TOMO 3. CAPÍTULO 120. Los hilos sueltos de la verdad.LoganNo puedo creer todo lo que estoy escuchando.Las palabras de Liliana estallan en mi cabeza como una campana que no deja de sonar. Y me siento como un espectador invisible en una historia a la que le faltan demasiadas partes.Esta Liliana que ha regresado es una mujer demasiado dura, y sé que ya no da puntada sin hilo. El problema es que sus hilos, que parecían sueltos hasta este momento, son un retrato fino y peligroso de la verdad.Todo lo que dice, cada gesto, tiene un propósito, una intención. Por eso sé, con absoluta certeza, que si ella está aquí, arrinconando a Derrick de esta forma, es porque puede. Porque tiene la ventaja, porque sabe algo que ellos dos saben y yo no. Tal como sé que ella no me obligó a presenciar esto, pero aún así me conoce lo suficiente como para anticipar que yo vería esta escena.Veo la forma en que mi antiguo capataz palidece cuando se menciona la declaración jurada… La forma en que Derrick se d
TOMO 3. CAPÍTULO 121. La distancia necesaria.LilianaSalgo de la pequeña empresa de yates y me subo a la camioneta que ya me espera al otro lado de la calle. Arthur sube a mi lado, impecable como siempre; y apenas cierra la puerta me acomodo y le lanzo una mirada de aprobación.—No me puedo quejar de tu puntualidad inglesa, Arthur. Esa fue una entrada grandiosa —sonrío y él me devuelve el gesto antes de darle indicaciones al chofer para que nos lleve a mi hotel.—Siempre intento estar a la altura de las expectativas. —Hace una pausa, y su tono se vuelve un poco más ligero—. Entonces, ¿supongo que no tendré mi velerito?Me río. Claro que lo dice para picarme, y yo miro por la ventana un momento, a lo que acabamos de dejar atrás, antes de responderle.—Oh, Arthur, créeme, te lo has ganado de sobra. Vi un velero de sesenta pies de eslora… dame tres días y te aseguro que lo tendrás a tu nombre. —Le doy una palmada en el hombro, y ambos nos echamos a reír.Arthur siempre tiene ese toque
TOMO 3. CAPÍTULO 122. Solo porque mañana lo vas a olvidar…LoganLa verdad se siente como una maraña en mi cabeza, como un nudo que no logro desenredar por más que tire de los hilos.No hay duda: Derrick me mintió. Ahora la pregunta es: ¿en qué más me mintió ese día?No se estaba acostando con Liliana y los gemelos no son suyos. Eso quedó bastante claro y es algo que me golpea como un ladrillo en la cara.Y lo peor es que el maldito infeliz tiene razón: nadie me obligó a creerle a él. Liliana lo desmintió hace un año, y fui tan imbécil que no le creí. Y ahora... ahora estoy atrapado en este bucle de arrepentimiento y preguntas sin respuesta.—¡Maldición! —gritó cerrando la puerta de mi habitación de un portazo y abriendo el pequeño bar.El recuerdo de los gemelos me atormenta, sobre todo la imagen del niño y el eco de la voz de Vincent en mi cabeza, diciéndome que el varoncito es idéntico a mí cuando tenía esa edad.¡Dios, no puedo sacarme eso de la cabeza!Todo esto me carcome, y lo
TOMO 3. CAPÍTULO 123. ¿Quién está tratando de matarte?LilianaEl golpe sacude todo el auto y me clava contra el asiento, con un latido de puro miedo atravesándome el cuerpo. Giro la cabeza hacia el lado de donde vino el impacto y veo una camioneta enorme, negra, con los cristales completamente entintados. No puedo ver quién está al volante, pero sé que no es alguien con buenas intenciones.—¡Logan! —grito, señalando hacia la camioneta—. ¡Nos están tratando de provocar un accidente!Él mira rápidamente hacia el retrovisor y luego de reojo a la camioneta que se nos pega como un animal rabioso. Aprieta los dientes, y sus nudillos se ponen blancos sobre el volante.—¡Ponte el cinturón! —me dice con la voz dura y cargada de rabia.Intento hacerlo, de verdad lo intento, pero mis manos tiemblan tanto que no consigo engancharlo. Y encima tengo a Logan maniobrando como loco para esquivar a la camioneta. Otro golpe llega desde el costado y el auto se tambalea. El cinturón sigue fuera de mi alc
