente mi espacio personal, mi respiración comienza a acelerarse al ver que no retrocede, un choque de emociones se produce en mi interior, confundiendome entre el recuerdo del pasado y las nuevas sensaciones que su cercanía me hace sentir; para mi consuelo, noto que su respiración también está acelerada. Lo que me demuestra que tengo más control sobre él del que he creído.El sonido de una puerta al abrirse me hace dar un respingo y la silueta de mi padre aparece en la entrada de la casa. Oh. Dios. Mío. Derek se aleja de mí como si tuviese ácido en la piel y una mueca de horror surca
Montones y montones de ropa están cubriendo la fría madera del suelo en mi habitación. Mei ha venido a alistarse en mi casa y a pasar lo que ella llamó un momento de chicas el cual ha consistido única y exclusivamente en hacerme preguntas sobre Derek. Todo tipo de preguntas debo decir. Esta chica tiene más imaginación que Dora la exploradora. Y cuando le he contado que me pareció que habíamos tenido un momento o… algo por el estilo, se puso como loca, su grito hizo que mi padre apareciera corriendo por la puerta de mi habitación, pero gracias a Dios Mei le aseguro que había sido un grito de emoción, un grito de los buenos. Mi padre a quien parece agradarle en demasía la asiática, se giró con una sonrisa en los labios y volvió a su estudio.Mei pasó el resto de la tarde asegurando que mi situación con Derek ―si es que existe tal cosa― era algo que ella ya veía venir. Realmente no tengo idea de a qué se refiere, hasta el momento no ha pasado nada entre el castaño y yo. Y no estoy segura
El motor del vehículo se enciende debajo de nosotros y nos encaminamos hacia la trampa. En un momento de debilidad me giro para ver a Derek y me topo con sus ojos fijos en mí. Una determinación de hierro brillando en sus pupilas y una sonrisa que podría partir el mundo en dos decora sus labios. Y yo, me olvido del mundo y le regreso la sonrisa.Mis manos no han dejado de moverse en todo el trayecto hasta llegar al río. Más que nerviosa, me encuentro ansiosa, deseo con todas mis fuerzas terminar con esto, saber quién está detrás de todo y regresar a mi vida. A esa qué tal vez no era perfecta, pero seguía siendo mía.El sonido de un portazo me sobresalta, mis ojos parpadean desubicados, una, dos, tres veces antes de enfocarse.Nate ya está fuera del vehículo al igual que Mei y Luke; a mi lado, Derek acaba de abrir la puerta y me está viendo con detenimiento esperando a que baje. Cómo puedo obligo a mis piernas a moverse y me deslizo fuera del asiento, el sonido fuerte de la música y las
Una castaña de piel morena se está acercando a dónde nos encontramos, parece un depredador a punto de cazar a su presa. Sus piernas son largas y bronceadas y sus pestañas se abanican con tanta fuerza que me marea solo verla.―¿Tendrían espacio para dos más? ―pregunta la chica señalando a una rubia a sus espaldas.No consigo disimular el desagrado que se plasma en mi rostro. Estás son las mismas chicas que dentro de la Academia rehuyen de nosotros como si tuvieramos lepra, pero ahora con unos cuantos tragos encima parecen dispuestas a regalarse.―No. No tenemos. ―La voz de Mei bien puede cortar el aire por lo afilada que está.La castaña da un paso hacia atrás y nos lanza tanto a la asiática como a mí una mirada iracunda antes de retirarse en silencio hacia donde está su amiga. Y en este momento me doy cuenta que Mei tiene poder en la escuela. Sea que les agrade o no, la gente parece respetar en cierta medida su posición. ―¿Podrías dejar de espantar a todas las mujeres que se nos acer
