—¿Seguro que no quieres que te acompañe? —Patrick se acercó al puesto de su mejor amigo y se inclinó para hablarle— Es tarde.
—Ninguno se ha reportado. —El rubio tamborileó sus dedos con nerviosismo sobre su escritorio— Es tarde, deberían haberlo hecho...
—Deberíamos ir a casa, no creo que ninguno quiera volver a la oficina luego de las diez de la noche —Patrick insistió—. Van a estar bien, no le haces ningún favor a nadie desgastándote. Ha sido un día pesado, volvamos a casa, estarán aquí en la mañana.
Mark apretó sus labios y se volvió a ver a su amigo.
—Esperaré otro poco... luego iré a casa.
—¿En serio no quieres que me quede contigo? —preguntó de nuevo, el mayor le dio una pequeña sonrisa y negó con su cabeza.
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Dando pasos lentos y ligeros, Taylor se adentró más en aquel conocido lugar; todo había tomado forma en su cabeza mientras conducía hasta allí, siempre había sido su padre, desde el principio, desde el primer día, cada obstáculo, cada problema, cada dificultad, siempre había sido él…Tenía sentido.Sí.
—Ugh... —Jung estiró su pierna de manera exagerada para poder pasar al otro lado— Con permiso —dijo, algo agobiado por el poco espacio que había en aquel lugar.Dos semanas y media habían pasado desde aquel horrible día; William Porter estaba tras las rejas, el Capitán Miller había sido destituido y encarcelado al igual que Porter, Natasha estaba fuera de todo tipo de sospecha, habían logrado limpiar el nombre de la oficial Matthews y, al fin, el caso del secuestrador de la ciudad ya se había resuelto, Jason había celebrado por tres días seguidos debido a eso
××Dos semanas y media antes××—¿Eh? —Patrick observó a su novio con su ceño fruncido, estaba confundido.—Elegir… entre Jung y yo —Elliot repitió—. Sé que aún lo amas, Pat, y, sinceramente, es evidente que él aún te ama también. No quiero meterme en medio de eso y no voy a apoyarte a que sigas haciéndote más daño —explicó p
××Algún tiempo después××El sonido de la lenta música retumbaba en la gran casa de manera relajante, la gente bailaba alrededor con tranquilidad y Patrick observaba al cielo nocturno con algo de nostalgia. Realmente sentía que aquel ambiente estaba comenzando a calar dentro de él.—¡Oh, aquí estabas, lindo! —La dulce señora Weissman se acercó a él en el gran balcón, ll
La brisa sopló el cabello de Jung suavemente y él tiró otro trozo de pan al piso, sonriendo levemente al ver cómo las aves se amontonaban alrededor de las migas, luchando por quedarse con el trozo más grande; otro trozo de pan cayó al piso y los emplumados animales dejaron de pelear entre sí al ver que había suficiente para todos.—Ah… —Una voz llamó su atención y él se volvió a mirar a la puerta de la azotea— Pensé que estaría solo aquí. —Ethan se detuvo en su lugar al ver al coreano sentado en posición de lot
—¿Seguro no quieres ir a un hospital? —Jason caminó detrás de Patrick, quien cojeaba un poco mientras empujaba al inquieto sujeto que llevaba sus muñecas esposadas y parecía reacio a ser encarcelado.—Seguro… —El más alto suspiró luego de empujar al molesto carterista que habían atrapado esa mañana a la celda provisional de la estación y llevó una de sus manos a su dolorido abdomen— Pero la próxima vez podrías darme una mano... —Hizo una mueca de dolor y el chino se sintió culpable.—Estoy seguro de que no había necesidad de recurrir a la violencia. —Jason suspiró, el menor señaló su labio partido, su ropa sucia y sus brazos rasguñados y frunció su ceño.—¡Él empezó! —se defendió— ¡Apuntó a una anciana con
—¿Uhm? —Jung dio un sorbo a su café y alzó una de sus cejas— Escucha, esto que intentas hacer es realmente lindo, lo aprecio, en serio —dijo, mirando al rubio que estaba frente a él, comiendo una galleta—, pero es suficiente… no va a pasar, ya no podemos estar juntos, es todo. —Suspiró, Eddie frunció su ceño y desvío su mirada— ¿Me estás escuchando? —preguntó al ver que no le prestaba atención, el mayor se volvió a verlo con una sonrisa y dio un paso adelante.El rubio tomó la taza de las manos del co
Jung observó al callado pelinegro a su lado y mordió su labio, él realmente no esperaba estar atrapado en aquella situación, pero ya no había nada que pudiera hacer. Hacía sólo una hora que habían bajado de su avión y ahora estaban en un taxi de camino a la casa que compartirían por una cantidad indefinida de tiempo, Patrick no había dicho nada en todo el camino y él se sentía extremadamente incómodo. En principio había sido el menor quien había tomado la iniciativa de llevar las cosas con calma e intentar hacer todo menos incómodo, pero ahora actuaba de esta manera cada vez que estaban solos. Su silencio hacía que su corazón doliera.—Ya estamos aquí. —El conductor detuvo el auto y ellos se prepararon para bajar.El vendedor de bienes raíces estaba esperándolos en la entrada de la gran casa y ellos se ace