TOMO 3. CAPÍTULO 127. Mis enemigos favoritos.LilianaLlegamos a casa y todo mi cuerpo se relaja en cuanto veo a mis hijos. Ellos se tambalean y gatean hacia mí, y por primera vez en días todo parece en calma. Me encanta que estén aprendido a caminar; me siento en el suelo para abrazarlos y los estrecho a los dos al mismo tiempo. Sus risas, esas risitas que solo los bebés pueden hacer, me llenan el pecho y me dicen que todo este sufrimiento vale la pena por ellos.—Ma ma ma ma… —balbucea Brianna, y siento que se me derrite el corazón. Brennan la imita y se queda atorado en la “m”, arrastrando la letra como si estuviera probando cómo suena.—Sí, mis amores, mamá está aquí —me río y el tiempo parece volar mientras juego con ellos, los mimo y disfruto de este momento hermoso que es ser su madre.Paso todo el tiempo que puedo con ellos. Les leo cuentos —o intento, porque Brennan siempre quiere pasar las páginas antes y Brianna siempre quiere romperlas—, les doy de comer, les cambio los pa
TOMO 3. CAPÍTULO 128. VendettaLoganSe me hace un nudo en la garganta al ver a Liliana. Ha pasado solo una semana desde que me dejó en aquella comisaría en San Diego, pero parece que han sido años. Años pesados, oscuros, en los que cada día he sentido que me hundía un poco más. Me pesan incluso más que todos esos meses en que no la vi.Y ahí está ella, como si nada. Segura, confiada, con esa sonrisa serena que últimamente jamás es para mí.La veo reír por lo bajo cuando Carolina entra al palco como si estuviera yendo a un baile. No puedo evitar chasquear la lengua. Carolina nunca sabe medir sus entradas y si cree que se ha vestido para impresionar, la verdad es que solo desentona con tanto lujo entre gente que solo se va a montar a caballo y a sudar.La sujeto del brazo firmemente, y me inclino hacia ella.—Ni se te ocurra hacer un escándalo aquí —le digo entre dientes—. Si haces el más mínimo teatro, Braxton será quien te saque a patadas, porque hay que temerle más al gobernador que
TOMO 3. CAPÍTULO 129. Un recuerdo perdido en la memoriaLilianaEl trote suave de Kalaz —Vendetta, me corrijo mentalmente— resuena en el circuito. Cada paso suyo es medido, elegante, como si supiera que todo el mundo lo está mirando. Porque lo están haciendo. No solo a él, también a mí.Desde aquí puedo ver a Logan y a Vincent. Están helados, con la expresión desencajada uno al lado del otro, como si estuvieran viendo el fantasma del jinete sin cabeza que viene por ellos o algo así.Apenas puedo contener la sonrisa, porque siento que por esas caras que tienen, todo el trabajo que me costó encontrarlo, comprarlo y traerlo aquí valió la pena, todo por este momento. Este instante exacto, en el que puedo ver cómo los dos entienden lo que esto significa.Kalaz, o Vendetta, no tiene comparación. Es un caballo imponente, tan grande como Berserker, el favorito de Logan, pero completamente diferente en estilo. Mientras Berserker es tosco, puro músculo y potencia bruta, Kalaz es pura gracia. Su
TOMO 3. CAPÍTULO 130. Escalando la verdadLoganNo puedo pensar. Todo en mi cabeza es un caos. La exhibición, Liliana, Kalaz. ¡Maldición! ¡Sé que es él! ¡Lo reconocería en cualquier parte! Y el hecho de que esté vivo significa que Derrick también me mintió en eso, que realmente lo vendieron y armaron la mentira, que…—¡Es Kalaz, Vincent! —le grito mientras me aleja del circuito del hipódromo. Su mano está firme en mi brazo, pero no puede evitar que mi rabia burbujee hacia la superficie—. ¡No puedes decirme que estoy equivocado!Vincent me suelta bruscamente, girándose hacia mí con una expresión de pura frustración.—¡¿Y qué esperas que haga, Logan?! ¡Me aseguraron que estaba muerto! ¡Derrick lo confirmó, el maldito veterinario lo confirmó, los papeles de la prueba de ADN lo confirmaron! ¡¿Qué más querías que hiciera?! ¡¿Te piensas que soy un oráculo o algo así?!—¡Maldit@ sea! —grito llevándome las manos a la cabeza—. ¡¿Entiendes lo que eso significa?! ¡Derrick me dijo que Liliana hab
