××Dos semanas y media antes××
—¿Eh? —Patrick observó a su novio con su ceño fruncido, estaba confundido.
—Elegir… entre Jung y yo —Elliot repitió—. Sé que aún lo amas, Pat, y, sinceramente, es evidente que él aún te ama también. No quiero meterme en medio de eso y no voy a apoyarte a que sigas haciéndote más daño —explicó p
××Algún tiempo después××El sonido de la lenta música retumbaba en la gran casa de manera relajante, la gente bailaba alrededor con tranquilidad y Patrick observaba al cielo nocturno con algo de nostalgia. Realmente sentía que aquel ambiente estaba comenzando a calar dentro de él.—¡Oh, aquí estabas, lindo! —La dulce señora Weissman se acercó a él en el gran balcón, ll
La brisa sopló el cabello de Jung suavemente y él tiró otro trozo de pan al piso, sonriendo levemente al ver cómo las aves se amontonaban alrededor de las migas, luchando por quedarse con el trozo más grande; otro trozo de pan cayó al piso y los emplumados animales dejaron de pelear entre sí al ver que había suficiente para todos.—Ah… —Una voz llamó su atención y él se volvió a mirar a la puerta de la azotea— Pensé que estaría solo aquí. —Ethan se detuvo en su lugar al ver al coreano sentado en posición de lot
—¿Seguro no quieres ir a un hospital? —Jason caminó detrás de Patrick, quien cojeaba un poco mientras empujaba al inquieto sujeto que llevaba sus muñecas esposadas y parecía reacio a ser encarcelado.—Seguro… —El más alto suspiró luego de empujar al molesto carterista que habían atrapado esa mañana a la celda provisional de la estación y llevó una de sus manos a su dolorido abdomen— Pero la próxima vez podrías darme una mano... —Hizo una mueca de dolor y el chino se sintió culpable.—Estoy seguro de que no había necesidad de recurrir a la violencia. —Jason suspiró, el menor señaló su labio partido, su ropa sucia y sus brazos rasguñados y frunció su ceño.—¡Él empezó! —se defendió— ¡Apuntó a una anciana con
—¿Uhm? —Jung dio un sorbo a su café y alzó una de sus cejas— Escucha, esto que intentas hacer es realmente lindo, lo aprecio, en serio —dijo, mirando al rubio que estaba frente a él, comiendo una galleta—, pero es suficiente… no va a pasar, ya no podemos estar juntos, es todo. —Suspiró, Eddie frunció su ceño y desvío su mirada— ¿Me estás escuchando? —preguntó al ver que no le prestaba atención, el mayor se volvió a verlo con una sonrisa y dio un paso adelante.El rubio tomó la taza de las manos del co
Jung observó al callado pelinegro a su lado y mordió su labio, él realmente no esperaba estar atrapado en aquella situación, pero ya no había nada que pudiera hacer. Hacía sólo una hora que habían bajado de su avión y ahora estaban en un taxi de camino a la casa que compartirían por una cantidad indefinida de tiempo, Patrick no había dicho nada en todo el camino y él se sentía extremadamente incómodo. En principio había sido el menor quien había tomado la iniciativa de llevar las cosas con calma e intentar hacer todo menos incómodo, pero ahora actuaba de esta manera cada vez que estaban solos. Su silencio hacía que su corazón doliera.—Ya estamos aquí. —El conductor detuvo el auto y ellos se prepararon para bajar.El vendedor de bienes raíces estaba esperándolos en la entrada de la gran casa y ellos se ace
—¿Uhm? —Jung se volvió a ver al más alto y éste esperó a que le respondiera— Lo siento, no estaba escuchando. —Sonrió apenado.—Eso supuse —Patrick rio—, te dije que quizás deberíamos salir y caminar alrededor, ver las casas. Quizás nos topemos con algunos vecinos y... —El timbre sonó, interrumpiendo sus palabras y haciéndolo volverse a la puerta.—&
—Uhm… —Jung se removió en su lugar, apretando sus ojos con pereza antes de bostezar y volver a abrazarse a Patrick.Espera.¿Patrick?El coreano abrió sus ojos de golpe y subió su mirada, apretando sus labios al ver al concentrado pelinegro que miraba el conte
—… no es mi problema lo que hagas o no en ese viaje, Zhang —Mark lanzó varias de las camisas del chino a la espaciosa maleta y volvió a pararse frente al armario del menor.—Pero… Mark… —Jason, que iba de un lado al otro tratando de detener al molesto americano que no se dignaba a mirarlo a la cara, habló en un suspiro mientras éste volvía a arrugar todas sus camisas— ¿Qué se supone que piensas que haré? —preguntó, casi desesperado porque el mayor se volviera a verlo.
Último capítulo