CAPÍTULO 5. Señor Greñitas
Liliana
Miro al hombre tendido en la cama, envuelto en cables y monitores, su respiración leve apenas hace que su pecho suba y baje. Es doloroso verlo así, porque no puedo evitar que me recuerde a mi madre. Camino hacia él tratando de limpiarme las lágrimas y miro su rostro, una venda le cubre parte de la frente, y el cabello claro, largo y desordenado le cae sobre las sienes. Parece un hombre fuerte… o al menos debía serlo, antes de que alguien decidiera que no merecía vivir.
—Lo siento, Señor Greñitas, no creo que te merezcas esto pero… no sé cómo ayudarte —murmuró con el corazón destrozado.
Obviamente no responde, pero el silencio me pesa menos mientras recuerdo las palabras de mi madre: “Prométeme que siempre vas a ser buena y generosa, que ayudarás a los demás, porque esa es la única forma en que tu corazón no se llenará de resentimiento, hija…”
Y la verdad no sé si soy buena, o si no guardo rencor, pero no puedo soportar la idea de ver morir a alguien otra vez, no después de mamá. No tengo ni idea de quién es este hombre, pero sé que no se merece morir solo…
—Voy a cuidar ti un ratito ¿está bien…? Solo un ratito… —murmuro mirando alrededor porque necesito hacer algo, lo que sea.
Encuentro toallas limpias en un carrito que hay en la esquina de la habitación y me doy cuenta de que ni siquiera se molestaron en limpiarlo bien después del accidente.
—No te preocupes, señor Greñitas —le digo mientras paso la toalla húmeda por su frente—, vamos a hacer que te sientas cómodo, ¿está bien?
Me concentro en el movimiento lento de mis manos, limpiando cada mancha de sangre seca y de tierra en su piel. Conforme le limpio las mejillas, noto una cicatriz cerca de su mandíbula.
—Eso se te ve muy sexy —intento sonreír—. Probablemente eres un rompecorazones, ¿verdad?
La toalla pasa sobre sus brazos y pienso que debe de ser alguien acostumbrado al trabajo duro. La piel áspera de sus manos también me lo confirma. ¿Cómo habrá acabado este hombre en entre un doctor que lo quiere ver muerto y yo, que nunca lo he visto en mi vida?
Después de un rato, mis manos se detienen, y me siento en la silla junto a la cama, observando el subir y bajar de su pecho. Desde que mamá se fue no he podido hablar con nadie, así que supongo que no tiene nada de malo hablar con él, aunque no pueda escucharme.
—¿Sabes? Yo tenía una granja de fresas. Una pequeña, pero para mí era lo más bonito del mundo. Mi madre y yo cultivábamos juntas, y cuando era temporada, hacíamos mermeladas, tarros y tarros de mermelada. —Respiro profundo, intentando que el nudo en mi garganta no se convierta en lágrimas—. Eso era todo lo que teníamos, y lo vendí para salvarla. Y aun así… ni siquiera pude…
Siento un pinchazo de culpa. No sé qué estoy haciendo, o si realmente puedo ayudar a este hombre, pero al menos estoy aquí. De vez en cuando, ajusto las sábanas o humedezco sus labios con un algodón, como hacía con mamá. Daría media vida por tener a mi madre de vuelta y ahora, de repente, daría la otra mitad por que este hombre despertara, no me importa que no lo conozca, solo quiero ver a alguien sobrevivir.
—Por favor, aguanta, señor Greñitas. Haz un esfuerzo, ¿sí? No te vayas…
N o sé si pasan minutos, horas… o cuántas veces mis manos van a la manija de la puerta, tratando inútilmente de forzarla, pero me levanto de inmediato cuando escucho pasos fuera de la habitación, acompañados por una conversación en voz baja.
Me levanto con el corazón latiendo fuerte y le pego el oído a la puerta, intentando comprender los murmullos de lo que parecen dos médicos hablando.
—La cabeza no es el único problema, sus órganos internos están comprometidos —dice uno de ellos.
—Eso tampoco importa. Está tan cerca de la muerte cerebral que me sorprende que todavía reaccione a los estímulos. Las lesiones internas no alcanzaran a matarlo tan rápido como lo hará su cerebro. Sinceramente, dudo que sobreviva más de un par de días.
Mi corazón se estruja. Me apoyo contra la puerta y me obligo a tragar el nudo que siento en la garganta. Quiero gritar, abrir la puerta y decirles que lo ayuden, que hagan algo… pero ¿de qué serviría? Todos ellos están a las órdenes del doctor Ryker, estoy segura, y ese hombre ya tomó su decisión: Logan St Jhon tiene que morir.
Regreso al lado de la cama y le aprieto la mano al señor Greñitas, parece más un gitano que un magnate y eso me hace sonreír con tristeza.
—Seguro eres de los rebeldes, ¿verdad?... Tienes que pelear, señor Greñitas. No pueden ganarte tan fácilmente. No puedes irte…
Pero lo peor es que sin importar cuánto luche, todo será en vano a menos que alguien venga a sacarlo de aquí. Así que solo rezo, rezo por un milagro y quizás, solo quizás… Dios decida escucharme esta vez.
