Este capítulo contiene escenas de violencia física y sexual relativamente gráficas.
Si no te agrada el tema pasa al siguiente capítulo.
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—Yo…
—No lo digas… hay ocasiones en las que eres irresponsablemente sincera. ¿Sabes lo que me importas? Te amo, eres lo único bello que pude encontrar en este asqueroso mundo vacío.
Aunque no lo podía ver a la cara debido a que tenía la mirada gacha, un presentimiento inquietante la invadió.
Al levantar la mirada, Irene tragó saliva y trató de controlar su temor.
Su mirada llena de adoración obsesiva y algo de resentimiento la asustaron. Hasta cierto punto, estaba aliviada de que Estefanía no estuviera ahí, de lo contrario, estaría aterrada.
Esteban se acercó a ella y con mucha delicadeza como si fuera una delicada pieza que podría romperse con un toque, acarició su rostro.
—Sabes… si hubiera continuado todo co
Las semanas pasaron en silencio… Irene se volvió una muñeca que simplemente vivía gracias a las vitaminas intravenosas. Desde ese día, no lo veía a la cara y evitaba su manos pese a los gritos y el llanto de desesperación de él. Su tés se volvió pálida y sin vida, sus ojos perdieron su brillo y, Esteban no volvió a escuchar su voz ni si quiera para pedir ayuda. Se quedaba en silencio en una silla frente a la ventana, todo se veía en el exterior vivaz y agitado. Pero para ella que en momentos quería gritar desesperadamente por ayuda, era como una cruel burla. Esteban ya había renunciado a cualquier otra cosa además de Irene. Había prestado su nombre y activos para una empresa fantasma. Todo se había ligado a una empresa de importación, la cuál era usada para lavado de dinero. Su “socio” y él tenían un muy lucrativo trato para el hombre. Esteban estaba dispuesto a hacer lo que fuera, si ambos eran protegidos. Por
Ante la pregunta, Irene sintió como si todo el odio y las penurias del mundo se arremolinaron en su interior. Sus ojos sin vida y apagados, se llenaron de un increíble odio y rencor. Haciendo que escupiera fríamente una sola palabra. —No. Esteban sintió como si miles de cuchillos atravesaran su pecho, tanto, que comenzó a sofocarse. —Irene… me estás matando… ¿Sabes cuantas noches soñé con tener una familia contigo? Ser felices los tres, vivir pacíficamente y en paz. La voz de Esteban comenzó a quebrarse, el dolor en su rostro provocaría las lágrimas de cualquiera que lo viera, pero ya no de ella. Y, mientras más pasaba el tiempo y el silencio de Irene se hacía cada vez más extenso, su pecho se apretaba más. —¿Recuerdas el día que te regalaron unos chocolates después de la graduación? Ella se sorprendió por un segundo y lo miró por cuenta propia en silencio. Esteban desde el fondo de su corazón sintió una agria y d
Alan sintió como si miles de abejas zumbaran en sus oídos, no podía ver ni escuchar nada correctamente. Miró a su alrededor varias veces y, se cubrió los oídos desesperado. Se quedó en la sala de espera solo, después de lo que el médico le dijo, esa llamada se repetía una y otra vez. Sintió como si todo a su alrededor quisiera enterrarlo por completo. Desesperado y golpeándose el pecho debido al dolor, comenzó a llorar. “Si de verdad la hubiera cuidado…” Ese día estaba tan dolido y cegado por la rabia que prácticamente la dejó sola. Como siempre... El doctor que ya sabía lo que había sucedido, podía entender un poco. Solo espero en silencio y lo dejó. —Hágale un aborto… Dijo por fin Alan mientras miraba al suelo y trataba de tranquilizarse. Desafortunadamente y, para su sorpresa, el médico respondió. —No puedo practicar un aborto sin el consentimiento de la madre. Su vida no está en riesgo
La situación de Irene nunca se hizo pública. Tampoco lo de Esteban, salvo sus padres, ni siquiera su hermano, tenía idea de su muerte. Debido a su divorcio y su matrimonio con Lily, sus padres prácticamente lo habían desconocido. Nadie que los conociera se imaginaría que la bondadosa familia Núñez alguna vez odiaría tanto a alguien hasta el punto de querer destrozarlo con sus manos. Pero ahí estaba, Lily que no tenía idea de nada, se disfrazó de enfermera y fue a la habitación de Arturo. Éste se encontraba dormido, por lo que con una sonrisa y mirada venenosa. Inyectó algo en su canalización. En cuestión de un instante, varios hombres de negro, entraron, le inyectaron algo en el cuello y se la llevaron. ******* Cuando abrió los ojos, parecía estar en una bodega bastante descuidada, con muy mal olor y húmeda. Miró a su alrededor y vio la silueta de un hombre a la distancia. —¿Por que estoy aquí...? ¿Quién eres?
