TOMO 3. CAPÍTULO 113. Una exhibiciónLoganLo supe desde el primer momento en que la vi entrar por la puerta.No sé cómo explicarlo, pero lo supe. Había algo en todo esto que me llevaba de vuelta a Liliana. Y ahora, escuchar a Arthur Wexler decirlo con todas sus letras, que ella es la dueña de BR Savage Tea, es como si me arrancaran el aire.No logro moverme. Mi mente está en blanco, pero al mismo tiempo, desbordada.Liliana está aquí, transformada, poderosa… más peligrosa que nunca.Cuando le dice a Carolina, delante de todo el mundo, que yo no le caliento la cama, siento como si el suelo se rompiera bajo mis pies. ¿Cómo lo sabe? No tengo idea, pero es obvio que sabe sobre mí mucho más de lo que yo sé sobre ella.Pero más me pesa cuando menciona las palabras “a pesar de todo lo que hiciste”; y por la expresión de Carolina, sé que no es una mentira. Ella está asustada. Su mirada, el nerviosismo en sus gestos… Todo se vuelve un camino luminoso hacia esa información desconocida que no t
TOMO 3. CAPÍTULO 114. Ratones a la ratoneraLiliana.No pueden decir que no hay trampas perfectas. Eso lo aprendí en los últimos meses, solo tienes que conocer a alguien y ya sabrás exactamente cómo actuará en el futuro.Por desgracia para Logan, su arrogancia es predecible, y sé exactamente lo que hará a continuación.Pongo la típica excusa de que voy al baño, porque necesito un momento lejos de todas estas caras que intentan agradarme porque ahora saben quién soy. Y ese poder, esa ventaja que tengo sobre ellos, no deja de ser intoxicante. Vienen como ratones a una ratonera y encima lo hacen de buen grado.Entro al baño y cierro la puerta detrás de mí. Me acerco al lavabo, apoyo las manos en el mármol frío, y miro el agua del grifo correr sobre ellas.Y entonces lo siento.Él está detrás de mí.No necesito girarme para saberlo.Es como si su presencia fuera un peso tangible en el aire, denso, cargado.Así que ni siquiera me voy a la vuelta o lo miro antes de hablar.—¿No crees que es
TOMO 3. CAPÍTULO 115. Un retrato de la niñez.LoganSigo a Liliana hasta una de las haciendas más grandes del condado. Las luces de la entrada iluminan un terreno tan extenso que me cuesta creer lo que estoy viendo. Conozco esta hacienda y según escuché no se vendió por menos de catorce millones.¿Cómo diablos pudo comprar esto?No entiendo nada.Todo lo que creía saber sobre ella parece desmoronarse cada vez que la veo, cada vez que escucho su nombre. Hay demasiado que no sé, y no tener el control me está matando.Me quedo dentro de la camioneta, en la penumbra, observando desde la distancia. Puedo ver a los guardias en la entrada, moviéndose con una eficiencia que me pone en alerta. Esto no es solo seguridad básica. Esto es protección profesional.Parece que Liliana tiene más enemigos que amigos, y estoy convencido de que yo soy uno de esos enemigos.Finalmente, doy la vuelta y me alejo porque me doy cuenta de que no tendré una oportunidad para hablar con ella, y porque no quiero de
TOMO 3. CAPÍTULO 116. Una mujer precavidaLilianaNo necesito cargar más gasolina, pero aun así me detengo en una gasolinera que está casi vacía, y el aire salado de la costa llena mis pulmones mientras camino hacia la camioneta de Logan con un café caliente en la mano.Veo su expresión confundida cuando golpeo en su ventanilla. Parece que no sabe si abrirla o simplemente encender el auto y largarse. ¿En serio esperaba que no lo viera cuando es tan obvio?Finalmente, con movimientos tensos, baja el cristal y me observa como si estuviera loca.—Aquí tienes, café para ti. —Le extiendo el vaso con una sonrisa neutral, como si esto fuera un encuentro casual entre viejos amigos.Logan no toma el café de inmediato. Me mira fijamente, con la mandíbula tensa, y luego baja del auto, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.—¿A dónde diablos vas, Liliana? —Su tono está cargado de irritación, aunque sé que detrás de eso hay frustración, pura y dura. ¡Y me encanta!Cruzo los brazos y le
