TOMO 3. CAPÍTULO 110. De donde yo vengoLilianaBeso a mis bebés en la frente, uno por uno. Brianna está juguetona y no quiere soltar mi collar, increíble que no me importe algo que cuesta dos millones de dólares.Mientras, Brendan se ríe a carcajadas viendo cómo trato de quitármela de encima sin despeinarme. Beri los carga con paciencia, un brazo para cada uno y luego me espanta como si fuera yo la que no los deja dormir.—Shu shu, ya vete a divertirte. Y por ellos no te preocupes —me dice con su tono tranquilizador de siempre—. Nada les pasará. Estaremos aquí cuando vuelvas.Suspiro y acaricio la mejilla de Brendan antes de mirar a Beri.—Gracias. De verdad.—Haz lo que tengas que hacer, Lili. Nosotros nos encargamos aquí.La miro una última vez antes de salir.No, no estoy preocupada porque le dejo un equipo de seguridad incluso mayor que el que me llevo.Ahora vivimos en una de las enormes haciendas que compré, rodeada de plantaciones de fresas que se extienden hasta donde alcanza
TOMO 3. CAPÍTULO 111. Alguien másLoganLo primero que pasa cuando siento ese olor a fresas es que siento que me estoy asfixiando. Todo en mi pecho se cierra de golpe y no puedo respirar.Sé que probablemente me veo como alguien que está enloqueciendo. Carolina me mira con horror y retrocede, pero solo estoy buscando algo, cualquier cosa, algún indicio que me diga que no estoy perdiendo la cabeza.Por desgracia sucede todo lo contrario y mis manos tiemblan mientras leo la etiqueta: Té de fresas salvajes. Producto exclusivo de BR Savage Tea.—No puede ser… —murmuro. Me falta el aire. Me tambaleo hacia atrás, y el paquete se me resbala de las manos.Vincent, que siempre está demasiado cerca cuando no lo necesito, aparece en escena. Me toma del brazo y trata de calmarme, pero yo estoy fuera de control.—¡Logan, respira! ¡Por el amor de Dios, respira!No puedo. Mis piernas se doblan, y él pierde la paciencia. Antes de que me dé cuenta me está arrastrando hacia la terraza trasera, agarra
TOMO 3. CAPÍTULO 112. La dueñaLiliana¿Lo estoy disfrutando? Mucho.¿Aprendí que la gente puede ser muy predecible? También. Así que Carolina me está dando lo que necesito justo cuando lo necesito.Veo al dueño de la hacienda en la que estamos adelantarse. Por supuesto que ya lo conozco, Kolya me facilitó los expedientes de todos aquí, así que sé que se pondrá arrogante y autoritario.—¡Esto es inaceptable, señorita! Es una pena que esté acompañando a alguien tan distinguido como el señor Wexler, pero tendré que pedirle que se retire de inmediato. ¡Aquí no toleramos este tipo de comportamientos!Lo miro levantando una ceja, divertida y doy un paso hacia él.—¿Al menos sabe por qué la golpeé? —le pregunto mirándolo a los ojos y veo que Logan da un paso hacia mí pero Arthur lo bloquea.—¡Eso no es relevante! ¡La señora St Jhon en un miembro importante de nuestra comunidad! ¡Confío en su palabra!—¡Braxton, no digas estupideces! —gruñe Logan y por un segundo eso me hace sonreír.—Dígame
TOMO 3. CAPÍTULO 113. Una exhibiciónLoganLo supe desde el primer momento en que la vi entrar por la puerta.No sé cómo explicarlo, pero lo supe. Había algo en todo esto que me llevaba de vuelta a Liliana. Y ahora, escuchar a Arthur Wexler decirlo con todas sus letras, que ella es la dueña de BR Savage Tea, es como si me arrancaran el aire.No logro moverme. Mi mente está en blanco, pero al mismo tiempo, desbordada.Liliana está aquí, transformada, poderosa… más peligrosa que nunca.Cuando le dice a Carolina, delante de todo el mundo, que yo no le caliento la cama, siento como si el suelo se rompiera bajo mis pies. ¿Cómo lo sabe? No tengo idea, pero es obvio que sabe sobre mí mucho más de lo que yo sé sobre ella.Pero más me pesa cuando menciona las palabras “a pesar de todo lo que hiciste”; y por la expresión de Carolina, sé que no es una mentira. Ella está asustada. Su mirada, el nerviosismo en sus gestos… Todo se vuelve un camino luminoso hacia esa información desconocida que no t
