Cuando terminamos de vestirnos, me siento en una de las mesas del lugar este y lo miro expectante. Ernesto trata de tomar mi mano, pero lo alejo de un manotazo. Lo que menos quiero ahora mismo es que me toque… No quiero que me toque si tocó a esa mujer hoy… En nuestro aniversario.
-Bien… Hablemos de negocios, te escucho. –
-Está bien. Como sabes, desde hace un par de meses estamos en una licitación para un proyecto muy grande. Muchísimo más grande que lo que hicimos con Emilio García y Alfredo Lugo. Es un proyecto muy grande y demasiado importante. –
-Entiendo, continúa. – digo, mirando mis manos. Aburrida por su charla.
Es evidente que mi esposo se ha olvidado de que si conseguimos esos contratos es por mí, porque yo estaba ahí, trabajando, demostrando lo que valgo y por eso es que ese hombre pensó primero en nosotros.
-Bueno, se trata de un empresario árabe. Se llama Asmodai Khalid y es algo así como un jeque en los Emiratos. En verdad, tiene muchísimo dinero y tiene pensado hacer un centro comercial muy grande aquí en la ciudad. Si nos quedamos ese contrato nos vamos a consolidar en el sector. –
No sé por qué, el escuchar ese nombre me produce cierto hormigueo en el cuerpo. Sin embargo, el comentario de mi esposo me pone aún más furiosa.
-Consolidados ya estamos. Nuestra empresa tiene siete años y en todos estos años hemos hecho las cosas bien, así que ya tenemos un lugar en el sector. Cada vez más nos buscan para proyectos cada vez más grandes… Pero bueno, entiendo el calibre de este proyecto. – le recalco y se da cuenta de la metida de pata que acaba de hacer, pues soy yo quien siempre se encarga de conseguir todas las licitaciones.
-Me alegro de que lo entiendas. Este proyecto es algo muy grande, querida. Ese hombre quiere construir prácticamente una ciudad en una plaza. Quiere un hotel, centros de entretenimiento, spas, gimnasios… Quiere algo como lo que construyen en su país, pero aquí. –
-Entiendo… ¿Qué más? –
-Bueno… entenderás que, con la magnitud de ese proyecto, nada puede salir mal. Por eso necesitamos a Susana… Ya sé qué vas a decir, pero entiende que son negocios… Después de que salgamos de eso, veremos qué hacer con ella. –
-Mira, te lo voy a dejar muy claro, Ernesto. Es esa ramera… o soy yo. Así que tú decides, si quieres conservar a esa fulana en la empresa… yo me iré lejos. –
-No seas así, no podemos hablar sobre eso ahora mismo… Tenemos que pensar un poco en todo eso y llegar juntos a una solución. –
-No creo que hayas pensado mucho en las cosas cuando te enredaste con esa mujer. ¿O sí? –
-No tenemos que hablar de eso… Debemos enfocarnos en el negocio por ahora. –
-Como tú consideres entonces. Si nos vamos a enfocar en el negocio, lo haremos. La otra parte de mi petición sigue en pie. Si no quieres que nos separemos, quiero que trabajes en recuperar nuestra relación. Quiero que te hagas el tiempo para dedicármelo a mí, que soy tu esposa. ¿Estamos claros? –
-Está bien. Yo cumpliré con lo que me estás exigiendo, pero necesito que pongas todo de tu parte para llevar a cabo este proyecto. –
-Lo haré, sabes que sí. Sabes que no hay nadie que te apoye más en este mundo que yo. Así que cuenta conmigo para que eso se lleve a cabo. –
-Bueno, entonces quiero que vayas a recoger al señor Khalid al aeropuerto por la mañana. Que lo lleves a recorrer la ciudad… que le muestres todos los beneficios que le podemos ofrecer si se decide por nosotros. ¿Puedes hacer eso? –
