Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Emme... Una semana después del accidente... Me desperté con el sonido de la alarma de mi celular y murmuré algo que ni siquiera identifiqué. Me di la vuelta y llevé mi mano derecha al móvil, levantando el dispositivo y deslizando rápidamente mi dedo para apagar ese ruido infernal. Todavía estaba somnoliento y tomé una siesta ligera. Que al cabo de unos segundos volví a abrir los párpados y me estiré sobre aquellas sábanas de raso. Respiré hondo y terminé notando la cicatriz del corte que me llevó ocho puntos, desde la mano hasta la muñeca. La observé de cerca, y mi expresión se volvió seria. Un accidente que me causé por beber demasiado. Anhelé y dejé que aterrizara en mi cama, todavía mirándola. Cerré los ojos por un momento, recordando ese rostro, por Dios. ¿Quién era ese hombre? El que me atendió en la emergencia dijo que me trajo un hombre completamente ensangrentado y mojado. Diciendo que me había caído con
Ubicación: Casa da Emme. Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Emme... –Finalmente... –Él murmuró con aquella voz ruidosa y placentera, con un aliento de menta que me estremecía de la cabeza las puntas de mis dedos de los pies. Aquella mirada azulada como un cielo sin nubes, me miró directamente en mi retina. Sentí el poder de aquello y su presencia más fuerte, causándome un calor que emergía de mis partes íntimas. –Quien... –intenté decir algo, pero infelizmente no conseguía pronunciar una frase se quiere delante de tanta belleza en mi gente. Respiré profundamente mientras sentía esa mirada analizándome totalmente, y morí por dentro cuando percibí sus labios inferiores ser mordidos de una manera sensual para mí. –Tú eres el mío... –¿Admirador? –Indagó al completarme, tomó mi mentón y acercó más su rostro al mío. Lo que me hizo olvidar respirar por treinta segundos. –Sí... - Se demoró en esa entonación como un felino ronroneando. –Soy su C, Carlisle, mejor dicho. –... –Una
Localización: En alguna parte del oeste de Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Carlisle... Abrí mi mirada felina y azulada, y vi por encima de mi musculoso antebrazo humano. La lluvia golpeando en el balcón, con gotas gruesas y ágiles. Suspiré de satisfacción aunque fuera de día. Estaba un clima perfecto, aún más con la brisa fría que entraba por una de las ventanas del lado izquierdo de las puertas de vidrio. Erizando las cortinas. Ese sonido me calmaba. Aunque era un demonio, me gustaba un poco de paz. Me di la vuelta y miré al techo. Llevé mi mano derecha sobre el pecho, lo que me remitió a ella. Emmeline Smith. Mi víctima. Ayer... fue excepcional. Que cerré mis ojos en una sonrisa en ese mismo instante, recordando cada milésimo de segundo entre nosotros. Aunque fuera sólo para alimentarme, eso me dejó con un calor diferente a la energía humana. Abrí mis párpados, y levanté mi mano mirándola. Aquella mujer era increíble en cada parte de ella. Por Lucifer. No
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Emme... Abrí mis párpados y visualicé una bandeja sobre la mesa de cristal. Parpadeé un par de veces para mejorar mi retina y dibujé una sonrisa tonta con eso. No dudo que Carlisle, debería haberlo hecho antes de irse. Suspiré de felicidad, sin embargo, sintiendo un poco de debilidad al levantarme de mi cama. Cubrí mi desnudez de los pechos, con las sábanas de tonalidad lila. Llevé mis vistas hacia mi lado derecho, y sentí un vacío por él no está allí. Despertando junto conmigo. Pero siempre en mi mente se remetía aquella escena, de él acostado y sudado después de hacer el amor. Mirándome con esos zafiros ardientes que me hipnotizaban de pies a cabeza. Y siempre esbozando una sonrisa de canto de boca, que me volvía loca para unirme en cuerpo y alma. Sin llamar al resto del mundo ni a las horas. Que parecían correr agilmente cuando estábamos acostados y abrazados. Llevé mi mano izquierda a mis cabellos, recordándome