No sé cuánto tiempo más pasa, solo que escucho pasos rápidos y fuertes al otro lado de la puerta. Voces alteradas, como si discutieran, y de pronto, un golpe seco y una maldición.
Me sobresalto y me levanto de la silla en cuanto la puerta se abre con violencia y tres hombres entran a la habitación, mirándome con una mezcla de confusión y enojo, seguidos muy de cerca por el doctor Ryker, que por una vez parece descolocado.
—Liliana —dice apresurado—. Permíteme presentarte a la familia de Logan.
Yo doy un paso más cerca del Señor Greñitas y los observo a todos con desconfianza, porque no sé si me está mintiendo o no.
—Él es Vincent St. Jhon, el hermano de Logan —dice el doctor Ryker y veo que ese hombre en particular está furioso—. Él es el primo de Logan, Anthony Carvell. Y aquí detrás, el doctor Esteban, médico de la familia.
Siento que me clavan la mirada, atónitos, cada uno con una expresión distinta de sorpresa y confusión.
—Primero me vas a decir por qué demoraron cuatro putos días en decirme que mi hermano había tenido un accidente —rugió Vincent St. Jhon mirando a Ryker—. ¡Y luego me vas a explicar quién es esta y por qué demonios está en la habitación de mi hermano!
CAPÍTULO 6. Una chispa de esperanzaLilianaEl corazón se me detiene cuando el doctor Ryker se gira hacia mí, señalándome.—No hay razón para que no se les haya avisado, yo ordené claramente que lo hicieran, es evidente que mis médicos estaban más concentrados en atender al señor St. Jhon que en hacer las llamadas pertinentes y por supuesto que no hay justificación, me disculpo por eso —trata de defenderse y a mí se me revuelve el estómago porque es un perro mentiroso el infeliz. Ninguno de sus malditos médicos ha venido a atender al señor Greñitas, y estoy segura de que no dejó que nadie más lo hiciera—. Y en cuanto a la señora, es la esposa de su hermano, ha estado con él desde que lo trajeron.Siento que esa mentira abre un abismo a mis pies, y cuando Vincent St. Jhon me lanza una mirada fulminante, juraría que mi corazón se para por completo. Nunca he conocido a alguien con una presencia tan intimidante. A pesar de que debe ser más joven que Logan, tiene esa expresión de hombre fe
CAPÍTULO 7. Compensando heridasLilianaLos minutos son tensos y dolorosos. Sé que puse la nota en el bolsillo de la bata donde tiene varias plumas, pero aun así los minutos que tarda en meter la mano para tomar una y empezar a escribir se me hacen infinitos.Lo veo sacar la nota que logré deslizarle y mi estómago se anuda. Frunce el ceño, la desdobla y la lee rápidamente, para luego mirar a su alrededor como si quisiera saber quién la ha escrito.Sé muy bien lo que dice, pero mantengo mis ojos en Logan, como si todo lo demás a mi alrededor me fuera ajeno.“Tiene heridas internas sin tratar. Por favor, haga algo”.Ahora, mientras de reojo observo la expresión de sorpresa en su rostro, me doy cuenta de que quizás me arriesgué con la persona incorrecta. Si él también es cómplice de Ryker, si acaso comparte sus planes… probablemente no saldré viva de este hospital.Sin embargo, para mi alivio, el doctor Esteban guarda la nota y un segundo después sale de la habitación con mirada autorita
CAPÍTULO 8. Acorralada, pero no cobardeLilianaRezo en silencio, como si estuviera hablando con mi madre. Aunque sé que ella ya no está, siento su presencia como una sombra cálida a mi lado.“Si está en mis manos ayudar a alguien más, lo voy a hacer, mamita. Te juro que lo voy a hacer. No fue justo todo lo que nos pasó, pero te prometo que lo voy a compensar para que estés orgullosa…”Levanto la cabeza cuando la puerta se abre y aparece el doctor Esteban. Su expresión es seria, pero sus ojos tienen un brillo que me da esperanza, como si mi madre me estuviera respondiendo a través de él, diciéndome que el destino existe. Se detiene frente a todos y anuncia los resultados con voz firme:—La señora St. Jhon es compatible para el trasplante.Vincent y Anthony me miran, casi asombrados, como si no pudieran creer lo que acaban de escuchar, y es Anthony quien da el primer paso hacia mí, con su misma voz conciliadora de siempre.—Liliana… ¿estás segura de que quieres hacer esto? ¿Sabes a lo
