Dylan.Llevaba días desesperado con ganas de dejar a Katrina tirada con su dolor por la muerte de su padre, ya no aguantaba más, quería buscar cualquier excusa, sin embargo no puede, me aguante estas dos semanas. He estado como un loco necesitado de ver a Melanie, seguramente ella piensa lo peor de mi y no cabe duda que por estúpido, nisiquiera pude comunicarme con mi amigo, de echo lo hice por Email, pero a Jaime no se le ocurrio revisar, quería saber de ella o quizas conseguir el numero de su movil y nada, todo esto me pasa por pendejo, ya que no me se ningun número de memoria, creo que ni el de mi madre.>Gracias al cielo ya he llegado a Nicaragua, lo primero que hago es ir a buscar a Melanie a su trabajo, no me importa que piense la gente de mi. Pregunto por ella en la tienda en la que la habian asignado, pero no quisieron darme información, pido ver al Gerente osea a mi amigo, inmediatamente él acepta recibirme.—Dylan, vaya hasta ahora te a
Dylan.Mi corazón latía como una maldita locomotora, apunto de irse a estrellar contra un maldito hombre llamado Duncan, me encantaría aplastarlo. Aprete los puños y como león feroz doy varias vuelta dentro de la casa de mi conejita, si tuviera a ese imbécil enfrente de mi, no dudaria ni un segundo en mandarlo a comer mierda, lo golpearia por todos lados para que sienta lo que una mujer siente cada vez que las lastiman.—Dylan— susurro mi conejita toda asustada por verme enojado y como no estarlo, maldita sea como no estar así. Mis ojos empezaron a picar, quería matarlo por haber lastimado a una mujer indefensa.—¿Porque mierdas permites todo esto, porque sigues con él?Ella niega alejándose de mi, la tome de la mano para acercarla, mire nuevamente su cuerpo marcado por las manos de ese imbécil.Frotándome la Cabeza suspire para controlar la furia que estaba empezando a crecer en mi, lo mejor será llevarme de una vez, para que esperar, no pienso dejar a la mujer que amo con un maldito
Estaba emocionada al saber que Dylan regreso por mí, pensé que solo quería jugar conmigo pero negativo, él realmente me ama, eso es suficientemente para mi. Por otro lado fue meramente una pesadilla lo que sucedió con Duncan, ahora tenía que alejarme cuanto antes o iba salía muerta de su lado ya que Duncan era un hombre miserable que nunca le importaba lastimarme sin piedad alguna, no me cabe duda que él, es de esos hombres prepotente que siempre quiere dominar y manipular a los débiles.—No pienses mucho, te harás daño— Expreso Dylan sacándome del trance en la que estuve metida hace unos minutos. —Bueno aún estoy asimilando esta realidad—respondo a lo que sonríe levemente— Por otro lado, lamento a ver desconfiado de tu palabra. Dylan negó acariciando mi mano. —Amor, olvida esa pesadilla y céntrate en nosotros, okey.—Okey.En el proceso del viaje ninguno dijo absolutamente nada, Dylan parecía ido y yo seguía torturando mi cerebro en cuanto a Duncan. Dylan rara vez se me quedaba
Dylan Había pasado más de dos semanas en la que decidí vivir con Melanie sin importarme absolutamente nada más que mi amor por ella. Me valía verga lo que pensaba Katrina respecto a eso. Dejarle dicho que quería el divorcio la enfureció como una demente, quizás no lo espero, por lo que ya era hora en que tenía que dejar las cosas más que claras. Amar a otra mujer y estar atado sin amor era torturante. —¿¡Estas con esa mujer, me estas engañando desde cuando!? —Grito furiosa, negando sigo en lo mío, ella ojea una vez más la demanda de divorcio, ríe a carcajadas mientras empieza a romper las copias, por si fuera poco grita como una loca llamando la atención de mis empleados. —Pareces esas locas salida de las clínicas psiquiátricas, no estas en tu casa para que vengas hacer el berrinche. ¡Piensa, te ves ridícula! Katrina enojada se acercó enfrente de mi, empezó a golpearme en mi pecho, ni siquiera quise moverme, deje que se desquitara, al cansarse exclamó palabras soeces, sinvergüenz
