Capítulo 44Al llegar al aeropuerto fue directamente a las oficinas para pedir informes de los pasajeros. —Quiero ver los vuelos próximos a salir y la lista de pasajeros —ordenó al hombre que estaba detrás del escritorio temblando al ver su mirada de muerte.—Lo siento, pero no puedo…—No te estoy preguntando, te estoy dando una orden —gruñó con la poca paciencia que le quedaba —Tony la señal del anillo donde marca…—En el área de abordaje, la sala sur del aeropuerto —miró al hombre.—¿Qué vuelo va salir por esa sala? —preguntó al hombre que comenzó a mover sus dedos sobre el teclado de la computadora.—El vuelo que va a París —apretó la mandíbula, no se iba a salir con la suya —no tardan en comenzar a abordar los pasajeros.—Deténgalo ahora… —ordenó mirando al hombre con autoridad —si no obedeces te juro que te va a ir mal Karl, ya un hombre me ha jodido la vida hoy, no quieras ser tu el segundo. El hombre tragó saliva y tecleó algo en la pantalla. Un mensaje de alerta apareció en
Anastasia se siente atrapada y desesperada, sin saber dónde estaba, después que salieran del aeropuerto Raphael le inyecto algo que la dejó inconsciente. En lo único que pensaba todo el tiempo era en su hija que estaba con Helen y temía que de verdad pudieran hacerle daño, Raphael era un monstruo. Cada día es una tortura, solo recibía pan y agua como comida y tiene que soportar las visitas de Raphael, que la toma como si fuera una cosa. Aunque luchó él infeliz de Raphael, la drogaba para cometer sus actos.La puerta de la habitación se abrió, de inmediato reconoce la figura de Raphael que entra con una charola en sus manos. —Mi amor ya vine, no me extrañaste —dijo con una sonrisa, la cama donde la ha mantenido atada se hunde por su peso cuando se acerca a darle un asqueroso beso en los labios, Anastasia se aparta tratando de evitar esos malditos labios, Raphael suelta una risita al ver su actitud —te traje algo de comer…Le pone en frente una pieza de pan, la misma que sale volando,
Luca sintió una punzada de odio al ver con sus propios ojos a Raphael, ese bastardo infeliz que mantenía a su mujer en sus malditas garras, pero pronto eso iba a cambiar. Lo observó cómo se acercaba a Mireya, ella lo recibía feliz con un beso. Todo había salido según su plan, aunque tuviera que pasar un puto mes para que Mireya lo llevara con él, ahora solo faltaba dar con su hija, la maldita de Helen no había dado señales de vida, y no sabía dónde podría estar con Esmeralda—Mantengan los ojos abiertos, Raphael nos llevará con Anastasia —ordenó a sus mejores hombres que habían vigilado a Mireya. Durante las semanas la movieron por varias partes, hasta que durante cinco días permaneció en ese hotel esperando. —¿Lograron meter las cámaras a la habitación de Mireya? —les cuestionó. Ellos afirmaron con la cabeza, cuando vieron una oportunidad para cumplir con la orden de Luca, entraron a la habitación del hotel para poner cámaras y así estar monitoreando lo que hacía y con quien habl
Luca se disfrazó con un bigote falso y unos lentes negros antes de entrar al lugar donde Raphael había llevado a Anastasia. Su mirada se clavó en ella desde el primer momento que la vio, ella fingía una sonrisa mientras sus ojos ardían de rabia hacia su captor. Luca vio cómo ella le sustraía el celular a un mesero, sin que este se diera cuenta, ni Raphael, lo guardo en su escote y después se escabullía por un pasillo. Él la siguió discretamente y cuando la vio desaparecer detrás de una puerta su teléfono vibro en sus pantalones, al ver el mensaje sonrió, con paso firme tomo él plomo de la puerta y la abrió entrado deprisa antes que alguien lo viera.—Hola, mi Colibrí —le dijo al abrazarla—. He venido a rescatarte de este infierno. Te he echado tanto de menos...—Luca, ¿eres tú? —ella le quitó el bigote y los lentes—. ¿Cómo me has encontrado?—No he parado de buscar una pista de ese bastardo —la estrechó entre sus brazos—. Te amo, Anastasia.—Yo también —Anastasia se quedó sin alient
