-¡YA NO LO SOPORTO MÁS! No importa cuánto lujo tenga este lugar o cuán guapo puedas llegar a ser. No puedo más…- gritó la mujer mientras lanzaba todo lo que se encontraba a su paso.
-¿Qué es lo que quieres? ¿Más joyas? ¿Más vestidos? Dime qué quieres y haré que te lo traigan de inmediato.- preguntó el hombre, incapaz de entender el comportamiento de la mujer.
-No, no quiero nada de ti.- contestó ella con amargura.
-¿Entonces? ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué quieres irte? Pensé que esto era lo que querías.- susurra él, tratando de entenderla.
-No… Tú… no tienes ni idea de lo que quiero... Y jamás la vas a tener. - contesta ella con furia apenas contenida.
-¿Cómo sabré lo que quieres si ni siquiera me lo dices?- dice el hombre comenzando a perder la paciencia.
-Olvídalo, no importa. No podrías conseguirlo nunca… ¿Y sabes por qué?- dice ella mientras se acerca a él con actitud seductora y lo rodea con sus brazos.
-No, nena. Dime y se traerá aquí… Sólo para ti.- contesta él, acariciando la estrecha cintura de la mujer y siente su cuerpo calentarse.
-No, no tienes ni la más jodida idea de que lo único que yo quiero es lo único que tú jamás podrás darme.- susurra la mujer mientras comienza a desabotonar la blanca camisa del hombre.
-¿De qué hablas, Laura?- contesta el hombre, pues ya supone hacia dónde va esa conversación.
-¿Lo ves? No tienes ni idea… Lo único que yo quiero de ti es tu amor y tu corazón. Pero, tristemente, es lo único que tú jamás podrás darme… Porque no tienes corazón. Lo único que yo quería de ti. Y ¿sabes…? Debo felicitarte.- susurra ella mientras las lágrimas comienzan a escapar de sus ojos sin control.
-¿Por qué?- dice él, sin saber qué hacer ante el llanto.
-Porque eres un gran mentiroso. Porque todos estos meses pensé que tú me amabas. Pero no es así. Sólo querías tenerme aquí, encerrada, como si fuera una pieza más en tu colección de frivolidades.- dice la mujer mientras se da la vuelta y sigue su camino de destrucción hacia la habitación que comparten.
-Sabes que no es así…- dice él mientras trata de detenerla, pero ella se escapa de su agarre y llega a la habitación.
-¿Ah, sí? ¿Y entonces por qué no puedo ni salir del pent house? ¿Por qué?- contesta ella con acritud mientras saca su maleta del armario y comienza a llenarla con su ropa.
-Sabes que las cosas aquí son un tanto complejas y no quiero exponerte…- miente él a toda velocidad.
-¡Son puras mentiras! Déjame ir. Déjame vivir mi vida y dame la oportunidad de estar con alguien que sí valore el amor que tengo para dar. Todo este amor que tú no te mereces.- dice ella mientras las lágrimas siguen saliendo sin control.
-Nadie más te hará sentir como yo, Laura. ¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres noches de sexo mediocre?- dice él mientras la atrae hacia la cama y le acaricia la pierna.
-¿No me has escuchado, verdad? No, no lo hiciste. No me importa si el sexo es bueno o tengo que complacerme a mí misma cada noche. Yo no quiero seguir en este lugar, encerrada al lado de un hombre que lo único que sabe hacer es tener sexo como un animal en celo y es, por completo, incapaz de darme un poco de todo el amor que yo le he dado.-
-¿Como un animal en celo? Pensé que eso te gustaba. Pensé que por eso estabas aquí, lejos de tu vida y de tu marido. Pero si eso no te satisface, ya sabes dónde está la puerta. Saldré un rato con mis amigos, y cuando vuelva… no quiero que estés aquí.- dicho eso, el hombre simplemente se levanta y sale, dejándola con una situación que parece lo mismo que apuntarse en la sien con una pistola cargada.
