TOMO 3. CAPÍTULO 132. “Tu palabra”LoganEl sonido del llanto de los gemelos retumba en el silencio de las caballerizas, atravesando todo lo que me queda de sensatez. Mi corazón se acelera, casi como si el mismo sonido estuviera conectado a mí.Pero lo que realmente me golpea es verla a ella, a Liliana. Sonríe apenas, con un gesto inconsciente, pero está ahí: Es la sonrisa de alguien que ama y que encuentra la mayor felicidad del mundo en sus hijos.Y la insistencia de mi hermano, esa certeza de que se parecen a mí, casi de destroza de nuevo sabiendo lo que ahora sé.Ella da un paso hacia atrás, me da la espalda y comienza a caminar hacia la salida.—La reja está electrificada —espeta con una voz fría y cortante—. No desconectaré la corriente otra vez, Logan, así que será mejor que no vuelvas a entrar.Me quedo inmóvil un segundo, asimilando sus palabras, pero no puedo dejarla ir así. No después de lo que acaba de pasar, no después de todo lo que necesito entender.Corro detrás de ell
TOMO 3. CAPÍTULO 133. ¿Estás seguro de que quieres saber la verdad?LilianaLogan se queda ahí, mirándome como si necesitara que le explique la vida misma. Tiene la cara pálida, los ojos llenos de preguntas, y por un momento parece demasiado vulnerable, demasiado humano para ser él.—¿Qué pasó, Liliana? —pregunta finalmente con la voz cargada de algo que parece ser genuino interés… o culpa, ya no lo sé—. ¡Por favor, dime qué pasó!Lo miro directo a los ojos. Hay tantas cosas que podría decirle, pero no sé si servirá de algo. Al final, la ironía se impone.—No. Ya jugamos este juego una vez y yo perdí.—¡Lili por favor! ¡Te lo suplico! —exclama tomando mis manos y siento que la piel me cosquillea.—¿De verdad quieres saber? —murmuro alejándolas de él—. ¿O esta vez tampoco me vas a creer?Logan no duda y eso me toma por sorpresa.—Te voy a creer. ¡Maldit@ sea, te voy a creer, pero dímelo!Lo observo detenidamente, buscando la mentira en sus ojos, pero todo lo que veo es arrepentimiento.
TOMO 3. CAPÍTULO 134. Dos hombres no tan idiotasLoganLas luces de las camionetas que vinieron a buscar a Liliana desaparecen en la distancia, pero yo sigo clavado en el mismo lugar, viendo el suelo como si fuera a encontrar ahí alguna respuesta. Este es el sitio que Liliana señaló. Aquí, según ella, empezó a tener a los niños. Me duele el pecho de solo pensarlo, como si una mano invisible me estuviera aplastando el corazón.Y me doy cuenta que ese fue quizás el terrible presentimiento que tuve mientras me estaba casando con Carolina, esa que me llevó a beber como un poseso toda mi luna de miel, esa sensación desesperante de que Liliana me estaba mirando… porque lo estaba haciendo.Miro las luces lejanas de las camionetas y aprieto los dientes porque al menos es obvio que está protegida. Arthur Wexler le sigue la pista como un perro de presa, la encuentra en cualquier lugar, y la verdad no sé qué me hace sentir eso.Doy un paso hacia adelante, luego otro. Mis botas pisan el polvo, pe
TOMO 3. CAPÍTULO 135. Una advertencia desesperadaLilianaEstoy saliendo de mi oficina, todavía repasando mentalmente los números de los contratos que firmé esta mañana, cuando veo a Arthur venir apresurado por el corredor. Su rostro tenso es suficiente para saber que no trae buenas noticias. Me hace una señal para que regrese a la oficina, y ni siquiera me tienta ignorarlo y seguir con mi día, sé que esto no puede esperar.—¿Qué pasa? —pregunto apenas cierro la puerta.—El detective privado del comisionado está intentando meterse en la empresa —responde Arthur, con ese tono seco que usa cuando no quiere alarmarme, aunque claramente está preocupado.—Déjalo —le digo mientras me dejo caer en mi silla de cuero negro.Arthur frunce el ceño, como si no hubiera escuchado bien.—¿Que lo deje?—Sí, Arthur. Déjalo. —Me quedo pensativa por un segundo y sé que quizás es mi oportunidad para desenmascarar al sinvergüenza del comisionado—. Vamos a fingir que nos tragamos su nombre falso, contrátal