TOMO 3. CAPÍTULO 114. Ratones a la ratoneraLiliana.No pueden decir que no hay trampas perfectas. Eso lo aprendí en los últimos meses, solo tienes que conocer a alguien y ya sabrás exactamente cómo actuará en el futuro.Por desgracia para Logan, su arrogancia es predecible, y sé exactamente lo que hará a continuación.Pongo la típica excusa de que voy al baño, porque necesito un momento lejos de todas estas caras que intentan agradarme porque ahora saben quién soy. Y ese poder, esa ventaja que tengo sobre ellos, no deja de ser intoxicante. Vienen como ratones a una ratonera y encima lo hacen de buen grado.Entro al baño y cierro la puerta detrás de mí. Me acerco al lavabo, apoyo las manos en el mármol frío, y miro el agua del grifo correr sobre ellas.Y entonces lo siento.Él está detrás de mí.No necesito girarme para saberlo.Es como si su presencia fuera un peso tangible en el aire, denso, cargado.Así que ni siquiera me voy a la vuelta o lo miro antes de hablar.—¿No crees que es
TOMO 3. CAPÍTULO 115. Un retrato de la niñez.LoganSigo a Liliana hasta una de las haciendas más grandes del condado. Las luces de la entrada iluminan un terreno tan extenso que me cuesta creer lo que estoy viendo. Conozco esta hacienda y según escuché no se vendió por menos de catorce millones.¿Cómo diablos pudo comprar esto?No entiendo nada.Todo lo que creía saber sobre ella parece desmoronarse cada vez que la veo, cada vez que escucho su nombre. Hay demasiado que no sé, y no tener el control me está matando.Me quedo dentro de la camioneta, en la penumbra, observando desde la distancia. Puedo ver a los guardias en la entrada, moviéndose con una eficiencia que me pone en alerta. Esto no es solo seguridad básica. Esto es protección profesional.Parece que Liliana tiene más enemigos que amigos, y estoy convencido de que yo soy uno de esos enemigos.Finalmente, doy la vuelta y me alejo porque me doy cuenta de que no tendré una oportunidad para hablar con ella, y porque no quiero de
TOMO 3. CAPÍTULO 116. Una mujer precavidaLilianaNo necesito cargar más gasolina, pero aun así me detengo en una gasolinera que está casi vacía, y el aire salado de la costa llena mis pulmones mientras camino hacia la camioneta de Logan con un café caliente en la mano.Veo su expresión confundida cuando golpeo en su ventanilla. Parece que no sabe si abrirla o simplemente encender el auto y largarse. ¿En serio esperaba que no lo viera cuando es tan obvio?Finalmente, con movimientos tensos, baja el cristal y me observa como si estuviera loca.—Aquí tienes, café para ti. —Le extiendo el vaso con una sonrisa neutral, como si esto fuera un encuentro casual entre viejos amigos.Logan no toma el café de inmediato. Me mira fijamente, con la mandíbula tensa, y luego baja del auto, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.—¿A dónde diablos vas, Liliana? —Su tono está cargado de irritación, aunque sé que detrás de eso hay frustración, pura y dura. ¡Y me encanta!Cruzo los brazos y le
TOMO 3. CAPÍTULO 117. Una entrevista inesperada.LilianaMe cruzo de brazos mientras el mayordomo toma la llave de mi suite y arrastra mi pequeña maleta hacia el ascensor, abriéndome el camino.Siento la mirada de Logan perforándome la espalda, pero no me doy la vuelta. Sé que está colorado, que su orgullo está herido porque acabo de tratarlo delante de la gente como si fuera un… caballero de la vida galante.Cuando cierro la puerta de mi suite, ya puedo imaginarlo negociando con el recepcionista para conseguir una habitación cerca de la mía. Porque, por supuesto, él no puede evitarlo.Dejo mi bolso sobre el sofá de terciopelo antes de abrir las cortinas. Desde aquí, la vista de la bahía es impresionante, pero sobre todo veo que los balcones no están tan lejos uno del otro.No me tomo mucho tiempo para instalarme; prefiero estar fuera, explorando, moviéndome. Salgo del hotel y camino por el paseo marítimo, dejando que la brisa salada acaricie mi rostro. Paso por pequeñas tiendas y caf