Ernesto y yo nos conocimos en el primer semestre de la universidad y, si eso no fue amor a primera vista, entonces no sé qué fue. Él era todo lo que yo siempre había soñado en un novio y él no paraba de decirme que yo era muy hermosa.Todos nuestros compañeros nos decían que hacíamos una gran pareja, tanto en lo académico como en lo personal. Ambos éramos buenos en las clases y, lejos de competir, siempre nos ayudábamos en los temas que se nos dificultaban.Las largas tardes estudiando se hacían muy cortas cuando comenzamos a coquetearnos y, un día sin planearlo, nos besamos en la biblioteca. Aunque yo nunca había pasado de simples besos con algún otro chico, la necesidad de un contacto más profundo se hizo evidente.Estuvimos así durante el resto del semestre hasta que, el último día de clases, me pidió ser su novia y yo, sin dudarlo, le dije que sí. Nuestros compañeros nos felicitaron y de nuevo nos decían que éramos una gran pareja, la pareja perfecta.Quizá por todos esos comentar
El lugar es extraño. No es malo ni corriente, sólo extraño. Parece una habitación cualquiera. Incluso es muy colorida con todos esos estampados de círculos en las sábanas y en las paredes. Sin embargo, lo que me perturba es algo que parece un columpio en medio de la habitación.-Ven, querida. No perdamos el tiempo. –-Yo… No estoy segura del todo. –-No te preocupes, todo estará bien. Sólo debes confiar en mí, ¿Entendido? –-Está bien. –Terminamos de entrar y veo el jacuzzi. Es hermoso y necesito estar ahí.-Sé lo que estás pensando… Y sí, comenzaremos ahí. –Susurra suavemente mi esposo, mientras pasa sus manos sobre mis pechos y comienza a desabrochar mi camiseta con cuidado.-Mira al frente. – me dice y yo obedezco.Mi reflejo me devuelve una mirada avergonzada mientras mi esposo lleva mi camisa hacia mis hombros, aprisionando mis brazos, y se dedica a estimular mis pechos con las manos. Siento la humedad crecer entre mis piernas y cuando estoy a punto… se detiene.Algo que me mol
Cuando terminamos de vestirnos, me siento en una de las mesas del lugar este y lo miro expectante. Ernesto trata de tomar mi mano, pero lo alejo de un manotazo. Lo que menos quiero ahora mismo es que me toque… No quiero que me toque si tocó a esa mujer hoy… En nuestro aniversario.-Bien… Hablemos de negocios, te escucho. –-Está bien. Como sabes, desde hace un par de meses estamos en una licitación para un proyecto muy grande. Muchísimo más grande que lo que hicimos con Emilio García y Alfredo Lugo. Es un proyecto muy grande y demasiado importante. –-Entiendo, continúa. – digo, mirando mis manos. Aburrida por su charla.Es evidente que mi esposo se ha olvidado de que si conseguimos esos contratos es por mí, porque yo estaba ahí, trabajando, demostrando lo que valgo y por eso es que ese hombre pensó primero en nosotros.-Bueno, se trata de un empresario árabe. Se llama Asmodai Khalid y es algo así como un jeque en los Emiratos. En verdad, tiene muchísimo dinero y tiene pensado hacer u
Martes por la mañana:Llevo casi 45 minutos esperando al famoso señor Khalid en la pista privada donde se supone que llegará y ya no sé qué hacer para no perder los nervios. Reviso mi ropa por millonésima vez y todo está en orden. Cabello y ropa en su lugar, maquillaje aún impecable, perfume bien… Reservaciones perdidas.Este hombre ha tardado tanto en llegar que el apretado itinerario se está echando a perder y Ernesto me está bombardeando con mensajes a cada 20 segundos. Me llama y no me queda de otra mas que contestarle.- ¿Qué carajos pasa, Laura? ¿Dónde están? – dice furioso al otro lado de la línea.-Sigo en el aeropuerto, Ernesto. – contesto, calmada. No quiero pelear en este momento con él.- Pues muévete, no tenemos todo el día. – explota y me inunda el coraje. ¿Desde cuándo él me habla así?- Cuida tu tono conmigo, esposito. – digo, luego de controlar mi rabia.-No me estés amenazando, ya te dije lo que hay en riesgo. –-No te estoy amenazando, Ernesto. Sólo que no sé cómo q
