Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Emme... Abrí mis párpados y visualicé una bandeja sobre la mesa de cristal. Parpadeé un par de veces para mejorar mi retina y dibujé una sonrisa tonta con eso. No dudo que Carlisle, debería haberlo hecho antes de irse. Suspiré de felicidad, sin embargo, sintiendo un poco de debilidad al levantarme de mi cama. Cubrí mi desnudez de los pechos, con las sábanas de tonalidad lila. Llevé mis vistas hacia mi lado derecho, y sentí un vacío por él no está allí. Despertando junto conmigo. Pero siempre en mi mente se remetía aquella escena, de él acostado y sudado después de hacer el amor. Mirándome con esos zafiros ardientes que me hipnotizaban de pies a cabeza. Y siempre esbozando una sonrisa de canto de boca, que me volvía loca para unirme en cuerpo y alma. Sin llamar al resto del mundo ni a las horas. Que parecían correr agilmente cuando estábamos acostados y abrazados. Llevé mi mano izquierda a mis cabellos, recordándome
Localización: En alguna parte del oeste de Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Observé a Emmeline durmiendo profundamente. Su pecho subía y descendía profundamente, mientras que sus pestañas gruesas se retorcían una y otra vez. Lo que me hacía preguntarme, con qué estaría soñando y con quién. Dibujé una media sonrisa en mis labios, de una manera placentera en poder mirarla así en mis brazos y en una cama. Completamente desnudos después de tres horas de sexo. Llevé las puntas de mis dedos hasta aquellos mechones de cabello rizado, y de tonos marrones con pequeños hilos dorados. Que se equilibraban con sus cejas dibujadas, nariz fina y crujiente y labios carnosos en un tono rojizo. Que me remitían a fresas jugosas, de tan rojizo que eran. Deslicé hasta su mentón suave y me demoré, mirándolo con atención. Saboreé cada parte de aquella cara, que le remitía la diosa Venus de la pintura de Sandro Botticelli. Una de mis favoritas, que ahora sería más por
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Bajé la mirada azulada de aquel cuerpo humano. mirando el líquido envejecido y oscuro de mi vaso. Suspiré levemente mientras pensaba en las palabras que Mavis había dicho hace segundos, volví mi atención hacia aquella morena del color del pecado que me miraba seriamente. –¿De verdad crees que Rex ocultaría algo? –Me relajé más en la silla cuando le pregunté. Mavis unió sus dedos unos a otros y movió esos labios rojizos. –No lo dudo. –Soltó mientras suspiraba nerviosa. Como si algo la molestara en aquel asiento del sillón, pero era el asunto en cuestión el que agonizaba. –¡Pensé que era raro que él viajara sin avisarnos y dejarlo así! –Bueno, por lo que él dijo... –Meneé la cabeza de un lado para el otro levemente. –No me lo creo. –Y otras cosas! –Refuté en un tono cómico, y ella giró los ojos tirando la cabeza hacia atrás. –Carl... –Volvió y comenzó. –... Rex anda bastante extraño hace dos años. –No me
Ubicación: En alguna parte de Luisiana. Carlisle... Año 1990. Mil novecientos noventa, el año que se estaba preparando para decir un breve adiós y decirme cómo los siglos pasaron lentamente, pero al mismo tiempo rápidos. Y que Bill Clinton toma posesión como el 42º presidente de los Estados Unidos. He visto tantas cosas sucediendo, que cualquier ser humano ha vivido tanto y visto tantas barbaridades de su raza. Ya se habría matado de angustia y tristeza. Sin embargo, yo era un íncubo. Un demonio que podía vivir durante milenios, y presenciar cualquier cosa. Tener lo que quisiera y quitar cualquier obstáculo de mi camino, como si soplara polvo al aire. Sin embargo, me estaba divirtiendo con mi comida y otros tipos de juegos. Suspiré lentamente, en una sonrisa diabólica. Mientras yacía en mi pecho una mujer dormida. Deslicé mis dedos desde sus pechos hasta su cuello, inclinando su cuerpo desnudo. Como si fuera sólo una muñeca en mi dominio. Sostuve firme mientras lleva