TOMO 3. CAPÍTULO 136. Un deja vúLoganEscucho voces en mis sueños, pero no puedo distinguirlas con claridad. Me siento como si estuviera atrapado en un limbo entre la vigilia y el sueño. La sensación es extraña, como si el mundo a mi alrededor fuera de neblina y mi cuerpo fuera como un peso gelatinoso que no logro mover de ninguna forma.De repente, en medio del sueño, creo que reconozco una voz. Es Liliana. Su tono es agudo, como si estuviera luchando con alguien… conmigo. Me siento incómodo, quiero levantarme, abrir los ojos, pero no puedo. Hay algo que me detiene, tal vez el dolor o el mareo, no lo sé.Ella está debajo de mí… creo… como si intentara liberarse… y luego otra mujer aparece. No sé quién es, pero su voz es juguetona, burlona.“¡Uff, pero qué bien se ve el condenado sin camisa!” La mujer ríe. “Es muy sexy, entiendo por qué te gusta tanto”Liliana responde con frialdad mientras gruñe de impotencia.“Cállate y ayúdame, Beri. Yo nunca he dicho que me guste”“Ah, verdad. No
TOMO 3. CAPÍTULO 137. Deja que entreLilianaDejo a Logan en el baño, todavía tambaleándose como si cada paso le costara la vida. No sé cómo terminó aquí, pero lo que sea que haya hecho para llegar a este punto no es mi problema.Me sacudo esos pensamientos y me dirijo al cuarto de los niños. Brennan está llorando, uno de esos llantos que empiezan suaves y se van intensificando hasta que no hay forma de ignorarlo, porque no tiene sueño a pesar de que jugó todo el día.Entro rápido para que no despierte a su hermana. Lo cargo con cuidado, sintiendo cómo se calma apenas lo tengo en brazos. Sus pequeños dedos se aferran a mi blusa, y me quedo balanceándolo suavemente, mientras tarareo una melodía que ni siquiera sé de dónde salió.Es un truco que siempre funciona.Las noches son mías porque Beri, después de todo el día lidiando con los gemelos, queda exhausta. No es que no podamos contratar una niñera, pero Beri no quiere que nadie más se acerque a ellos. Es tan celosa como yo en eso, y
TOMO 3. CAPÍTULO 138. Una cara diferenteLoganCuando escucho a Liliana llamarme "Señor Greñitas" de nuevo, no puedo negar que algo dentro de mí se detiene. Es como si me transportara al pasado, a un tiempo en que todo era más sencillo, cuando todavía no se había destruido todo lo que teníamos. Me remueve por completo, me recuerda cuánto la estuve extrañando estos meses, y lo único que quiero en este momento es abrazarla, besarla, recuperar lo que éramos.Pero apenas la tengo un poco cerca, solo un poco, a dos centímetros de su boca… la puerta del cuarto se abre de golpe y la magia del momento se rompe.Carolina entra hecha una furia. Tiene el rostro desencajado y los ojos llenos de rabia; y juro que nunca la había visto así. Hay algo aterrador en cómo avanza hacia nosotros, y mi primer instinto, sin siquiera pensarlo, es ponerme frente a Liliana. La empujo ligeramente detrás de mí, como si eso pudiera protegerla de lo que está por venir aunque no sé qué sea.—¡Qué demonios haces aquí
TOMO 3. CAPÍTULO 139. Hasta los límitesLiliana.Arthur me mira con la misma expresión seria de siempre, aunque con un toque de sarcasmo que ni siquiera intenta disimular.—¿De verdad tenías que decirme que dejara entrar a Carolina? —pregunta, cruzándose de brazos después de acostar a Brianna en su cunita.—¿Por qué no? —Me encojo de hombros y le sonrío de lado.—¿Qué querías exactamente que viera?—Todo. Me gusta la idea de llevarla al límite —respondo, acostando a Brennan para mirarlo de frente—. Las personas como ella no pueden ser acusadas, pero si les tocas los puntos sensibles acaban vomitándolo todo y eso es lo que quiero.Arthur suspira y sacude la cabeza, pero no insiste. Sabe que cuando tomo una decisión no hay marcha atrás.—La estás preparando para la fiesta del gobernador. ¿No es cierto?—Exactamente —confirmo—. Ahora debemos preparar la hacienda para esa celebración en particular. Quiero que todo esté perfecto. Y también quiero un lugar seguro al que podamos llevar a los