TOMO 3. CAPÍTULO 131. Debiste saberloLilianaEstoy a punto de quedarme dormida.El día ha sido largo y agotador, y el calorcito bajo las sábanas es más que suficiente para llevarme al descanso. Los niños están dormidos, finalmente, y eso siempre es una pequeña victoria, porque con la energía que tienen cuando no está despierto uno, está despierto el otro, o si no uno despierta al otro y… ¡Solo las madres de gemelos entenderán!Pero, por supuesto, no puedo tener un momento de paz ni siquiera para dormir.Unos golpes ligeros en la puerta me sacan de mi casi—sueño y me siento en la cama asustada cuando veo a Arthur aparecer.—Liliana —dice asomándose a la puerta, y su voz es calmada, pero con ese tono que indica que algo está ocurriendo.—¿Qué pasa? –pregunto preocupada y lo veo poner los ojos en blanco con fastidio.—El cucaracho está aquí. Está tratando de trepar la cerca.Mis ojos se abren de golpe, y en cuestión de segundos estoy de pie.—¡No me jodas…!Salgo de mi habitación hacia
TOMO 3. CAPÍTULO 132. “Tu palabra”LoganEl sonido del llanto de los gemelos retumba en el silencio de las caballerizas, atravesando todo lo que me queda de sensatez. Mi corazón se acelera, casi como si el mismo sonido estuviera conectado a mí.Pero lo que realmente me golpea es verla a ella, a Liliana. Sonríe apenas, con un gesto inconsciente, pero está ahí: Es la sonrisa de alguien que ama y que encuentra la mayor felicidad del mundo en sus hijos.Y la insistencia de mi hermano, esa certeza de que se parecen a mí, casi de destroza de nuevo sabiendo lo que ahora sé.Ella da un paso hacia atrás, me da la espalda y comienza a caminar hacia la salida.—La reja está electrificada —espeta con una voz fría y cortante—. No desconectaré la corriente otra vez, Logan, así que será mejor que no vuelvas a entrar.Me quedo inmóvil un segundo, asimilando sus palabras, pero no puedo dejarla ir así. No después de lo que acaba de pasar, no después de todo lo que necesito entender.Corro detrás de ell
TOMO 3. CAPÍTULO 133. ¿Estás seguro de que quieres saber la verdad?LilianaLogan se queda ahí, mirándome como si necesitara que le explique la vida misma. Tiene la cara pálida, los ojos llenos de preguntas, y por un momento parece demasiado vulnerable, demasiado humano para ser él.—¿Qué pasó, Liliana? —pregunta finalmente con la voz cargada de algo que parece ser genuino interés… o culpa, ya no lo sé—. ¡Por favor, dime qué pasó!Lo miro directo a los ojos. Hay tantas cosas que podría decirle, pero no sé si servirá de algo. Al final, la ironía se impone.—No. Ya jugamos este juego una vez y yo perdí.—¡Lili por favor! ¡Te lo suplico! —exclama tomando mis manos y siento que la piel me cosquillea.—¿De verdad quieres saber? —murmuro alejándolas de él—. ¿O esta vez tampoco me vas a creer?Logan no duda y eso me toma por sorpresa.—Te voy a creer. ¡Maldit@ sea, te voy a creer, pero dímelo!Lo observo detenidamente, buscando la mentira en sus ojos, pero todo lo que veo es arrepentimiento.
TOMO 3. CAPÍTULO 134. Dos hombres no tan idiotasLoganLas luces de las camionetas que vinieron a buscar a Liliana desaparecen en la distancia, pero yo sigo clavado en el mismo lugar, viendo el suelo como si fuera a encontrar ahí alguna respuesta. Este es el sitio que Liliana señaló. Aquí, según ella, empezó a tener a los niños. Me duele el pecho de solo pensarlo, como si una mano invisible me estuviera aplastando el corazón.Y me doy cuenta que ese fue quizás el terrible presentimiento que tuve mientras me estaba casando con Carolina, esa que me llevó a beber como un poseso toda mi luna de miel, esa sensación desesperante de que Liliana me estaba mirando… porque lo estaba haciendo.Miro las luces lejanas de las camionetas y aprieto los dientes porque al menos es obvio que está protegida. Arthur Wexler le sigue la pista como un perro de presa, la encuentra en cualquier lugar, y la verdad no sé qué me hace sentir eso.Doy un paso hacia adelante, luego otro. Mis botas pisan el polvo, pe