Melanie.El tiempo se me hacía interminable, el tictac del reloj me taladraba la cabeza, como si quisiera recordarme cada segundo de este infierno que vivo. Duncan salió de la habitación, como siempre, con ese humor de perro rabioso que lo transforma en un monstruo. Hace cinco años que soporté el momento en que sacó sus garras, mostrando quién era realmente. No entiendo por qué sigo aquí.-Sirve el desayuno, ya me estoy atrasando. No soy un inútil como tú, que te pasas en la casa sin hacer nada. Encima eres una lenta, ¡me tienes harto! -Su voz me perforaba, pero sus palabras ya eran una rutina que había aprendido a memorizar.-¿Por qué siempre eres así? -me atreví a preguntarle, más por inercia que por esperar una respuesta decente.-Encima me respondes. -Se levantó de la silla con esa furia que conocía tan bien. Intenté dar un paso atrás, pero fue inútil; su puño impactó contra mi rostro antes de que pudiera reaccionar. -Eres una estúpida. Me hiciste perder el apetito. Anda a buscar
El ambiente era tenso, quería salir corriendo y no estar más a su lado, sin embargo me sentía atada a estar con él, pero acaso debe permitir que me lastime las veces que desee que abuse de mi siendo su esposa. No, esto debería parar de una vez.Mi labio aun dolía por el golpe que me dio la noche de ayer, me daba vergüenza ir de esta manera a trabajar, ya tenia el mes y hoy seria mi según pago de la quincena, estaba alegre y a la vez triste por la maldita vida que llevo. —Deberías echarte un poco de maquijalle, estas terrible Cariño—comentó Duncan con burla. Lo mire mal por un segundo luego baje la cabeza, termine de tomar mi café y luego lave los trastos. —Me voy, y ya sabes quiero mi cena preparada cuando regrese del trabajo, odio venir a buscar que hacer- dicho eso palmea mi trasero y se va. Cierro mis puños y trato de no llorar como una estúpida, ultimadamente tengo más ojeras, luzco demacrada, hasta parezco la llorona.Cuando termino de limpiar la cocina entro a mi habitación y
DylanEl día fue fatídico, quería terminar de una vez con tantos compromisos, tomarme unas deliciosa vacaciones hasta Montelimar o bien ir de paseo en laguna de apoyo. Encima mi esposa estaba de fastidiosa en querer irse del país, cosa que esta difícil de hacer por el momento. Observo varios documentos del hotel y firmo los correspondientes, la puerta de mi oficina se abre con brusquedad y negando le hago señas a mi secretaria Natalia para que cierre la puerta y se retire.—Ya ves porque estoy molesta contigo, siempre es lo mismo, anoche no llegaste a dormir a la casa, no me digas que te quedaste aquí con tu amante.- Bufando me levanto de la silla de mi escritorio, estoy apunto de gritarle sus verdades a esta mujer que escogí como esposa.—Si estudiaste en una universidad lo mejor es que te calmes. ¿Puedes Por lo menos comportarte como un señora? Estas actuando con ignorancia Katrina.—Ahora me estas llamando ignorante, seguramente te quedaste aquí y con esa tu secretaria, me imagino
Melanie Estaba sorprendida y conmocionada al encontrarme con mi ex novio, mi primer amor, ni siquiera me lo imaginaria, sus ojos no dejaban de verme con una evidente sopresa.Dylan Castillo, su aspecto cambió bastante, se ve más maduro, más guapo con un cuerpo de infarto, sus ojos grises más luminoso y brilloso. En cuanto susurro mi nombre sentí un ráfaga de emociones cruzar mi espina dorsal, era algo increíbles, porqué siento estas cosas. La última ves que supe de él fue cuando su padre me comentó que se había ido a estudiar a los Estados Unidos, para ser un gram empresario, también me habia dicho que Dylan estaba comprometido y que se casaria al finalizar su carrera, desde ese momento decidí olvidarme de él, y aceptara mi realidad, sin embargo no lo pude lograr, a pesar de haberme casado con Duncan él siempre estuvo en mi corazón, como un hermoso recuerdo que jamás logre sacar de mi mente, ese amor juvenil que florecio sin espinas.Dejo mis vagos pensamientos para concentrarme en m