Martes por la mañana:Llevo casi 45 minutos esperando al famoso señor Khalid en la pista privada donde se supone que llegará y ya no sé qué hacer para no perder los nervios. Reviso mi ropa por millonésima vez y todo está en orden. Cabello y ropa en su lugar, maquillaje aún impecable, perfume bien… Reservaciones perdidas.Este hombre ha tardado tanto en llegar que el apretado itinerario se está echando a perder y Ernesto me está bombardeando con mensajes a cada 20 segundos. Me llama y no me queda de otra mas que contestarle.- ¿Qué carajos pasa, Laura? ¿Dónde están? – dice furioso al otro lado de la línea.-Sigo en el aeropuerto, Ernesto. – contesto, calmada. No quiero pelear en este momento con él.- Pues muévete, no tenemos todo el día. – explota y me inunda el coraje. ¿Desde cuándo él me habla así?- Cuida tu tono conmigo, esposito. – digo, luego de controlar mi rabia.-No me estés amenazando, ya te dije lo que hay en riesgo. –-No te estoy amenazando, Ernesto. Sólo que no sé cómo q
El trayecto hasta el hotel es, afortunadamente, silencioso. El hombre no vuelve a insinuarse y sólo se dedica a mirar por la ventana. Trato de hablar acerca del clima o de los árboles pero no parece interesado y prefiero desistir.Cuando llegamos, no sé si ayudarle a bajar su equipaje o no, pero los botones del hotel se hacen cargo y me acerco a la recepción con la tableta, mostrando la reservación que hice para él. Hacemos el papeleo pertinente y cuando le entrego su llave, el contacto entre nuestros dedos me hace sentir incómoda de nuevo.¿Qué me pasa?Trato de alejarme lo más rápido de él, pero siendo poco afortunada, choco con alguien y termino en el piso con el estúpido tobillo lastimado y el estúpido tacón roto. ¡Maldita sea! Eran mis tacones favoritos.-¡Laura! ¿Qué pasó? Discúlpese con ella. – dice
-Laura, esperaba más profesionalismo por parte de tu empresa… - dice y me mira decepcionado.Sus manos siguen sosteniendo las mías y Ernesto me mira como si quisiera arrancarme la cabeza o algo así.-Lo tenemos, sólo que hoy tuvimos una serie de complicaciones inesperadas, usted fue testigo. Somos sumamente profesionales, se lo estoy demostrando ahora mismo… A pesar de la lesión, estoy aquí. – respondo mientras retiro mis manos y finjo una mueca de dolor.-¿Te duele? – pregunta preocupado y sé por dónde llevar esta situación.-No… me duele más que quiera echar a la basura sus palabras de hace unas horas. Susana será sancionada por su error de hoy, pero no nos quite la oportunidad de presentar el proyecto. – lo miro con ojos suplicantes y asiente.-No lo haré, te di mi palabra de que trabajaré con ustedes y así será. Sin embargo, no quiero que esta señorita vuelva a tener un error en este proyecto. En mi país sería echada de inmediato de la empresa por su incompetencia y probablemente
Un mes después. Para Laura, las últimas cuatro semanas habían sido caóticas. El asunto de la misteriosa desaparición de todos los planos del proyecto fue algo que los puso a todos en un estado de ansiedad tan terrible que casi se arma una guerra entre los empleados. Al principio pensó que sólo se trataba de la estupidez de Susana. Pero cuando tuvo que ir ella personalmente a revisar todos los equipos y no encontró nada, las cosas fueron demasiado complicadas como para ser parte de la ineptitud de Susana. Además, por tanto tratar de acceder a la nube de su computadora, habían bloqueado su acceso durante días y ella tuvo que enviar documentos de verificación Revisaron las grabaciones de seguridad -de un sistema que presumía ser impenetrable- y a las 8:00 de la noche, al mismo tiempo, todas las cámaras del edificio fallaron durante 3 minutos. Así que ahora había dos problemas: una violación en su sistema de seguridad y un proyecto comprometido. Con vergüenza, y prácticamente sintiendo