Este capítulo alude a los capítulos:Una faceta peligrosa y, Subestimación.No es necesario releer los capítulos posteriores. Esta es otra continuación y otro final.*****Carlos no sabía en dónde se encontraba, hacia mucho frío y su cuerpo estaba destrozado. Solo sentía el dolor y el ardor de las heridas.No podía abrir correctamente los ojos debido a la hinchazón, y, sólo podía percibir el olor de su propia sangre y la humedad del lugar.Sus manos estaban atadas hacia atrás en una silla y, el entumecimiento era casi insoportable. Sin embargo, había algo que lo preocupaba aún más.Por enésima vez trató de desatarse pero las heridas en sus muñecas ya incluso comenzaban a infectarse.—Ugh!Detrás de él, unos tranquilos pasos se acercaron.—Haaa,
En el hospital, Alan ya había pedido que se le practicara un aborto, pero ella se negó. No podía negar que lo sucedido con Esteban la marcó para toda su vida, sin embargo, ése bebé era suyo también, no podía hacer algo tan cruel como desaparecerlo así sin más y mucho menos cuando recordaba a su pequeña bolita que era Estefanía cuando bebé, se le partía el corazón de sólo imaginar que hubiera sido de ella sin su pequeña.Recordó su embarazo de Estefanía y, aunque las situaciones habían sido muy distintas. Se decidió.Fue muy complicado para ella, pero tomó la decisión de tenerlo. Alan estaba más que furioso, gritó, despotrico y la regañó, pero nada cambió. Carlos muy a pesar de Alan fue atendido en el mejor hospital, tardó mucho tiempo en recobrar la consciencia, sin embargo…******Abrió los ojos lentamente, lo ultimo que recordaba era la expresión llorosa de Irene, mientras sus ojos se cerraban. Trató de levantarse, pe
—¡¿Qué hiciste que?! —¡Nada! ¡Solo le dije lo que en realidad está pasando! ¡¿Yo que iba a saber que era un inútil sin carácter?! Arturo se masajeó la frente mientras suspiraba bajo. Ya podía mover con más libertad sus manos y se sentaba solo, su habla aún tropezaba, pero ya estaba mucho mejor. —Ya basta, lo importante es que ya está lo suficientemente bien para moverse solo. Ahora lo importante es… ¿Qué harás Irene? Alan sorprendido miró a Arturo con algo de reproche. Irene sin dudarlo un segundo, respondió: —¡Regresaré a la isla con él! —¡¿Qué diablos?! ¿Estás loca? ¿Qué harás con dos niños sí ya era difícil para ti? Irene sonrió hermosamente y lentamente respondió. —No te importa. Él se atragantó furioso y gritó en respuesta. —¡A mi hija no la sacarás de aquí! ¿Planeas dejar botado a Tobías? ¡¿En dónde rayos dejas tu sentido de la responsabilidad?! —¿Eh? Al escuchar su
Tobías se volvió un hermano muy diligente, cuando Karen soltaba a Karina, él incluso le preparaba bocadillos. La protegía de todo y siempre sonreía para ella. La pequeña era tan unida a él, que quería pasar todo el tiempo en su abrazo. Cosa que en algún momento, llegaba a poner celosa a Estefanía, pero al ver el rostro lindo y gordito de su hermana, se olvidaba de todo. El dúo de “hermanos” en la escuela se acababa en cuanto sonaba la campana de salida. Tobías regresaba inmediatamente a casa y, sin excusa ni pretexto, prácticamente se hacía cargo de Karina, aunque Irene lo instara a salir, hacer amigos y vivir una vida de un puberto normal. Pese a que la familia de Esteban insistió molestamente al punto del hartazgo en que la niña llevara el apellido de su familia. Irene y, más correctamente Carlos, se negó. Ni siquiera él sabía que sería capaz de odiar a alguien a tal magnitud, al punto en el que en realidad ni siquiera odiaba a Alan por intentar verle la cara de idiota. Debid