CAPÍTULO 9. Una pesadilla demasiado larga.LoganLa primera imagen que se repite en mi cabeza es la de Berserker. Me veo sobre él, el viento en mi cara y la sensación de control que me da el estar sobre su lomo, hasta que de repente todo cambia. Siento cómo el caballo se revuelve debajo de mí, como si hubiera enloquecido. Se levanta en dos patas, furioso, y a pesar de todos mis intentos por calmarlo, no hay manera de controlarlo. Lucho por mantenerme firme, pero en un segundo estoy en el suelo y todo su peso parece aplastarme mientras caigo.El dolor me atraviesa el cuerpo, pero cuando abro los ojos, de nuevo estoy sobre él, repitiendo la misma caída. La escena se repite una y otra vez, como un maldito ciclo del que no puedo salir. Y cuando no estoy cayendo solo hay oscuridad y un dolor persistente.Quiero rendirme, dejarme ir, cerrar los ojos y dormir, pero hay un olor que se filtra entre el dolor y el delirio: un leve olor a fresas. Es dulce, un contraste con la oscuridad que me rode
CAPÍTULO 10. Recuerdos borrososLoganEsta es una m*****a pesadilla. A lo mejor de verdad estoy muerto. Siento la garganta de esta mujer bajo mi mano, veo el terror en su expresión, las lágrimas en sus ojos, y no siento nada, solo rabia porque entre Vincent y el doctor Esteban me la quitan y me obligan a soltarla.El dolor me asfixia. Apenas logro enfocar la vista para notar que casi se desmaya. Mi hermano la carga como si fuera su trabajo protegerla y la sienta en un sofá, alejada de mí. Yo sigo confundido, con la cabeza aturdida y el cuerpo entumecido, pero aún tengo fuerzas para gruñir como si fuera un animal herido.—¡Esa mujer no es nada mío! ¡No la conozco!El doctor Esteban me observa con una mezcla de paciencia y algo de pena. No puedo soportar ese tipo de miradas.—Logan, sufriste lesiones cerebrales graves —me dice—. Es posible que no recuerdes muchas cosas.Lo miro como si pudiera ahogarlo a él también. ¡Por favor! ¡Sé perfectamente quién soy y qué hago!—¿Cree que soy idiot
CAPÍTULO 11. El instinto de un hombre tercoLogan —¡Te hice una pregunta! ¡¿Qué le pasa?! ¿Por qué se puso así? —le pregunto, recordando que no es la primera vez que veo ese gesto de dolor en su cara.Vincent me observa con esa mirada de condescendencia que tanto me irrita, como si realmente creyera que tiene todas las respuestas.—Liliana también se está recuperando de una operación. Y aun así ha estado al lado de tu cama en las últimas semanas. No te mataría ser un poquito menos ogro con ella —sentencia caminando hacia la puerta, pero no va a averiguar porque sabe que no se debe interrumpir a los médicos mientras trabajan.—¿Operación? —repito, sin ocultar la confusión en mi voz—. ¿Ella también estuvo en el accidente? ¿O era ella la que iba montando a Berserker? No… no puede ser… Berserker no se deja montar por nadie que no sea yo…Vincent niega con la cabeza, serio, y me mira a los ojos.—No, Logan. No fue un accidente para ella. La operación fue un trasplante. —Hace una pausa, y
CAPÍTULO 12. El peor monstruoLilianaAbro los ojos, todavía medio aturdida. La luz del cuarto es suave, pero a pesar de la tranquilidad de la habitación, una sensación de alerta me recorre. El doctor Esteban está a mi lado, sonriendo con amabilidad mientras revisa mi presión.—Liliana, estás recuperándote bien, pero tienes que descansar —me dice con suavidad, y yo asiento, aunque algo en mí me grita que no puedo relajarme. No aquí.—Gracias, doctor —murmuro y mi mirada se dirige hacia la puerta. No quiero estar aquí sola.Apenas el doctor Esteban sale, me incorporo en la cama. El señor Greñitas puede ser un ogro, pero mi instinto avisa que a su lado el doctor Ryker no puede tocarme… Pero como si lo hubiera invocado con ese pensamiento, la puerta vuelve a abrirse y mi estómago se revuelve cuando lo veo entrar, cerrando con seguro detrás de él.Se acerca a mi cama y en su rostro veo una furia apenas contenida. Sé que no esperaba que Logan despertara. Eso no entraba en sus planes, y aho
CAPÍTULO 13. Una desesperación temporalLoganSus ojos se abren azorados en cuanto la última palabra sale de mi boca, ahora sí que sus mejillas parecen dos fresas para justificar ese condenado olorcito que tengo prendido de la nariz. Con esta puedo haberme casado, pero definitivamente no me la he follado, porque por donde yo paso no dejo mujeres pudorosas.Total, que no sé qué hacer con esta mujer. Algo en mí no confía en Liliana... y aunque es cierto que me salvó la vida, mi experiencia me grita que nadie hace algo como eso gratis. La excusa del amor se la pueden tragar otros.Me molesta verla aquí, pero me preocupa cómo demonios puso sus manos sobre el anillo de mi madre. Si hubiera tenido cualquier otro me habría tragado el cuento, pero yo sé que ni arrastrándome por la mejor mujer del mundo le entregaría este anillo.Así que alguien muy cercano a mí o ella misma tuvo que tomarlo, y necesito saber qué hay detrás de eso.—Dile al doctor Esteban que venga. Me quiero ir de aquí ya —le