Laura sintió cierto aguijonazo de decepción cuando le dijo eso, pero se recompuso casi al instante. -En hora buena, señor Khalid. Cualquier mujer que sea su novia, debe sentirse bastante bien. Es usted un hombre bastante atractivo y tiene carisma. – dijo rápidamente y bebió su vino para evitar mirarlo a la cara. -En realidad es mentira. – dijo él con tristeza. -¿Qué cosa? – preguntó ella con excesivo interés y para él no pasó desapercibido. -No es verdad que salgo con alguien. Sólo lo dije para ver cuál era tu reacción. Pero veo que te alegras muy sinceramente de que esté con alguien. ¿Tanto te desagrado? – preguntó con un aire ofendido que sólo quien lo conociera bien, sabría que era más una burla que otra cosa. -No es que usted me desagrade, señor Khalid. Sólo es que, como le he dicho en cada ocasión que nos vemos, soy una mujer casada que respeta su matrimonio. – “Aún cuando estoy casada con un completo imbécil”, pensó Laura con amargura. -Me disculpo por eso. No tengo la inte
Para Laura, aquella fue la cena más incómoda de la vida. Después de su cena de aniversario, claro. Poco sabía que después habría una mucho peor.Cuando Ernesto terminó de comer y los otros la segunda botella de vino, tanto alcohol le pasó la factura a Laura y se excusó para ir al tocador. Cuando se levantó, Asmodai también lo hizo, como todo un caballero y era todo sonrisas para ella. Mientras que, por otro lado, Ernesto sólo la miró irse con molestia.En cuanto ya no estaba a la vista, Asmodai borró lo sonrisa de su rostro y miró a Ernesto, para luego acomodar su cara contra la mesa y susurrarle con furia.-Jamás, en tu asquerosa vida, vuelvas a hablarle a Laura como le hablaste. ¿Entendiste? –-S…Sí. –-Muy bien, porque si lo haces, lo sabré y hare que te arrepientas. – susurró Asmoda
Cuando llegaron a casa, Ernesto encontró de nuevo su valor y tomó a Laura del brazo con fuerza y la llevó hasta la cocina.-¿Por qué estaba ese hombre ahí contigo, Laura? –-Ya te lo dije… Por favor… Suéltame. –-¡Contesta lo que te pregunto! –-Me duele… Él llegó ahí cuando te estaba esperando… Por favor, Ernesto. – gimoteó ella mientras sentía que el brazo se le partía.-¡Dime la verdad! – exigió mientras la sacudía con violencia.-Te estoy diciendo la verdad… Yo estaba esperándote y él apareció… Ernesto, por favor… Me lastimas. – contestó Laura mientras trataba de aguantar los sollozos.-Tú me lastimas más con tus mentiras… Dime la verdad…--¡Es la verdad, Ernesto! Me duele mucho… Por favor… por favor… --¿Te has acostado con él? – preguntó Ernesto.-¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso? Suéltame por favor… --Está bien… Te creo. Pero si te acuestas con ese hombre, lo pagarás. ¿Entendido? – susurró Ernesto cuando esa idea pasó por su mente.-Amor… Me duele… --Está bien, te creo. ¡Pero qu
LauraHa pasado poco más de un mes desde que ese hombre entró en nuestras vidas y todo se volvió tan caótico. Nunca esperé sentir que mi vida se iba a la basura como en ese momento. No esperaba que Ernesto tuviera un amorío con Susana ni que se le olvidara que todo lo que hemos logrado se debe más a mi esfuerzo que a cualquier otra cosa.El señor Khalid ha sido paciente con nosotros y eso sería bueno si no fuera porque sus razones son demasiado evidentes y desagradables. Sólo quiere tenerme en su cama y ya. Por eso es su falsa amabilidad y comprensión ante todas las dificultades.En verdad es un hombre atractivo, de eso no hay ninguna duda. Sin embargo, no soy de la clase de mujeres que hace esas cosas. Juré ante un altar que respetaría mi matrimonio hasta el día de mi muerte y planeo cumplirlo. Sólo que su atractivo cuerpo me lo dificulta un poco.¡Debo concentrarme!Esta mañana nos llamaron del predio porque, al parecer, a la estúpida de Susana se le olvidó llevar unos documentos a