Anastasia se sentía nerviosa por lo que tenía que hacer. Luca le había dado un frasco con un líquido que supuestamente haría dormir a Raphael toda la noche y no la obligara a estar con él. Pero no estaba segura de cómo hacerle beber esa sustancia, ya que Raphael era muy desconfiado y siempre vigilaba lo que ella hacía. Además, tenía que soportar sus avances indeseados, como en ese momento que le tocaba el muslo en el auto y le sonreía con malicia.—Tengo una sorpresa para ti, amor —le dijo él con voz melosa.—¿Qué sorpresa? —preguntó ella fingiendo interés.—Pronto te dejaré ver a nuestra hija —le dijo él con orgullo, como si fuera un gran gesto de su parte —¿no crees que me merezco una recompensa por eso?—Por supuesto, pero te la daré cuando lleguemos a casa —le contestó ella con repulsión —tú prepara la bañera y yo preparo unas copas de vodka, tu favorito —le dijo ella con falsa dulzura, esperando que así se tragara el anzuelo.—Me gusta tu propuesta —dijo él besando su mano —me ag
Luca y Anastasia se bajaron del coche y se dirigieron a la entrada de la mansión donde se celebraba la subasta. Luca llevaba una pistola escondida en la parte baja de su pierna y un micrófono en la oreja para comunicarse con su padre y sus hombres. Anastasia iba vestida con un elegante vestido rojo que resaltaba su belleza, pero también su nerviosismo. Luca le dio un beso en la frente y le susurró al oído.—Tranquila, mi amor. Todo va a salir bien. Vamos a recuperar a nuestra Esmeralda y nos vamos a ir de aquí lo más rápido posible.—¿Y si nos descubren? ¿Y si Helen se da cuenta de que estamos aquí? ¿Si la aleja de nosotros y no podemos…? —preguntó Anastasia con voz ansiosa, temiendo más por la seguridad de su hija.—No va a pasar nada, te aseguro que actuaremos lo más rápido posible para sacar a nuestra hija de esta maldita mansión. Confía en mí, por favor. Te amo.—Confió en ti y te amo —respondió Anastasia, apretando su mano.Entraron en la mansión gracias a una invitación que habí
Luca se bajó de la camioneta y se dirigió a la fábrica donde Anastasia le había dicho que estaban escondiendo después que él auto donde iban le poncharon las llantas. Cuando las dejó ir con su padre, nunca pensó que el maldito de Raphael los persiguiera, sabía de los alcances de Raphael, lo peligroso que era, ahora estaba sumamente preocupado, pues él no se detendría ante nada para conseguir lo que quería y era a ellos dos muertos.Luca no iba a permitir que le hiciera daño a su familia, a los que más amaba en el mundo. Entró a la fábrica por una puerta lateral y se escondió detrás de unas cajas. Con el teléfono en la mano, habló con Anastasia con la que no había perdido comunicación. —Amor, ¿dónde están? —susurró mirando él lugar.—Estamos en el segundo piso, en una oficina. Hay una ventana que da al patio trasero. ¿Puedes venir por nosotros? —Luca vio la puerta de la oficina, pero los hombres de Raphael merodeaban las escaleras que subían a la oficina.—Aguanta un poco más, ya es
Luca protegió a Anastasia con su cuerpo, mientras buscaba su arma con su mano en su espalda. Gruñó al percatarse que se le cayó cuando tomo Anastasia en sus brazos.Los hombres de Raphael los rodearon, dos de ellos traían sujeto con correas a dos perros que no dejaban de ladrar.La carcajada burlona de Raphael fue más fuerte que los ladridos de los perros.—No saben cuanto deseaba esto —dijo Raphael al estar cara a cara con Luca —tenerlos para hacerle pagar, tú —miró a Luca —pagaras las atenciones que me dieron en la prisión gracias a ti —se acercó a Anastasia, extendió su mano para tocar su mejilla —y tú pagaras el no haberme dado tu corazón…—¡Déjala en paz, bastardo! —gritó Luca, lanzando un puño que se impactó en el rostro de Raphael, que lo hizo retroceder.Los hombres de Raphael al ver la agresión lo sujetaron, al volver a encarar a Luca, Raphael saco su arma para apuntarle a la cabeza, Anastasia sollozo de temor.—Tú no estás en posición de dar ordenes —dijo Raphael que se limp