TOMO 3. CAPÍTULO 108. Diversión tras las cámaras.LilianaHay que empezar por decir que Arthur Wexler es un bombón inglés, con su uno ochenta y siete, su sofisticación inglesa, cuerpo de gimnasio reprimido y acento de Henry Cavill enojado… Aunque Diosito es testigo de que no fue por eso que lo contraté para dirigir mi empresa, sino por su licenciatura en Oxford y sus dos maestrías en negocios internacionales en Cambridge.Total que es un cerebrito guapo y no se puede negar que ha hecho crecer mi negocio exponencialmente.—También es un hombre lo suficientemente inteligente como para haber invertido en esta empresa y hacerse rico en el proceso —me dice Beri como si pudiera leer mis pensamientos—. ¿No has pensado que aquí el rey Arthur es mejor candidato que su señor Greñas feas?—Es Señor Greñitas —replico y sonrío—. Y ahora no tengo tiempo para pensar en eso, Beri. Tengo que priorizar, ¿recuerdas? Pero mientras tanto no hay ningún problema con mirar un poquito.Empujo una silla hacia
TOMO 3. CAPÍTULO 109. Migajas de una tortura.LoganEstoy en medio de la reunión, con una copa de whisky en la mano, cuando escucho esas palabras salir de la boca de Arthur Wexler:“BR Savage Tea”.El nombre me golpea como un mazo y escupo el trago que estoy tomando, sintiendo el ardor en la garganta. Mi cerebro entra en cortocircuito. Ese es el nombre de la empresa que tiene las tierras donde estaba la casa de Liliana. Esas tierras que, según los registros, no pertenecieron nunca a una persona física. ¿Qué demonios significa esto?Arthur se despide con elegancia, como si no hubiera soltado una bomba en el salón. Sus lentes brillan bajo la luz, y su sonrisa, a pesar de su falsa amabilidad, me parece casi un desafío personal.—Logan, ¿estás bien? —me pregunta Vincent, dándome un codazo en las costillas y yo me limpio la boca con la manga, todavía en shock.—¿Tú escuchaste eso?—¿Qué cosa? ¿El nombre de su empresa? —responde, confundido.—¡Claro que el nombre! —le espeto, mirando fijame
TOMO 3. CAPÍTULO 110. De donde yo vengoLilianaBeso a mis bebés en la frente, uno por uno. Brianna está juguetona y no quiere soltar mi collar, increíble que no me importe algo que cuesta dos millones de dólares.Mientras, Brendan se ríe a carcajadas viendo cómo trato de quitármela de encima sin despeinarme. Beri los carga con paciencia, un brazo para cada uno y luego me espanta como si fuera yo la que no los deja dormir.—Shu shu, ya vete a divertirte. Y por ellos no te preocupes —me dice con su tono tranquilizador de siempre—. Nada les pasará. Estaremos aquí cuando vuelvas.Suspiro y acaricio la mejilla de Brendan antes de mirar a Beri.—Gracias. De verdad.—Haz lo que tengas que hacer, Lili. Nosotros nos encargamos aquí.La miro una última vez antes de salir.No, no estoy preocupada porque le dejo un equipo de seguridad incluso mayor que el que me llevo.Ahora vivimos en una de las enormes haciendas que compré, rodeada de plantaciones de fresas que se extienden hasta donde alcanza
TOMO 3. CAPÍTULO 111. Alguien másLoganLo primero que pasa cuando siento ese olor a fresas es que siento que me estoy asfixiando. Todo en mi pecho se cierra de golpe y no puedo respirar.Sé que probablemente me veo como alguien que está enloqueciendo. Carolina me mira con horror y retrocede, pero solo estoy buscando algo, cualquier cosa, algún indicio que me diga que no estoy perdiendo la cabeza.Por desgracia sucede todo lo contrario y mis manos tiemblan mientras leo la etiqueta: Té de fresas salvajes. Producto exclusivo de BR Savage Tea.—No puede ser… —murmuro. Me falta el aire. Me tambaleo hacia atrás, y el paquete se me resbala de las manos.Vincent, que siempre está demasiado cerca cuando no lo necesito, aparece en escena. Me toma del brazo y trata de calmarme, pero yo estoy fuera de control.—¡Logan, respira! ¡Por el amor de Dios, respira!No puedo. Mis piernas se doblan, y él pierde la paciencia. Antes de que me dé cuenta me está arrastrando hacia la terraza trasera, agarra
