CAPÍTULO 37. Una larga nocheLogan.Mi peor instinto, ese que siempre me domina, me diría que Liliana está comportándose exactamente como yo esperaba: tratando de seducirme, tratando de llevarme a la cama y enredarme… Y luego está ese otro instinto estúpido que me dice que la conozco mejor que eso.La veo gateando hacia mí, su cuerpo se mueve como un gato acechando a su presa y su presa es mi cuello.—¡Liliana, te dije que me mires! —insisto pero es incluso difícil conseguir su atención.Sus labios entreabiertos rozan mi garganta y se sube a mi regazo, tomándome desprevenido. Me besa con desesperación, sus manos van directo a mi camisa, intentando desabotonarla con torpeza.—¡Oye, oye… tranquila! —digo, sujetándole las muñecas para detenerla—. No tenemos prisa…Pero solo puedo hablar por mí. La desesperación en ella es palpable y mi peor instinto vuelve, pero esta vez para decirme que algo no está bien. Algo en su comportamiento no cuadra. La atrapo por la cara con una mano y la oblig
CAPÍTULO 38. ¿Me crees?LilianaMi cuerpo es suyo, ni siquiera sé explicarlo, pero él es lo único que quiero, lo único en lo que puedo pensar. Lo quiero, lo necesito, sus dedos invadiéndome no son suficientes, necesito más, necesito todo… Grito cuando el primer orgasmo me atraviesa, me ahoga, me alivia solo un poco y son minutos, segundos, eternidades antes de que el calor le ataque de nuevo. Los fuegos artificiales vienen otra vez, y otra y otra más, hasta que la oscuridad es más fuerte que todo lo demás y el cansancio me obliga a rendirme.El calor de sus manos sigue en mi piel incluso después de que despierto. No sé qué hora es, pero el mundo me pesa, como si estuviera bajo el agua. Intento moverme, pero mi cuerpo duele en cada rincón, como si hubiera corrido una maratón sin prepararme. Mi cabeza late con fuerza, una mezcla de confusión y malestar que me hace apretar los ojos con un gesto de dolor.—¿Lili? —escucho la voz de Logan, baja y áspera. Su tono no es el habitual. Es... ¿p
CAPÍTULO 39. El estado natural de un ogroLoganJamás creí que llegaría el día en que dudara de mi propia sangre. Mi cabeza es un torbellino de sospechas y rabia mientras miro las tres pastillas sobre la mesa del comedor. Liliana no pudo haberse drogado sola; alguien tuvo que ponerle eso. Y para hacer algo así, tendrían que haber tenido acceso directo a las medicinas.Los empleados no tienen las llaves del despacho y sé que no entrarían a mi habitación, y definitivamente no estarían lo suficientemente cerca de Liliana como para intentar algo tan elaborado. Eso solo deja a tres personas: Gemma, Anthony y Vincent.—Tómenlas —ordeno, empujando las pastillas hacia ellos, y Anthony es el primero en hablar, con el rostro cargado de confusión.—¿Qué demonios es esto, Logan?—Son las pastillas que toma Liliana para su tratamiento. No les van a hacer absolutamente nada, pero quiero que se las tomen —respondo con una dureza que no deja lugar a protestas.Anthony me observa con el ceño fruncido,
CAPÍTULO 1. ¡Sálvela!Liliana. —Ya no podemos seguir esperando, tu madre necesita un trasplante de riñón de emergencia. ¡Tienes que firmar para que podamos prepararla! —me apremia mientras mis ojos van al nombre bordado en su bata: Dr. Ryker.Frente a mí un doctor que no conozco me mira con impaciencia. Mi madre lleva esperando un milagro por años, pero en los últimos días su enfermedad se agravó de golpe.Tengo la mente un poco en blanco y otro poco en shock mientras reviso estos papeles que apenas entiendo. Son decenas y de todos ellos depende la vida de mi madre, y todos tengo que entregarlos con urgencia.—Entonces… si firmo esto, ¿mi mamá subirá en la lista para recibir un trasplante urgente, verdad? —pregunto y la voz se me quiebra porque estoy desesperada.A pocos metros de mí aquellos monitores a los que está conectada lanzan alarmas cada pocos minutos. —Sí, señorita Duque, así es —responde él, con un tono que me hace sentir como si fuera una niña tonta y asustada... quizás
