Suspiré tensamente, incapaz de soportarlo más. Sentí que mi pecho se inflaba y exhalaba pesadamente. Me mataba poco a poco, cada vez que lo veía de lejos. ¿Por qué dolía tanto? ¿Cómo pasamos de personas totalmente enamoradas a personas desconocidas? Kyle... No si fue mi culpa o la tuya. O ambos, pero lo intenté. Oh, sé que intenté que nuestro matrimonio volviera a estar unido, pero las cosas no son así, ¿verdad? No es un cuento de hadas donde la princesa vive feliz para siempre con el amor de su vida y tiene una familia. Pasé mis dedos sobre esa fotografía de él y yo, juntos. Abrazando y sonriendo.
Ese fue nuestro momento, la parte de nuestra vida amorosa que estaba en su apogeo. Cerré los ojos con rostro angustiado, y con la mano derecha tomé el vaso de whisky, tomé un sorbo y solté un gemido de ganas de llorar. Pero, ¿por qué haría eso más? Ya estaba cansada de derramar tantas lágrimas. Como dijo una vez Kyle: "¡Que sigas feliz en tu vida!" Realmente debería, ya que a él le estaba yendo bien como soltero, mientras que el idiota aquí estaba deprimido por un matrimonio que había terminado hace algún tiempo.
Agarré la botella frente a mí en la parte superior de la cómoda. Desenrosqué la tapa negra de la bebida oscurecida y la serví hasta la altura del vaso, la volví a colocar y la cerré. Bebí un poco más y volví a mirar la foto, tomé mi otra mano y la partí en cuatro pedazos. No sería bueno tener imágenes si quisiera seguir adelante. Volvería a empezar desde el principio.
–Quiero un hombre que pueda valorarme. –Sonrió mientras seguía el resto de la foto hasta el baño y la tiró a la basura. Terminé notando mi deprimente reflejo frente al espejo, lo que me provocó una frustración inminente.
Bajé la mirada y sonreí mientras mi mente repasaba cómo le gustaría a un hombre en este estado. Borracho y con expresión de dolor. Tomé aire y me lavé las manos en el fregadero, y las llené para lavarme la cara y cuando me levanté noté una presencia extraña. Miré hacia arriba y me sobresaltó una figura que yacía atrás, lo que me hizo darme la vuelta de inmediato y ver que estaba completamente solo. Sin embargo, todavía sentía ese clima pesado en mis hombros y en el aire. Salí del baño, cuando de repente...
Lo observé desde lejos, todavía estaba asustado. Vino a mí como una brisa de verano. Caliente y haciéndome difícil respirar debido a su presencia. Las cortinas de la ventana se erizaban tratando de suavizar el calor que me invadía, sin embargo, aparte de eso me traía una extraña tensión. Hizo lo mismo conmigo, haciéndome temblar de pies a cabeza. Solo mirarlo la hizo sentir emociones... miedo, fascinación, excitación, lujuria, deseo y curiosidad. Ese hombre me estaba confundiendo. No sabía qué hacer al respecto. Pero me conocía, sí, no estaba loco ni demasiado borracho. Me llamó por mi nombre. Susurró. Y de nuevo escuché esa voz sexy y placentera de escuchar:
–Emme... line! –habló casi gimiendo, una vez más dando un paso fuera de la oscuridad de la esquina de la habitación y deshaciéndose de las cortinas que volaban frente a él.
Sus ojos eran como llamas azules frente a la habitación apenas iluminada por las tres lámparas que allí estaban esparcidas, una al lado de la cama matrimonial, otra cerca de una pequeña silla de lectura y la tercera en una habitación con mis joyas y maquillaje. Bajó la mirada, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir negro, que abarcaba desde sus zapatos bien lustrados hasta la camisa de manga larga, abierta por la mitad, donde dejaba ver su entallado pecho. Mordí la comisura de mi mejilla por el calor entre mis piernas. Eso no era real, debo haber bebido demasiado y estaba alucinando otra vez o estaba soñando algo que mi subconsciente deseaba tanto.
–Estoy aquí... –Dejó escapar una pequeña sonrisa, lo que hizo que me derrumbara allí, mirándome de nuevo después de morderse el labio inferior de forma lasciva.
–Qué... –Me detuve a tomar un poco de aire, porque mis pulmones no eran capaces de hacer el intercambio de gases y mi cerebro no sabía cómo comandarlo. Cerré los ojos por un momento y sentí ese olor a perfume invadir mis fosas nasales y todo mi ser.
–... –Volví a abrirlos y él seguía allí. Mirándome de pies a cabeza con una apreciación de hambre y deseo completos, parecía que quería devorarme.
–¿Quién eres tú? –Pregunté tenso. Al mismo tiempo vi al señor Waffle gruñir en dirección al chico. Y él simplemente hizo lo mismo y se inclinó, haciendo que mi gato se asustara y saliera corriendo todo temblando por la puerta abierta de la habitación.
