Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Desafortunadamente Emme durmió profundamente, la debilidad la tomó para siempre. Y no alargamos nuestra conversación, sin embargo, quedarse con ella sería todo para mí. Pero yo tenía una batalla que luchar, y un mal. Por decirlo así. Para arrancar de mi trono. La observé por minutos con aquella noche nublada y pesada. Todo indicaba que las cosas tendrían que realizarse allí y ahora. Llevé mis dedos hasta aquel bello rostro y lo acaricié. Quería tomarla de nuevo en mis brazos y amarla todos los días y todas las horas. Mis ojos se dirigieron a ese anillo de compromiso, y sonreí de costado con una mirada melancólica. Dediqué mis dedos hasta aquella extensión de cuerpo, y llevé mis labios hasta su hombro. Y acaricié con un beso. Me levanté dejándola allí, y me fui de la cama a la ducha. Lo conecté y me di una ducha fría, enfriando ese cuerpo caliente después de un sexo alucinante. Moví mis hombros, chasque
Mavie... Cuando Carlisle entró en esa reunión, yo me estremecí por dentro. Verlo nuevamente allí con todos, me dejaba aliviada y extasiada. Lo miré largamente, que me retribuyó. Aún me sentía culpable por todo lo que lo había causado. Sin embargo, me desvié y me concentré en lo que iba a hacer y cómo iba a hacerlo. Después de horas de reunión, Hermes salió y trajo a un personal crucial a nuestra reunión. Eliza entró allí dejando algunos íncubos y súcubos sorprendidos. Pero estaba de nuestro lado, ayudándonos en todo y fue ella que salvó las manos de Millo. Además de Denver y Samall y luego a mí. No le gustaban las decisiones de Rex, y decidió volverse contra él. Siendo una espía para nosotros, Eliza, aún sentía algo por Carlisle. Lo vi en sus ojos. Pero sabía que no obtendría nada, sin embargo, aún era fiel a nuestro jefe y permanecería así como dije al principio. –Sé que Rex, quiere más que ser el cabeza de hierro... –Suspiró ella. Carlisle la miró y dijo: –Soy co
Carlisle... –No tienes que disculparte conmigo... –Dije desviando mi mirada. Y percibiendo a las mujeres de aquel grupo observándome, suspiré y vi a Sarah acercarse. –¿Puedo ir contigo? ¿Sabes que sé pelear? –Se agarró a mi abrigo con un clamor en la mirada. –Sarah, mejor quédate con tu madre. las cosas no van a salir bien a la hora de la pelea... –Percibí a su padre torpemente con nuestra unión, pero entendió bien que ahora ella era mi protegida. –Pero ahora eres mi maestro. Y tengo que seguirte, así como tus manos! –Sostuve tus muñecas y demoré en tener la respuesta apropiada. –Como maestro, tengo que cuidar de ti Sarah... –Solté sus manos de mí, y balanceé la cabeza hacia su madre que entendió y la tiró lentamente hacia atrás. –... Usted todavía es muy joven. Tienes mucho por lo que vivir, no quiero verte morir por Rex. –Pero yo consigo... –Suplicó. –Sé que puedes. Pero cuando madures más, y te voy a llevar a una brigada... –Sonríe suavemente y la misma no parecía aceptar. –
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Rex... Carlisle y yo nos miramos como felinos, que estaban a punto de matarse. Fue cuando oí unos pasos viniendo del pasillo. Mavie y Hermes emergieron allí colocándose en frente del ex-cabeza de hierro. como si lo protegieran y hicieran su seguridad. Armados con dagas curvadas y que traían en sus hojas símbolos. Sonreí demoradamente con aquella visión de los tres. Y más aún en saber matarlos en un solo golpe, y chuparía antes de sus muertes el resto de sus energías. Y solo de pensar eso, un placer inmenso me emergía de mi interior demoníaco. Me quedé erecto y observé al trío aprensivo.–Ah... –Gemí. –... ¿Cómo esperé esto! –suspiré de deleite de aquello. –Hermes... tú con esa pareja inútil? He esperado tu respuesta para unirme.–¡No soy parte de traidores. Y fue malo, ya soy parte de otro grupo ahora! –Me respondió en posición de combate, tenía que tener cuidado. Ese íncubo era ágil y misterioso para luchar.–¿Qué quiere
