CAPÍTULO 29. Tentación.LilianaMe siento frente a la maceta donde está la planta de mamá. El jardín está tranquilo, pero mi mente no. Necesito alejarme del caos de la casa porque parece que se van a matar ahí dentro.El aire fresco y el aroma de la tierra deberían calmarme, pero no lo logran. Cada vez tengo más miedo de todo lo que está pasando, pero este es el precio de confiar en la persona incorrecta así que despegar los labios no es una opción… al menos no todavía.—Mamá, hice todo lo que me pediste —susurro como si la plantita pudiera escucharme, como si a través de ella, de alguna forma, pudiera hablar con mi madre—. He sido buena, he sido generosa, he tratado de compensar todo lo que pasó pero… tengo miedo. Las palabras me queman la garganta y me cubro la cara con las manos.—No sé qué está pasando con Logan. Desde que volvimos del cementerio es diferente, como si… como si el hombre cruel que solía ser se hubiera desvanecido. Pero eso no significa que confíe en él.Acaricio l
CAPÍTULO 30. Fresas salvajes.LoganNo debería estar escuchando detrás de las ventanas, eso es evidente, pero es un efecto colateral de la puñetera silla que se mueve como un caracol, y de esta desconfianza natural que siento por todo y por todos desde que abrí los ojos.Escuchar a Liliana hablándole a una planta de fresas como si fuera su madre me hace un nudo en el estómago, porque ella tiene también su cuota de desconfianza y de miedo. No sabe si soy una buena persona… en este punto honestamente yo tampoco, pero no puedo dejar de preguntarme si la persona en la creyó erróneamente seré yo. Lo único que me queda muy claro es que hizo todo lo que pudo por salvar mi vida.Quizás por eso, o quizás porque realmente soy un ogro con lo que me pertenece, no puedo explicar la rabia que me da que Gemma traten a Lilian de esa forma. Sé que yo soy un experto en hacerle daño, pero que alguien más se atreva… eso me exacerba de una manera diferente.Por un segundo mientras miraba el cheque pensé q
CAPÍTULO 31. PesadillasLiliana—No es una orden —murmura y por alguna razón empiezo a creerle—. Solo quiero que te quedes aquí. Está haciendo mucho frío, nunca se sabe cuándo pueda dolerme de nuevo.Bueno… eso es más creíble.—Está bien, me quedaré —asiento, pero antes de que dé un paso hacia el sofá, me sujeta más fuerte.—Quise decir en la cama, Liliana —me corrige, mirándome a los ojos—. Y no, no te voy a hacer nada. Si quieres puedes poner una… barrera de almohadas o lo que sea.Durante un segundo pierdo el aliento, pero después de todo la idea casi me hace gracia, ¿una esposa durmiendo con almohadas entre ella y su marido? Sería como confirmarle a Logan que esto fue una farsa desde el inicio. —No hace falta —le digo mientras me acuesto a su lado, intentando no pensar demasiado en lo cerca que estamos. Logan se acomoda de costado, apoyando la cabeza en su antebrazo, y desliza su mano sobre mi abdomen.—¿Cómo está tu cicatriz? La pregunta me toma por sorpresa, pero menos que su
CAPÍTULO 32. Marido y mujer.LoganLa escucho gritar en medio de la noche. Es un sonido desgarrador, como si alguien la estuviera lastimando. Entre sus sollozos, capto palabras sueltas: “mamá”, “no, por favor”, “déjame”, “no me hagas daño”. Me quedo inmóvil un momento, escuchando el eco de su sufrimiento en la habitación oscura y aprieto los puños.No soy un hombre sensible, pero esto simplemente me dificulta demasiado las cosas, no sé si le hicieron daño o si tiene miedo de que se lo hagan. No sé si a quien le teme es a mí o a alguien más. Lo único irrefutables que Liliana está muerta de miedo.La abrazo cuando vuelve a acurrucarse a mi lado, pero por la mañana, cuando abre los ojos, todavía tiene un rastro de lágrimas en las mejillas. No digo nada porque no quiero que se dé cuenta de que estuve despierto escuchándola, pero simplemente no me lo puedo sacar de la cabeza.La sesión de fisioterapia del día pasa más rápido de lo usual. El dolor ha disminuido un poco, pero al final estoy a
