CAPÍTULO 42. Cuando despiertesLogan.El cuerpo de Liliana se siente como un refugio, una tormenta, y todo lo que hay en medio. Tener sexo con ella no es solo algo físico; es más de lo que esperaba, más de lo que pensé que podría ser. Es una mezcla de necesidad y deseo que no desaparece incluso después de que todo acaba.No sé de dónde saco tanta condenada energía pero evidentemente es su culpa, que me pone como un adolescente calenturiento, un hombre de las cavernas descontrolado, un… ¡Joder, de verdad va a resultar que soy el Señor Greñitas! Tendré que dejarme la barba en serio.Mientras ella duerme a mi lado, envuelta en las sábanas, me quedo mirándola. Su cabello está desordenado, su respiración es suave y constante, y no puedo evitar pensar que debe ser cierto. Que esta mujer es mi esposa. Que en algún momento, antes de que todo esto se convirtiera en un caos, yo elegí bien.Me quedo con esa idea rondando en mi cabeza, porque aunque no recuerdo cómo llegamos aquí, de repente no m
CAPÍTULO 43. La sorpresa prometidaLilianaEstoy temblando por dentro. Logan acaba de entrar al quirófano, y aunque trato de mantenerme firme, el miedo me está devorando. Miro el reloj por quinta vez en los últimos diez minutos. Cada segundo parece arrastrarse como si el tiempo estuviera jugando conmigo.El doctor Esteban se acerca. Su rostro es calmado, profesional, pero no puedo evitar buscar cualquier signo de preocupación en sus gestos.—Liliana, todo va a salir bien —intenta tranquilizarme—. Logan está en las mejores manos.Sin embargo ese no es consuelo.—Ya lo sé… Es solo que no puedo evitar estar asustada. Usted ya lo salvó una vez… —Y esa es la única razón por la que confío en él y en nadie más, porque cuando peor estaba el Señor Greñitas, él fue el que descubrió sus heridas internas e hizo todo por salvarlo—. Pero no puedo evitar tener miedo… esta operación… ¿y si algo sale mal?—Confía en mí. Personalmente me aseguraré de que todo marche como debe —responde con una sonrisa—
CAPÍTULO 44. El despertar del ogroLoganApenas abro los ojos, la luz me golpea como un martillo. El mundo está borroso, las voces se escuchan lejanas, y mi cuerpo pesa como si lo hubieran rellenado de plomo. Trato de moverme, pero un dolor sordo me recorre el pecho.¿Dónde estoy?Parpadeo un par de veces hasta que mi visión se aclara, pero el mareo y la niebla siguen ahí. Lo primero que veo es un techo blanco, y lo segundo, una figura sentada al lado de mi cama.—¿Liliana? —susurro, todavía con la voz pastosa por la anestesia.—Soy yo, amor, Carolina. Soy Carolina.El impacto es inmediato. Mis pensamientos se detienen en seco, como si hubiera chocado contra una pared de ladrillos. ¿Carolina? Esto no tiene sentido. Todavía debo estar soñando. Sí, eso es. Esto debe ser un sueño inducido por la anestesia, porque la presencia de Carolina no tiene ningún sentido en mi realidad de post operación.Pero cuando pestañeo de nuevo y con más fuerza, todavía sigue ahí. Carolina LaRosa, con su por
CAPÍTULO 45. El precio de no rendirseLilianaSé que debería irme. Debería dar la vuelta, subirme al primer autobús y desaparecer, pero mis piernas no me obedecen. Mi corazón, terco como yo, se aferra a la idea de que Logan me necesita.A pesar de que las cosas no son miel sobre hojuelas entre los dos, no puedo irme, siento que todavía le debo la verdad.A pesar de todo lo que ha pasado son su… prometida, de la bofetada y de los guardias arrastrándome fuera del hospital, no puedo irme.A pesar de que entiendo lo descabellado que es todo esto, no puedo irme. Mi conciencia me mataría si mañana me entero de que salió lastimado de nuevo y yo no hice nada para evitarlo.Me acerco a una puerta lateral del hospital, intentando entrar sin ser vista, pero un guardia corpulento me detiene antes de que siquiera toque la manija.—¿Otra vez tú? —dice con tono burlón.—Por favor, necesito entrar. Mi esposo está adentro… —empiezo, pero me interrumpe soltando una carcajada que parece sacada de una pe