TOMO 3. CAPÍTULO 112. La dueñaLiliana¿Lo estoy disfrutando? Mucho.¿Aprendí que la gente puede ser muy predecible? También. Así que Carolina me está dando lo que necesito justo cuando lo necesito.Veo al dueño de la hacienda en la que estamos adelantarse. Por supuesto que ya lo conozco, Kolya me facilitó los expedientes de todos aquí, así que sé que se pondrá arrogante y autoritario.—¡Esto es inaceptable, señorita! Es una pena que esté acompañando a alguien tan distinguido como el señor Wexler, pero tendré que pedirle que se retire de inmediato. ¡Aquí no toleramos este tipo de comportamientos!Lo miro levantando una ceja, divertida y doy un paso hacia él.—¿Al menos sabe por qué la golpeé? —le pregunto mirándolo a los ojos y veo que Logan da un paso hacia mí pero Arthur lo bloquea.—¡Eso no es relevante! ¡La señora St Jhon en un miembro importante de nuestra comunidad! ¡Confío en su palabra!—¡Braxton, no digas estupideces! —gruñe Logan y por un segundo eso me hace sonreír.—Dígame
TOMO 3. CAPÍTULO 113. Una exhibiciónLoganLo supe desde el primer momento en que la vi entrar por la puerta.No sé cómo explicarlo, pero lo supe. Había algo en todo esto que me llevaba de vuelta a Liliana. Y ahora, escuchar a Arthur Wexler decirlo con todas sus letras, que ella es la dueña de BR Savage Tea, es como si me arrancaran el aire.No logro moverme. Mi mente está en blanco, pero al mismo tiempo, desbordada.Liliana está aquí, transformada, poderosa… más peligrosa que nunca.Cuando le dice a Carolina, delante de todo el mundo, que yo no le caliento la cama, siento como si el suelo se rompiera bajo mis pies. ¿Cómo lo sabe? No tengo idea, pero es obvio que sabe sobre mí mucho más de lo que yo sé sobre ella.Pero más me pesa cuando menciona las palabras “a pesar de todo lo que hiciste”; y por la expresión de Carolina, sé que no es una mentira. Ella está asustada. Su mirada, el nerviosismo en sus gestos… Todo se vuelve un camino luminoso hacia esa información desconocida que no t
TOMO 3. CAPÍTULO 114. Ratones a la ratoneraLiliana.No pueden decir que no hay trampas perfectas. Eso lo aprendí en los últimos meses, solo tienes que conocer a alguien y ya sabrás exactamente cómo actuará en el futuro.Por desgracia para Logan, su arrogancia es predecible, y sé exactamente lo que hará a continuación.Pongo la típica excusa de que voy al baño, porque necesito un momento lejos de todas estas caras que intentan agradarme porque ahora saben quién soy. Y ese poder, esa ventaja que tengo sobre ellos, no deja de ser intoxicante. Vienen como ratones a una ratonera y encima lo hacen de buen grado.Entro al baño y cierro la puerta detrás de mí. Me acerco al lavabo, apoyo las manos en el mármol frío, y miro el agua del grifo correr sobre ellas.Y entonces lo siento.Él está detrás de mí.No necesito girarme para saberlo.Es como si su presencia fuera un peso tangible en el aire, denso, cargado.Así que ni siquiera me voy a la vuelta o lo miro antes de hablar.—¿No crees que es
TOMO 3. CAPÍTULO 115. Un retrato de la niñez.LoganSigo a Liliana hasta una de las haciendas más grandes del condado. Las luces de la entrada iluminan un terreno tan extenso que me cuesta creer lo que estoy viendo. Conozco esta hacienda y según escuché no se vendió por menos de catorce millones.¿Cómo diablos pudo comprar esto?No entiendo nada.Todo lo que creía saber sobre ella parece desmoronarse cada vez que la veo, cada vez que escucho su nombre. Hay demasiado que no sé, y no tener el control me está matando.Me quedo dentro de la camioneta, en la penumbra, observando desde la distancia. Puedo ver a los guardias en la entrada, moviéndose con una eficiencia que me pone en alerta. Esto no es solo seguridad básica. Esto es protección profesional.Parece que Liliana tiene más enemigos que amigos, y estoy convencido de que yo soy uno de esos enemigos.Finalmente, doy la vuelta y me alejo porque me doy cuenta de que no tendré una oportunidad para hablar con ella, y porque no quiero de