Todo puede arreglarse

Después de dejar a Moira durmiendo, Zack bajó, encontrando a Lutxi interrogando a la pobre Hillary, que estaba negando desesperadamente con la cabeza y las manos, luciendo muy, muy nerviosa.

—¡Padre! —Al verlo, su hija mayor se acercó a él con los puños apretados—. ¡Eres un… agh! —Se calló y volvió a hablar luego de tomar un gran respiro—. ¡No puedo creer que inventaras algo así con Hillary ! ¡Te acabas de meter en un grandísimo problema por una tontería! ¡Será mejor que ahora no me salgas con que no le crees a mamá lo de su amnesia!

—Hablemos en privado. —Le hizo una seña para que lo siguiera.

Pudo ver a sus abogados en frente del segundo coche que rentaron para conducir a la casa de Moira (que encontraron por el rastreador de Lutxi), así que se subió al primero después de abrirle la puerta a su hija.

—¿Y bien? ¿Si le creíste a mamá, no?

Zack tomo una gran bocanada de aire antes de decidirse a responder esa pregunta.

—Simplemente escuchándolo parece muy conveniente, pero tu madre nun
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