TOMO 3. CAPÍTULO 124. El inicio de un díaLoganEl camión viene hacia nosotros como una bestia desbocada, y por un instante todo lo que puedo oír es mi respiración, fuerte y descontrolada, mezclada con el sonido de los neumáticos chirriando.Giro el volante en el último segundo, esquivándolo por un pelo.El camión no frena.Pasa de largo y, cuando miro por el retrovisor, lo veo estrellarse de lleno contra la camioneta que nos seguía. El impacto es brutal, un estruendo que sacude todo a mi alrededor; y el aire se llena de polvo y humo mientras los restos del choque quedan atrás.Freno de golpe fuera de la carretera, y el auto derrapa un poco antes de detenerse por completo. Mis manos todavía están firmemente en el volante, y me doy cuenta de que estoy temblando. Pero eso no importa. Me giro hacia Liliana y mi corazón se detiene cuando la veo.—¡Lili! —grito, soltándome el cinturón y lanzándome hacia ella.Está medio inconsciente, su cabeza ladeada contra el asiento, con sangre deslizán
TOMO 3. CAPÍTULO 125. Una opción peligrosamente tentadora.LilianaDespierto en una cama de hospital, con el aire oliendo a desinfectante y un pitido insistente que viene de alguna máquina junto a mí. Me toma un segundo recordar dónde estoy, pero lo primero que noto es que la cabeza me late como si alguien estuviera taladrándola desde dentro.Gimo, llevando una mano a mi frente, pero antes de que pueda hacer algo más, una voz familiar rompe el silencio.—Ya era hora de que despertaras, señorita “soy un problema con patas”.Abro los ojos con dificultad y ahí está Arthur, sentado en una silla junto a mi cama con su típica expresión de burla controlada. Lleva una revista en la mano, como si estuviera disfrutando de una tarde tranquila en lugar de preocuparse por mí.—Piernas, lindas piernas, por cierto —lo corrijo—. Por favor dime que no me falta ningún pedazo —le digo y mi voz sale más ronca de lo que esperaba.Arthur cierra la revista con un golpe seco y arquea una ceja.—No, pero lame
CAPÍTULO 1. ¡Sálvela!Liliana. —Ya no podemos seguir esperando, tu madre necesita un trasplante de riñón de emergencia. ¡Tienes que firmar para que podamos prepararla! —me apremia mientras mis ojos van al nombre bordado en su bata: Dr. Ryker.Frente a mí un doctor que no conozco me mira con impaciencia. Mi madre lleva esperando un milagro por años, pero en los últimos días su enfermedad se agravó de golpe.Tengo la mente un poco en blanco y otro poco en shock mientras reviso estos papeles que apenas entiendo. Son decenas y de todos ellos depende la vida de mi madre, y todos tengo que entregarlos con urgencia.—Entonces… si firmo esto, ¿mi mamá subirá en la lista para recibir un trasplante urgente, verdad? —pregunto y la voz se me quiebra porque estoy desesperada.A pocos metros de mí aquellos monitores a los que está conectada lanzan alarmas cada pocos minutos. —Sí, señorita Duque, así es —responde él, con un tono que me hace sentir como si fuera una niña tonta y asustada... quizás
CAPÍTULO 2. Una promesaLiliana“¡Llamen al doctor Benson!”“¡Traigan al equipo de trauma!”“¡Preparen el quirófano!”“¡Desocupen el piso!”Todos aquellos gritos resuenan a mi alrededor hasta que detengo a un médico por la bata.—¡Espere, oiga, escúcheme! —demando casi con violencia—. ¿Cómo que van a desocupar el piso? ¡Mi madre está grave!—El dueño del hospital acaba de llegar. Tuvo un accidente y está en estado crítico. ¡Es una emergencia, señorita!Siento que el corazón se me rompe un poco más. ¿Cómo puede ser? Todo el hospital parece estar pendiente solo de este hombre, mientras mi madre… mientras mi madre se queda sola, muriéndose y sin que nadie la ayude.—¡Necesito que un médico vea a mi madre, ahora! ¡Le hicieron un trasplante y se ve mal! —reclamo y el médico me mira con impaciencia, pero finalmente me hace un gesto para que lo guíe y corre a la habitación de mi madre detrás de mí.Estoy temblando y siento que las piernas apenas me responden. Cada vez que miro a mamá, el dol