TOMO 3. CAPÍTULO 115. Un retrato de la niñez.LoganSigo a Liliana hasta una de las haciendas más grandes del condado. Las luces de la entrada iluminan un terreno tan extenso que me cuesta creer lo que estoy viendo. Conozco esta hacienda y según escuché no se vendió por menos de catorce millones.¿Cómo diablos pudo comprar esto?No entiendo nada.Todo lo que creía saber sobre ella parece desmoronarse cada vez que la veo, cada vez que escucho su nombre. Hay demasiado que no sé, y no tener el control me está matando.Me quedo dentro de la camioneta, en la penumbra, observando desde la distancia. Puedo ver a los guardias en la entrada, moviéndose con una eficiencia que me pone en alerta. Esto no es solo seguridad básica. Esto es protección profesional.Parece que Liliana tiene más enemigos que amigos, y estoy convencido de que yo soy uno de esos enemigos.Finalmente, doy la vuelta y me alejo porque me doy cuenta de que no tendré una oportunidad para hablar con ella, y porque no quiero de
TOMO 3. CAPÍTULO 116. Una mujer precavidaLilianaNo necesito cargar más gasolina, pero aun así me detengo en una gasolinera que está casi vacía, y el aire salado de la costa llena mis pulmones mientras camino hacia la camioneta de Logan con un café caliente en la mano.Veo su expresión confundida cuando golpeo en su ventanilla. Parece que no sabe si abrirla o simplemente encender el auto y largarse. ¿En serio esperaba que no lo viera cuando es tan obvio?Finalmente, con movimientos tensos, baja el cristal y me observa como si estuviera loca.—Aquí tienes, café para ti. —Le extiendo el vaso con una sonrisa neutral, como si esto fuera un encuentro casual entre viejos amigos.Logan no toma el café de inmediato. Me mira fijamente, con la mandíbula tensa, y luego baja del auto, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.—¿A dónde diablos vas, Liliana? —Su tono está cargado de irritación, aunque sé que detrás de eso hay frustración, pura y dura. ¡Y me encanta!Cruzo los brazos y le
TOMO 3. CAPÍTULO 117. Una entrevista inesperada.LilianaMe cruzo de brazos mientras el mayordomo toma la llave de mi suite y arrastra mi pequeña maleta hacia el ascensor, abriéndome el camino.Siento la mirada de Logan perforándome la espalda, pero no me doy la vuelta. Sé que está colorado, que su orgullo está herido porque acabo de tratarlo delante de la gente como si fuera un… caballero de la vida galante.Cuando cierro la puerta de mi suite, ya puedo imaginarlo negociando con el recepcionista para conseguir una habitación cerca de la mía. Porque, por supuesto, él no puede evitarlo.Dejo mi bolso sobre el sofá de terciopelo antes de abrir las cortinas. Desde aquí, la vista de la bahía es impresionante, pero sobre todo veo que los balcones no están tan lejos uno del otro.No me tomo mucho tiempo para instalarme; prefiero estar fuera, explorando, moviéndome. Salgo del hotel y camino por el paseo marítimo, dejando que la brisa salada acaricie mi rostro. Paso por pequeñas tiendas y caf
TOMO 3. CAPÍTULO 118. Un estudio de mercadoLoganEstoy furioso desde el momento en que entramos a esa oficina. El simple hecho de que Liliana me haya hecho seguirla como un perro detrás de su dueña ya me tiene al borde, pero cuando veo al dueño de esta lujosa empresa de yates, todo mi cuerpo se tensa.Derrick.El maldito Derrick.No puede ser…No sé qué esperaba encontrarme, pero no esto.Mis ojos se clavan en él al instante, y su reacción me lo dice todo: él tampoco esperaba verme aquí. Está pálido como un cadáver, y por primera vez en años, parece genuinamente asustado.Pero lo peor no es eso. Lo peor es Liliana. Ella sonríe, se adelanta y lo abraza como si fueran viejos amigos.La escena es tan absurda que apenas puedo procesarla, porque después de todo el testimonio de Derrick fue el que la mandó a la cárcel.—¿Li… Liliana…? —balbucea él y parece a punto de desmayarse, sus ojos viene de Liliana a mí y de regreso, y juro que lo veo trastabillar mientras trata de alejarse.—¿Qué p