CAPÍTULO 2. Una promesaLiliana“¡Llamen al doctor Benson!”“¡Traigan al equipo de trauma!”“¡Preparen el quirófano!”“¡Desocupen el piso!”Todos aquellos gritos resuenan a mi alrededor hasta que detengo a un médico por la bata.—¡Espere, oiga, escúcheme! —demando casi con violencia—. ¿Cómo que van a desocupar el piso? ¡Mi madre está grave!—El dueño del hospital acaba de llegar. Tuvo un accidente y está en estado crítico. ¡Es una emergencia, señorita!Siento que el corazón se me rompe un poco más. ¿Cómo puede ser? Todo el hospital parece estar pendiente solo de este hombre, mientras mi madre… mientras mi madre se queda sola, muriéndose y sin que nadie la ayude.—¡Necesito que un médico vea a mi madre, ahora! ¡Le hicieron un trasplante y se ve mal! —reclamo y el médico me mira con impaciencia, pero finalmente me hace un gesto para que lo guíe y corre a la habitación de mi madre detrás de mí.Estoy temblando y siento que las piernas apenas me responden. Cada vez que miro a mamá, el dol
CAPÍTULO 3. Cayendo en una trampaLilianaMi cuerpo no responde. Todo es oscuro y frío, pero siento un par de voces que retumban en mi cabeza, distantes y profundas. Mi conciencia va y viene por momentos, hasta que escucho un tono que reconozco y un escalofrío recorre mi espalda.“Prepárenla para el procedimiento”. Es la voz del doctor Ryker… estoy segura de que es él.¿Procedimiento? ¿Qué procedimiento? Lucho por abrir los ojos, por mover mis manos, hacer cualquier cosa, pero mi cuerpo sigue inmóvil. Luego solo hay silencio, oscuridad y miedo.Cuando abro los ojos otra vez, lo primero que siento es una sensación de mareo. La luz blanca y cegadora del cuarto me molesta, y los sonidos de los monitores y el típico olor a desinfectante me dicen que sigo en el hospital. Giro la cabeza y veo una vía conectada a mi muñeca, y todo el pánico sale de golpe.—¡¿Qué me hicieron?! —Mi voz sale como un susurro al principio, pero luego se vuelve más fuerte y desesperada—. ¡¿Qué me hicieron?!Una en
CAPÍTULO 4. Sin salidaLas palabras del doctor Ryker me golpean como una bofetada en pleno rostro. No puedo comprender lo que acaba de decir, siento que el mundo a mi alrededor se desvanece, que estoy atrapada en una de esas pesadillas horribles que parecen interminables.—¡¿De qué demonios está hablando?! —le espeto azorada, mirándolo como si fuera un completo loco.Miro al hombre en la cama, con el rostro pálido y rodeado de máquinas que pitan y zumban con insistencia.—Deja que te lo explique —responde él con esa voz fría que parece inhumana—. Este hombre es Logan St Jhon, magnate, hacendado, multimillonario…—Es el dueño de este hospital… —recuerdo porque en la entrada está su apellido.—Exacto, y este pobre hombre tuvo hace unos días un accidente con un caballo. Está muriendo, Liliana, y lamentablemente no hay nada que podamos hacer por él.Siento una mezcla de confusión y horror. Mi estómago se revuelve con cada palabra suya, porque presiento que eso no es cierto.—¿¡Y eso qué t
CAPÍTULO 5. Señor GreñitasLilianaMiro al hombre tendido en la cama, envuelto en cables y monitores, su respiración leve apenas hace que su pecho suba y baje. Es doloroso verlo así, porque no puedo evitar que me recuerde a mi madre. Camino hacia él tratando de limpiarme las lágrimas y miro su rostro, una venda le cubre parte de la frente, y el cabello claro, largo y desordenado le cae sobre las sienes. Parece un hombre fuerte… o al menos debía serlo, antes de que alguien decidiera que no merecía vivir.—Lo siento, Señor Greñitas, no creo que te merezcas esto pero… no sé cómo ayudarte —murmuró con el corazón destrozado.Obviamente no responde, pero el silencio me pesa menos mientras recuerdo las palabras de mi madre: “Prométeme que siempre vas a ser buena y generosa, que ayudarás a los demás, porque esa es la única forma en que tu corazón no se llenará de resentimiento, hija…”Y la verdad no sé si soy buena, o si no guardo rencor, pero no puedo soportar la idea de ver morir a alguien