Ubicación: Columbia, Estados Unidos.Carlisle... Abrí mis párpados aún aturdido por ese sueño, extrañamente el pasado estaba volviendo para torturarme. Y que parecía decirme algo sobre lo mismo. emmeline... Nunca la olvidé desde que toqué su mano ese día, en mil novecientos noventa el mismo mes que estábamos, en diciembre. Y tuve esa tormenta de imágenes en ese momento. Que se convirtieron en varios tipos de pinturas, tiradas en cuadros que hacían un círculo en un giro sin parar. Que me dejaba confuso hasta hoy. Suspiré llevando mis dedos hasta mi bella cara y sentí mis dedos temblar, lo alejé y observé aquello con atención. ¿Cómo iba a explicar tales cosas? No sabía lo que sucedía. Y nadie de mi raza tampoco. Puse mi mano en mis sábanas oscuras de seda, y moví mi cuerpo para intentar estar cómodo. Me ahogué más en mi cabeza y vi mi reflejo en el espejo del techo. Por segundos y minutos, inmerso en aquella apariencia humana con mirada más oscura que las tinieblas. Sin b
Localización: En alguna parte de la frontera de Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Respiré hondo con mi mirada vaga, hacia aquella inmensidad de edificios que me rodeaban. En el parapeto de lo que estaba. Crucé mis piernas y llevé mis manos a los bolsillos de mi pantalón social negro, sintiendo ese viento frío soplando en la piel de mis antebrazos expuestos y cara. Erizando el pelo de esa segunda máscara. Miré hacia abajo, el tráfico caótico que se formaba con el regreso de personas del trabajo a casa o de otro lugar donde estaban. Los humanos eran tan frágiles y al mismo tiempo lograron sobrevivir durante siglos, siguiendo conceptos tontos y divinidades que ni siquiera existían. El comienzo del mundo... por los ojos de mi príncipe y señor Lucifer. un arcángel caído y poderoso. Que ahora tenía su verdadero rostro desfigurado por la caída al planeta tierra, aquello era nuestro cuento de hadas favorito. Que nos enseñaban nuestra diosa y señora Lilith. La prime
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Carlisle... Giré hacia ese auto negro, un Volkswagen Crossfox, mientras Emme estaba en completo y mórbido silencio. No me miraba y ni siquiera quería decir algo, y lo entendí. No quise perturbarla ni pronunciar nada, pues sentía su energía aún asustada y con miedo. Experimentar esa emoción de repulsión hacia mí era como clavar una daga en mi pecho y arrancarla de arriba a abajo profundamente. Miré de soslayo hacia la misma, con mis pestañas bajando algunas veces, y simplemente respiré hondo volviendo mi atención al tránsito de la ciudad. Me di cuenta de la misma mirada, pero con esa energía de miedo. Parecía que estaba aprensiva, que algo le sucediera. O yo la lastimara de alguna forma. Sentí un dolor profundo sobre eso. Pues nunca le haría daño ni haría ningún daño a mi diosa. Me detuve en la señal y desvié mis ojos hasta los de ella. Que me miraba seria. Nos quedamos así por minutos, y después volví observando la
Emme... Me asusté cuando desapareció de mi vista, dejando solamente un olor extraño con su perfume amaderado en el aire y un humo que se disipaba. Sentí el vacío inundar mi habitación y una angustia mi corazón. Aún intentaba entender y aceptar lo que había sucedido. Cerré mis ojos, y nuevamente me acordé de su rostro demoníaco así que me remití al estacionamiento. La furia que estaba en su mirada hacia Albert. Y que en el cual fue de inmediato a su encuentro, cogiéndolo por el cuello de la camisa y colocándolo contra la pared al levantarlo del suelo en una forma sobrenatural, que me dejó asombrada. Ese hombre... mis dedos temblaron frenéticamente y respiré profundamente para calmarme, sentí el aire del oxígeno adentrarse profundamente en mis pulmones. Pero aún sentía esa angustia corroyéndome. La razón me alertaba de lo peligroso que era, dónde estaba y que si continuaba empeoraría. Mientras mi corazón sufría por la ausencia de aquel hombre... Demonio, en otras palabras. Al infierno.