TOMO 3. CAPÍTULO 119. La tercera opciónLiliana.Los ojos de Derrick se agrandan, y puedo escuchar a Logan tomar aire bruscamente detrás de mí. Miro de reojo y veo que ahora está completamente confundido y ofuscado, con la mandíbula y los puños apretados.—¿Qué demonios quieres decir con "quitarme todo"? —dice Derrick, alzando la voz y veo cómo Logan da un paso hacia nosotros, uno inconsciente que yo detengo levantando una mano.Le sonrío con calma y Derrick me mira como si no pudiera decidir si está aterrado o furioso, y no puedo explicar cuánto lo disfruto. Me doy la vuelta lentamente, dejando que el sonido de mis tacones sobre el suelo pulido llene la sala, y siento la mirada de Logan quemándome la espalda mientras ignoro a ambos, saco mi teléfono y marco un número.Pasan solo unos segundos antes de que me contesten y digo con calma:—Ya estamos listos para ti, Arthur.Ese nombre hace que Logan me mire con ansiedad, pero solo yo sé lo que está por venir. Es la parte más dulce de mi
TOMO 3. CAPÍTULO 120. Los hilos sueltos de la verdad.LoganNo puedo creer todo lo que estoy escuchando.Las palabras de Liliana estallan en mi cabeza como una campana que no deja de sonar. Y me siento como un espectador invisible en una historia a la que le faltan demasiadas partes.Esta Liliana que ha regresado es una mujer demasiado dura, y sé que ya no da puntada sin hilo. El problema es que sus hilos, que parecían sueltos hasta este momento, son un retrato fino y peligroso de la verdad.Todo lo que dice, cada gesto, tiene un propósito, una intención. Por eso sé, con absoluta certeza, que si ella está aquí, arrinconando a Derrick de esta forma, es porque puede. Porque tiene la ventaja, porque sabe algo que ellos dos saben y yo no. Tal como sé que ella no me obligó a presenciar esto, pero aún así me conoce lo suficiente como para anticipar que yo vería esta escena.Veo la forma en que mi antiguo capataz palidece cuando se menciona la declaración jurada… La forma en que Derrick se d
TOMO 3. CAPÍTULO 121. La distancia necesaria.LilianaSalgo de la pequeña empresa de yates y me subo a la camioneta que ya me espera al otro lado de la calle. Arthur sube a mi lado, impecable como siempre; y apenas cierra la puerta me acomodo y le lanzo una mirada de aprobación.—No me puedo quejar de tu puntualidad inglesa, Arthur. Esa fue una entrada grandiosa —sonrío y él me devuelve el gesto antes de darle indicaciones al chofer para que nos lleve a mi hotel.—Siempre intento estar a la altura de las expectativas. —Hace una pausa, y su tono se vuelve un poco más ligero—. Entonces, ¿supongo que no tendré mi velerito?Me río. Claro que lo dice para picarme, y yo miro por la ventana un momento, a lo que acabamos de dejar atrás, antes de responderle.—Oh, Arthur, créeme, te lo has ganado de sobra. Vi un velero de sesenta pies de eslora… dame tres días y te aseguro que lo tendrás a tu nombre. —Le doy una palmada en el hombro, y ambos nos echamos a reír.Arthur siempre tiene ese toque
TOMO 3. CAPÍTULO 122. Solo porque mañana lo vas a olvidar…LoganLa verdad se siente como una maraña en mi cabeza, como un nudo que no logro desenredar por más que tire de los hilos.No hay duda: Derrick me mintió. Ahora la pregunta es: ¿en qué más me mintió ese día?No se estaba acostando con Liliana y los gemelos no son suyos. Eso quedó bastante claro y es algo que me golpea como un ladrillo en la cara.Y lo peor es que el maldito infeliz tiene razón: nadie me obligó a creerle a él. Liliana lo desmintió hace un año, y fui tan imbécil que no le creí. Y ahora... ahora estoy atrapado en este bucle de arrepentimiento y preguntas sin respuesta.—¡Maldición! —gritó cerrando la puerta de mi habitación de un portazo y abriendo el pequeño bar.El recuerdo de los gemelos me atormenta, sobre todo la imagen del niño y el eco de la voz de Vincent en mi cabeza, diciéndome que el varoncito es idéntico a mí cuando tenía esa edad.¡Dios, no puedo sacarme eso de la cabeza!Todo esto me carcome, y lo