Sólo tenía que hacer clic, sólo tenía que reunir todas sus fuerzas y poner su dedo en la maldita cosa… ¡¿Por qué no podía hacerlo?! ¡¿Por qué no podía simplemente hacer un maldito clic?! La furia se acumuló en su cuerpo y terminó por bajar la fina pantalla de su ordenador con gran fuerza, apoyando su rostro entre sus manos y sobándolo, despeinado su cabello en el proceso. Aquella era la segunda semana que Jung y él pasaban en L.A, casi la tercera, sus sospechas sobre los vecinos se habían hecho mucho más grandes al descubrir que el coreano había tenido la razón y las cámaras de seguridad habían sido desactivada con días de anticipación, siendo la ú
—¿Puedo tomar su orden? —El elegante mesero se acercó a ellos y ambos se volvieron a verlo.Jung ordenó por los dos luego de que él le dijera que comería cualquier cosa y el coreano decidió escoger dos platillos cuyos nombres no podía entender, quedándose a la expectativa y esperando por lo mejor luego de que aquel hombre se fuera. Patrick tomó un gran respiro y decidió que intentaría llevar aquella noche de la mejor manera, a pesar de sentirse totalmente descompuesto y destrozado, él intentaría, por todos los medios, hacer que el mayor tuviera un buen rato. Que él se sintiera como la mierda no obligaba al mayor a estar de esa forma también. Él no quería eso.—Oh, vaya... Venir aquí fue una mala idea —Jung observó el plato con una porción mínima de algo que no podía reconocer y que
××Tres años atrás××—No creo que… —Thomas negó con su cabeza, poniendo una mano en el pecho de su amigo mientras lo veía con preocupación.—No puedes hacer nada para detenerme, Thom —Patrick aseguró, acomodando su chaleco antibalas y guardando su pistola en su arnés luego de revisar sus municiones.
Los dedos de Jung recorrieron el sedoso cabello de Patrick, sonriendo al verlo removerse lentamente mientras aún se abrazaba a él como si tuviera miedo a dejarlo ir. Su vista fue al reloj de la cómoda y notó que ya eran pasadas las ocho de la mañana, normalmente saldrían a caminar por el vecindario y saludarían a sus vecinos, si no se equivocaba, Patrick, de hecho, debía encontrarse con el hijo de los Weissman aquel día… pero allí estaba, completamente dormido, apoyado en su pecho, respirando tranquilamente luego de una larga y dura noche.El coreano no sabía cu&
—¿Cuantos años crees que tenemos? —Patrick alzó una de sus cejas y Hyesung soltó una risita, tapando su boca con una de sus manos mientras acomodaba su toalla en su cuerpo.—Oh, no lo sé. —Se encogió de hombros, tratando de detener su risa— Pasan tanto tiempo con mis padres y sus amigos que supongo que ya los veo como otra pareja de ancianos.—¿Escuchaste eso, amor? —Miró
Viernes, 11:37 pm:—¡Entonces sólo toma todas tus cosas y vete! —Jung lanzó la chaqueta de Patrick al piso y éste titubeó.—Sólo déjame explicarte… —El pelinegro extendió una de sus manos, intentando alcanzar al mayor, pero él lo empujó de nuevo hacia afuera.
Miércoles, 1:15 pm:El bonito aparador de postres del gran restaurante estaba surtido de una gran cantidad de tartas; tartas de Chocolate, tartas de fresa, tartas de arándanos, tartas de caramelo, tartas de cualquier sabor que pudiera ser imaginado, pero Patrick simplemente no era capaz de encontrar una tarta de queso entre la marea de tartas que tenían disponibles.—Uhm… Disculpe… —Alzando un dedo tentativo con algo de duda, el pelinegro llamó la atención de la distraída mujer que se encontraba del otro lado del mostrador— Yo… —Su vista volvió al sinfín de tartas y frunció su ceño, entrecerrando sus ojos mientras examinaba mejor todos los postres, asegurándose de que no se había pasado por alto lo que buscaba y que no parecería estúpido al preguntar por algo que, de hecho, sí estaba allí, pe
Jueves, 12:51 pm:El día era soleado y un poco caluroso a pesar de la fuerte brisa que movía sus ropas y cabellos en dirección contraria a la que andaban. Había pocas nubes en el cielo, muchas personas en el parque y aquel par seguía con su relajado trote en el despejado camino. Jung apretaba la botella de agua en sus manos con inquietud mientras Hyesung fruncía sus labios en un puchero.—¿Estás así por lo de ayer? —Rompió el silencio repentinamente, haciendo que el coreano se detuviera y se volviera a verla— ¿Por los boletos de avión? —insistió, el castaño mordió su labio— ¿Estás seguro de que él lo hizo? Es decir…—Era su información bancaria… —interrumpió— además, ¿quién iba a tomar su laptop, intentar comprar boletos de av
—¿Esperabas que pu…? —Patrick parpadeó confundido, el coreano subió su mirada para verlo a los ojos.—Puedo hacerme una idea de lo que ocurrió con los boletos, Pat… No estoy molesto. —Suspiró, de nuevo se veía triste— Eso era lo que hacías cuando te acusé de ver pornografía, ¿no es así? Buscabas boletos de avión para irte a algún lado luego de terminar aquí. —Asintió, Patrick se sintió inmediatamente mal al recordarlo.
Último capítulo