TOMO 3. CAPÍTULO 117. Una entrevista inesperada.LilianaMe cruzo de brazos mientras el mayordomo toma la llave de mi suite y arrastra mi pequeña maleta hacia el ascensor, abriéndome el camino.Siento la mirada de Logan perforándome la espalda, pero no me doy la vuelta. Sé que está colorado, que su orgullo está herido porque acabo de tratarlo delante de la gente como si fuera un… caballero de la vida galante.Cuando cierro la puerta de mi suite, ya puedo imaginarlo negociando con el recepcionista para conseguir una habitación cerca de la mía. Porque, por supuesto, él no puede evitarlo.Dejo mi bolso sobre el sofá de terciopelo antes de abrir las cortinas. Desde aquí, la vista de la bahía es impresionante, pero sobre todo veo que los balcones no están tan lejos uno del otro.No me tomo mucho tiempo para instalarme; prefiero estar fuera, explorando, moviéndome. Salgo del hotel y camino por el paseo marítimo, dejando que la brisa salada acaricie mi rostro. Paso por pequeñas tiendas y caf
TOMO 3. CAPÍTULO 118. Un estudio de mercadoLoganEstoy furioso desde el momento en que entramos a esa oficina. El simple hecho de que Liliana me haya hecho seguirla como un perro detrás de su dueña ya me tiene al borde, pero cuando veo al dueño de esta lujosa empresa de yates, todo mi cuerpo se tensa.Derrick.El maldito Derrick.No puede ser…No sé qué esperaba encontrarme, pero no esto.Mis ojos se clavan en él al instante, y su reacción me lo dice todo: él tampoco esperaba verme aquí. Está pálido como un cadáver, y por primera vez en años, parece genuinamente asustado.Pero lo peor no es eso. Lo peor es Liliana. Ella sonríe, se adelanta y lo abraza como si fueran viejos amigos.La escena es tan absurda que apenas puedo procesarla, porque después de todo el testimonio de Derrick fue el que la mandó a la cárcel.—¿Li… Liliana…? —balbucea él y parece a punto de desmayarse, sus ojos viene de Liliana a mí y de regreso, y juro que lo veo trastabillar mientras trata de alejarse.—¿Qué p
TOMO 3. CAPÍTULO 119. La tercera opciónLiliana.Los ojos de Derrick se agrandan, y puedo escuchar a Logan tomar aire bruscamente detrás de mí. Miro de reojo y veo que ahora está completamente confundido y ofuscado, con la mandíbula y los puños apretados.—¿Qué demonios quieres decir con "quitarme todo"? —dice Derrick, alzando la voz y veo cómo Logan da un paso hacia nosotros, uno inconsciente que yo detengo levantando una mano.Le sonrío con calma y Derrick me mira como si no pudiera decidir si está aterrado o furioso, y no puedo explicar cuánto lo disfruto. Me doy la vuelta lentamente, dejando que el sonido de mis tacones sobre el suelo pulido llene la sala, y siento la mirada de Logan quemándome la espalda mientras ignoro a ambos, saco mi teléfono y marco un número.Pasan solo unos segundos antes de que me contesten y digo con calma:—Ya estamos listos para ti, Arthur.Ese nombre hace que Logan me mire con ansiedad, pero solo yo sé lo que está por venir. Es la parte más dulce de mi
TOMO 3. CAPÍTULO 120. Los hilos sueltos de la verdad.LoganNo puedo creer todo lo que estoy escuchando.Las palabras de Liliana estallan en mi cabeza como una campana que no deja de sonar. Y me siento como un espectador invisible en una historia a la que le faltan demasiadas partes.Esta Liliana que ha regresado es una mujer demasiado dura, y sé que ya no da puntada sin hilo. El problema es que sus hilos, que parecían sueltos hasta este momento, son un retrato fino y peligroso de la verdad.Todo lo que dice, cada gesto, tiene un propósito, una intención. Por eso sé, con absoluta certeza, que si ella está aquí, arrinconando a Derrick de esta forma, es porque puede. Porque tiene la ventaja, porque sabe algo que ellos dos saben y yo no. Tal como sé que ella no me obligó a presenciar esto, pero aún así me conoce lo suficiente como para anticipar que yo vería esta escena.Veo la forma en que mi antiguo capataz palidece cuando se menciona la declaración jurada… La forma en que Derrick se d