–Realmente no me gustan los gatos... –Volvió su mirada hacia mí mientras se enderezaba. Y le dio una sonrisa traviesa. –En serio, no sabes quién soy, mi... No importa... ¡¿Oh, en serio?! –Preguntó de manera cómica.
–... –Hice una señal de no con la cabeza. Estaba aprensivo con él, y di un paso atrás cuando noté que se acercaba lenta y sigilosamente. Oh, este hombre parecía una pintura del Renacimiento. Sus ojos azules con hermosas pestañas seguían su rostro cuadrado pero angelical. Cabello negro que se derramaba en mechones detrás de sus orejas. Nariz. Boca. Cuerpo. Dios. No soy una persona tan religiosa, pero ¿moriré e iré al cielo sin saberlo? Estaba ante un ángel o arcángel.
–Entonces, déjame presentarme... ¡Llámame Carlisle! –Se acercó aún más, poniéndome contra la pared. Podía sentir un olor amaderado, fuerte y adictivo exhalando aún más de él. Estaba más cerca. Mi cuerpo ya no respondía a mis órdenes. Era como si estuviera paralizado ante el de ese hombre. Y luego me agarró la barbilla y me hizo mirarlo directamente a los ojos. –¡Seré todo para ti, Emmeline! Tu hombre, novio, amante y lo que quieras... ¡Hasta tu demonio del placer!
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados UnidosEmmeline... Entré a mi casa con el aire de indisposición que siempre tuve, ya que todos los días me levantaba a las cinco de la mañana para estar a las seis y media en mi trabajo. Ser secretaria no era nada fácil, organizaba documentos, horarios en la agenda de mi jefe, redactaba textos profesionales especializados, incluso en lengua extranjera, preparaba interpretación y síntesis de textos y documentos, redactaba dictados taquigráficos, discursos, conferencias, conferencias y explicaciones, creé la versión y traducción en un idioma extranjero, para satisfacer las necesidades de comunicación de la empresa donde trabajaba y, sobre todo, ayudar a los novatos con algo sobre lo que tenían dudas. Era agotador. Y todos los días, como ahora, hacía mi ritual. Me quité los zapatos negros de charol Ramarim de tacón cónico y los dejé caer al suelo. Arrojé mi bolso azul marino en el sofá burdeos con detalles bordados en blanco. Y de ahí
Ubicación: Desconocido???...–¡Papá! –Me llamó una voz melodiosa e infantil haciéndome girar rápidamente para encontrarlo. Observé a una joven de cabello oscuro y ojos azul cristalino correr hacia mí, al mismo tiempo su vestido verde musgo con diseños marrones, azul oscuro y detalles rojos revoloteaba junto con su cabello suelto recogido en una trenza incorporada. Delgada delgada. Con ligeras pecas en su dulce rostro redondo. Ella saltó el barranco y cayó encima de mí, y yo tuve la proeza de agarrarla con los pies hundidos en el caudaloso río.–Elora... –dije riendo mientras la levantaba y la abrazaba, volteándola conmigo. Escuchando su risa divertida. –... ¿Por qué no estás con tu madre?–¡Porque quiero estar contigo, papi! –Sus ojos azules brillaron. Sonreí y lo coloqué sobre una gran roca en medio del río.–¿Donde esta ella?–¡Está recogiendo semillas y guijarros cerca!–¡Oh, deberías estar ayudándola! –dije, chasqueando su nariz y escuchándola gruñir.–¡Quería quedarme contigo un
Ubicación: California, Malibú, condado de Los Ángeles, EUA.Emmeline...–¡Kylie! –grité cuando sentí que sus manos me tomaban a sus brazos, apenas terminó de pasar la llave en el picaporte dorado.–¿Qué? Estoy siguiendo las antiguas tradiciones. ¡El novio debe llevar a la novia en sus brazos mientras camina por la puerta! –Exclamo con una sonrisa que me vuelve loco.–¡No seas tonto, lo sé! –Dije cuando lo miré y sonreí, mientras él empujaba con su pie haciendo que la puerta se abriera y entrara al departamento. De pie en el suelo, ajusté el dobladillo de la falda del vestido bordado y brillante con pequeñas perlas en el velo que caía en ondas junto con el corpiño diseñado por ellos. Eso sí, mi madre se empeñaba en ponérmelo, y para mí fue simplemente amor a primera vista en cada pieza de tela que me ayudaba a escoger y decidir.–Ahora, vamos a... –Comenzó Kyl sacando el celular de su bolsillo mientras cerraba la puerta detrás de él.–... ¡Ordena una pizza! –Terminé haciéndolo reír.–¿
