Karen llegó bastante tarde de con unas amigas, y, con lágrimas en los ojos abrazó a Estefanía negándose a soltarla.
—¡Mi niña! ¡Vas a abandonarme!
Haciendo un drama hizo reír a los presentes, Estefanía trato de hablar con ella, pero a diferencia de Esteban y Carlos ella nunca la escuchaba.
Sin previo aviso entro hasta la raíz. —Ahhh!! —Ugh! Lo siento, de verdad... Mngh! Con cuidado comenzó a moverse mientras Irene podí
Estefanía muy emocionada la abrazó, estaba muy feliz porque ella y Carlos estarían juntos, y, además, porque podría tener una familia más grande. A fin de cuentas, el pensamiento de una niña. Mientras tanto en casa de Irene… —¿Qué demonios es esto? El pobre secretario suspiró y respondió mientras ponía los cubiertos en la mesa. Alan sintió como su sangre comenzó a hervir, pero… Nadie sabría el esfuerzo sobrehumano, que fue necesario para controlar su impulso de arrojarla a la cama para marcar con mordidas y besos ese cuerpo que le pertenecía por completo. Con determinación, acarició su rostro suavemente con una sonrisa. —Ahora todo tiene sentido, ¿Quién es…? Irene frunció el ceño, pero se negó a responder. Debido a la información de Lester, sabía que si quería hacer algo, podría hacerlo sin problema con una mano en la cintura. De un segundo a otro, fue como si una gran sombra intimidante la envolviera. No pudo moverse una pulgada, y la mirada llena de advertencia, fue como la de una serpiente amenazando con atacar. Alan besó su mejilla suavemente y acomodó su largo cabello tras su oreja. “Es ese maldito mesero de m****a, ¿Cierto?” Pese a sus pensamientos, su mirada amorosa y su sonrisa seductora, eran como un sueño. —Esta bien, no puedInseguridades.
CRASH! La décima botella se rompió en una pared. —Ese maldito bastardo. Será mejor que nunca se atreva a tocarla, o de lo contrario… Una mirada sanguinaria llena de intensiones asesinas apareció de entre los dedos de Esteban que se cubrió el rostro lleno de frustración y rencor. Podía soportar muchas cosas, pero nunca. Que nadie tocara a su musa. ************* Irene con una sonrisa incómoda y avergonzada, se despidió de Carlos y se dirigieron al muelle. Estefanía tomó la mano de Irene cómo siempre y, dando saltos comenzó a tararear una canción. Alan tragó nerviosamente, mientras la miraba de reojo como si no le importara, de pronto, inconscientemente sintió un cosquilleo en su mano izquierda, y movió sus dedos como si quisiera que la tomara también. Por un momento, Irene sonrió y recordó sus expresiones de cuando eran prácticamente niños, ella era cuatro años menor que él, pero recordaba todo vívidamente.<
Al llegar al hotel, todas las miradas se dirigieron en una sola dirección. Irene se alejó sutilmente, mientras Estefanía y Alan caminaban, por un lado. Algunas chicas con el ceño fruncido, la miraron a ella después de reconocer a Estefanía. No todas las personas que trabajaban ahí eran de solamente un lugar. Algunas otras eran de islas vecinas. Pero ya muchas reconocían a Irene. Muchas chicas la envidiaban debido al absurdo cuidado que se fue generando a su alrededor. Pero lo peor, era que siempre los hombres la rodeaban como moscas, siempre los mejores, era respetada y protegida como si fuera una muñeca de porcelana. —¡Guau! Conquista nueva. Una chica relativamente cercana a ella, se acercó con una sonrisa. Irene suspiró y sonrió. —Hola Ágata, ¿Será posible que me puedan autorizar una licencia? Ágata, que era su jefa directa, era condescendiente
Apretó los puños y los dientes mientras ella misma no se daba cuenta de la expresión que estaba haciendo. Muchos tragaron y decidieron desaparecer en el momento, Ágata que ya no pudo mantenerse entre la multitud se acercó rápidamente. —Llevémosla a la enfermería, ahí hay una doctora para que la revise. Irene que la cargaba con esfuerzo, sintió como se aligeraba de la nada. Alan abrazó a Estefanía con cuidado mientras les dirigía una mirada de muerte a ambas. —Ustedes se acaban de quedar sin trabajo… Dejando esas palabras, Alan caminó en la dirección en la que Ágata había señalado. Después, al instante ambas miraron a Irene como si pudieran una explicación, pero lo que nunca había pasado, las dejó sin palabras. Irene cambió su actitud en un segundo, las miró con severidad mientras avanzaba tras Alan. Su aura y actitud eran las de una mujer dominant
El hombre del yate le dio el paso y Alan subió rápidamente, Irene que seguía llorando a mitad del camino, hizo todo lo posible por detenerse antes de que Estefanía despertara, con la vista hacia el mar, sus ojos estaban muy rojos e hinchados. Estefanía se despertó y, en cuanto la vio, rápidamente se bajó de los brazos de Alan y corrió hacia ella. —¡Mami! ¿Qué sucedió? ¿Alguien te lastimó? Irene al verla como siempre sonrió y la abrazó. —Lo siento mucho cariño, por mi egoísmo has sufrido mucho. Estefanía bastante perdida devolvió el abrazo, y se acurrucó en sus brazos. Ambas se quedaron en su mundo mientras miraban el horizonte. Al llegar, Alan tomó la mano de Estefanía, caminando bastante por delante de Irene. **************** Carlos al ver a Esteban a la distancia, contuvo un largo suspiro y continuó su camino. Just
—Debemos irnos, volveremos en una semana. Me hubiera gustado ver a Carlos ante de irnos pero… Ufff pídele que descanse un poco más ¿Quieres? Karen sonrió y la abrazó fuertemente. —Lo haré cariño, no te preocupes. Alan esperó algo irritado en el yate, pese a que Estefanía le juro que lo que había dicho solo había sido algo impulsivo, Alan firmemente permaneció en su postura obstinada. Sí él veía que había algo mal, no le permitiría volver hasta que fuera mayor de edad. Estefanía sintió un ataque muy bajo, no solamente Alan estaba haciendo lo que quería, sino que quería obligarla a hacer cosas que no le parecían. A diferencia de Esteban, Karson o Carlos, él no la escuchaba en absoluto, era muy autoritario y necio. Mientras se mordía los labios un poco irritado, esperó pacientemente a que Irene se despidiera.