Emme... Respiré hondo, estaba completamente nerviosa después de que Carlisle desapareciera. Miré la televisión LCD, que decía que la tormenta que prevalecía en Columbia era fuerte y que era mejor que nadie tomara las calles o saliera de casa para su seguridad. Pero lo que me preocupaba no era la lluvia que caía fuerte allá afuera, sino mi amado Carlisle. Que fue para esa pelea con Rex. El íncubo que casi me mata en aquel accidente, que comenzaba a emerger de mi mente y me dejaba con escalofríos en mi interior. Tiré de aquella manta caliente sobre mi cuerpo y me encogí preocupada. –Emme... –oí a Kyle llamarme y miré para otro lado. una taza de chocolate caliente con un malvavisco flotando encima. La cogí y sonreí suavemente. –Gracias, Kyle, gracias. –¿Vas a decirme ahora... qué es Carlisle y esa mujer? –Mavie, es compañera suya. –le expliqué aprensiva al beber de la bebida caliente, que estaba deliciosa. –Ellos... –Tenía miedo de contar y bajé la vista. –... ¡No vas a creer
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Emme... Seis años después de los acontecimientos... Después de lo que presencié... la muerte de Carlisle, me aplastó completamente. no sólo a mí... sino a Sarah y especialmente a Mavie. Estuve un tiempo sin al menos poner la cara fuera, y en la casa de Kyle por unos meses mientras la mía era reconstruida por dentro. Sin embargo, no quise volver más a aquel lugar. Pues todo me remitía a aquel incubus. Y sobre todo ese anillo de compromiso, y todo lo que hemos vivido durante dos años juntos. Fue mágico y hermoso, que nunca olvidaría. Ni si envejeciera podría dejar de ver su bello rostro en mis pensamientos. Y más aún, ahora que tenía su pequeño regalo que me dejó. Carlyle vino a mí nueve meses después del incidente, descubrí que estaba embarazada tres semanas después. Todo lo que comía vomitaba, y me sentía completamente débil en toda gestación. Sin embargo, cuando lo vi en mis brazos... me derretí por completo.
–Sarah. no lo sabía, después de aquel día... todos desaparecieron. –Hablé al terminar y lavarme las manos. –Hasta Mavie desapareció, intenté encontrarla. Pero sus colegas dijeron que la misma había viajado, ¡y nada más que eso! –Todos dejaron la ciudad. –Nadie podría vivir aquí, no después de lo que pasó. –Comenté al poner la cebolla en el cocido y tapar. –Sarah y Mavie deben estar de luto hasta hoy, ¡tenían una estima por él! –Emme... mejor si cambias, tal vez eso te haga mejorar. –te acercaste con una sonrisa en los labios. –Sé que pasamos por muchas cosas, tú y yo... ¡Y luego lo soportaste tú sola! –Nunca me importó aguantar todo sola, Kyle. la pérdida puede ser aceptada... –Pronuncié mirándolo. –... Pero la falta y la añoranza de la persona amada, esa es la que te corroe día tras día. En cada toque, objeto y mirada... ¡Quedará grabado en su memoria hasta su último aliento! –Emme... –él bajó la vista, y se dio cuenta de que mi dolor era mayor de lo que pensaba. –¡Todas las co
Ubicación: Naples, Florida, Estados Unidos. 25 años después, de los acontecimientos de Incubus: Mi demonio del placer... Emme... Llevé mis dedos hasta el descanso de aquella mecedora, la brisa marina al sonido de las gaviotas me inundaban por completo mientras murmuraba una canción en mis labios. Desafortunadamente como todos los humanos, la vejez me atrapó. Dejando mis cabellos grises, mi piel manchada y con arrugas hasta mis manos. Sin embargo, aún tenía ese mismo cuerpo... pero envejecido en un vestido redondo y liviano. Es lo que me uní cuando vine aquí con Carlyle, mi hijo. Ropa pesada ya no era mi estilo, ni siquiera tacones altos. Pues acababan con mis pies y mi columna que ya no era buena. Había llegado a los cincuenta años. En ese momento, los humanos nos detuvimos para reflexionar y recordar lo que hemos vivido desde la infancia hasta ahora. Algunos conseguían recordar todo y otros la vida hacía cuestión de borrar completamente, dejando solo flashs de buenos momentos.