El trayecto hasta el hotel es, afortunadamente, silencioso. El hombre no vuelve a insinuarse y sólo se dedica a mirar por la ventana. Trato de hablar acerca del clima o de los árboles pero no parece interesado y prefiero desistir.Cuando llegamos, no sé si ayudarle a bajar su equipaje o no, pero los botones del hotel se hacen cargo y me acerco a la recepción con la tableta, mostrando la reservación que hice para él. Hacemos el papeleo pertinente y cuando le entrego su llave, el contacto entre nuestros dedos me hace sentir incómoda de nuevo.¿Qué me pasa?Trato de alejarme lo más rápido de él, pero siendo poco afortunada, choco con alguien y termino en el piso con el estúpido tobillo lastimado y el estúpido tacón roto. ¡Maldita sea! Eran mis tacones favoritos.-¡Laura! ¿Qué pasó? Discúlpese con ella. – dice
-Laura, esperaba más profesionalismo por parte de tu empresa… - dice y me mira decepcionado.Sus manos siguen sosteniendo las mías y Ernesto me mira como si quisiera arrancarme la cabeza o algo así.-Lo tenemos, sólo que hoy tuvimos una serie de complicaciones inesperadas, usted fue testigo. Somos sumamente profesionales, se lo estoy demostrando ahora mismo… A pesar de la lesión, estoy aquí. – respondo mientras retiro mis manos y finjo una mueca de dolor.-¿Te duele? – pregunta preocupado y sé por dónde llevar esta situación.-No… me duele más que quiera echar a la basura sus palabras de hace unas horas. Susana será sancionada por su error de hoy, pero no nos quite la oportunidad de presentar el proyecto. – lo miro con ojos suplicantes y asiente.-No lo haré, te di mi palabra de que trabajaré con ustedes y así será. Sin embargo, no quiero que esta señorita vuelva a tener un error en este proyecto. En mi país sería echada de inmediato de la empresa por su incompetencia y probablemente
Un mes después. Para Laura, las últimas cuatro semanas habían sido caóticas. El asunto de la misteriosa desaparición de todos los planos del proyecto fue algo que los puso a todos en un estado de ansiedad tan terrible que casi se arma una guerra entre los empleados. Al principio pensó que sólo se trataba de la estupidez de Susana. Pero cuando tuvo que ir ella personalmente a revisar todos los equipos y no encontró nada, las cosas fueron demasiado complicadas como para ser parte de la ineptitud de Susana. Además, por tanto tratar de acceder a la nube de su computadora, habían bloqueado su acceso durante días y ella tuvo que enviar documentos de verificación Revisaron las grabaciones de seguridad -de un sistema que presumía ser impenetrable- y a las 8:00 de la noche, al mismo tiempo, todas las cámaras del edificio fallaron durante 3 minutos. Así que ahora había dos problemas: una violación en su sistema de seguridad y un proyecto comprometido. Con vergüenza, y prácticamente sintiendo
Laura sintió cierto aguijonazo de decepción cuando le dijo eso, pero se recompuso casi al instante. -En hora buena, señor Khalid. Cualquier mujer que sea su novia, debe sentirse bastante bien. Es usted un hombre bastante atractivo y tiene carisma. – dijo rápidamente y bebió su vino para evitar mirarlo a la cara. -En realidad es mentira. – dijo él con tristeza. -¿Qué cosa? – preguntó ella con excesivo interés y para él no pasó desapercibido. -No es verdad que salgo con alguien. Sólo lo dije para ver cuál era tu reacción. Pero veo que te alegras muy sinceramente de que esté con alguien. ¿Tanto te desagrado? – preguntó con un aire ofendido que sólo quien lo conociera bien, sabría que era más una burla que otra cosa. -No es que usted me desagrade, señor Khalid. Sólo es que, como le he dicho en cada ocasión que nos vemos, soy una mujer casada que respeta su matrimonio. – “Aún cuando estoy casada con un completo imbécil”, pensó Laura con amargura. -Me disculpo por eso. No tengo la inte