CAPITULO 33. Una amenaza latenteLiliana. No sé qué es, si su voz o esa forma que tiene de llamarme “Lili”, pero mi cuerpo me traiciona de la peor manera. Sé que debería resistirme, pero no lo consigo. Solo he estado con un hombre pocas veces, hace como dos años, y ni siquiera significó nada para mí, simplemente estaba en una época demasiado oscura de la enfermedad de mamá y quería sentir algo diferente.…Pero con Logan todo es diferente. Así que culpo a mi inexperiencia o a lo que sea y me permito perderme en esos escasos minutos de placer que terminan con él abrazándome fuerte.Ninguno de los dos dice nada, pero el resto del día lo paso más roja que una de mis fresas. Es como si cada vez que me mira, reviviera ese momento una y otra vez.Sin embargo al tarde apenas está empezando cuando un bullicio inusual en la casa nos hace mirarnos uno al otro. Música, risas, y voces que no reconozco llenan el aire, y por la forma en que frunce el ceño, apuesto a que él tampoco.—¿Qué demonios e
CAPÍTULO 34. Miedos.Logan.El rostro de Liliana se descompone en un segundo cuando tomo su teléfono para leer aquel mensaje, pero cuanto más me pide que no lo lea peor me pongo.Mis ojos siguen las líneas una a una y aprieto los dientes porque no puedo creer lo que el doctor Esteban acaba de escribirle.“Liliana, por favor tienes que venir a tus chequeos, has faltado a todas tus citas de seguimiento y ya casi deben haberse terminado tus pastillas. Acabas de ser donante en un trasplante mayor, muchacha, no seas necia. Logan no se enojará porque vengas”.No puedo explicar por qué, pero tan pronto como lo leo, la sangre me hierve. ¿Citas de seguimiento? ¿Chequeos? Esta es la primera vez que oigo algo al respecto.Giro el teléfono hacia ella con un gruñido y la veo apretar los labios, desviando la mirada.—¿Qué demonios es esto, Liliana? —digo, agitando el celular frente a ella y su rostro se pone pálido. —Logan, yo… —¡¿Por qué no me dijiste que tenías citas en el hospital!? ¿Qué clas
CAPÍTULO 35. AdrenalinaLiliana.Si nadie me hubiera dicho antes que Berserker era especial para Logan, lo habría adivinado ahora en un segundo viendo la forma en que su rostro se descompone cuando le dicen que hay un problema con el caballo.Sin perder tiempo, mueve la silla hacia los establos con una rapidez que me sorprende. Sé que algo está mal, así que lo sigo mientras mi corazón late con ansiedad.—¿Qué pasa? —le pregunto, intentando mantener el paso detrás de él. —Berserker está fuera de control —gruñe sin mirarme. Llegamos al establo y el caos es evidente. Berserker en un enorme caballo negro, como si hiciera perfecta proporción con el tamaño de su dueño. Está enloquecido dentro de su cuartón, pateando las paredes y bufando con fuerza. Los peones están alrededor, pero ninguno se atreve a entrar. Logan se detiene al borde del corral, frunciendo el ceño mientras observa al caballo como si estuviera tratando de leerlo.—¡Maldición, si sigue así se va a lastimar! —gruñe, más pa
CAPÍTULO 36. Un hombre desesperadoLoganJamás he sido un hombre impresionable, pero en el momento exacto en que veo a Liliana acurrucada en el rincón del cuartón, con Berserker levantando las patas a centímetros de ella, siento una desesperación que no había experimentado nunca. Es como si algo dentro de mí se activara, algo primitivo, feroz, angustioso.No sé de dónde saco las fuerzas, pero me levanto. No hay dolor, no hay duda, solo adrenalina. Mis piernas no responden, pero mis brazos son suficientes. Tienen que serlo. Me impulso con todo lo que tengo y, antes de darme cuenta, estoy sobre Berserker. Mi cuerpo recuerda lo que tiene que hacer, incluso si mi mente sigue confusa y aterrada.El caballo se sacude con fuerza, pero lo controlo. Es un animal magnífico, fuerte, pero conoce mi voz y cede.—¡Cálmate, chico! —gruño mientras le sujeto las correas del bocado y lo guío fuera del cuartón.Uno de los peones me alcanza justo a tiempo. Me sostengo de una de las anillas donde se cuelga