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Sin importarme, nada.

Me encontraba distraída, observando el mensaje que mando Dylan. Era en serio lo de escribirme, espero no tener ningún tipo de problemas con Duncan de echo a este hombre le importa poco todo lo que yo haga, sin embargo, eso no quiere decir que voy a ser algo indebido. Suspirando borro el mensaje y entro a tomar una ducha, anoche cuando vine del trabajo pensé que saldría peleando con mi esposo, pero no sucedió gracias al cielo, él estaba más que distraído en la televisión viendo los NBA, ni caso me hizo, lo salude, el solo se limitó a negar. Esta mañana está mirándome con seriedad, espero que no salga gritando porque esta ves saldré defendiéndome como sea.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­-¿Cómo te está yendo en tu trabajo?-Pregunta sorprendiéndome. 

-­­­Ah, bueno muy bien, complete el mes el día de ayer-Respondí, Duncan solo me sonrió-Porque estas preguntando, puedo saber.

-No te da gusto, que este tranquilo contigo.

-Si lo estoy, es solo que me sorprendes. -Duncan me miro y luego se levanta de la silla, se acerca a mí, pienso que me hará algo sin embargo toma mi rostro y luego me besa, quiero alejarme de él, pero me quedo quieta por el miedo, su actitud es muy raro, no hay día que él no me ofenda o que me golpee, su lengua lame mi labio una de sus manos se cuelan en el interior de mi blusa, trato de detenerlo pero él hace presión en mi cintura y aprieta mis brazos. No entiendo porque quiero alejarlo de mí, su tacto me desagrada, creo que tanta violencia me hace querer alejarme de su lado.

Cerré mis ojos cuando su mano toco mi intimidad, el empezó a desabrocharse su pantalón, no quería tener sexo estaba cansada, pero Duncan ya estaba encima de mí, prácticamente yo parecía un títere que ni cuenta me di cuando me dejo sobre el pequeño sofá y empezaba a penetrarme, dolía no estaba excitada, su forma es brusca, su boca mordía mis pechos lastimando mi piel, su mano apretaba con fuerza mis brazos, la cual dolían, quería sentir placer y no podía.

-Muévete-pidió con la voz agitada, luego mordió mi labio, quería llorar al sentirme débil ante Duncan, al no tener autoridad y negarme a su forma de intimar. Trate de moverme, pero fue brusco que en vez de gemidos de placer brotaron de dolor de mis labios, cuando el finaliza ríe a carcajadas, entra a la habitación tirando la puerta de un portazo, me encogí en el sofá llorando por breve segundo, últimamente me sentía sucia, ultrajada por el hombre que dice ser mi esposo que en vez de darme rosas me estaba dando espinas de dolor.

Este sábado ha sido horrible ya que Duncan esta en casa y solo ve la televisión, quería salir un rato a despejar la mente, pero ahora lo dudo.

-Ya que estas trabajando no necesitas que te de dinero para tus gastos-Fruncí las cejas a lo que el encogió los hombros.

-Mis gastos dices, esos son gastos de la casa, no es mío.

-Te he mantenido por 6 años se agradecida mujer y esta vez paga lo que se debe de renta y los otros biles, déjame respirar un poco.

Lo mejor es no llevarle la contraria o quien sabe que pueda hacerme por un mal comentario.

-¿Ya no piensas trabajar? -Quise saber, Duncan dejo de ver la televisión para posar sus ojos en mí.

-Me moriría de hambre contigo, ya que no sirves para nada.

-Te da gusto ofenderme.

-No, es solo que te lo mereces por estúpida- me trago sus humillaciones, decido levantarme y salir de esta casa, estoy harta de sus cosas. 

Entro a la habitación y me pongo un vestido de color lila con estampidas negras, adecuado a mi aspecto físico, me coloque el par de sandalia blanca que compre con mi primer salario, por un momento pienso en mi mama, observo sus obsequios y sé que les gustara. Suspirando termino de arreglarme para salir.

-¡A donde crees que vas!-exclamo acercándose a mi como una fierra a punto de devorar a su presa.

-Iré a visitar Martha, es nuestro día libre-Respondí nerviosa.

