—… no es mi problema lo que hagas o no en ese viaje, Zhang —Mark lanzó varias de las camisas del chino a la espaciosa maleta y volvió a pararse frente al armario del menor.
—Pero… Mark… —Jason, que iba de un lado al otro tratando de detener al molesto americano que no se dignaba a mirarlo a la cara, habló en un suspiro mientras éste volvía a arrugar todas sus camisas— ¿Qué se supone que piensas que haré? —preguntó, casi desesperado porque el mayor se volviera a verlo.
—Eso es maravilloso. —La señora Weissman aplaudió al ver que su hijo le enseñaba su alta puntuación en su reporte de historia— ¡Oh, cariño, eres nuestro salvador!—No es así. —El ojeroso Patrick sonrió con vergüenza, reprimiendo un suspiro de alivio.Jung observó desde una de las sillas en el jardín y reprimió una risita, el pelinegro había estado preocupado por lo que pasaría con las calificaciones del hijo de los Weissman luego de que él lo "ayudara" con sus asignaciones; Patrick había pasado noches en vela estudiando sólo para poder enseñarla al chico de una mejor manera, por lo que ahora se veía totalmente exhausto,Jung creía que lo que había hecho era realmente adorable, no sólo porque era para salvar su cubierta, sino porque realmente había estado muy preocupad
Sólo tenía que hacer clic, sólo tenía que reunir todas sus fuerzas y poner su dedo en la maldita cosa… ¡¿Por qué no podía hacerlo?! ¡¿Por qué no podía simplemente hacer un maldito clic?! La furia se acumuló en su cuerpo y terminó por bajar la fina pantalla de su ordenador con gran fuerza, apoyando su rostro entre sus manos y sobándolo, despeinado su cabello en el proceso. Aquella era la segunda semana que Jung y él pasaban en L.A, casi la tercera, sus sospechas sobre los vecinos se habían hecho mucho más grandes al descubrir que el coreano había tenido la razón y las cámaras de seguridad habían sido desactivada con días de anticipación, siendo la ú
—¿Puedo tomar su orden? —El elegante mesero se acercó a ellos y ambos se volvieron a verlo.Jung ordenó por los dos luego de que él le dijera que comería cualquier cosa y el coreano decidió escoger dos platillos cuyos nombres no podía entender, quedándose a la expectativa y esperando por lo mejor luego de que aquel hombre se fuera. Patrick tomó un gran respiro y decidió que intentaría llevar aquella noche de la mejor manera, a pesar de sentirse totalmente descompuesto y destrozado, él intentaría, por todos los medios, hacer que el mayor tuviera un buen rato. Que él se sintiera como la mierda no obligaba al mayor a estar de esa forma también. Él no quería eso.—Oh, vaya... Venir aquí fue una mala idea —Jung observó el plato con una porción mínima de algo que no podía reconocer y que
××Tres años atrás××—No creo que… —Thomas negó con su cabeza, poniendo una mano en el pecho de su amigo mientras lo veía con preocupación.—No puedes hacer nada para detenerme, Thom —Patrick aseguró, acomodando su chaleco antibalas y guardando su pistola en su arnés luego de revisar sus municiones.
Los dedos de Jung recorrieron el sedoso cabello de Patrick, sonriendo al verlo removerse lentamente mientras aún se abrazaba a él como si tuviera miedo a dejarlo ir. Su vista fue al reloj de la cómoda y notó que ya eran pasadas las ocho de la mañana, normalmente saldrían a caminar por el vecindario y saludarían a sus vecinos, si no se equivocaba, Patrick, de hecho, debía encontrarse con el hijo de los Weissman aquel día… pero allí estaba, completamente dormido, apoyado en su pecho, respirando tranquilamente luego de una larga y dura noche.El coreano no sabía cu&
—¿Cuantos años crees que tenemos? —Patrick alzó una de sus cejas y Hyesung soltó una risita, tapando su boca con una de sus manos mientras acomodaba su toalla en su cuerpo.—Oh, no lo sé. —Se encogió de hombros, tratando de detener su risa— Pasan tanto tiempo con mis padres y sus amigos que supongo que ya los veo como otra pareja de ancianos.—¿Escuchaste eso, amor? —Miró
Viernes, 11:37 pm:—¡Entonces sólo toma todas tus cosas y vete! —Jung lanzó la chaqueta de Patrick al piso y éste titubeó.—Sólo déjame explicarte… —El pelinegro extendió una de sus manos, intentando alcanzar al mayor, pero él lo empujó de nuevo hacia afuera.
Miércoles, 1:15 pm:El bonito aparador de postres del gran restaurante estaba surtido de una gran cantidad de tartas; tartas de Chocolate, tartas de fresa, tartas de arándanos, tartas de caramelo, tartas de cualquier sabor que pudiera ser imaginado, pero Patrick simplemente no era capaz de encontrar una tarta de queso entre la marea de tartas que tenían disponibles.—Uhm… Disculpe… —Alzando un dedo tentativo con algo de duda, el pelinegro llamó la atención de la distraída mujer que se encontraba del otro lado del mostrador— Yo… —Su vista volvió al sinfín de tartas y frunció su ceño, entrecerrando sus ojos mientras examinaba mejor todos los postres, asegurándose de que no se había pasado por alto lo que buscaba y que no parecería estúpido al preguntar por algo que, de hecho, sí estaba allí, pe