Localización: En alguna parte del oeste de Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Observé a Emmeline durmiendo profundamente. Su pecho subía y descendía profundamente, mientras que sus pestañas gruesas se retorcían una y otra vez. Lo que me hacía preguntarme, con qué estaría soñando y con quién. Dibujé una media sonrisa en mis labios, de una manera placentera en poder mirarla así en mis brazos y en una cama. Completamente desnudos después de tres horas de sexo. Llevé las puntas de mis dedos hasta aquellos mechones de cabello rizado, y de tonos marrones con pequeños hilos dorados. Que se equilibraban con sus cejas dibujadas, nariz fina y crujiente y labios carnosos en un tono rojizo. Que me remitían a fresas jugosas, de tan rojizo que eran. Deslicé hasta su mentón suave y me demoré, mirándolo con atención. Saboreé cada parte de aquella cara, que le remitía la diosa Venus de la pintura de Sandro Botticelli. Una de mis favoritas, que ahora sería más por
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Bajé la mirada azulada de aquel cuerpo humano. mirando el líquido envejecido y oscuro de mi vaso. Suspiré levemente mientras pensaba en las palabras que Mavis había dicho hace segundos, volví mi atención hacia aquella morena del color del pecado que me miraba seriamente. –¿De verdad crees que Rex ocultaría algo? –Me relajé más en la silla cuando le pregunté. Mavis unió sus dedos unos a otros y movió esos labios rojizos. –No lo dudo. –Soltó mientras suspiraba nerviosa. Como si algo la molestara en aquel asiento del sillón, pero era el asunto en cuestión el que agonizaba. –¡Pensé que era raro que él viajara sin avisarnos y dejarlo así! –Bueno, por lo que él dijo... –Meneé la cabeza de un lado para el otro levemente. –No me lo creo. –Y otras cosas! –Refuté en un tono cómico, y ella giró los ojos tirando la cabeza hacia atrás. –Carl... –Volvió y comenzó. –... Rex anda bastante extraño hace dos años. –No me
Ubicación: En alguna parte de Luisiana. Carlisle... Año 1990. Mil novecientos noventa, el año que se estaba preparando para decir un breve adiós y decirme cómo los siglos pasaron lentamente, pero al mismo tiempo rápidos. Y que Bill Clinton toma posesión como el 42º presidente de los Estados Unidos. He visto tantas cosas sucediendo, que cualquier ser humano ha vivido tanto y visto tantas barbaridades de su raza. Ya se habría matado de angustia y tristeza. Sin embargo, yo era un íncubo. Un demonio que podía vivir durante milenios, y presenciar cualquier cosa. Tener lo que quisiera y quitar cualquier obstáculo de mi camino, como si soplara polvo al aire. Sin embargo, me estaba divirtiendo con mi comida y otros tipos de juegos. Suspiré lentamente, en una sonrisa diabólica. Mientras yacía en mi pecho una mujer dormida. Deslicé mis dedos desde sus pechos hasta su cuello, inclinando su cuerpo desnudo. Como si fuera sólo una muñeca en mi dominio. Sostuve firme mientras lleva
Ubicación: Columbia, Estados Unidos.Carlisle... Abrí mis párpados aún aturdido por ese sueño, extrañamente el pasado estaba volviendo para torturarme. Y que parecía decirme algo sobre lo mismo. emmeline... Nunca la olvidé desde que toqué su mano ese día, en mil novecientos noventa el mismo mes que estábamos, en diciembre. Y tuve esa tormenta de imágenes en ese momento. Que se convirtieron en varios tipos de pinturas, tiradas en cuadros que hacían un círculo en un giro sin parar. Que me dejaba confuso hasta hoy. Suspiré llevando mis dedos hasta mi bella cara y sentí mis dedos temblar, lo alejé y observé aquello con atención. ¿Cómo iba a explicar tales cosas? No sabía lo que sucedía. Y nadie de mi raza tampoco. Puse mi mano en mis sábanas oscuras de seda, y moví mi cuerpo para intentar estar cómodo. Me ahogué más en mi cabeza y vi mi reflejo en el espejo del techo. Por segundos y minutos, inmerso en aquella apariencia humana con mirada más oscura que las tinieblas. Sin b