Por fin logramos sentarnos en una de las piedras que están bordeando el río, estamos algo alejados del sonido de la fiesta pero desde aquí tenemos una vista perfecta de los chicos. Enciendo la cámara y me pongo a grabar todo, tratando de desconectarme de lo que hay a mi alrededor, o más específicamente de él a mi lado siendo un idiota.Pasados dos minutos me doy cuenta que es imposible, su silencio solo hace que mi irritación aumente.―¿Te pasa algo? ―pregunto en un intento de hacerlo hablar―. Pareciera que estuvieras enojado conmigo ―agrego, al ver que no habla.Giro mi cabeza para verlo y lo encuentro concentrado viéndose las manos, como si estuviese cerciorándose que sus dedos continúan en su lugar. Parece notar mi mirada porque inclina la cabeza y sus ojos azules chocan con los míos. Un océano tormentoso en esos glóbulos oculares que tienen el poder de paralizarme.―No, Gabe. No pasa nada. ―No le creo. Y estoy a punto de hacérselo saber, cuando escucho la voz de Mei.La asiática s
Muda. Me quedo absolutamente muda, mi cerebro parece haber regresado de imprevisto y ahora tengo miles de pensamiento girando por mi mente sin orden alguno.Derek continúa viéndome con atención, él está… Oh dioses él está esperando que diga algo. Mi boca empieza a abrirse y cerrarse y nada sale de ella. La sonrisa en el rostro del castaño se hace más grande y cuando creo que es una humillación total, la voz eufórica de Mei llega a mis oídos como una plegaria.―¡Llevamos media hora esperándolos…! ―Los ojos de la asiática se abren de par en par y su vista se intercala entre Derek y yo―. Bueno, pero si necesitan más tiempo siempre puedo ayudarles…Mei sonríe cual Chesire de Alicia en el país de las maravillas; la emoción se filtra por todo su cuerpo.―No, no, ya nosotros íbamos para allá ―digo.Cómo puedo avanzo hacia donde mi amiga se encuentra y entrelazo mi brazo en el de ella. Detrás mío puedo sentir a Derek siguiendo nuestros pasos. Gracias a Dios no hizo ningún comentario. El viaj
Las clases que comparto con Derek pasan cada una igual que la anterior;no me ha dicho nada, ni una sola palabra. Aunque si soy justa, no le ha dicho una sola palabra a nadie desde que llegó y eso está empezando a preocuparme. Su aspecto en general me preocupa. Cuando por fin llega la hora del almuerzo, Mei se acerca hasta donde estoy, y entrelaza su brazo al mío para guiarnos hacia la cafetería. Nos mezclamos con facilidad entre el mar de personas, y en cierto punto Mei aprieta su agarre en mi brazo.―Gaby ¿Estás bien? ―La voz preocupada de Mei solo me hace sentir peor. Ella es la única que sabe lo que pasó entre Derek y yo. Se lo conté una vez estuve en mi casa.―Yo… Sí claro, Mei, estoy bien. ―No tengo ni idea de cómo me estoy sintiendo en estos momentos. Pero sé que bien, no es la respuesta. Aun así le doy una sonrisa.Mei pasa el brazo sobre mis hombros y me acerca un poco más a ella. Hay algo en sus abrazos que siempre logran hacerme sentir mejor.―Ve a la mesa, yo llevo la comi
Consigo salir de la cafetería y empezar a caminar sin rumbo por los pasillos; lo único que quiero hacer es desaparecer, alejarme completamente de la vista de todos. Quiero estar en mi casa, hundida en mi cama y poder dejar salir mi frustración y de paso las lágrimas que me han estado picando en los ojos. Pero no lo hago. No lo hago por dos razones: la primera, porque eso es justo lo que desea quién quiera que sea que está detrás de esto, quiere verme derrotada y rota, y no pienso darle esa satisfacción. Y la segunda: no quiero que mi padre me vea así. Y eso es suficiente para convencerme de enfrentarme a la realidad. Sigo caminando sin rumbo fijo hasta que mis ojos dan con las puertas que llevan hasta las canchas donde el equipo suele entrenar para los partidos. Atravieso las puertas y el aire fresco es bien recibido en mi rostro, me ayuda a despejar un poco la locura que traigo en la cabeza. Avanzo hasta las gradas vacías y me siento lo más lejos posible de la entrada. Aún queda al