-Así vestida como una puta- gruño apuntándome-Melanie, no soy estúpido, tu no vas a visitar a lo loca de tu amiga, seguramente iras a verte con otro hombre, de seguro que alguien te está moviendo el tapete en tu lugar de trabajo- demando tomándome del pelo, a lo que grite desesperada.

-Estás loco, crees que soy de ese tipo de mujer, me tratas como una m****a sin embargo te sigo aguantando tus maltrat...- no termino de hablar cuando su puño impacta en mi estómago, provocando que me falte el aire.

-Que se te quede claro que a mí se me respeta, no debes cuestionar mis actos, soy así y te guste o no, tu deber es obedecer -espeta besando mi mejilla sosteniendo mi rostro con brusquedad, mis lágrimas salían como dos cascadas fuertes, mi estómago dolía, Duncan me tiro sobre la cama arranco mi vestido y empezó a besarme, tenía asco, repulsión, incluso estoy empezando a odiarlo.

-¡Suéltame­­-Rogué destrozada. Se quitó la ropa para luego abrirme las piernas, peleo con él sin embargo es más fuerte, me golpea la cabeza y quedo adundada, siento como me penetra lastimando mi cuerpo, su boca empieza a morder cada parte de mi piel, el dolor es latente, lloro pidiendo que pare, pero el hace caso omiso a mis ruegos. Esta abusando de mi, de la peor manera, nunca me había hecho estas cosas de lo que me está haciendo ahora, mi cuerpo duele horrible, quiero arrojar toda la comida y quiero morir rápidamente, sentir tanto miedo acumulado con dolor. 

Duncan, espero te quemes en el infierno algún día. 

Cuando la noche llego me levanto de la cama, entro a tomar una ducha, prendo el grifo y dejo que el agua fluya sobre mi piel adolorido, las lágrimas acompañan el fluir del agua cuando caen en mi cuerpo, froto el jabón por toda mi piel, estoy sucia, asquerosa y lo que quiero es salir huyendo de este infierno en la que estoy metida, odio a Duncan y debo buscar la manera de alejarme antes que entregue mi cuerpo en un ataúd a mi madre. 

Al salir de baño me sobresalto cuando me abraza, quiero golpearlo, trato de zafarme, pero él solo niega.

-Lo siento mi amor, te amo y sé que estos celos son solo rabia, no me gusta que trabajes, no quiero que otro hombre se acerque a ti, entiéndeme.

No le respondí y no le creo absolutamente nada, con miedo me alejo de él, a lo que él sigue hablando.

-Empaca mis cosas esta noche me iré para Rivas, me ha llamado mi jefe y estaré por una semana. -Aliviada sonrió internamente, aunque eso no borra el abuso que sufrí hace unas horas-Bueno iré a buscar la cena, lo siento mi amor.

Sin decir nada más, me vestí cuando el salió de la habitación, me puse una camiseta sin manga y licras negras, saqué mi móvil de mi bolso y veo varios mensajes de Dylan y Martha, incluso varias llamadas. Suspirando le marco a mi mama, cuando ella contesta le digo lo mucho que la quiero y que pronto estaré ahí, me pregunto si estaba bien y le dije que muy feliz. Al despedirme de ella quise llorar y estar a su lado para que me abrace fuerte y no me reproche las veces que me dijo que no me casara con Duncan. Las madres tienen un sexto sentido cuando un hombre no les conviene a sus hijas. Después hablé con Martha y le dije que se me vino el periodo, aunque no me creyó. 

Revise los mensajes de Dylan, pero no les respondí, a los minutos una llamada entra por parte de él, muerdo mi labio inferior, mi corazón late desesperado, miro la hora en la pantalla de mi celular, son más de las siete, me asome por la ventada para ver que no viene ese loco de Duncan. No entiendo porque le tengo miedo si no estoy haciendo nada malo.

Le mando un audio a Dylan y le dejo dicho que lo llamare más noche.

A lo que un mensaje me llega rápidamente, diciéndome.

-Estaré ansioso por esa llamada.

Sonrió suspirando, miro por la ventana y de lejos veo a Duncan en una esquina con la vecina de al lado, los dos se ven muy cercanos,  aunque eso ya no me importa. Por mi parte que la vecina se lo coja, ese mal nacido no debería merecer mi respeto ni fidelidad.

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