CAPÍTULO 46. Un viejo amigo y su escolta.Logan.Una hora. Solo una hora, me prometo, pero se siente como una eternidad. Cada segundo que pasa en este maldito cuarto, con Carolina y Gemma molestándome, hace que mi sangre hierva. Quiero gritarles, quiero levantarme de esta cama y echarlas a patadas, pero mi cuerpo todavía está entumecido por la anestesia y el cansancio.Cuando cuelgo el teléfono después de hablar con mi amigo y me aferro a la esperanza de que él llegue pronto. Es un hombre de palabra, y si dijo que estaría aquí en una hora, lo estará. Me impresiona que esté tan cerca como para llegar en ese tiempo, pero nos debemos lo suficiente el uno al otro como para estar seguro de que esto terminará como quiero.Gemma me observa desde un rincón, con los brazos cruzados y una expresión de odio puro. Carolina, por su parte, se sienta en una silla cercana, mirándome como si yo fuera un niño malcriado que necesita una lección.—¡¿Se van a quedar todo el puto día mirándome o quieren ha
TOMO 2.SINOPSISCreí en ella, en sus ojos llenos de dulzura y en su risa que era capaz de iluminar hasta mis días más oscuros. Mi Señora Fresita me hizo sentir cosas que nadie más podía. Pero ahora, todo se siente como una mentira.Las pruebas están ahí, aplastantes, gritando que Liliana no es quien yo pensaba. ¿Cómo pudo traicionarme de esta manera? Y lo peor es que las evidencias son imposibles de ignorar.Ahora mi vida es distinta, a mi lado tengo a una mujer que sí me quiere, pero no importa cuánto lo intente, el vacío que dejó Liliana sigue consumiéndome. Cada mirada de Carolina me recuerda lo que perdí, y cada susurro en mi oído suena hueco en comparación con la risa de Liliana.Pero ella tiene que enfrentar las consecuencias de sus actos, como todos, y por más que quisiera creerle… por más que lo intento, simplemente no puedo volver atrás.CAPÍTULO 47. Cuando no importa nada más.LoganEstoy harto de estar postrado en esta maldita cama, impotente. Cada minuto que pasa sin noti
TOMO 2. CAPÍTULO 48. Un ángel de pasoLilianaLas horas aquí dentro se sienten eternas. No sé si son las náuseas, el cansancio o el hambre, pero mi cuerpo está completamente fuera de control. No he podido comer nada desde que me trajeron, y menos he podido tomar las medicinas que necesito desde de la operación. El dolor empieza a extenderse como si mi cuerpo me estuviera reclamando por haberme olvidado de él.Pienso en Logan. ¿Estará bien? ¿Se habrá despertado? ¿Sabrá lo que pasó? Me abrazo las rodillas, intentando encontrar algo de consuelo, pero nada funciona. Este lugar es frío, oscuro, y apesta a humedad; y siento que por dentro estoy igual: hecha un desastre.Han pasado dos noches. Dos maldit@s noches sin que me dejen hacer ni una sola llamada. He perdido la cuenta de cuántas veces les he pedido, casi rogándoles, que me permitan contactar a alguien. Siempre me responden con burlas o silencio. Una de las oficiales incluso se carcajeó en mi cara y me dijo:—¿Llamar a alguien? ¿A qui
TOMO 2. CAPÍTULO 49. Una fresita rota.LoganVer a Liliana en ese estado me destroza. Se ve tan… frágil, tan rota. No es la mujer testaruda que soportaba en mis peores momentos cuando yo le soltaba alguna de mis idioteces. ¡Y hay que reconocerlo: eran muchas! Ahora, está hecha un manojo de lágrimas y murmurando cosas que no tienen sentido.—Liliana, ven aquí, por favor —le digo, tratando de que mi voz suene calmada, pero por dentro me estoy volviendo loco.Ella niega con la cabeza, temblando como una hoja, y sigue murmurando:—Estoy sucia… No puedo… No puedo abrazarte, Señor Greñitas... ¿Y… y si te enfermo…?La desesperación me golpea como un tren. ¿Qué le hicieron? ¿Qué le pasó en esos dos días que estuvo fuera?—¡Gabriella! —grito con toda la fuerza que me permite mi cuerpo, y ella aparece en la puerta en cuestión de segundos, como si hubiera estado esperando que la llamara—. ¡No sé qué tiene! ¡Ayúdala!Me mata no poder moverme para hacerlo yo mismo, y juro que jamás en mi vida habí