Ubicación: Supermercados- Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Emmeline... Ajusté la correa de mi bolso cuando llegué a la entrada del edificio del mercado. Sosteniendo con fuerza en mi mano la billetera que había tomado hace unos momentos, mirando las puertas de vidrio abrirse para mí. Pasé mi mano derecha por un mechón de rizos que colgaba frente a mis ojos, y lo tomé directamente detrás de mi oreja, aprovechando y agarrando el asa de una de las canastas que estaba en la entrada. Fui al sector de las galletas rápidamente. Estaba visiblemente cansada y deseando que mi sofá y mi pequeño compañero peludo, Mister Waffles, me abrazaran con amor. Pasé los dedos por los cupcakes de vainilla, que me encantaron, y cogí al menos cinco. Era un paquete mediano que contenía tres pastelitos adentro. Cuando lo recogí, fui directamente al sector de congelados, y busqué con la mirada hasta encontrar lo que buscaba. ¿Un? No, dos lasañas de jamón y queso. Y ahora solo necesitaba un
Localización: En alguna parte del oeste de Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... –No... –Me deshice al sentir mi cuerpo temblar de la cabeza a los pies, mientras los dolores de las cuchillas que me golpearon haciéndome recordar de ellas. Pesaba mi espada en mi mano izquierda. Mis ojos azules ardían con el humo de las casas y callejones destruidos por el fuego junto con una marea de cuerpos que iban de mujeres, personas ancianas, hombres y niños. Mis piernas reaccionaron mientras mi cerebro procesaba cada pedazo de mi hogar, ahora destruido. Mis pensamientos con mi corazón me guiaban a mi casa. Mi familia. Mi esposa y mi hija. Mis ojos lloraban y mis pulmones estaban sin aliento para respirar. Que llegaban a arder cuando el aire contaminado entraba, con aquel olor ferroso y de cenizas. Elora... Hacía eco en mi mente. Genevieve... Sentía un apretón en medio del pecho, como si una daga lo atravesara. Corrí lo más rápido que pude, mientras me limpiaba de
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Emmeline... Seis meses antes de hoy em día. Antes del divorcio, unos tres meses antes... Llevé mis dedos al pomo de la puerta, y giré de inmediato. Estaba completamente mojada de la cabeza a los pies. Suspiré hasta cansarme al entrar y tocar la puerta. Me quité los tacones y maldije por quinta vez por no llevar paraguas. Y más aún por pensar que hoy haría un calor ya que el cielo estaba limpio y sin nubes. Quité el abrigo de color beige, que oscureció al marrón de tan mojado que estaba. Lo tiré sobre los zapatos. Y me acerqué a la chimenea para encenderla. Me relajé un poco cuando el fuego se prendió, y aumentó sus llamas. Tomé algunos trozos de madera y los jugué con un aroma tranquilo de manzanilla, ya que se vendían con algún tipo de olor. Como incienso. Me desabroché la blusa y me la quité dejando al descubierto mis pechos en ese sujetador de encaje morado. Solté el aire de alivio y me senté en el pequeño
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Emme... Una semana después del accidente... Me desperté con el sonido de la alarma de mi celular y murmuré algo que ni siquiera identifiqué. Me di la vuelta y llevé mi mano derecha al móvil, levantando el dispositivo y deslizando rápidamente mi dedo para apagar ese ruido infernal. Todavía estaba somnoliento y tomé una siesta ligera. Que al cabo de unos segundos volví a abrir los párpados y me estiré sobre aquellas sábanas de raso. Respiré hondo y terminé notando la cicatriz del corte que me llevó ocho puntos, desde la mano hasta la muñeca. La observé de cerca, y mi expresión se volvió seria. Un accidente que me causé por beber demasiado. Anhelé y dejé que aterrizara en mi cama, todavía mirándola. Cerré los ojos por un momento, recordando ese rostro, por Dios. ¿Quién era ese hombre? El que me atendió en la emergencia dijo que me trajo un hombre completamente ensangrentado y mojado. Diciendo que me había caído con
Ubicación: Casa da Emme. Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Emme... –Finalmente... –Él murmuró con aquella voz ruidosa y placentera, con un aliento de menta que me estremecía de la cabeza las puntas de mis dedos de los pies. Aquella mirada azulada como un cielo sin nubes, me miró directamente en mi retina. Sentí el poder de aquello y su presencia más fuerte, causándome un calor que emergía de mis partes íntimas. –Quien... –intenté decir algo, pero infelizmente no conseguía pronunciar una frase se quiere delante de tanta belleza en mi gente. Respiré profundamente mientras sentía esa mirada analizándome totalmente, y morí por dentro cuando percibí sus labios inferiores ser mordidos de una manera sensual para mí. –Tú eres el mío... –¿Admirador? –Indagó al completarme, tomó mi mentón y acercó más su rostro al mío. Lo que me hizo olvidar respirar por treinta segundos. –Sí... - Se demoró en esa entonación como un felino ronroneando. –Soy su C, Carlisle, mejor dicho. –... –Una